Capítulo 30Amara se encontraba en su habitación, sumida en un mar de lágrimas por la perdida que acababa de sufrir. La noticia de la muerte de su padre la había golpeado con una fuerza devastadora y su mente se negaba a aceptar la realidad que le habían dicho. Cada palabra que Luciano le había dicho resonaba en su cabeza como un torbellino, pero no podía dar crédito a lo que había escuchado. La idea de que nunca volvería a ver a su padre la llenaba de un dolor insoportable y se acordaba claramente de cuando también había perdido trágicamente a su madre.Mientras recordaba su última conversación con su padre, una punzada de culpa le atravesó el alma. Había sentido que algo no estaba bien cuando esté vino a verla, pero había ignorado esa intuición en más de una oportunidad. Ahora, con lo sucedido, se daba cuenta de que había perdido la oportunidad de despedirse, de decirle cuánto lo amaba y cuánto significaba para ella. La tristeza la envolvía como una manta pesada y el llanto se conv
Capítulo 31El silencio en el jardín se había vuelto más llevadero para ambos, pero Luciano sabía que no podían permanecer en esa burbuja de tristeza para siempre. Amara había comenzado a calmarse, pero la realidad de la situación seguía pesando sobre ellos por más que quisiera meditar. Sin embargo, ahora que la situación estaba más calmada era el momento de hablar y de enfrentar lo inevitable.— Amara — comenzó a decir Luciano, sintiendo que su voz temblaba ligeramente — Sé que en este momento estás sufriendo y yo también lo estoy, pero hay algo verdaderamente importante que debemos discutir. Es muy importante que sea ahora.— ¿De qué se trata? —preguntó con voz suave y levantó la vista para poder prestarle más atención. Sus ojos aún llenos de lágrimas, pero con una chispa de curiosidad veían a Luciano, en espera de lo que este tenía que decirle.— Antes de morir tu padre dejó escrito su testamento —dijo él sintiendo que el peso de las palabras lo aplastaba— Ayer en la noche el aboga
Capítulo 32Amara se sentía abrumada mientras caminaba hacia la habitación de Luciano. La noche anterior había sido un torbellino de emociones, y el peso de la decisión que había tomado la seguía persiguiendo. A pesar de su corazón roto, sabía que debía cumplir con la última voluntad de su padre y viajar a Madrid. Sin embargo, había una condición que no estaba dispuesta a ignorar, ni a dejar que no se la cumplieran.Al llegar a la puerta de la habitación que ocupaba Luciano, golpeó suavemente, sintiendo que su cuerpo aún estaba débil por la fiebre que había tenido. Sin embargo, cuando él abrió la puerta no pudo evitar notar la expresión de sorpresa en su rostro al verla ahí tan temprano en la mañana.— Está bien, voy a viajar contigo — dijo Amara con su voz firme a pesar de su estado — Sin embargo, hay una condición que tengo y es que toda mi familia debe acompañarme en el viaje.Luciano frunció el ceño al escuchar eso, sintiendo que la confusión lo invadía. No esperaba eso por parte
Capítulo 33Luciano se despertó temprano esa mañana, sintiendo la presión del día que se avecinaba. Había pasado la noche anterior organizando todas sus cosas, preparándose para el viaje a Madrid que haría con Amara.Mientras este recogía sus últimas pertenencias, un golpe suave en la puerta de su habitación lo sacó de sus pensamientos. Al abrir, se encontró con Amara, quien, sin darle tiempo a reaccionar o siquiera decir buenos días, le comunicó su decisión.La sorpresa de Luciano fue evidente cuándo, además de eso, también le dijo que quería viajar con su familia. No se lo esperaba, pero al mirar en sus ojos por unos instantes, vio que ella no estaba haciendo una pregunta; era una afirmación. Amara estaba decidida, y por un momento, Luciano consideró que eso no podría ser una buena idea. Tal vez, si su familia la acompañaba todo se pondría peor, pero era eso o que Amara no viajara con él.A pesar de su frustración por no haber podido obtener la receta de la manera que él pensaba, Lu
Capítulo 34Luciano se encontraba en la sala de la casa, revisando los detalles finales del viaje. Había tenido que comprar pasajes no solo para él y Amara, sino también para toda su familia. La responsabilidad pesaba sobre sus hombros, pero sabía que era lo correcto al menos por el momento. Mientras tanto, Amara estaba en su habitación, preparando su pequeña maleta, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Solo había escogido unos pocos vestidos y lo necesario para algunos días.Cuando todo estuvo listo, el grupo se dirigió al aeropuerto en las camionetas que los esperaban. Luciano notó que Amara se mostraba cada vez más inquieta a medida que se acercaban a la puerta de embarque del avión, pero no dijo nada. Al momento de abordar el avión, Luciano se dio cuenta de que su rostro reflejaba un miedo palpable. Ahora sí podía decir que Amara estaba aterrada como una niña pequeña.- ¿Amara, estás bien? - le preguntó, tratando de sonar tranquilo para no ponerla más nerviosa.- No est
Prólogo Luciano Gill se encontraba en una esquina de la sala de conferencias, observando con admiración como el hombre que se había comportado como padre ahora él hablaba seriamente. Emiliano Donovan dirigía una reunión crucial para la fábrica de vinos que había construido con tanto esfuerzo y dedicación, ya que los negocios no podían detenerse a pesar de su enfermedad. El hombre mayor irradiaba una energía que desafiaba su frágil estado de salud y su voz resonaba con autoridad por todo el lugar, haciendo que los empleados lo miraban con respeto, conscientes de que estaban ante un verdadero maestro en el arte de la viticultura.Sin embargo, tras la reunión la preocupación de Luciano se hizo evidente para algunos de los presentes. Se acercó a su padre cuando creyó que fue suficiente y con su rostro reflejando una mezcla de frustración y cariño decidí hablarle.– Creo que ya es suficiente. Deberías volver a casa viejo terco porque necesitas descansar – le dijo tratando de mantener la c
Capítulo 1Luciano aceleró su auto a todo lo que daba, manteniendo una distancia prudente detrás de la ambulancia que transportaba a Emiliano hacia el hospital. El sonido de las sirenas resonaba en sus oídos pidiéndole el paso a los demás autos y eso era un recordatorio constante de la fragilidad de la vida de una persona.Con una mano en el volante y la otra sosteniendo su teléfono contra su oído, marcó el número de su madre, para decirle a Lucrecia lo que había sucedido. La llamada se conectó rápidamente por ella y su voz, fría y calculadora resonó al otro lado. Su madre podría ser desesperante en varias ocasiones, pero al final de cuentas siempre sería su madre.– ¿Qué sucede, Luciano? ¿Qué necesitas? – preguntó ella bastante tranquila.– Mamá están trasladando a Emiliano en este momento al hospital. Tiene un dolor en el pecho y parece ser grave, así que necesito que vengas cuanto antes – respondió Luciano tratando de mantener la calma, aunque su corazón latía desbocado.Un silenci
Capítulo 2 Luciano salió de la sala de emergencias bastante agotado, su mente aún agitada por la conversación que tuvo en el auto con su madre lo hacía enfurecer. La angustia por la salud de Emiliano se mezclaba con la frustración por la actitud de Lucrecia y no sabía de qué manera pararla.No podía permitir que hablara de su padre de esa manera, especialmente en un momento tan crítico como ese cunado él lo único que hizo fue complacerla en todo. Así que con determinación se dirigió a la sala de espera, donde su madre lo esperaba con una expresión que oscilaba entre la preocupación y la impaciencia. A leguas se veía que solo estaba actuando, ya que su única y verdadera preocupación era la receta secreta.– ¿Qué está pasando Luciano? ¿Por qué no me dijiste que ese viejo estaba tan mal? – preguntó Lucrecia con un tono más defensivo que conciliador.– ¿De verdad me preguntas eso? Lo hice porque no quería que te pusieras a pensar en tus malditos planes de quedarte con todo – respondió Lu