Capítulo 27Luciano se encontraba en el despacho de su padre, el último lugar donde lo había visto, rodeado de un silencio abrumador que parecía pesar sobre sus hombros. La atmósfera era densa, impregnada de recuerdos y de la reciente pérdida. Además, la cremación del cuerpo de su padre había sido un momento difícil para él, pero lo que realmente lo atormentaba era la inminente lectura del testamento y la necesidad de comunicarse con Amara.Mientras sostenía una copa de whisky en su mano, sus pensamientos se deslizaban hacia las palabras de Matías, su abogado. La obligación de que Amara estuviera presente en la lectura del testamento lo llenaba de ansiedad cada vez que pensaba en eso. Ahora no solo tendría que ofrecerle dinero por la receta, sino que también tendría que enfrentarla y decirle que su padre había muerto. La idea de mirarla a los ojos y ser el portador de esa devastadora noticia lo llenaba de un profundo sentimiento de culpa. Él había sido testigo de su afectuosa despedi
Capítulo 28La mañana en la mansión era inquietantemente silenciosa para muchos. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, iluminando los rincones de la casa que, a pesar de su esplendor, parecía estar envuelta en una atmósfera de luto por la reciente perdida. Luciano, aún vestido de negro, se sentó en la mesa del desayuno, sintiendo el peso de la tristeza y la culpa que no lo dejaban probar bien su comida.De repente, la puerta del comedor se abrió y Lucrecia apareció por esta deslumbrante en uno de sus mejores vestidos. Su presencia era casi chocante en contraste con el ambiente sombrío que reinaba en todo la casa. Ella caminaba con la confianza de una estrella de cine, como si la muerte de su esposo no hubiera dejado una marca en su vida. Era como si este nunca hubiera existido y Luciano la observó en silencio totalmente incrédulo, sintiendo una mezcla de frustración y desdén.— Buenos días, hijo mi — dijo Lucrecia con una sonrisa que alcanzaba sus ojos — Espero que esté
Capítulo 29Después de muchas horas de vuelo, Luciano se dirigió en un auto hacia la casa de Amara, pero el peso de la culpa y la tristeza lo acompañaban en cada kilómetro que avanzaba. El viaje había sido muy largo y agotador, y su mente estaba llena de pensamientos oscuros sobre lo que iba a enfrentar. Sabía que debía ser el portador de una noticia devastadora, y la idea de hacerlo lo llenaba de una ansiedad constante.Al llegar, vio a Esteban, el tío de Amara, parado justo en la entrada de la puerta mirando hacia la nada. Sin embargo, este al verlo llegar se acercó rápidamente, sintiendo que su corazón latía con fuerza dentro de su pecho.— Hola, Esteban — saludó Luciano tratando de mantener la compostura.— Luciano, muchacho —respondió Esteban, con una expresión seria — ¿Cómo estás? ¿Por qué estás de vuelta tan pronto?— Bueno, es que vine a ver a Amara. Debo hablar con ella— dijo Luciano sin rodeo alguno en sus palabras.Esteban lo miró con una mezcla de preocupación y seriedad.
Capítulo 30Amara se encontraba en su habitación, sumida en un mar de lágrimas por la perdida que acababa de sufrir. La noticia de la muerte de su padre la había golpeado con una fuerza devastadora y su mente se negaba a aceptar la realidad que le habían dicho. Cada palabra que Luciano le había dicho resonaba en su cabeza como un torbellino, pero no podía dar crédito a lo que había escuchado. La idea de que nunca volvería a ver a su padre la llenaba de un dolor insoportable y se acordaba claramente de cuando también había perdido trágicamente a su madre.Mientras recordaba su última conversación con su padre, una punzada de culpa le atravesó el alma. Había sentido que algo no estaba bien cuando esté vino a verla, pero había ignorado esa intuición en más de una oportunidad. Ahora, con lo sucedido, se daba cuenta de que había perdido la oportunidad de despedirse, de decirle cuánto lo amaba y cuánto significaba para ella. La tristeza la envolvía como una manta pesada y el llanto se conv
Capítulo 31El silencio en el jardín se había vuelto más llevadero para ambos, pero Luciano sabía que no podían permanecer en esa burbuja de tristeza para siempre. Amara había comenzado a calmarse, pero la realidad de la situación seguía pesando sobre ellos por más que quisiera meditar. Sin embargo, ahora que la situación estaba más calmada era el momento de hablar y de enfrentar lo inevitable.— Amara — comenzó a decir Luciano, sintiendo que su voz temblaba ligeramente — Sé que en este momento estás sufriendo y yo también lo estoy, pero hay algo verdaderamente importante que debemos discutir. Es muy importante que sea ahora.— ¿De qué se trata? —preguntó con voz suave y levantó la vista para poder prestarle más atención. Sus ojos aún llenos de lágrimas, pero con una chispa de curiosidad veían a Luciano, en espera de lo que este tenía que decirle.— Antes de morir tu padre dejó escrito su testamento —dijo él sintiendo que el peso de las palabras lo aplastaba— Ayer en la noche el aboga
Capítulo 32Amara se sentía abrumada mientras caminaba hacia la habitación de Luciano. La noche anterior había sido un torbellino de emociones, y el peso de la decisión que había tomado la seguía persiguiendo. A pesar de su corazón roto, sabía que debía cumplir con la última voluntad de su padre y viajar a Madrid. Sin embargo, había una condición que no estaba dispuesta a ignorar, ni a dejar que no se la cumplieran.Al llegar a la puerta de la habitación que ocupaba Luciano, golpeó suavemente, sintiendo que su cuerpo aún estaba débil por la fiebre que había tenido. Sin embargo, cuando él abrió la puerta no pudo evitar notar la expresión de sorpresa en su rostro al verla ahí tan temprano en la mañana.— Está bien, voy a viajar contigo — dijo Amara con su voz firme a pesar de su estado — Sin embargo, hay una condición que tengo y es que toda mi familia debe acompañarme en el viaje.Luciano frunció el ceño al escuchar eso, sintiendo que la confusión lo invadía. No esperaba eso por parte
Capítulo 33Luciano se despertó temprano esa mañana, sintiendo la presión del día que se avecinaba. Había pasado la noche anterior organizando todas sus cosas, preparándose para el viaje a Madrid que haría con Amara.Mientras este recogía sus últimas pertenencias, un golpe suave en la puerta de su habitación lo sacó de sus pensamientos. Al abrir, se encontró con Amara, quien, sin darle tiempo a reaccionar o siquiera decir buenos días, le comunicó su decisión.La sorpresa de Luciano fue evidente cuándo, además de eso, también le dijo que quería viajar con su familia. No se lo esperaba, pero al mirar en sus ojos por unos instantes, vio que ella no estaba haciendo una pregunta; era una afirmación. Amara estaba decidida, y por un momento, Luciano consideró que eso no podría ser una buena idea. Tal vez, si su familia la acompañaba todo se pondría peor, pero era eso o que Amara no viajara con él.A pesar de su frustración por no haber podido obtener la receta de la manera que él pensaba, Lu
Capítulo 34Luciano se encontraba en la sala de la casa, revisando los detalles finales del viaje. Había tenido que comprar pasajes no solo para él y Amara, sino también para toda su familia. La responsabilidad pesaba sobre sus hombros, pero sabía que era lo correcto al menos por el momento. Mientras tanto, Amara estaba en su habitación, preparando su pequeña maleta, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Solo había escogido unos pocos vestidos y lo necesario para algunos días.Cuando todo estuvo listo, el grupo se dirigió al aeropuerto en las camionetas que los esperaban. Luciano notó que Amara se mostraba cada vez más inquieta a medida que se acercaban a la puerta de embarque del avión, pero no dijo nada. Al momento de abordar el avión, Luciano se dio cuenta de que su rostro reflejaba un miedo palpable. Ahora sí podía decir que Amara estaba aterrada como una niña pequeña.- ¿Amara, estás bien? - le preguntó, tratando de sonar tranquilo para no ponerla más nerviosa.- No est