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Capítulo 2: Ex de secundaria.

Había dormido con muchos hombres a lo largo de su vida en un intento de distraerse de sus problemas obteniendo a cambio satisfacción y un momento agradable dónde olvidaba el caos en que se había convertido su existencia desde hacía años, lo cierto es que si había pasado una noche junto a aquel muchacho era como si se hubiera borrado de su memoria por completo, pero de ser así.

¿Cómo sabía su nombre?

En casos como esos era mejor fingir demencia hasta que sus recuerdos regresaran a su lugar y ella pudiera recibir algo de dinero para compensar aquel mal rato.

— No sé de qué hablas, ni siquiera tengo idea de quién eres — Respondió levantándose del suelo.

Aquello no le hizo gracia al joven, pero prefería discimular su descontento pese a que fuera un enorme golpe a su ego.

— Me sorprende, dijiste que jamás olvidarías al hombre que te enseñó a hacer ciertas cosas...

— Aparte de grosero y mal educado ahora también eres acosador sexual — Soltó indignada.

— Te equivocas tarada, nosotros fuimos novios en secundaria, soy Mathew Hoogen, ¿Acaso no recuerdas los besos bajo el escritorio?

Entonces cayó en cuenta de quién era el hombre que la miraba fijamente con esos ojos claros e intensos, lo recordaba, porque realmente le resultaba seductora aquella sonrisa o su voz ronca y agradable de oír, siempre fantaseaba con la idea de salir con un chico de un curso superior al suyo y de cierta forma lo logró.

Aquel hombre era hijo de un personaje importante en el norte de Chicago pero ella con su poca paciencia y arranques de locura había logrado conquistarlo y no terminaba allí, habían tenido un apasionante romance en dónde ella siendo una adolescente inocente y sin experiencia decidió que su primera vez tenía que ser memorable.

Y vaya que lo fué, lo cierto es que los años pasan y todas las responsabilidades que conllevan ser adulto hacen que incluso olvides muchos eventos de tu vida o solo le restes importancia.

Eso explicaría por qué alguien no recordaría a su novio de secundaria.

— Jamás pensé que aquel chico se convertiría en un completo idiota que va por la vida atropellando personas con una furgoneta.

— Bueno para empezar todo esto es tu culpa, ya veo que no has cambiado nada, sigues siendo la misma psicópata de siempre y espero dejes el lío así o de lo contrario tienes las de perder...

— Oh, déjame adivinar, dirás que tú papito te va a sacar de apuros, pensaba que podías valerte por ti mismo, ya veo que no — Lo insultó molesta.

Ella tenía claro que era una mujer altamente impulsiva pero eso no significaba que dejaría que alguien cuya reputación también era cuestionable la llamara de esa forma.

— Nunca dije eso y no me conoces en lo absoluto para suponer algo así.

— ¿Ah no? Nosotros rompimos porque eras un puto títere que no pensaba por si mismo.

— Rompimos porque te acostaste con mi mejor amigo...

— Ay por favor, eso ni siquiera cuenta, tu habías terminado conmigo porque a ti te importaba lo que los demás pensaran de mi, y para tu información no me acosté con él, solo nos besamos y ya no estábamos juntos.

— ¿Y eso lo hace menos importante? Cuestionó el muchacho con obstinación.

— No he dicho lo contrario, pero el punto es que ni siquiera sé por qué que estamos discutiendo por algo que sucedió hace años, ya ni siquiera me interesa que me hayas golpeado con tu auto, me largo de aquí — Respondió con obstinación.

Mathew la miró con seriedad mientras ella se sacudía su ropa y pretendía alejarse de él, sin lugar a dudas no era una buena forma de iniciar su día.

— ¿Entonces sólo te irás? — Se atrevió a preguntar.

— ¿Y que quieres que haga idiota? Sólo estoy perdiendo mi tiempo.

— ¿Tu? Tengo cosas mucho más importantes que quedarme discutiendo con una estúpida que se atravesó en mi camino.

— Entonces lárgate pedazo de m****a — Atacó Ivy está vez más furiosa.

Lo que sea que su ex novio de secundaria tuviera que decir lo ignoraria, siguió su camino rápidamente hasta perderlo de vista, pero lo que más lamentaba realmente era saber que no había logrado sacarle dinero para variar. Tal vez debía resignarse y volver a casa a darse un descanso.

Derrotada y con pocas ganas de vivir llegó a su vivienda en dónde no parecía haber nadie en esos momentos, el lado bueno es que podría dormir sin ningún ruido y despejar su mente.

***********

— Eres una desgraciada, ¿Sabes cuántas llamadas te dejé en el celular? Pensé que estabas muerta.

Ivy no tenía que abrir sus ojos para saber quién le estaba dando almohadazos en la cabeza mientras pretendía dormir, Cristopher era su amigo desde hacía unos dos años, lo había conocido en la sala de espera rumbo a una depilación completa, era de esas amistades que no necesitaban conocerse de toda la vida para volverse especial y honestamente el único que tenía.

— El que estará muerto serás tu si sigues fastidiadome, pretendía dormir ¿Sabes?

— Me importa un carajo Ivy, ¿Sabes a quien me conseguí afuera del departamento?

— Ni idea, pero ya que no logré descansar podrías decirme.

— Es un hombre divino en todo el sentido de la palabra, con un cuerpazo, un culazo y unos ojos que te dejarían hipnotizada y...

— Muy bien, ya basta de características físicas, ¿Quién era?

— El me dijo que es tu ex, cosa que me sorprende porque madre mía, tu nunca te relacionas con nadie — Respondió mirándola con asombro.

— Maldito Mathew...

— ¿Quién es él? Bueno, lo que sea que esté sucediendo te mandó esto.

Sacó un sobre de su bolso louis vutton y se lo extendió a su mejor amiga esperando alguna respuesta concreta de su parte, porque estaba pensando cosas no muy gratas.

— ¿Cómo demonios sabe que somos amigos? — Cuestionó perturbada.

— No me preguntes, yo soy el confundido aquí.

— Dios mío, me dió cincuenta mil dólares en efectivo...

— Ivy, no me digas que ahora te estás prostituyendo — Le reprochó mirando a su amiga con terror.

— Por supuesto que no Cris, el me atropelló y ahora supongo que me está compensando por eso, es todo — Respondió la joven contando el dinero y sacando una pequeña nota que estaba al fondo.

"Si necesitas más para cerrar la boca avísame, dinero me sobra además de que es gratificante y hermoso verte sin decir una sola palabra"

— Creo que no le agradas mucho a tu ex — Dijo Cristopher observando la carta.

— Es un idiota, fuimos novios en secundaria, con quién perdí mi virginidad y el resto es historia.

— Maldición Ivy, nunca cuentas las historias mas candentes.

— Si te soy honesta no lo recordaba, nunca esperas que un romance de secundaria prevalezca con el paso de los años.

— Pues el destino ha dicho lo contrario amiga.

— Yo no creo en el destino, aunque no me molesta en lo absoluto que me haya enviado dinero, ya debo pagar el alquiler.

— ¿No crees que estás cargando con demasiado tu sola? — Le preguntó mirándola con preocupación.

— No tengo más alternativas, mamá está indispuesta y mis hermanos necesitan una buena vida, quiero que sean lo que yo nunca pude ser ¿Entiendes?

— Y lo comprendo cariño, pero pienso que deberías tomarte unos días para descansar, tu madre está teniendo éxito vendiendo pasteles, ella lo entenderá, y con esa mini fortuna que te envío ese bombón bastará por un tiempo.

— Quizás tengas razón, pero no quiero arriesgarme.

Permanecieron en silencio por unos cinco minutos, Ivy había pensado un montón de veces en lo cansada que estaba pero amaba a su madre, adoraba a sus hermanos y le dolía que su vida estuviera arruinada gracias a alguien que ni siquiera existía y estaba descansando pese a todo el sufrimiento que había ocasionado.

Merecía sufrir el mismo dolor que ella había vivido cuando Tim Montana una vez perdido todo en la mesa de juegos decidió que sería buena idea apostar a su esposa.

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