Mathew: El estar solo en la habitación le hacía pensar con claridad en su actuar los últimos días y ni siquiera él mismo podía definir sus sentimientos, era una mezcla entre dolor y enojo que con el paso del tiempo incrementaba. Había mantenido contacto con su familia desde el primer momento en que se supo de la muerte de Esmeralda y tal parecía que todo estaba bajo control, pero luego hallaron el cadáver de Carolina y entonces todos los ojos estaban sobre él. Había hecho un montón de cosas y sobornado a fuentes importantes para que la reputación de Ivy no se viera afectada. Porque realmente la amaba ¿O no? Alguien no podía causar tanto daño a la mujer de su vida y desearla al mismo tiempo, y el no sólo le había fallado innumerables de veces, también la agredió física y verbalmente. Había indagado lo suficiente en su pasado como para descubrir que su vida había sido un total infierno, ni siquiera el podría soportar un segundo bajo su piel sufriendo todas esa violencia. Tenía un moti
Aunque había anochecido Ivy no deseaba regresar a su realidad junto a su esposo, en cambio había disfrutado todo el día junto a Tyler jugando en el Xbox pese a que no era lo suficientemente buena había reído un montón, era lo que más adoraba de su compañía, eran horas donde se sentía feliz y apreciada por alguien más. Por muy cliché que resultase no recordaba la última vez que disfrutaba tanto de la vida hasta que lo conoció y aunque no era correcto ni leal su actuar el verlo acercarse a ella con una sonrisa tierna y sosteniendo una bandeja con comida siempre atento a sus necesidades lo demás daba igual. Habían hecho el amor varias veces durante el día, no había deseado tanto a un hombre lo suficiente para repetir el acto con él mismo, casi siempre elegía a uno diferente y al día siguiente regresaba a su monótona rutina y eso parecía ser suficiente. Pero en aquel momento él era todo lo que Ivy deseaba. —Ordené hamburguesas, no se si sean de tu agrado, en caso de no serlo puedo pr
Ivy yacía tirada en el suelo de una habitación que desconocía después de dos días de fiesta y sexo desenfrenado, extrañamente no se sentía tan bien como las veces anteriores, quizás por el simple hecho de que tal decisión había sido producto de un arrebato en medio de la crisis económica que embargaba a su familia, sus trabajos como mesera y cajera de medio tiempo no lograban cubrir los gastos de una familia sin una figura paternal y una madre con problemas cardíacos así que estaba entre la espada y la pared. Tal parecía ser que ni siquiera pasarla bien lograba evitar que pensara en que iba a ser de su futuro los próximos años, si sentía que colapsaba con veinticuatro años no se quería imaginar cuando llegara a los treinta, la verdad es que no pensaba que llegaría tan lejos con su estilo de vida. 20 llamadas perdidas de su madre. 10 llamadas perdidas de alguien desconocido. 15 llamadas perdidas de Cristian, su mejor amigo. Respiró profundo mientras empezaba a vestirse ignorando lo
Había dormido con muchos hombres a lo largo de su vida en un intento de distraerse de sus problemas obteniendo a cambio satisfacción y un momento agradable dónde olvidaba el caos en que se había convertido su existencia desde hacía años, lo cierto es que si había pasado una noche junto a aquel muchacho era como si se hubiera borrado de su memoria por completo, pero de ser así. ¿Cómo sabía su nombre? En casos como esos era mejor fingir demencia hasta que sus recuerdos regresaran a su lugar y ella pudiera recibir algo de dinero para compensar aquel mal rato. —No sé de qué hablas, ni siquiera tengo idea de quién eres —respondió levantándose del suelo. Aquello no le hizo gracia al joven, pero prefería discimular su descontento pese a que fuera un enorme golpe a su ego. —Me sorprende, dijiste que jamás olvidarías al hombre que te enseñó a hacer ciertas cosas... —Aparte de grosero y mal educado ahora también eres acosador sexual —soltó indignada. —Te equivocas tarada, nosotros fuimos
Ivy tenía sólo diecinueve años cuando ocurrió la desgracia, se había decidido a vivir su vida enfocada en su futuro y en obtener buenas calificaciones pero últimamente las discusiones entre su madre y padre eran más intensas, algunas veces tenía que interferir y le dolía que el hombre que le dió la vida no hiciera ni el más mínimo esfuerzo en mejorar, ellos no tenían muchos objetos de valor en su hogar, él lo había vendido todo para poder seguir apostando. Era increíble como pasaron de tener una vida arreglada y buena posición económica a no tener estabilidad, una prueba más de que no había garantía de nada. Aún recordaba el nudo en su garganta al ver personas de mucho poder intentar llevarse a su madre, Ivy tenía presente que alguien debía cuidar de sus hermanos pequeños, no podían quedarse sin mamá, así que fué ella quién se entregó a aquel hombre sabiendo que cosas malas podrían ocurrirle pero importaba más que no lastimaran al resto de su familia, intuía que las apuestas acabaría
Cuando la policía se involucró en el caso por su desaparición no encontraron ni un solo rastro de aquel demente obsesionado con torturar mujeres, sólo a la joven desnuda suspendida con cuerdas desde el techo con múltiples heridas y lesiones en todo su cuerpo, Ivy no pudo hablar durante meses tras su experiencia en aquel lugar y su agresor jamás pagó porque huyó. Supo también que su padre había sido asesinado a disparos unos días después de que ella fuera ingresada a emergencia. Richie era el responsable, tenía contactos y Frank le debía dinero que se suponía estaría pagado una vez ella se fuera con él, no sabía que le dolía más, que le hubieran hecho daño o la traición de su propio padre, el mismo hombre que de niña le contaba historias antes de dormir para tranquilizarse. Quien se suponía debía protegerla. La pesadilla nuevamente se hizo presente en la vida de Ivy cuando pensaba que al fin podía sentirse tranquila, su verdugo la había encontrado otra vez. —¡Vengan niños! —Gritó la
Pov Mathew. —Esto es inaceptable, eres una m*****a decepción Mathew, ¿Que no piensas antes de hacer las cosas? —Honestamente no. Leonard Hoogen, el ingeniero y CEO de la compañía de cosméticos Hoogen Beauty sabía que no viviría por siempre y tenía los ojos puestos en su único hijo, había depositado sus esperanzas en que Mathew pudiera sacar a la familia y todos sus negocios adelante pero no había hecho más que meterse en problemas y despilfarrar el dinero en fiestas, alcohol y mujeres. Se suponía que a los 25 años empiezas a tomar buenas decisiones, pero su hijo cada vez estaba más lejos de un futuro estable con una familia y vida honorable. —Estoy harto de sacarte los pies del lodo y arreglar todo con dinero, si vuelven a arrestarte por conducir a exceso de velocidad dejaré que te pudras en la cárcel —sentenció alzando la voz. —Ay por favor papá, sabes que solo intentó pasarla bien, el trabajo es agotador... —Tus primos hacen el doble de lo que tú y no están quejándose ni haci
Pov Ivy.Por supuesto que se iba a embriagar, había tenido que alejar a su familia porque nuevamente alguien que había arruinado su vida amenazaba con regresar, a Ivy no le importaba en lo absoluto lo que pudiera sucederle, se lo repetía una y otra vez mientras se miraba en el espejo de aquel club, las personas que de verdad amaba ya estaban a salvo.¿Entonces por que sentía que todo se estaba destruyendo a su alrededor?Quizás porque asi era, en su empleo habían hecho reducción de personal y ya no la necesitaban, lo único positivo es que su madre había dividido el dinero y tenía lo suficiente para pagar alquiler y sobrevivir por un tiempo, era lo unico importante suponía. Otra idea que se cruzaba por su mente era poner fin a su vida, lo dejaría como el plan c.— Vamos amiga, vinimos a divertirnos, entiendo que te sientas mal de que ya no vivas con tu madre y los gemelos pero es por un bien — La animó Cristopher dandole palmaditas en sus hombros.— Sólo quiero embriagarme hasta fallec