Era predecible no recibir ayuda medica en un hotel que supuestamente estaba a nombre de Mathew, habían pasado dos horas en las que Ivy había deambulado por cada rincón en un intento desesperado de distraer su mente, por supuesto que las heridas en su rostro empezaban a doler con más intensidad y ni siquiera le aparecía seguir viéndose en el espejo ya que desencadenaría otra crisis y sentiría la necesidad de salir huyendo de aquel lugar. Aunque quería salir del hotel no era nada razonable elegir esa opción cuando había un asesino suelto, ella podría ser la siguiente en caso de dar un paso en falso y si había alguien que deseaba más que nada seguir viviendo era Ivy, su familia había que todo el sacrificio valiera la pena. Cuando regresó a la habitación no había nadie y todo estaba perfectamente ordenado y limpio. Ivy no podía sentirse más asqueada de toda la situación, aunque cada día se aseguraba de verse bonita en ese momento no se sentía como ella misma, solo era un fantasma deamb
Había sido difícil para no decir imposible contener a Tyler de ir tras Mathew una vez había comprendido mejor lo que había sucedido, pero al final logró que se quedara a su lado mientras ella se maquillaba como si su vida dependiera de ello, por supuesto que él chico seguía enojado pero no hubiera sido la mejor idea crear otro problema y arriesgarse demasiado por la impulsividad del momento.Tyler peinada la larga cabellera de la chica mientras tarareaba la misma canción que habían bailado juntos antes de que ocurriera todo aquel conflicto.—Estoy agradecida porque hayas elegido acompañarme por encima de lo que deseabas hacer realmente—rompió el silencio Ivy con una sonrisa triste.—Lo menos que deseo es hacerte sentir peor, pero sabes que es un maldito cobarde y merece sufrir el peor de los castigos—se quejó.—Tyler, yo no he sido precisamente una santa en toda esta situación...—Al diablo con eso, su matrimonio fue un acuerdo, y nada justifica una agresión hacia tí, mierda estoy tan
Cuando Tyler se marchó el estado de ánimo de Ivy ya había mejorado progresivamente lo suficiente para indagar más sobre Mathew, no entendía por qué razón guardaría un artículo sobre su secuestro y el estar ausente le generaba cierta duda en si conocía al hombre con él que se había casado, si había sido capaz de ponerle una mano encima no podía tapar el sol con un dedo y seguir esperando encerrada en una habitación. En una de las valijas justamente como su amante le había dicho estaba el artículo en una de sus cajas con pertenencias de Mathew que no se había molestado en organizar, lo puso en su lugar y siguió buscando algo más novedoso y cuando pensó que no tendría éxito una de sus valijas despertó su curiosidad y fue tras ella. Su rostro palideció al ver lo que contenía. Eran armas de diferentes tamaños así como una hoja de papel con algo escrito en un idioma que desconocía, en ese punto Ivy pensó que había sido suficiente indagación en lo que restaba del día y organizó todo justo c
Mathew: El estar solo en la habitación le hacía pensar con claridad en su actuar los últimos días y ni siquiera él mismo podía definir sus sentimientos, era una mezcla entre dolor y enojo que con el paso del tiempo incrementaba. Había mantenido contacto con su familia desde el primer momento en que se supo de la muerte de Esmeralda y tal parecía que todo estaba bajo control, pero luego hallaron el cadáver de Carolina y entonces todos los ojos estaban sobre él. Había hecho un montón de cosas y sobornado a fuentes importantes para que la reputación de Ivy no se viera afectada. Porque realmente la amaba ¿O no? Alguien no podía causar tanto daño a la mujer de su vida y desearla al mismo tiempo, y el no sólo le había fallado innumerables de veces, también la agredió física y verbalmente. Había indagado lo suficiente en su pasado como para descubrir que su vida había sido un total infierno, ni siquiera el podría soportar un segundo bajo su piel sufriendo todas esa violencia. Tenía un moti
Aunque había anochecido Ivy no deseaba regresar a su realidad junto a su esposo, en cambio había disfrutado todo el día junto a Tyler jugando en el Xbox pese a que no era lo suficientemente buena había reído un montón, era lo que más adoraba de su compañía, eran horas donde se sentía feliz y apreciada por alguien más. Por muy cliché que resultase no recordaba la última vez que disfrutaba tanto de la vida hasta que lo conoció y aunque no era correcto ni leal su actuar el verlo acercarse a ella con una sonrisa tierna y sosteniendo una bandeja con comida siempre atento a sus necesidades lo demás daba igual. Habían hecho el amor varias veces durante el día, no había deseado tanto a un hombre lo suficiente para repetir el acto con él mismo, casi siempre elegía a uno diferente y al día siguiente regresaba a su monótona rutina y eso parecía ser suficiente. Pero en aquel momento él era todo lo que Ivy deseaba. —Ordené hamburguesas, no se si sean de tu agrado, en caso de no serlo puedo pr
Ivy yacía tirada en el suelo de una habitación que desconocía después de dos días de fiesta y sexo desenfrenado, extrañamente no se sentía tan bien como las veces anteriores, quizás por el simple hecho de que tal decisión había sido producto de un arrebato en medio de la crisis económica que embargaba a su familia, sus trabajos como mesera y cajera de medio tiempo no lograban cubrir los gastos de una familia sin una figura paternal y una madre con problemas cardíacos así que estaba entre la espada y la pared. Tal parecía ser que ni siquiera pasarla bien lograba evitar que pensara en que iba a ser de su futuro los próximos años, si sentía que colapsaba con veinticuatro años no se quería imaginar cuando llegara a los treinta, la verdad es que no pensaba que llegaría tan lejos con su estilo de vida. 20 llamadas perdidas de su madre. 10 llamadas perdidas de alguien desconocido. 15 llamadas perdidas de Cristian, su mejor amigo. Respiró profundo mientras empezaba a vestirse ignorando lo
Había dormido con muchos hombres a lo largo de su vida en un intento de distraerse de sus problemas obteniendo a cambio satisfacción y un momento agradable dónde olvidaba el caos en que se había convertido su existencia desde hacía años, lo cierto es que si había pasado una noche junto a aquel muchacho era como si se hubiera borrado de su memoria por completo, pero de ser así. ¿Cómo sabía su nombre? En casos como esos era mejor fingir demencia hasta que sus recuerdos regresaran a su lugar y ella pudiera recibir algo de dinero para compensar aquel mal rato. —No sé de qué hablas, ni siquiera tengo idea de quién eres —respondió levantándose del suelo. Aquello no le hizo gracia al joven, pero prefería discimular su descontento pese a que fuera un enorme golpe a su ego. —Me sorprende, dijiste que jamás olvidarías al hombre que te enseñó a hacer ciertas cosas... —Aparte de grosero y mal educado ahora también eres acosador sexual —soltó indignada. —Te equivocas tarada, nosotros fuimos
Ivy tenía sólo diecinueve años cuando ocurrió la desgracia, se había decidido a vivir su vida enfocada en su futuro y en obtener buenas calificaciones pero últimamente las discusiones entre su madre y padre eran más intensas, algunas veces tenía que interferir y le dolía que el hombre que le dió la vida no hiciera ni el más mínimo esfuerzo en mejorar, ellos no tenían muchos objetos de valor en su hogar, él lo había vendido todo para poder seguir apostando. Era increíble como pasaron de tener una vida arreglada y buena posición económica a no tener estabilidad, una prueba más de que no había garantía de nada. Aún recordaba el nudo en su garganta al ver personas de mucho poder intentar llevarse a su madre, Ivy tenía presente que alguien debía cuidar de sus hermanos pequeños, no podían quedarse sin mamá, así que fué ella quién se entregó a aquel hombre sabiendo que cosas malas podrían ocurrirle pero importaba más que no lastimaran al resto de su familia, intuía que las apuestas acabaría