Inicio / Romance / Verano cruel. / Capítulo 3: La nota mortal.
Capítulo 3: La nota mortal.

Ivy tenía sólo diecinueve años cuando ocurrió la desgracia, se había decidido a vivir su vida enfocada en su futuro y en obtener buenas calificaciones pero últimamente las discusiones entre su madre y padre eran más intensas, algunas veces tenía que interferir y le dolía que el hombre que le dió la vida no hiciera ni el más mínimo esfuerzo en mejorar, ellos no tenían muchos objetos de valor en su hogar, él lo había vendido todo para poder seguir apostando.

Era increíble como pasaron de tener una vida arreglada y buena posición económica a no tener estabilidad, una prueba más de que no había garantía de nada.

Aún recordaba el nudo en su garganta al ver personas de mucho poder intentar llevarse a su madre, Ivy tenía presente que alguien debía cuidar de sus hermanos pequeños, no podían quedarse sin mamá, así que fué ella quién se entregó a aquel hombre sabiendo que cosas malas podrían ocurrirle pero importaba más que no lastimaran al resto de su familia, intuía que las apuestas acabarían causando serios problemas.

Pero no que sería ella quien pagaría las consecuencias.

—Has pasado por mucho bebé, ese desalmado arruinó tu vida, aún me sorprende que no abusó de ti todo ese tiempo que te mantuvo cautiva —dijo su mejor amigo mirándola con empatía mientras acariciaba su hombro.

—Sólo buscaba alguien con quién satisfacer sus fetiches...

Mantuvo su cuerpo atado en cuerdas y suspendido desde el tejado, a veces la golpeaba para su mero disfrute, otras ocasiones la dejaba sin comer o beber algo. Ivy no entendía porque el Sr Richie era tan hostil y antipático, pero el tiempo que pasó en ese lugar era como una pesadilla sin fin.

—Creo que necesitas ir a terapia cariño, mereces tener una buena vida, y no que se resuma a esto.

—Realmente, me resulta increíble que no necesitara estar en el infierno para llegar a sentirlo, por un momento pensé que moriría allí, él adoraba humillarme, creo que mi padre le debía más dinero del que pudiera imaginar y por eso se desquitaba conmigo...

—A veces no entendemos como alguien tan cercano y que se supone que debe amarnos decide traicionar de la peor forma —respondió el joven con una sonrisa triste.

—Nunca lo perdoné.

—Y estás en todo tu derecho, el perdón está sobrevalorado, creo que puedes empezar desde cero con quién realmente aportó algo positivo en tu vida, pero si una persona decide herirte, ten por seguro que no es necesario mantenerla a tu lado y recuerda que la muerte no santifica monstruos—le aconsejó su mejor amigo.

Ivy le brindó una sonrisa, le alegraba tener a alguien en quién refugiarse todas las veces que se sentía rota, a veces deseaba tener más amigos con los que pudiera desahogarse y descansar los domingos por la mañana viendo películas, ella sabía que las personas a su alrededor en todos esos clubes que frecuentaba no eran amistades reales, ni siquiera conocían a la verdadera mujer que ocultaba detrás de todo ese maquillaje y ropa escotada.

—Gracias por acompañarme, a veces siento que en este mundo todo es tan frágil, en cualquier momento sólo podría destruirse...

—No agradezcas preciosa, siempre estaré aquí para ti, aún en los días más tristes —respondió acariciando su cabeza.

Ivy se recostó en sus piernas y pudo dormir tranquila mientras Cris la miraba con algo de pesar deseando una mejor vida para su mejor amiga.

**************

—¡Ivy!

Los gemelos corrieron contentos hacia su hermana mayor y le dieron un fuerte abrazo que eliminó todo sentimiento de tristeza dentro de ella, siempre le había parecido que sus hermanitos lucían tiernos con aquel uniforme, ese día cuidaría de ellos porque su mamá iría a el doctor.

Era una fortuna tener los fines de semana en conjunto con los lunes libres porque así podría pasar más tiempo con su familia.

—¿Cómo les fue Silvie? Te pregunto a ti porque se que Iván no es honesto cuando hace travesuras.

—Maravilloso, nos encanta nuestra nueva profesora, el camino en el bus escolar es genial y no te preocupes, está vez nuestro hermano si se portó muy bien...

—Ya dejen de hablar como si no estuviera aquí — Intervino el niño con el ceño fruncido.

—Como quieran, vayan a darse un baño y cambiarse de ropa, iremos al parque.

—¡Si! —Gritaron ambos al mismo tiempo y corrieron a la habitación.

Les gustaba hacer eso en el tiempo libre, Ivy pensaba en que si buscaba pasatiempos para sus hermanitos ellos crecerían como niños normales y felices, tal y como era su vida antes de que su padre se volviera un rufián adicto a las apuestas.

Fuera de eso le ardían un poco los raspones a causa del tonto que la atropelló, era una suerte que hubiera conseguido ese dinero, para ella era una fortuna aunque no sabría cómo explicarle a su madre las circunstancias en que lo había obtenido.

—¿Podemos jugar en el parque Ivy? —Le preguntó su hermanito con una sonrisa.

—Está bien, pero sin pelear con otros niños ni juegos bruscos —advirtió con seriedad.

Sabía que los niños no harían tal cosa porque siempre habían sido obedientes pero no estaba de más advertir.

Intentaba pensar en sus días como estudiante a los dieciséis años en dónde todo era simple aunque a esa edad sentía que era demasiado para soportar, pasaba desapercibida entre las demás chicas, no porque no fuera atractiva o se le dificultara entablar conversaciones, quería asegurarse de encontrar al hombre indicado y fue así como vió a aquel chico, fue atracción a primera vista y en cuestión de semanas ya estaban saliendo.

Si pudiera definir cómo era la relación usaría la palabra "intensidad" y el sexo era increíble, pudo explorar por primera vez un montón de sensaciones nuevas con aquel muchacho y creer en que realmente tendrían un futuro juntos.

Pero eso no sucedió, como muchos de los amoríos en la adolescencia se desmoronó a causa de rumores de una supuesta infidelidad. Ivy nunca fué infiel, adoraba a aquel chico pero no fue muy difícil para él deshacerse de ella y continuar con su vida.

Sin embargo no sentía nada al recordar aquellos eventos, había pasado mucho y más que molesto le resultaba agradable pensar en esos días.

—Disculpe joven.

Ivy deja de buscar más recuerdos en su mente y se gira hacia la voz de el extraño a sus espaldas, este tenía una expresión tranquila mientras sacaba una hoja de su morral.

—¿En qué puedo ayudarte? —Le preguntó con una sonrisa cortes.

—Un señor me ha dado esta carta, no tengo idea de quién era porque él solo se sentó a mi lado y me dijo que se la hiciera llegar a usted —respondió con algo de vergüenza.

—Está bien, muchas gracias —dijo la joven algo confundida de la situación.

Abrió el sobre y sintió como un escalofrío le recorria todo el cuerpo, conocía esa letra.

"Hola princesita, espero no te hayas olvidado de mí porque yo te pienso todos los días, estuve buscándote por todos lados y déjame decirte que el apartamento donde vives es precioso y por cierto, te queda hermosa esa blusa".

Atentamente: Tu dueño, Richie.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP