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Capítulo 5 : Un plan millonario.

Pov Mathew.

—Esto es inaceptable, eres una m*****a decepción Mathew, ¿Que no piensas antes de hacer las cosas?

—Honestamente no.

Leonard Hoogen, el ingeniero y CEO de la compañía de cosméticos Hoogen Beauty sabía que no viviría por siempre y tenía los ojos puestos en su único hijo, había depositado sus esperanzas en que Mathew pudiera sacar a la familia y todos sus negocios adelante pero no había hecho más que meterse en problemas y despilfarrar el dinero en fiestas, alcohol y mujeres.

Se suponía que a los 25 años empiezas a tomar buenas decisiones, pero su hijo cada vez estaba más lejos de un futuro estable con una familia y vida honorable.

—Estoy harto de sacarte los pies del lodo y arreglar todo con dinero, si vuelven a arrestarte por conducir a exceso de velocidad dejaré que te pudras en la cárcel —sentenció alzando la voz.

—Ay por favor papá, sabes que solo intentó pasarla bien, el trabajo es agotador...

—Tus primos hacen el doble de lo que tú y no están quejándose ni haciendo estupideces por ahí.

—Por supuesto que la comparación no podía faltar —respondió el joven con seriedad.

—No es esa mi intención, sólo me preocupo por ti y de lo que haz hecho con tu vida, ¿Si quiera tienes alguna meta por fijar que no sea esperar el fin de semana para embriagarte e ir por putas?

—No, y no les llames así, son damas de compañía —se defendió el joven.

—¿Cuál es la m*****a diferencia? Y borra esa sonrisa, no estoy nada orgulloso de lo que haces, voy a bajarte el sueldo, quizás eso te ayude a cambiar esa actitud tan molesta y empieces a tomarte en serio tus deberes, sabes cómo puedo ser cuando me buscas el lado malo.

—Eso ni siquiera es legal, ya bloqueaste todas mis tarjetas...

—Soy tu padre, me importa una m****a lo que digas —finalizó retirándose de la habitación.

Sabía que su vida era un vaivén de emociones pero no le afectaba en lo absoluto porque se había acostumbrado a estar solo, sin embargo estaba hasta el cuello de las personas a su alrededor diciéndole que hacer con su vida, su única motivación era el dinero y gastarlo, se sentía como un maldito cliché del típico chico que jamás tuvo atención de su familia pero era mas que eso, a él simplemente le gustaba la vida fácil porque jamás tuvo que luchar por nada.

Sus cuentas estaban en cero y pedir ayuda a su padre era un no asegurado así que pensó que quizás era buena idea pasar la noche en aquella casa con su familia y compartir con ellos, al día siguiente determinaría que haría, sabía que no había realizado nada memorable a lo largo de su vida, si pudiera definirse así mismo diría que es un holgazán pero a pasos lentos lo intentaba.

Estar en su vieja habitación era extraño, habían fotografías y una de ellas se destacaba entre todas, Ivy, su ex novia en la adolescencia siempre tuvo una sonrisa cautivante y una personalidad imposible de ignorar, jamás encontró a alguien con su carácter, fué su primera relación formal, por supuesto que la recordaría, era increíble que la chica por el contrario ni sabía de su existencia.

—Ivy Montana. Siento que esto es más que una casualidad —dijo en voz alta.

Para ser honesto lucía mucho mejor que la última vez y eso que siempre había sido una chica muy guapa, una sonrisa se asomó en su rostro, adoraba a esa mujer, su forma de ser tan atrevida y dominante lo volvía loco, luego de graduarse fué como si la tierra se la hubiera tragado.

Dejó de lado aquellos pensamientos y salió de su habitación para comer algo en la cocina, más las voces provenientes del despacho de su padre captaron su atención, se ubicó tras la puerta para poder oír la conversación entre las dos personas en el interior.

—Estoy pensando en no darle a Mathew su fideicomiso y renovar mi testamento para dejarlo fuera...

—Pero Leonard es tu hijo, y nadie sabrá manejar la empresa como él.

—Por favor Lily, mira como es su vida ahora, no se toma en serio ni él mismo, quizás si me demostrara que realmente está mejorando yo lo consideraría y hasta le daría el ascenso que tanto me ha pedido, pero el no se gana absolutamente nada —aclaró el CEO con molestia.

—¿No crees que eres muy duro? —Insistió la mujer.

—Pienso que tú eres demasiado dócil, ni siquiera sabemos en que diablos se gastó cincuenta mil dólares, ya es momento de que busque una mujer que le dé dirección a su vida, tiene veinticinco años ahora, pero no los tendrá siempre y yo no quiero dejar todo lo que me tomó años construir en manos de un bueno para nada.

Eso había sido preocupante para Mathew, no le convenía perder su fideicomiso y herencia, tampoco un lugar destacable en la empresa. Se ocultó apenas escuchó que sus padres habían finalizado la plática pero desde luego que seguiría pensando en ello, no podía dejar ir aquella oportunidad de obtener todo lo que siempre había querido, dinero, gloria y poder.

Tenía que elegir bien sus batallas y planear una jugada que le garantizara su nombre en aquel testamento. Durante toda la noche estuvo pensando en que sería lo mejor para él.

¿Hasta donde era capaz de llegar?

***************

—Tengo un anuncio importante que hacer.

Mathew se levantó con una sonrisa de oreja a oreja mientras que sus padres lo miraban con extrañesa, en realidad ninguno de los dos esperaba algo bueno de su único hijo pero sólo podian limitarse a escuchar que iba a decir.

—¿Qué sucede? —Le pregunta Lily, su madre.

—He estado pensando y verdaderamente necesito organizar mi vida, me he dado la oportunidad con una chica y estoy profundamente enamorado de ella, es mi novia desde hace un tiempo, e incluso he estado pensando en proponerle matrimonio...

—Eso no te lo crees ni tu mismo —respondió leonard con cara de pocos amigos.

—No estoy mintiendo, ¿Ustedes de verdad piensan que yo no puedo aprender de mis errores? —Se defendió fingiendo indignación.

Las clases de actuación a los quince años le estaban resultando útiles en circunstancias como esas.

—De uno o dos tal vez, pero llevas jodiendo desde casi toda tu vida...

—Gracias papá, tomaré de forma positiva tu comentario, les demostraré que soy un hombre nuevo con acciones y no solo palabras.

—Vale, te daré un voto de confianza, sólo si el fin de semana nos presentas a la muchacha, en caso de ser cierto me quitaria un peso de encima porque es angustiante tu situación, ni siquiera espero nada de ti.

Leonard quería mantener su seriedad, pero dentro de si mismo se sentía orgulloso, había sido criado en un ambiente cristiano y con el pensamiento de que en cierta edad debía conseguir esposa y compartir el resto de su vida con ella, tuvo una vida plena y quería lo mismo para su hijo aunque no supiera exactamente cuál era el concepto de felicidad que Mathew tenía en su cabeza.

—Me disculpo por haber chocado el auto ayer pero deseaba ver a mi novia y estaba apresurado, debí mencionarlo antes pero pensé que no me creerían —respondió el joven fingiendo tristeza.

Lo terrible era ver como los demás parecían ilusionados por las palabras de aquel mentiroso muchacho que sólo deseaba que su padre le desbloqueara sus tarjetas y le diera el acenso que tanto quería.

Al salir de casa se sentía satisfecho de su maravillosa actuación, sabía que se había salido con la suya y era apenas el comienzo de su planificación, su celular empezó a sonar y al desbloquearlo era un mensaje de parte de el detective privado de su familia, en cuestión de horas había logrado recopilar toda la información que necesitaba.

Y sin tiempo que perder se estaba dirigiendo al club que Ivy frecuentaba todos los fines de semana.

Era la elegida, y tenía una propuesta imposible de rechazar.

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