Capítulo 2.

Quizá fueron los diez minutos más largos de mi vida.

Estaba tan débil que incluso mantenerme despierta era una proeza.

Cada sonido, por pequeño que fuera, me ponía nerviosa y sentía el corazón salirse de mi pecho. Así que cuando la pareja llegó en sus pieles de lobo, casi me da un infarto.

Abi mordisqueó suavemente mi mano y señaló hacia la entrada de la manada.

-Lo siento. - Graznó con apenas voz. - No puedo moverme.

Su pareja se transformó en ese instante y volvió a cogerme en brazos.

-Vamos, antes de que sigan nuestro olor.

Y así fue como salimos de la manada en medio de la sombra de la noche.

-¿Qué... qué sucedió? - Pregunté en un susurro.

Gail apretó los dientes.

-A nosotros, los guardias, se nos ordenó patrullar las fronteras. Alfa Ayax dijo que estuviéramos atentos a cualquier peligro viniendo de la manada Black. - Su rostro se oscureció aún más. - Solo sus guardias personales estuvieron presentes en la unión, fue por ello que nos tardamos en averiguar qué era lo que estaba pasando.

Abi se transformó para correr a la par en su forma humana.

- Yo estaba en la cocina, fue gracias a los gritos que nos dimos cuenta de que algo estaba mal. - Dijo con un gruñido. - Algunos huyeron pero fueron atrapados rápidamente por el pequeño grupo que trajo Jeremías. Cuando terminó la matanza, nos reunieron a todos y nos dijeron que podíamos inclinarnos o morir.

-Al parecer el plan original no era una tregua, sino una forma rápida de entrar en la manada sin resistencia para tomar nuestro territorio. - Dijo el lobo con una furia asesina en su mirada.

Lo entendía. Él había sido uno de los pocos guardias que sobrevivió a los múltiples ataques de la manada Black en el último año.

Por alguna razón, seguimos resistiendo a pesar de que nuestros guardias iban bajando su número. ¿Cuántos amigos no tuvo que ver morir?

- Gail y yo esperamos estar mejor informados antes de huir.

-Y yo adelanté esos planes. - Dije suavemente. - Gracias por no dejarme ahí.

-¡¿Bromeas?! - Dijo con media sonrisa Abi. - Prometí ser tu mano derecha cuando fueras Luna; yo hubiera sacado tu cadáver de ahí para maldecirte por no darme ni un día de trabajo.

Gail bufó, pero yo le sonreí un poco.

-¿Qué sucedió con... con mi hermana?

Hubo un silencio tenso antes de que Abi finalmente hablara.

-Jeremías anunció que él y su Luna se encerrarán en la casa de la manada y no saldrían hasta que estuviera seguro de que había dejado en su vientre al heredero Alfa.

Mordí mis labios intentando contener mis emociones. No era el momento para ponerme a pensar en lo que había pasado, ni siquiera tenía fuerzas para sacar mis garras y mostrar lo enojada que estaba.

Fruncí el ceño extrañada. De hecho, no podía sentir a mi loba en absoluto.

¿Qué... ?

De pronto Abi y Gail gruñeron y apresuraron la carrera.

-¿Qué sucede?

Gail me miró extrañado rápidamente.

-Encontraron nuestro rastro, acaban de dar aviso a las patrullas cercanas para nuestra búsqueda. ¿No oíste el aullido?

-No. - Dije suavemente. - Bueno, por el momento no tengo la mejor audición.

-Comprensible. - Dijo Abi saltando el tronco de un árbol. - Dicen los pocos sobrevivientes a la ceremonia que estuviste gritando por mucho tiempo. Debemos transformarnos si queremos tener la oportunidad de escapar., ¿Puedes hacerlo, Iris?

Cerré los ojos y traté de concentrarme en sentir a mi loba para poderme transformar. Seguramente ella estaría en mejor forma que yo. Sin embargo, el sitio de mi mente en el que normalmente se encontraba estaba vacío.

Abrí los ojos entrando un poco en pánico, pero me tranquilicé rápidamente.

-Quizá estoy demasiado herida, no puedo alcanzar a mi loba.

Gail maldijo y miró a su pareja.

-Bien, transfórmate tú y ve adelante, nosotros te alcanzaremos.

Ella asintió y se transformó en loba dejándonos rápidamente atrás.

-Iris, este va a ser un viaje agitado, así que perdóname por cómo te voy a tratar ahora.

-¿Qué?

No necesitó explicar mucho cuando cambió mi posición en sus brazos y simplemente me arrojó sobre su hombro dejándome sin respiración momentáneamente.

-Trata de aguantar.

Sentí instantáneamente el cambio en su velocidad. íbamos más rápido, pero creo que no lo suficiente porque él seguía gruñendo. Me guardé mis preguntas hasta que él se tensó y se detuvo abruptamente.

-¿Qué...?

-Mi pareja. La han encontrado. - Dijo en tono sombrío. - Ahora mismo está diciéndome por nuestro enlace que escape contigo y que ella distraerá a las...

De pronto hubo un aullido que me heló hasta los huesos. Sentí el temblor en su cuerpo mientras él replicaba el sonido desgarrador desde su propia garganta.

No. No podía ser.

-¡No!

Él colapsó sobre sus rodillas y yo caí al suelo. Fui testigo de cómo su marca de unión comenzaba a brillar y luego a desaparecer. Después él simplemente se desmayó.

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