Las inseguridades de Alejandro

Mi hermano me deja sin palabras, ¿Y si es cierto? Ayer Isabel estaba decidida en verse con su primo sin que yo estuviera en casa, ¿Y si el niño que espera no es mío? No, no puede ser, yo la cuidé de cualquier hombre.

—Si es mi hijo —afirmo, pero aún tengo dudas.

Le miento a mi hermano por el hecho de que no quiero que me esté molestando con el tema, sin embargo, se acerca la fecha de nacimiento y le haré una prueba de ADN.

—Ok —no discute conmigo—. Entonces, ¿Si te da permiso o te va a regañar?

Sé que le he hecho pensar que Isabel no me da permiso, pero realmente me enojaría que ella tuviera el mando.

—No es que me regañe César, es proteger mi relación, algún día lo entenderás.

—Claro, ustedes son un gran ejemplo a seguir. Nuestra madre no te consintió lo suficiente como para que te hayas casado con una mujer que no te quiere.

—No busque una mujer que se pareciera a mi madre César.

—Me refiero a que te hubieses buscado una mejor.

Doy un suspiro y le cambio el tema, acordando la hora para que vaya al apartamento.

Isabel.

“Isabel, voy llegando a casa y mis hermanos vendrán, así que deja el apartamento impecable y te encierras en la habitación”, leo el mensaje de mi esposo y dejo el celular a un lado.

Sujeto un trapo con mi mano y lo paso por la mesa para acabar con mi limpieza, no es que haya sido rápida, solo que tenía rato limpiando, me tomo mi tiempo, uno nunca se sabe cuando te llegará una visita.

A mí esposo no le gusta que esté presente cuando sus hermanos vienen de visita o cualquiera de su familia, pues no les agrado, entonces lo que hace es para evitar disgustos.

Tomo el móvil y me voy a la habitación, me siento en la cama como puedo gracias a mi gran panza y le escribo a mi esposo.

“Listo cariño”, le envío el mensaje.

Después de eso no recibo un mensaje de vuelta, boto un suspiro y estiró mi mano para dejar el móvil en la mesa de noche, luego sobo mi panza en círculos y le hablo a nuestro bebé.

—Estoy ansiosa porque salgas de aquí mi vida —Sonrío mientras le hablo—, sé que has tenido que escuchar lo peor de tus padres, pero con tu nacimiento, todo puede cambiar.

Bueno, la verdad es que el asunto del abogado y del nacimiento del bebé me tiene muy ansiosa, y espero que todo salga bien para nosotros.

Lo único que no va bien es mi matrimonio, no me había dado cuenta hasta ahora. Sujeto mi bolso y aunque no vaya a salir, chequeo el maquillaje de mi ojo.

Estoy en una relación tóxica y aunque lo admita, no sé que haré después de este paso tan grande que voy a dar, estoy acostumbrada a él.

También espero que mi mamá me apoye, ya que desde que mis padres están divorciados y con sus parejas nuevas, no soy bienvenida a su casa, solo de visita, porque si me quedo un día, ya es molestia.

¿Por qué lo digo? ¿Acaso hablo sin saber? No, no hablo sin saber, antes de enterarme de que estoy embarazada estuve a punto de dejar a Alejandro y cuando regrese a casa de mi madre por unos días, tuve varios síntomas que no se pudieron ignorar.

Descubrimos que estoy embarazada y mi madre me corrió porque su nueva pareja le dijo que fue suficiente con ayudarme, pero con un bebé es mucho gastos.

La casa es del novio de mi madre, Hernán y bueno, tenía derecho a correrme, lo que más me duele, es que mi madre lo permitió, no me defendió, solo dijo que me fuera para que no le causara un problema con su pareja.

Luego fui a dónde Alejandro, mi esposo, le conté sobre el embarazo y el prometió cambiar, aunque también debí saber que me arrepentiría de lo nuestro en el momento que dudó que el bebé no era suyo.

Eso me hizo sentir tan mal, ¿Acaso creía que lo había engañado? Llevábamos tiempo saliendo, ¿Tiempo? Años diría yo, siete años para ser exactos y aún así desconfía de mí. Y no me había ido porque… aún seguía bajo su dominio y no porque quiera, es un lazo que no he podido romper gracias a la costumbre. Y creo que es algo que muchos no logran entender, muchos me aconsejan, pero nadie entiende mi posición.

Está relación me puso más loca de hecho, o eso creo, ¿Sabes lo que es llegar a lanzarle cosas a tu pareja por no controlar tu temperamento o para defenderte y que se aleje de ti?

Claro que eso fue un por tiempo antes de perder por completo mi personalidad, Alejandro me sacaba de mis cabales y luego me hizo totalmente suya cuando me pegó.

No aguanté los golpes y por eso me iba a ir con mi madre, de hecho, había escapado de él, aproveche cuando se fue al trabajo, y él jamás pensó que me iría porque me tenía muy controlada, le tenía mucho miedo.

Y volví porque no hubo sentimiento más triste saber que mi madre no me iba a recibir por su pareja y la verdad es que no sabía a quien más acudir, además de que es el padre de la criatura.

Escucho voces fuera de la habitación y deduzco que ya Alejandro ha llegado con sus hermanos, suena a que se armará un bochinche.

Yo mejor me preparo para acostarme a dormir, mientras voy acomodando las almohadas para dormir cómoda, alguien abre la puerta y es Alejandro, obvio que sería él, nadie tiene permitido husmear en nuestro departamento.

—Hola cariño, ¿Cómo estuvo tu día? —me saluda muy amable y cierra la puerta detrás de él.

—Bien cariño, aunque las contracciones han sido fuertes —le hago una mueca y sostengo mi panza.

—Aja, eso quiere decir que ya alguien quiere ver cómo son sus padres. —Alejandro se aproxima a mí, se inclina y deposita un beso al bebé.

Me gusta cuando el bebé lo hace tierno, Alejandro alza su mirada y me ve a mi, me analiza y siento que ha estado observando mi ojo, luego me sonríe, acerca sus labios y toca los míos con suavidad, este es el esposo cariñoso al que tanto anhelo que esté cada día.

Tal vez por eso no me he ido, porque no quisiera ser de esas que solo ven lo malo y no valoran lo bueno… Aunque también tengo miedo de que me vuelva a pegar.

—Voy a estar en la sala con mis hermanos —me avisa despegándose de mis labios.

—Lo sé, ya me dijiste —suelto una pequeña risa.

—También te dije que te encerrarás y no hiciste caso —me ve con severidad.

Claro, no ha venido a ver cómo estoy, ha venido para saber si me encerré.

—Estoy tan cansada que se me olvidó —trato de disculparme.

—¿Cansada haciendo que Isabel? —pregunta, incrédulo.

Yo también me pongo severa, ¿Es en serio? ¿No me cree?

—Pues trabajando aquí en la casa Alejandro, cosa que ni debería hacer por recomendaciones del doctor.

—¿Y quién se encargará de la casa mientras trabajo? —me reclama alzando un poco la voz.

Me provoca gritarle, pero me contengo, si cedo, solo lograré que nos peleemos. Así que solo suspiro y agachó mi rostro.

—Lo siento, es que con el embarazo me canso rápido y bueno… —me interrumpe.

—No culpes a nuestro bebé por tu insuficiencia. —me advierte con su dedo.

—No estoy culpando al bebé, solo digo… —vuelve a interrumpirme.

—Basta de excusas Isabel, mis hermanos me están esperando afuera —dice con fastidio—, y recuerda que esto es por tu seguridad.

Yo asiento con delicadeza y él se va cerrando la puerta con seguro. Me siento tan mal, debí cerrar con seguro como pidió, aunque él también debe entender que no es mi culpa.

Me acuesto finalmente en la cama, pero no significa que tenga sueño del todo, es muy temprano y me cuesta dormir cuando mi esposo siente alguna incomodidad hacia a mí.

Veo mi celular y lo sujeto para checarlo, aunque no tengo mucho que revisar, no tengo redes sociales, ni muchos contactos y los que tengo no me escriben, solo mi esposo.

“¿Puedo ir a tomar agua? Tengo sed”, le pido permiso en un texto.

“No saliste a ningún lado y tuviste tiempo para tomar agua Isabel, ¿Y te da sed justo ahora? ¿Acaso quieres sacarle fiesta a mis hermanos?”

“¿Qué? No, no, estoy esperando un hijo tuyo, ¿Cómo crees?”

“Aun no sé si es mío, ya acuéstate a dormir”

“¿Por qué dices eso Alejandro?”

No puedo evitar empezar a llorar, las emociones me dominan últimamente.

“¿Me crees estúpido? Por eso dejaste la puerta abierta, quieres verte con uno de ellos”

Muevo mis dedos sobre la pantalla para teclear y antes de que pueda enviar el mensaje, me dice:

“Ya duérmete Isabel o te dormiré”, amenaza y borro el mensaje con temor a que Alejandro se ponga más violento. Con lo ojos borrosos por mis lágrimas, apago la pantalla del móvil y trato de dormir para no molestarlo, no puedo seguir así, me seguiré haciendo daño, ¿Pero como hago?

César.

Mi hermano mayor regresa de la habitación de su esposa, a quién nunca vemos y de hecho me alegra, esa mujer no me cae bien, no sé cómo mi hermano la soporta, si es una golfa, bueno, él muchas veces me dijo que lo hacía por el bebé y que luego la dejaría.

¿Por qué lo haría por el bebé? Él duda ser el padre y hato yo lo dudó, por eso se lo recordé en la llamada porque aún recuerdo cuando me contó la vez que Isabel le habló sobre el embarazo.

Y si no es su bebé, no creo que debería hacerse cargo. Alejandro es muy bueno con ella, pero Isabel es una malagradecida con él.

También creo que no la ha dejado porque está enamorado, llevan 7 años juntos y desde un principio supe que le haría mal a mi hermano y aunque él se queje de ella, sigue con ella y menos que antes va a dejarla, no con ese bebé en camino.

Por otro lado, está mi hermano menor Douglas, yo soy el del medio. Douglas es el único de la familia que le agrada Isabel, ¿Y como no hacerlo? Ellos eran muy amigos y creo que hasta se le iba a declarar, pero luego se enteró de que Alejandro se le adelantó.

Eso creó una rivalidad entre hermanos y con más razón me enoja que ella los tenga así, dominados, la odio, desde que llegó, nuestra relación entre hermanos ha disminuido y es porque ella siempre ha tenido a Alejandro bajo su dominio y a Douglas, bueno, a Douglas no le agrada estar mucho con Alejandro porque ama a Isabel, no entiendo que le ven a esa mujer.

—¿Cómo está, Isabel? —pregunta Douglas con interés y Alejandro se alarma.

Mientras que yo veo a Douglas como si ha hecho una estúpida pregunta, sé que le gusta Isabel, pero ella escogió a Alejandro, así que, que empiece a olvidarla.

—Dormida —simplifica Alejandro.

Yo niego desaprobando a Douglas y este me ve de forma inocente. Entiendo si Alejandro se pone celoso, para nadie es secreto que Douglas le gusta Isabel y que le preparó algo muy lindo, somos hermanos, ¿Cómo no saberlo?

Bueno, para defensa de Alejandro, desde que supo que Douglas gustaba de Isabel, Alejandro se alejó, pero ella lo buscó y en el momento que Douglas fue a declararse, ella le dijo que salía con Alejandro, el hermano de su mejor amigo prácticamente.

Alejandro nos sirve unos cuantos tragos en lata, bebemos mientras hablamos, teníamos rato que no nos reuníamos los tres así y no sé que le hizo cambiar de opinión a Douglas, pero me alegra que haya aceptado venir.

Luego de un rato bebiendo y disfrutando, nuestro hermano mayor es el primero en rendirse, no tiene mucha resistencia.

—Creo que deberíamos irnos —propone Douglas levantándose.

—Estoy de acuerdo —apoyo.

Alejandro pasa su mano por su rostro y lo restregar mientras asiente, está lo bastante ebrio como para no decirnos nada.

Veo a Douglas que va hacia las habitaciones y lo detengo en el brazo, no va a aprovechar que Alejandro está ebrio para ver a Isabel, tiene que superarla, por el bien de todos.

—Ni se te ocurra —lo amenazo.

—¿No puedo ir al baño? —me mira extrañado.

Suelto el brazo de Douglas y permito que se vaya al baño, espero unos cuantos minutos y regresa, luego empieza a recoger y yo vuelvo a sujetarlo.

—¿Qué haces? Tenemos que irnos —le reclamo.

—No podemos dejarle todo esto sucio a Isabel, está embarazada —responde muy obvio.

—Tal vez no me agrade, pero no implica que piense que mi hermano debería tenerla como esclava y estoy seguro de que no es así.

—Pues Alejandro te ha mentido todo este tiempo y he venido a desmentirlo.

Estoy confundido, aún así me llevo a Douglas y lo saco del apartamento de mi hermano mayor.

—¿Qué haces? —se queja mientras me lo llevo.

—Pues evitando una gran pelea, así que por favor colabora, es un milagro que Alejandro no piense que te vas a coger a su esposa. —Ruedo mis ojos.

—Alejandro es inseguro porque quiere, porque Isabel lo escogió a él —bufa.

Ambos subimos al ascensor y descendemos por él.

—Como sea, no le des más inseguridades Douglas —le pido—, extrañaba esto.

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