Capítulo 6

Darragh brincó el muro de la mansión y cayó en medio del jardín; algunos habían percibido el aroma de la sangre segundos antes, mas no tuvieron tiempo de reaccionar rápido.

El enorme lobo blanco aterrizó con Gia en su lomo; su pelaje estaba bañado en sangre y permanecía alerta en medio de gruñidos.

Darragh se inclinó y Gia bajó del lomo, mas no logró mantenerse en pie y cayó.

El lobo blanco aulló; no tuvo que hacer nada más para que se movilizaran y auxiliaran a Gia sin detenerse a preguntar por qué esa «regalada» se encontraba en tan malas condiciones.

—¡¿Qué está sucediendo?!

Leonard, el alfa y padre de Darragh se abrió paso entre la multitud que ya corría de un lado a otro para auxiliar a Gia.

Un par de mujeres corrieron hacia Darragh con una bata de satín y la dejaron caer sobre el lomo del lobo; éste empezó a regresar a su forma humana con el mismo espectáculo escalofriante que unos momentos atrás Gia fue capaz de presenciar.

En esta ocasión el pelaje cayó en trozos sobre el jardín y luego se deshizo, dejando en medio sólo al humano desnudo que se apresuró a cerrar la bata.

—Nos atacaron —respondió Darragh con la voz ronca y entró a la casa sin esperar respuesta de su padre; él lo siguió hasta el interior.

—¿Qué? ¿Quiénes?

—Hombres lobo, no sé quiénes, no me detuve a averiguar.

El grito de la mujer lo hizo correr hacia las escaleras. La estaban atendiendo en una de las habitaciones inferiores, pero él necesitaba llegar primero al estudio de su padre.

»Gia estaba mal herida y…

—Darragh —llamó el alfa, pero era una orden para que se detuviera.

Su hijo lo hizo por dos segundos, luego se apuró a terminar de subir las escaleras y a internarse en el largo pasillo que conducía al estudio.

»¿Qué estás haciendo?

Darragh abrió la puerta del estudio y encontró a su hermano menor teniendo sexo con una mujer sobre el escritorio de su padre; la pareja se apartó y recompusieron sus ropas al ver a ambos lobos entrar.

—Perdón… —titubeó Killian, el hermano, mientras que la mujer salió corriendo del estudio—. Pensé que…

Killian también calló al ver a Darragh dirigirse a la vitrina blindada del fondo que resguardaba una jarra de oro con incrustaciones de piedras preciosas; sólo necesitó su huella dactilar para abrir la vitrina y tomó la jarra.

—¡¿Qué demonios estás haciendo?! —bramó su padre—. ¡¿Se puede saber qué son todas estas faltas de respeto?!

—¿Qué planeas hacer con eso? —inquirió Killian.

Darragh respiró hondo. No tenía tiempo para todo eso.

—Nos atacaron, Gia me defendió y está muy herida, necesito que beba esto para recuperarse y…

—Es una omega, Darragh, no puedes pretender que beba de la sangre de la eternidad, ¿sabes lo difícil que es conseguir más de ella? —interrumpió su padre—. Se agradece su acto heroico, su funeral será un homenaje a su valor, pero…

—¡No voy a dejar que muera! —gritó Darragh.

—¡Pero estás loco si piensas tirar la sangre de la eternidad de esa forma! —atacó Killian—. Los vampiros están casi extintos y jamás volveremos a conseguir una sangre como esa, no puedes gastarla de esa forma…

—Ella me salvó.

—Era su deber —aseguró su padre—. Es lo menos que podía hacer luego de darnos tantas molestias.

—¿Molestias?

—Su manada.

—La entregaron de niña, ella no tenía idea de nada, nosotros…

—¿No recuerdas cómo te atacó cuando eran niños? —interrumpió su padre—. Tuvimos que sancionarla.

Darragh recordó a Gia amarrada y sobre sus rodillas mientras recibía los latigazos. Su rostro estaba desfigurado por el dolor y lloraba a raudales mientras los espectadores reían.

—Yo la ataqué primero —recordó Darragh—. Ella se defendió.

—Ella olvidó su lugar —corrigió Killian—. ¿Y ahora pretendes usar la sangre con ella?

Darragh miró a ambos, ¿podría con los dos?

Quizá.

Hacía mucho tiempo que el futuro alfa sabía que podría tomar el liderato por la mala, era fuerte, más que su padre, podría derrocarlo. Y su hermano era joven e inexperto, prefería la diversión y las mujeres en lugar del entrenamiento.

Darragh podía vencer a los dos, pero no sabía si tenía tiempo suficiente para hacerlo y salvar a Gia. Él mismo estaba aterrado y sorprendido con sus pensamientos y sentimientos; prefería acabar con su padre y su hermano para mantener con vida a Gianna.

De repente, esa joven loba se había convertido en algo vital para él, ¿era por la leyenda? ¿Era su destino?

Darragh asomó los colmillos que eran discretos en su forma humana, muy diferentes a cuando era un lobo de dos metros.

Su padre apretó los puños. Él también era consciente de que no tenían ninguna oportunidad frente al mayor de sus hijos.

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