Al regresar, con una brillante sonrisa llevó diligentemente el carrito a su cama, pero Ethan no estaba. Se preocupó, pero Ethan siempre había sido muy temperamental por sus idas al baño, por lo que suspiró y se quedó de pie en la puerta.

—No quiero presionarte, pero la langosta quedó deliciosa. No la hice con mis propias manos, pero me aseguré de que así fuera jejejeje, si te gusta puedes comerla todos los días, bueno, si no es contra producente con...

No importa, lo que tú quieras siempre lo tendrás, te lo prometo.

Estaba acostumbrado a hablar solo la mayoría del tiempo, por lo que no se le hizo muy extraño el que no hubiera respuesta, pero mientras más pasaba el tiempo, más se inquietaba. Hacia todo lo posible por mantener la calma, y con la esperanza de que lo aceptara un poco más, trató de mantener la calma lo mejor que pudo, no quería hacerlo enojar, ni quería que se sintiera aún más frustrado, así que decidió autocontrolarse.

Eso hasta que...

—¿Ethan? O-oye, no quiero molest