El cuerpo nuevamente comenzó a moverse por cuenta propia, con una escalofriante sonrisa, Liliana asintió a Héctor, pero éste, embriagado por la emoción debido a su aceptación, lo ignoró por completo. Oliver, que en un instante comenzó a sentirse en crisis, se acercó a ellos a paso acelerado, y liberando una ráfaga de feromonas violentamente, los dejó a ambos aturdidos y se aferró a Liliana.—Incluso si no quieres amarme, me quedaré contigo. Ódiame, úsame, no importa que es lo que quieras de mí, lo aceptaré todo.Sus palabras contrastaban muy directamente con su actitud, que era de dominancia completa. Esa mirada firme y decidida, era embriagante y al mismo tiempo irresistible.En Liliana fue, como si millones de flores se abrieran en plena primavera, pero al mismo tiempo para Bianca, fue como si su cuerpo estallara en llamas y se resistiera fervientemente contra las ganas de ser tomada en ese mismo instante por él.Obviamente para Oliver no fue difícil darse cuenta, desde atrás, tomo
Una semana después...Oliver con seriedad como siempre, estaba terminando de arreglar su corbata y traje perfectamente planchado e impecable. Se acercó a la cama, y le dio un beso en la frente a la dormida Liliana. Esta frunció levemente el ceño e hizo un puchero.Él sonrió hermosamente, pero al ver otra mano envolver a Liliana, su expresión se volvió fría y la sonrisa se desvaneció en un instante. Se irguió y acomodó bruscamente por última vez su corbata y salió. Héctor sonrió y se aferró a Liliana aún más.Estaba seguro de que ella le tenía un poco más de preferencia, sin embargo, aún no tenía completa seguridad ante Marcus que parecía una mosca que no salía a ningun lado y prácticamente vivía prendido de ella. Justo cuando estaba repasando sus disgustos, sintió en movimiento en la cama.—Héctor, debes trabajar.En un instante, comenzó a sentir como su parpado comenzaba a saltar y su nariz se contraía.—Cierra la boca idiota. ¿Acaso no tienes vida? ¿Planeas que te mantenga toda l
—Lleva esto a finanzas, deben ponerlo en orden para el final del día, llama a relaciones públicas, quiero que el anuncio se haga hoy mismo, y quiero que pongan en orden cualquier cabo suelo referente a esta gente, sin importar que, mantengan esto en secreto, ¿Entendido?El secretario asintió con extrema seguridad y cuidado. Mientras Leo observaba todo con completo cuidado y en silencio.—¿Está seguro de esto señor?Pregunto al final sin poder contener su preocupación. Ese secretario era un espía, de todos los departamentos había mostrado ser uno de los mejores en su ramo, no obstante, cualquier detalle por mínimo que fuera, siempre estaba en manos de Leo.Ahora, era más que obvio que esos detalles le fueron encomendados con alevosía. no tenía idea de lo que en realidad quería hacer, y no estaba en sus manos hacer preguntas tampoco.Bianca miró por los alrededores, y vio el televisor en una de las paredes, sin prestar atención a nada, se dirigió hacia él e hizo lo que Marcus le dijo.
La voz de Marcus se escuchó cariñosa y desbordante de amor y dulzura.—Te prometí que nadie saldría ileso cariño, no te preocupes por nada, esto es solo el inicio.Oliver en ese momento se sintió completamente excluido de su pequeño núcleo en el que el habia sido el único hombre para ella en su vida anterior. A esa mujer desconocida la sonrisa que únicamente él habia proporcionado y era a él a quién se le habia dedicado. Estaba tan inmersa en esa distorsionada felicidad, que ignoró su presencia por completo.Su corazón se estrujó, y el resentimiento y los celos, comenzaron a brotar en su interior. No tenía idea de en qué momento llegaron a ese punto, pero estaba completamente en contra de ser desechado, y, así necesitara tomar medidas extremas, no dejaría que eso pasara por nada del mundo.Ella era su esposa, sin importar que, ella así lo era y nada ni nadie se la quitaría, fuera la que sea la razón. Sus hijos volverían a nacer, su familia estaría a salvo y ella volvería a confiar e
La tarde estaba nublada, el olor a petricor (tierra mojada) invadía el ambiente. El centro de la ciudad se veía extrañamente solitario.En la entrada de un gran e imponente edificio, se veía a dos hombres entrar bastante cercanos. Ambos se sonreían ampliamente, destacando uno que veía al más bajo con cierta ternura.Liliana, bastante demacrada, con el cabello ondeando en el viento y como si viera la escena de un drama absurdo, desvió la mirada con cierta amargura. Suspiró profundamente y apretó las hojas que llevaba en las manos.Respiró profundamente y, un poco más tranquila y decidida, entró por la misma puerta por la que había pasado anteriormente la pareja.Las recepcionistas la miraron con cierto ridículo, pero aún seguía siendo la esposa del jefe y la nuera mas valorada por su suegra de la historia. Por lo que debían de mostrarle por lo menos cortesía.Liliana ignorando las miradas, entró con determinación. Inhaló profundamente y abrió la puerta de la oficina. Ahí, como ya esper
Liliana era una mujer muy modesta, amable y, siempre era muy comprensiva. (Al grado de ser vista como una mujer estúpida).Ella tenía un padre enfermo, que generaba gastos exponenciales debido a sus cuidados en el hospital.Ellos eran dueños de una empresa muy pequeña, y, desde que su padre enfermó, al borde de la ruina debido a su mal manejo. Liliana hizo hasta lo imposible por tratar de rescatarla, pero le fue imposible.Los ejecutivos, más los trabajadores, constantemente se quejaban de sus decisiones. Por lo que la presión excesiva, el estrés y la preocupación por su padre casi la volvían loca.Sumando su inexperiencia, era obvio que colapsaría en cualquier momento.Pero justo cuando estaba por quedar completamente arruinada y sin una sola esperanza, la mano bondadosa de la matriarca de la familia Barner, la sacó de su abismo.—Te daré lo que necesitas, me desharé de toda esa basura y, te ayudaré incondicionalmente. A cambio de una sola cosa...Liliana no podía creer lo que estab
—Se...señor, hable con su madre... Ella... Ya sabe de esto...Héctor se sulfuro al instante y estaba por golpear al hombre tembloroso, cuando una voz particularmente dominante y particularmente amenazadora se escuchó.—¡Ya basta! ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡¿Eres humano acaso?! ¿Como puedes ordenar tan cínicamente que maten a tu esposa?Aunque no pudiera expresar la sátira que sentía al escuchar eso, Héctor simplemente desvió la mirada.Un hombre de 29 años, lleno de confianza, porte y fuerza, hábil peleador y tirador, por ende, dueño de un cuerpo de infarto, sumándole un atractivo invisible y cautivador. Parecía un mocoso caprichoso al lado de su madre.Sin embargo, ésta poco sabía, el desastre que su hijo luchaba fervientemente por cubrir.*******************-¡¿Ome...?! ¡¿Qué?!Preguntó Barbara completamente perdida.—Dominante señora.El doctor suspiro profundamente en la sala de juntas en la que solo se encontraban Barbara y su hijo y comenzó a explicar.—Desde hace alrededor de 50
Era un día soleado y muy caluroso, Héctor había olvidado dejar uno de los balones en su lugar.Así que, mientras perezosamente caminaba para regresarlo, de alguna manera comenzó a sentir algo muy extraño a su alrededor. Su cuerpo se tensó y, por alguna razón, su miembro se despertó al instante.Estaba muy desorientado y, sin embargo, comenzó a buscar la fragancia que lo llamaba a gritos. En un punto muy alejado de los salones, algo que parecía ser una bola de carne, se encontraba retorciéndose y encogiéndose desesperado. Sus lágrimas caían y se veía lleno de impotencia y ansiedad mientras se mordía los labios. Héctor completamente fuera de sí, se abalanzó sobre él, de una manera urgida, cruel e insaciable.Lo peor de todo había sido que el joven a pesar de sentir un dolor desgarrador, sentía como su cuerpo ardía y rogaba por más mientras más violento era su victimario. Odiaba y amaba esa sensación, todo el proceso fue terrible, doloroso y angustiante para su mente, no obstante, su cue