—Se...señor, hable con su madre... Ella... Ya sabe de esto...
Héctor se sulfuro al instante y estaba por golpear al hombre tembloroso, cuando una voz particularmente dominante y particularmente amenazadora se escuchó.
—¡Ya basta! ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡¿Eres humano acaso?! ¿Como puedes ordenar tan cínicamente que maten a tu esposa?
Aunque no pudiera expresar la sátira que sentía al escuchar eso, Héctor simplemente desvió la mirada.
Un hombre de 29 años, lleno de confianza, porte y fuerza, hábil peleador y tirador, por ende, dueño de un cuerpo de infarto, sumándole un atractivo invisible y cautivador. Parecía un mocoso caprichoso al lado de su madre.
Sin embargo, ésta poco sabía, el desastre que su hijo luchaba fervientemente por cubrir.
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-¡¿Ome...?! ¡¿Qué?!
Preguntó Barbara completamente perdida.
—Dominante señora.
El doctor suspiro profundamente en la sala de juntas en la que solo se encontraban Barbara y su hijo y comenzó a explicar.
—Desde hace alrededor de 50 años, han aparecido cierto tipo de personas “especiales”, estas se distinguían, por cierto “aroma” que podían percibir entre ellas. Es como en el reino animal, en el que los machos huelen a las hembras a cientos de metros y, hasta kilómetros de distancia.
Usted sabe que es...
—Feromona.
Interrumpió ella cortante, el medico tratando de mantenerse tranquilo y serio asintió afirmativamente.
—Así es, ahora. Entre los humanos. Hay algo parecido a otras “sub-especies” que hemos denominado, como Alfa, Omega y Beta. Los Alfas, son capaces de oler a otro Alfa y/o Omega a corta, mediana y larga distancia, dependiendo del poder invasivo que tenga la feromona del usuario. Los Beta, somos nosotros, que hemos existido básicamente desde la primera aparición del hombre en la tierra.
Ahora, a diferencia de los Omegas que solo son capaces de inducir el celo, con palabras más claras, atrayendo sexualmente a los Alfas. Estos últimos, son capaces de incluso noquear a cualquiera de los dos, si su feromona es más fuerte que incluso otro Alfa.
Muy bien. Se ha comprobado, que un Alfa, puede fecundar sin problema y con una sola copulación a cualquiera de las otras dos especies. Ya sea un Omega o Beta, desafortunadamente entre ellos no, por el choque de dominio entre ellos. Un emparejamiento entre Alfas, tardaría más tiempo en procrear, pero no es imposible.
Ambos, son extremadamente raros, sin embargo, ambos géneros ya sea hombre o mujer pueden... embarazarse...
Todo quedó en absoluto silencio unos segundos hasta que....
—¡Jajajajajaja! ¡¿Estás bromeando?! ¡Jamás creí que un científico tan serio como usted caería en esas tonterías! Jajajajaja.
El hombre ya previendo esa situación solo permaneció en silencio y miro un poco avergonzado a Héctor. Obviamente, no pasó mucho para que Bárbara lo notara.
Al instante, el lugar se quedó en un silencio sepulcral.
—Demonios... Hijo... ¿Tú...?
Pregunto ella girándose en su dirección con mucho cuidado. Héctor se lamió las muelas y mordió su lengua levemente con una expresión de molestia. Bárbara se puso de pie en un instante y consternada lo miro de pies a cabeza.
—¡¿Tu eres...?!
Armando, el medico, se aclaró la garganta y continuó.
—Señora, el señor Héctor, forma parte del más bajo porcentaje que existe hoy en día. Él, es un Alfa.
Con cierto grado de alivio, Bárbara exhaló el aire que no sabía que había contenido.
—¿Qué tipo de aparato reproductor tienen?
Ambos, se quedaron sin palabras ante la pregunta. No obstante, Armando respondió honestamente.
—Bueno... los hombres Omega, tienen dos entradas, más su miembro, una de ellas es la cual...
— Conecta a un útero supongo.
Armando asintiendo como pollito que picotea arroz, continúo emocionado.
—Como hemos visto, los embarazos de hombres Omega, aunque han sucedido, no ha habido más de dos casos exitosos de alumbramiento. Esto se debe a que...
—Sus cuerpos que no son aptos, no se adaptan al crecimiento del feto...
Casi queriendo lanzar fuegos artificiales, debido a que alguien lo estaba tomando con verdadera seriedad en años, Armando asintió nuevamente. Bárbara prestando total atención mientras masajeaba las yemas de sus dedos al analizar, le hizo una señal para que continuara.
—Ahora... Lo concerniente a la señora Liliana... Bueno....
Ahora sí, sintiendo casi una daga en su cuello debido a la mirada amenazante de Héctor, se estremeció, pero continuó con el poco valor que le quedaba.
—Bueno.... Ella.... Puede ser nuestra primera Omega dominante de la historia...
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Liliana sentía un dolor terrible en todo el cuerpo. No podía moverse y todo a su alrededor daba vueltas.
No sabía cuánto tiempo había pasado, y ni si quiera tenía noción del tiempo. Pero de lo que sí estaba segura, era de que su suegra la había salvado nuevamente.
—No lastimaré a quienes me hayan, ayudado...
Se dijo a sí misma en sus adentros.
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—Entonces, ¿Estás diciendo que la Omega dominante es capaz de mantener a raya, ya sea Beta, otros Omegas e incluso Alfas?
—Así es señora, aquí hay otro punto muy importante, el cual es, que solo se puede embarazar, si ella permite la fecundación. Si el alfa, llegara a intentarlo por la fuerza, solo se lastimaría a sí mismo.
Y, agregando, que el “lazo” o marca... bueno, el del mayor dominio es el que llevaría el control. En este caso, si el señor... marcara a la señora.... la que tendría el control absoluto sería ella.
Las feromonas del Alfa serían perceptibles para intimidación, más no para celo. El Alfa sería incapaz de copular con otra persona que no fuera su Omega y, si tratara de eliminar el lazo por la fuerza, sería en único que recibiría un severo daño.
Y, el más destacable y probable, sería un daño cerebral severo de por vida.
Armando, que había seguido con un gran discurso, por fin pudo respirar un poco más. Barbara se giró hacia su hijo y entrecerró los ojos.
— Entonces tú, no quieres que ella intervenga usando sus feromonas contigo y tu ramero.
Armando tragó y casi quiso desaparecer. Era plenamente consciente de las intenciones de Héctor, pero por ningún motivo, permitiría que un milagro para la naturaleza como lo era Liliana, se perdiera por un capricho absurdo.
Héctor, con su expresión fría y completamente irritada, la miró directamente. Por un segundo, Bárbara al ver a su hijo, notó algo muy peculiar. Tal vez, porque no tenía idea antes, sin embargo...
Una leve sensación de despertar se activó dentro de ella. Después de unos momentos de reflexión se giró nuevamente a Armando.
—¿Cómo puedo distinguir a un Alfa?
Este se quedó un poco confundido, pero respondió sinceramente.
— Mmmm, como puede ver, su hijo es un hombre fornido, atractivo no solo físicamente, sino que es capaz de hacerse notar incluso sin hablar. Eso en parte es a causa de su dominio natural. Aunque los Betas no percibimos sus feromonas, fisicamente podrían considerarse seres superiores, son capaces de realizar erjercicios ya sea fisicos o mentales con una sola demostración y, por ende sus habilidades fisicas y mentales son por mucho, superiores al resto.
Los Omegas, son más delicados, su belleza es suave y pueden despertar cierto instinto protector de los que los rodean. Ellos no pueden controlar su celo como los Alfas, por lo que en cuanto llega y hay algún Alfa cerca sería catastrófico para él o ella. Cuando un alfa percibe el celo de un omega, puede perder incluso el raciocinio, causar amnesia y, en el caso del omega que despierta el celo para fecundación, un embarazo garantizado no deseado.
Y, en eso, es en lo que hemos estado trabajando. Dijo mientras sacaba del bolsillo de su bata una jeringa y un frasco.
He desarrollado a lo largo de estos años, un inhibidor de feromonas Omega. El inhibidor ha sido probado por distintos Omegas, hombres y mujeres. Al principio tuvimos muchos inconvenientes, sin embargo....
—Alto ahí, ¿Cuánto tiempo has trabajado en esto?
Preguntó ella mientras fruncia el ceño y lo miraba directamente. Armando tragó, y, con la mirada gacha respondió.
—Lo descubrimos hace alrededor de veinte años, su... padre, creyendo que solo se trataba de algo menor en el momento, pidió mantenerlo todo en absoluto secreto. Sin embargo...
Se mordió los labios y miró a Héctor.
—Poco antes de que el señor Héctor saliera de la escuela secundaria, tuvo un encuentro directo con el celo de un Omega...
Bárbara se quedó en silencio un momento tratando de recordar esa época, y, como si fuera una iluminación, recordó cierto incidente. Miró a su hijo con la boca entre abierta, mientras entrecerraba los ojos.
—Continua.
Dijo ella mientras trataba de apoyar sus recuerdos con el relato de Armando.
—Bueno... El señor Héctor caminaba por los pasillos de la escuela, cuando de golpe dice haber sentido una esencia bastante particular y dulce. Su cuerpo se calentó, y... perdió la memoria después de eso...
Era un día soleado y muy caluroso, Héctor había olvidado dejar uno de los balones en su lugar.Así que, mientras perezosamente caminaba para regresarlo, de alguna manera comenzó a sentir algo muy extraño a su alrededor. Su cuerpo se tensó y, por alguna razón, su miembro se despertó al instante.Estaba muy desorientado y, sin embargo, comenzó a buscar la fragancia que lo llamaba a gritos. En un punto muy alejado de los salones, algo que parecía ser una bola de carne, se encontraba retorciéndose y encogiéndose desesperado. Sus lágrimas caían y se veía lleno de impotencia y ansiedad mientras se mordía los labios. Héctor completamente fuera de sí, se abalanzó sobre él, de una manera urgida, cruel e insaciable.Lo peor de todo había sido que el joven a pesar de sentir un dolor desgarrador, sentía como su cuerpo ardía y rogaba por más mientras más violento era su victimario. Odiaba y amaba esa sensación, todo el proceso fue terrible, doloroso y angustiante para su mente, no obstante, su cue
Héctor llamó a su abuelo furioso, exigiendo que los liberaran.Nadie podía explicar el porqué de su extrema protección hacia el chico, sin embargo, desde ése momento, no dejó que absolutamente nadie se acercara a él.Al ser el nieto del presidente, era obvio que no podrían usar la fuerza. Sin embargo…No podían dejar ir unos excelentes especímenes, por lo que Armando casi quería llorar, pero no tenía lágrimas. No obstante...—Está bien, acepto la petición. Sin embargo...Antony se inclinó un poco para acercarse a Héctor.—Ese chico nunca dejará los cuidados de Armando. Incluyéndote. En algún momento de tu vida serás el presidente de esta empresa, es tu deber velar por su perfecto desarrollo y pensar en el futuro.Héctor se sentía tan cansado, estresado y desesperado, que sin dudar asintió. Mientras pudiera sacar a Ethan de ese lugar, incluso vendería su alma al diablo.No sabía el porqué, ni quería entenderlo en ese momento, lo único que le importaba era mantenerlo a salvo. Ese dulce
Con un poco de dolor, suspiró profundamente y los dejo a solas.Antony miró alrededor, debido a la investigación supo el gran impacto que podría provocar un Alfa, la imagen que podrían representar y, lo superiores que podían ser.Sintió envidia de alguien por primera vez en su vida. Fue etiquetado como un tiburón despiadado, alabado y temido por la mayoría de los empresarios y científicos del mundo.No obstante, tenía sus limitaciones. Tanto física y, para su dolor, mentales también.Ese niño estaba destinado a darle un drástico giro a la humanidad como nadie nunca antes. Cosa que él, nunca podría lograr.Sin esconder su insatisfacción, se giró para no seguir viéndolo.Héctor, de alguna manera sintió ese nuevo rechazo de su abuelo hacia él. Obviamente aun no podía entenderlo, y, aunque el hombre jamás había sido cariñoso con él, jamás lo había despreciado de esa manera.Tragó, y con nerviosismo esperó lo que tenía que decir.—Eres el único Alfa registrado en la historia. Por lo mismo,
—¿Qué tan molesta se puede tornar esa mujer?Se mordió el interior de su boca con fuerza incluso sintiendo el fuerte sabor a hierro para tranquilizarse. Pensó en llamar a alguien de afuera para hacerlo, pero sabía que solo sería una pérdida de tiempo.Se aseguró de que Armando pudiera sacar a Barbara y comenzó a caminar en dirección a la fragancia. Era tan dulce y deliciosa que comenzó a salivar con ansiedad como si estuviera muerto de hambre queriendo morder hasta la última parte de su cuerpo.Su propio cuerpo estaba en llamas y lleno de desesperación mientras más se acercaba. Su erección cada vez era más dolorosa y le era inclusive difícil caminar. Al final...Perdió por completo el control...*******************Liliana sentía su cuerpo en llamas y un dolor indescriptible en su parte baja. Su incomodidad era tal, que su cuerpo comenzó a moverse sin darse cuenta. Estaba tan ansiosa de algo que ella misma no podía explicar, pero estaba segura de que lo anhelaba tanto, que su desespe
—...Todo está bien señora, su cuerpo está muy lastimado por el despertar repentino de su casta.No obstante, por lo mismo, la recuperación ha sido mucho más rápida que en personas normales como nosotros.Probablemente en unas dos semanas estará recuperada completamente.Liliana asintió después de escuchar todo, aún no podía creer todo lo que había escuchado, sin embargo…—Entonces… ¿Héctor también es…?Armando tragó y algo avergonzado asintió.—Así es señora. El señor Héctor es un Alfa.Desafortunadamente, no se pudo crear un lazo debido a que…Oh, debo revisar unos análisis en este momento, por la noche regresaré a examinarla de nuevo.Después de interrumpir sus propios pensamientos y sin esperar respuesta, Armando salió huyendo sin mirar atrás. Liliana que ya había escuchado lo de la “conexión” entendió de inmediato.—Entonces… significa que Ethan es…—Mi destinado.Ella sorprendida por la voz miró hacia la puerta, había visto muchas veces antes a Héctor, sabía que era atractivo, am
—¡Doctor Armando! ¡¿Todo está bien?!Aunque no sabía quién era ese héroe sin capa, casi quería darle un abrazo agradecida.—Apresúrate, los tres necesitan ayuda.Dijo en el tono más alto que pudo debido a que le faltaba mucha fuerza.El chico que también parecía médico entró rápidamente.Liliana había vivido descuidadamente durante tres años, sin embargo.Era una completa belleza.Después de su “despertar” su cuerpo se sintió mucho más cómodo a percepción de ella.Sus curvas se volvieron aún más delicadas, sus facciones más hermosas y brillantes.Sus labios delicados y rosados. Su cabello tenía cierto brillo y sedosidad difícil de encontrar y, sus ojos…Uno era de un hermoso color gris claro y el otro de un claro color verde con tonalidades grisáceas.Su largo cabello, su delicada y voluptuosa figura la hacían parecer una etérea pintura.El chico tragó inconscientemente y reaccionó solo hasta que ella lo miró y le habló.—Héctor… deben revisarlo primero, no sé qué es lo que le está pa
Siempre había sido una mujer fuerte, aguerrida, sin vergüenza y altanera. ¿Qué demonios le había pasado?Los efectos de esa casta estúpida derrumbaban a todos por igual, había cambios considerables como en la pubertad, sin embargo, esa estupidez era como si oprimieran un interruptor para el celo y la intimidación, como si fueran simples bestias.Lo odiaba más que a ella o a cualquier otra cosa en el mundo. Lejos de demostrar superioridad, solo aquellos que lo habían sufrido sabían la miseria por la que tenían que pasar cada tanto.Sin importar lo que pasara, nadie merecía sufrir por ello de esa manera.Tomó la jeringa y la acercó a su hombro. Sin embargo, una horrorosa y visiblemente dolorosa mordida estaba en ese lugar. Una furia inexplicable surgió desde lo más profundo de su corazón.Quería morder ese mismo lugar y sacar esa asquerosa apeste a otro hombre. Pero, se contuvo lo suficiente.Observó la jeringa nuevamente en su mano y la miro a ella.Todos sabían que los efectos secunda
En un instante, y, como por arte de magia, la presión de las feromonas de Liliana desapareció y la presencia de otras se combinaron armoniosamente con las de ella.Aunque la esencia permanecía en el aire, era muy leve y hasta acogedora, poco a poco el ambiente sofocante, se fue volviendo ligero y satisfactorio. Como la esencia materna que da tranquilidad a su bebé.Para los externos, fue un alivio inconmensurable y, que despertaba cierto instinto de apego y afecto. El dominio de un rey y el aprecio y amor generoso de una reina.En la habitación, Liliana se había lanzado a los brazos desconocidos. Y comenzó a desahogar todo su dolor y amargura como nunca en su vida.«Solo un abrazo... Quien sea...»No pasó mucho tiempo, para que una esencia reconfortante, fuerte y dominante la envolviera con calidez, y delicadeza.Una sensación de fuerza, agresividad y hostilidad, pero que interpretaba perfectamente como protección hacia ella.¿Era el instinto del que Armando había hablado?No lo sabí