—¡Doctor Armando! ¡¿Todo está bien?!Aunque no sabía quién era ese héroe sin capa, casi quería darle un abrazo agradecida.—Apresúrate, los tres necesitan ayuda.Dijo en el tono más alto que pudo debido a que le faltaba mucha fuerza.El chico que también parecía médico entró rápidamente.Liliana había vivido descuidadamente durante tres años, sin embargo.Era una completa belleza.Después de su “despertar” su cuerpo se sintió mucho más cómodo a percepción de ella.Sus curvas se volvieron aún más delicadas, sus facciones más hermosas y brillantes.Sus labios delicados y rosados. Su cabello tenía cierto brillo y sedosidad difícil de encontrar y, sus ojos…Uno era de un hermoso color gris claro y el otro de un claro color verde con tonalidades grisáceas.Su largo cabello, su delicada y voluptuosa figura la hacían parecer una etérea pintura.El chico tragó inconscientemente y reaccionó solo hasta que ella lo miró y le habló.—Héctor… deben revisarlo primero, no sé qué es lo que le está pa
Siempre había sido una mujer fuerte, aguerrida, sin vergüenza y altanera. ¿Qué demonios le había pasado?Los efectos de esa casta estúpida derrumbaban a todos por igual, había cambios considerables como en la pubertad, sin embargo, esa estupidez era como si oprimieran un interruptor para el celo y la intimidación, como si fueran simples bestias.Lo odiaba más que a ella o a cualquier otra cosa en el mundo. Lejos de demostrar superioridad, solo aquellos que lo habían sufrido sabían la miseria por la que tenían que pasar cada tanto.Sin importar lo que pasara, nadie merecía sufrir por ello de esa manera.Tomó la jeringa y la acercó a su hombro. Sin embargo, una horrorosa y visiblemente dolorosa mordida estaba en ese lugar. Una furia inexplicable surgió desde lo más profundo de su corazón.Quería morder ese mismo lugar y sacar esa asquerosa apeste a otro hombre. Pero, se contuvo lo suficiente.Observó la jeringa nuevamente en su mano y la miro a ella.Todos sabían que los efectos secunda
En un instante, y, como por arte de magia, la presión de las feromonas de Liliana desapareció y la presencia de otras se combinaron armoniosamente con las de ella.Aunque la esencia permanecía en el aire, era muy leve y hasta acogedora, poco a poco el ambiente sofocante, se fue volviendo ligero y satisfactorio. Como la esencia materna que da tranquilidad a su bebé.Para los externos, fue un alivio inconmensurable y, que despertaba cierto instinto de apego y afecto. El dominio de un rey y el aprecio y amor generoso de una reina.En la habitación, Liliana se había lanzado a los brazos desconocidos. Y comenzó a desahogar todo su dolor y amargura como nunca en su vida.«Solo un abrazo... Quien sea...»No pasó mucho tiempo, para que una esencia reconfortante, fuerte y dominante la envolviera con calidez, y delicadeza.Una sensación de fuerza, agresividad y hostilidad, pero que interpretaba perfectamente como protección hacia ella.¿Era el instinto del que Armando había hablado?No lo sabí
—¿En dónde está?Preguntó Bárbara con una voz y mirada amenazante, en cuanto Héctor entró.Armando en silencio desvió la mirada hacia él. Este simplemente se quejó pero no respondió.Su rostro estaba completamente golpeado un día antes, sin embargo, en ese momento solo quedaban moretones y heridas ya bastante cicatrizadas.—¡Te estoy hablando! ¡¿Cómo puede ser posible que hayas dejado que se llevaran a tu esposa en tus narices?!¡Responde!—Ese ya no era asunto mío…¡Crash!Las cosas de la mesa junto a la cama de Bárbara fueron arrojadas al suelo.—¡Ya estoy harta! Te juro, que si no la encuentras, ¡Tu ramera se muere!Héctor endureció su expresión, apretó los dientes y miró a Bárbara, que lejos de intimidarse o sentir vergüenza, sonrió a cambio.—Y no estoy jugando…—Si ella no quiere yo no... ¡Ugh!De un momento a otro, Héctor se cubrió el pecho visiblemente adolorido. Y miró a Armando como si quisiera destrozarlo.—¿No dijiste que no habría lazo?Armando estaba tan asustado que cam
Oliver sentía una incómoda sensación de alivio, disgusto, estrés y dolor. Todo era tan contradictorio y difícil de digerir que estuvo de mal humor desde que había llegado con Liliana un día antes.—Madre, ¿No dijiste que al tener a mi pareja todas mis preocupaciones serían menos? ¿Por qué lejos de sentirme mejor me siento tan... Ahogado...?La madre sentía mucho pesar por su hijo, pero no podía hacer más que apoyarlo. Cuando recibió su llamada, Liliana ya se había quedado dormida y estaba en su habitación cuidándola.—Cariño, no es tu culpa, no es de nadie. Para desgracia de todos, ella despertó muy tarde, además de que no hubo nadie que pudiera orientarlos, ustedes son muy especiales, por lo que los alfas, betas y omegas los codiciarán desesperadamente durante toda su vida.Ahora, quiero que escuches atentamente y te mantengas lo más calmado que puedas.Ella ya tiene una marca.Oliver por un momento sintió un dolor agudo en el pecho, lo suficiente como para nublarle la vista. Se masa
Tragó con preocupación y salió del lugar con él entre sus brazos.—¡Dile que no se olvide de mi mensualidad o me las pagará! Malditos fenómenos...¡PAS!La puerta cerró con un estruendoso golpe y Héctor completamente avergonzado y desecho, lo subió con mucho cuidado al auto y se mordió el labio con un dolor terrible y pesar en el pecho, su bonito rostro estaba tan hinchado y morado que era casi irreconocible, su cuello tenía marcas de arañazos y estaba enrojecido y morado por casi todo lugar que se podía ver.Sus lágrimas cayeron con impotencia y besó ligeramente sus nudillos, que era donde aparentemente no podría sentir dolor.—Voy a cuidarte, lo prometo.Mientras pensaba a donde llevarlo, su teléfono comenzó a sonar en su bolsillo.—¿Héctor? ¿Como está él? Debe tener mucho cuidado por el feto, es una etapa crítica...—Cierra la boca, voy a estar en el Hotel Royal, lleva tu equipo, está herido...No prestó atención a escandalo exagerado de Armando del otro lado, solo observó el estóm
Toda la noche Héctor desesperadamente trató de percibir el olor que tanto había amado, extrañado y al mismo tiempo que había logrado mantener su poca cordura en orden, pero en ese instante...Sin importar cuanto, que tan fuerte o que hubiera hecho Ethan para ayudarlo a liberarse, le fue... imposible.Al principio, Ethan se sentía muy confundido y preocupado, pero al pasar la noche entera y no conseguir nada, su poco orgullo ya herido, fue aplastado completamente.—¡¿Es broma?! ¡¿Qué carajos te pasa?! ¡Vas a destrozarme antes de poder siquiera terminar idiota!Estaba por dirigirse al baño, cuando su muñeca fue toscamente jalada de regreso a la cama y cayó bruscamente de nuevo. Héctor con una mirada desesperada y casi desquiciada lo miró directamente a los ojos un momento, haciendo que se le erizara la piel.—Quédate quieto.Ethan tragó y, asintió asustado en silencio. Sin consideración ni mucho esfuerzo, Héctor entró de nuevo en él. Las embestidas fueron violentas y desesperadas. Ethan
—¿Qué es este lugar…? Preguntó Liliana sentándose por fin un poco menos mareada en la gran y cómoda cama. —Oh, mi niña, ¿Te sientes mejor? Liliana se sorprendió por la voz y su manera de dirigirse a ella. Vio a la mujer de mediana edad que le sonreía gentilmente. Por un segundo una sensación agria de anhelo la invadió. «Si mi madre siguiera con vida…» Sin darse cuenta tragó y trató de contener las lágrimas. Desviando la atención, prestó atención a la lujosa y cálida habitación. —¿Qué es este lugar? Preguntó nuevamente con una leve sensación de alarma. Olivia prudentemente no se movió y le habló con mucho cuidado. —Lo siento querida, mi nombres Olivia Menéndez, soy madre del hombre que te sacó de ese laboratorio ayer. Con el ceño fruncido Liliana recordó un poco de lo sucedido la noche anterior. Debido al excesivo olor a feromonas, sus recuerdos eran borrosos. Pero logró distinguir ese embriagador y al mismo tiempo doloroso aroma en todo lo que le rodeaba. —Disculpe las moles