La voz de Marcus se escuchó cariñosa y desbordante de amor y dulzura.—Te prometí que nadie saldría ileso cariño, no te preocupes por nada, esto es solo el inicio.Oliver en ese momento se sintió completamente excluido de su pequeño núcleo en el que el habia sido el único hombre para ella en su vida anterior. A esa mujer desconocida la sonrisa que únicamente él habia proporcionado y era a él a quién se le habia dedicado. Estaba tan inmersa en esa distorsionada felicidad, que ignoró su presencia por completo.Su corazón se estrujó, y el resentimiento y los celos, comenzaron a brotar en su interior. No tenía idea de en qué momento llegaron a ese punto, pero estaba completamente en contra de ser desechado, y, así necesitara tomar medidas extremas, no dejaría que eso pasara por nada del mundo.Ella era su esposa, sin importar que, ella así lo era y nada ni nadie se la quitaría, fuera la que sea la razón. Sus hijos volverían a nacer, su familia estaría a salvo y ella volvería a confiar e
La tarde estaba nublada, el olor a petricor (tierra mojada) invadía el ambiente. El centro de la ciudad se veía extrañamente solitario.En la entrada de un gran e imponente edificio, se veía a dos hombres entrar bastante cercanos. Ambos se sonreían ampliamente, destacando uno que veía al más bajo con cierta ternura.Liliana, bastante demacrada, con el cabello ondeando en el viento y como si viera la escena de un drama absurdo, desvió la mirada con cierta amargura. Suspiró profundamente y apretó las hojas que llevaba en las manos.Respiró profundamente y, un poco más tranquila y decidida, entró por la misma puerta por la que había pasado anteriormente la pareja.Las recepcionistas la miraron con cierto ridículo, pero aún seguía siendo la esposa del jefe y la nuera mas valorada por su suegra de la historia. Por lo que debían de mostrarle por lo menos cortesía.Liliana ignorando las miradas, entró con determinación. Inhaló profundamente y abrió la puerta de la oficina. Ahí, como ya esper
Liliana era una mujer muy modesta, amable y, siempre era muy comprensiva. (Al grado de ser vista como una mujer estúpida).Ella tenía un padre enfermo, que generaba gastos exponenciales debido a sus cuidados en el hospital.Ellos eran dueños de una empresa muy pequeña, y, desde que su padre enfermó, al borde de la ruina debido a su mal manejo. Liliana hizo hasta lo imposible por tratar de rescatarla, pero le fue imposible.Los ejecutivos, más los trabajadores, constantemente se quejaban de sus decisiones. Por lo que la presión excesiva, el estrés y la preocupación por su padre casi la volvían loca.Sumando su inexperiencia, era obvio que colapsaría en cualquier momento.Pero justo cuando estaba por quedar completamente arruinada y sin una sola esperanza, la mano bondadosa de la matriarca de la familia Barner, la sacó de su abismo.—Te daré lo que necesitas, me desharé de toda esa basura y, te ayudaré incondicionalmente. A cambio de una sola cosa...Liliana no podía creer lo que estab
—Se...señor, hable con su madre... Ella... Ya sabe de esto...Héctor se sulfuro al instante y estaba por golpear al hombre tembloroso, cuando una voz particularmente dominante y particularmente amenazadora se escuchó.—¡Ya basta! ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡¿Eres humano acaso?! ¿Como puedes ordenar tan cínicamente que maten a tu esposa?Aunque no pudiera expresar la sátira que sentía al escuchar eso, Héctor simplemente desvió la mirada.Un hombre de 29 años, lleno de confianza, porte y fuerza, hábil peleador y tirador, por ende, dueño de un cuerpo de infarto, sumándole un atractivo invisible y cautivador. Parecía un mocoso caprichoso al lado de su madre.Sin embargo, ésta poco sabía, el desastre que su hijo luchaba fervientemente por cubrir.*******************-¡¿Ome...?! ¡¿Qué?!Preguntó Barbara completamente perdida.—Dominante señora.El doctor suspiro profundamente en la sala de juntas en la que solo se encontraban Barbara y su hijo y comenzó a explicar.—Desde hace alrededor de 50
Era un día soleado y muy caluroso, Héctor había olvidado dejar uno de los balones en su lugar.Así que, mientras perezosamente caminaba para regresarlo, de alguna manera comenzó a sentir algo muy extraño a su alrededor. Su cuerpo se tensó y, por alguna razón, su miembro se despertó al instante.Estaba muy desorientado y, sin embargo, comenzó a buscar la fragancia que lo llamaba a gritos. En un punto muy alejado de los salones, algo que parecía ser una bola de carne, se encontraba retorciéndose y encogiéndose desesperado. Sus lágrimas caían y se veía lleno de impotencia y ansiedad mientras se mordía los labios. Héctor completamente fuera de sí, se abalanzó sobre él, de una manera urgida, cruel e insaciable.Lo peor de todo había sido que el joven a pesar de sentir un dolor desgarrador, sentía como su cuerpo ardía y rogaba por más mientras más violento era su victimario. Odiaba y amaba esa sensación, todo el proceso fue terrible, doloroso y angustiante para su mente, no obstante, su cue
Héctor llamó a su abuelo furioso, exigiendo que los liberaran.Nadie podía explicar el porqué de su extrema protección hacia el chico, sin embargo, desde ése momento, no dejó que absolutamente nadie se acercara a él.Al ser el nieto del presidente, era obvio que no podrían usar la fuerza. Sin embargo…No podían dejar ir unos excelentes especímenes, por lo que Armando casi quería llorar, pero no tenía lágrimas. No obstante...—Está bien, acepto la petición. Sin embargo...Antony se inclinó un poco para acercarse a Héctor.—Ese chico nunca dejará los cuidados de Armando. Incluyéndote. En algún momento de tu vida serás el presidente de esta empresa, es tu deber velar por su perfecto desarrollo y pensar en el futuro.Héctor se sentía tan cansado, estresado y desesperado, que sin dudar asintió. Mientras pudiera sacar a Ethan de ese lugar, incluso vendería su alma al diablo.No sabía el porqué, ni quería entenderlo en ese momento, lo único que le importaba era mantenerlo a salvo. Ese dulce
Con un poco de dolor, suspiró profundamente y los dejo a solas.Antony miró alrededor, debido a la investigación supo el gran impacto que podría provocar un Alfa, la imagen que podrían representar y, lo superiores que podían ser.Sintió envidia de alguien por primera vez en su vida. Fue etiquetado como un tiburón despiadado, alabado y temido por la mayoría de los empresarios y científicos del mundo.No obstante, tenía sus limitaciones. Tanto física y, para su dolor, mentales también.Ese niño estaba destinado a darle un drástico giro a la humanidad como nadie nunca antes. Cosa que él, nunca podría lograr.Sin esconder su insatisfacción, se giró para no seguir viéndolo.Héctor, de alguna manera sintió ese nuevo rechazo de su abuelo hacia él. Obviamente aun no podía entenderlo, y, aunque el hombre jamás había sido cariñoso con él, jamás lo había despreciado de esa manera.Tragó, y con nerviosismo esperó lo que tenía que decir.—Eres el único Alfa registrado en la historia. Por lo mismo,
—¿Qué tan molesta se puede tornar esa mujer?Se mordió el interior de su boca con fuerza incluso sintiendo el fuerte sabor a hierro para tranquilizarse. Pensó en llamar a alguien de afuera para hacerlo, pero sabía que solo sería una pérdida de tiempo.Se aseguró de que Armando pudiera sacar a Barbara y comenzó a caminar en dirección a la fragancia. Era tan dulce y deliciosa que comenzó a salivar con ansiedad como si estuviera muerto de hambre queriendo morder hasta la última parte de su cuerpo.Su propio cuerpo estaba en llamas y lleno de desesperación mientras más se acercaba. Su erección cada vez era más dolorosa y le era inclusive difícil caminar. Al final...Perdió por completo el control...*******************Liliana sentía su cuerpo en llamas y un dolor indescriptible en su parte baja. Su incomodidad era tal, que su cuerpo comenzó a moverse sin darse cuenta. Estaba tan ansiosa de algo que ella misma no podía explicar, pero estaba segura de que lo anhelaba tanto, que su desespe