Desafortunadamente uno de los ignorados no era tan tolerante. —¿Qué diablos haces aquí? Interrumpió la voz de Héctor el momentáneo silencio. Oliver hizo una mueca y Liliana trago saliva nerviosa. Recordando lo que había pasado el ultimo día que se encontraron, dio un paso frente a Héctor y le sonrió. —Tengo hambre, hay que ir a casa. Héctor sintió un terrible sabor agrio en la boca, pero asintió y mientras ella tomaba su mano para irse, le dio un último vistazo a Oliver. Este tenía los puños fuertemente apretados y la mandíbula tensa. Sonrió con suficiencia y le dio un leve asentimiento. Mientras Liliana con los ojos fuertemente cerrados, se disculpaba millones de veces con él. Oliver se quedó de pie solo en medio del maravilloso paisaje, el cual había perdido completamente el brillo y color por la ausencia de quien se lo otorgaba. —Regresarás mis brazos... Estoy seguro. Miro hacia donde ella había visto y también noto la belleza del lugar. Tomo nota y se fue en silencio. ****
Una fuerte bofetada sonó en el silencioso pasillo.—¡¿Cómo te atreves?!Gritó Bárbara furiosa. En cuanto se le dio aviso a Armando que Liliana estaba en camino al hospital de nuevo se preocupó, debido a que Armando le había mencionado que debido a que ambos habían estado todo el tiempo juntos, tenían muchas probabilidades de que no tardara en llegar un heredero.Pero en lo que nadie había pensado, era en que Héctor era una auténtica bestia con ella, ¿Habría algo capaz de hacerlo cambiar? ¡Hump! ¡Por supuesto que no!Bárbara por primera vez en todo ese tiempo, se sintió muy culpable por Liliana.—¡No tienes permitido acercarte a ella hasta que se recupere!Había esperado muchas cosas de su hijo, pero nunca nada a esa magnitud. Por lo que al escuchar lo que el médico había dicho y las observaciones de Armando. Si estaba embarazada, estaba dispuesta a cumplir con su palabra y respetar su decisión si quería divorciarse.—¡Madre! ¡Ella es mi esposa!Barbara se masajeó el puente de la nari
Al abrir la puerta de la habitación de Liliana, la fragancia dulce y débil proveniente de ella, emocionó y preocupo a Oliver. Vio como su hermoso rostro se veía aún más pálido que de costumbre y sus mejillas estaban más hundidas.Sin quererlo, sus feromonas comenzaron a dispersarse, haciendo que Liliana abriera los ojos abruptamente y comenzara a soltar arcadas con mucho esfuerzo.Armando palideció y se dio la media vuelta para empujar a Oliver afuera.—Olvídalo, esto fue una mala idea...—No, espera. Lo siento, solo déjame...—No está a discusión, ya tratamos de forzarla mucho estos días...—¿Quién está... Ahí?La débil voz de Liliana se escuchó, haciendo que Armando se quedara rígido en dónde estaba. Había pasado una semana y no había reaccionado salvo para vomitar. Casi quería llorar.Inmediatamente y olvidándose de todo lo demás, se acercó a ella.—¿Cómo se encuentra? ¿Siente dolor?Ella negó y se sentó sobre la cama mientras se sostenía la cabeza. Pero al sentir esa fragancia...
Treinta minutos después, varios hombres llegaron a la oficina de Armando, dejaron las bolsas perfectamente selladas y salieron sin decir nada.Armando miró la torre de mantas y ropa atónito. Se puso de pie y con curiosidad de inclinó para verlas, las sábanas se veían de excelente calidad y las pijamas igual. Un sentimiento agrio de envidia de la buena lo hizo sonreír con impotencia ante esos dos.Un momento después, sacó lo que se necesitaba y envió a una enfermera a llevarle todo. Desde que las feromonas fueron llevadas, Liliana se recuperaba esplendorosamente. Cosa que emocionaba y enorgullecía a Armando de sí mismo.Y, para su sorpresa, debido a su constante exposición (o eso quiso creer), estaba mostrando o desarrollando cierta sensibilidad hacia las personas con casta. Como científico estaba más que emocionado, pero como ser humano, estaba comenzando a desarrollar cierto miedo hacia ello.*******—Señora, le he traído las mantas de hoy, ¿No es su esposo alguien muy atento? Jejeje
El ambiente en los alrededores, bajó unos grados. Liliana que ignoraba todo lo que pasaba a su alrededor, se aferró a Oliver inundándose en su aroma. Él sin perder su cariñosa sonrisa, quería ver su rostro, pero ella se aferró tanto a él, que debió rendirse o la lastimaría.Al instante, sus feromonas se volvieron agresivas y miró a Héctor.—¿Qué le...?Sintió como sus brazos comenzaban a temblar y las retrajo de inmediato. La abrazó con más fuerza y su melodiosa voz se escuchó cargada de mucho cariño.—¿Sucedió algo? ¿Estás bien?Ella que parecía un poco lucida, hablo, aunque su voz fue levemente opacada debido a que estaba firmemente prendida a su pecho.—Tenía miedo.Para Héctor, fue como si el mundo entero le hubiera caído de lleno en el cuerpo. Jadeo sin palabras y no supo que más hacer.Poco tiempo después, Armando llegó corriendo acompañado de uno de sus internos alfa siguiéndolos.—¡Ufff! Se alejaron mucho, ¿En dónde...? Ah.Por un segundo se sorprendió al ver a Oliver, pero al
—¿Qué está pasando?Preguntó Héctor mientras se acercaba. Armando le dio los inhibidores y revisó a Liliana.—No puedo hacer nada aquí, debemos llevarla al hospital. Héctor se acercó a los internos y los inyecto también.Varios curiosos se acercaron a ver el alboroto y Armando se mordió el labio, ninguno de los chicos estaba en condiciones de moverse y las ambulancias eran malditamente lentas. Lo peor era que Liliana parecía tener fiebre, Héctor se estaba moviendo más por instinto que por consciencia y Oliver estaba completamente inconsciente.—Oigan, ustedes.Los tres chicos se miraron entre sí y algo dudosos lo miraron. Rechinó los dientes y molesto volvió a hablar.—¿Quieren ganarse quinientos dólares...?Los chicos inmediatamente se acercaron. Con su ayuda, llegaron al hospital. Después de pagar a regañadientes, ordeno que llevaran a Liliana y Oliver a emergencias.—Señor, su habitación ya está lista. En cuanto tenga noticias lo buscaré...—Me quedaré con ella.Dijo Héctor sin de
Ella con una mirada de confianza y como si ya hubiera ganado la batalla, los observo sin quitarles la mirada de encima instándolos a responder. Ernest pese a su renuencia aún no olvidaba el gran pesar que le provocaba esa niña.Suspiro profundamente, y al final asintió.Barbara estaba por comenzar a dar órdenes, cuando las palabras de Ernest la detuvieron abruptamente.—A cambio de que declines ese contrato con la niña y divorcies a tu hijo de ella.Por un instante ella casi arroja espuma por la boca. Quería utilizar la misma amenaza, pero entendió rápidamente que el viejo y el mocoso estaban perfectamente de acuerdo de alguna manera.Preferirían morir que dejar ir esa oportunidad y lo peor era, que estaba casi segura de que Liliana estaría completamente de acuerdo con ellos. Y, pese a lo poco reconciliada que se encontraba, acepto de mala gana.—Dandelion, trae el contrato de Liliana.El secretario abrió la boca sorprendido por un segundo, pero inmediatamente salió a cumplir sus órde
Las feromonas se dispararon en un segundo y Armando casi salió corriendo del lugar.—¡Doctor!Grito Liliana en busca de ayuda.—¡Lo siento señora! ¡Tengo cosas muy importantes de qué ocuparme!«¿Desde cuándo me habla de usted de nuevo?»Mientras tanto, Héctor se acercó a ella, pero a diferencia de las ocasiones anteriores, era como si hubieran vuelto al primer día. Su cuerpo comenzó a calentarse y a cosquillear.Fue un instante, pero ya estaba completamente empapada y jadeando de deseo. La habitación se volvió sofocante debido a sus esencias concentradas. Ella involuntariamente apretaba sus piernas y mordiéndose los labios dio un paso hacia atrás. Sin embargo, Héctor se detuvo de la nada antes de poder tocarla.Ella tragó y lo escudriño algo sorprendida y a la defensiva. Se recargo hasta en los muebles para tratar de estar lo más lejos posible e intento rodearlo lentamente, no obstante...De la nada con un tirón de su mano, fue abrazada fuertemente mientras Héctor la aprisionaba en su