Yuri y Socorro caminaron por la plaza hasta que llegaron al centro de esta, en donde se alzaba una enorme parroquia de fachada color café, columnas precediendo la enorme entrada y unas largas torres adornadas con campanas de cobre oscuro en lo alto.
Frente a la parroquia había unas escalinatas, en las cuales los compañeros de Yuri estaban ya reunidos. Yuri tomó su lugar entre ellos sin hablar a nadie mientras que Socorro entraba a la iglesia para tomar un buen lugar y al cabo de unos minutos, un hombre moreno de pelo canoso, el prefecto de la secundaria, les llamó:
—¡A ver chavos! ¡Ya casi es hora de la misa! Acomódense para entrar.
Yuri tomó su lugar en la fila y a los pocos minutos los graduados fueron entrando también a la iglesia tomando sus respectivos lugares y así, la misa dio inicio, con el sacerdote pidiendo sus oraciones por esos recién egresados y dándole consejos para ser mejores personas, pero Yuri lo ignoraba por completo; ni estaba interesado ni tenía humor.
Luego de una hora que a Yuri le pareció una eternidad, la misa por fin concluyó y lo que siguió fue una sesión de fotos frente al altar, siendo las únicas donde fue requerido las grupales y de ahí, solo Socorro se interesó en fotografiarlo. Terminada la sesión fotográfica los graduados marcharon al auditorio de la ciudad el cual estaba a un lado de la parroquia. Ahí una vez más tomaron sus asientos asignados tras lo cual el evento continúo, esta vez dirigido por el director de la escuela.
Comparado con la misa, a Yuri este evento se le hizo todavía más largo y aburrido, pues algo tan simple como entregar un certificado se había vuelto tan innecesariamente largo, con eventos aburridos tales como declamaciones, canciones o bailables para festejar a los egresados entre tanda y tanda de entrega de certificados.
Después de lo que a Yuri le parecieron varias horas, al fin fue su turno de recibir su certificado. Cuando estaba en la mesa de honor despidiéndose de mano de sus profesores y directivos, Yuri escuchó tras de sí una ronda de aplausos, todos ellos obligados, aunque sí pudo reconocer en el fondo el único aplauso sincero: el de su padre.
Tomó sus papeles y regresó a su asiento, a continuar medio dormido a soportar el resto del evento y cuando este al fin terminó, siguió otra ronda de fotos. De nuevo Yuri fue requerido solo para las fotos grupales y fuera de eso, su padre fue el único interesado en sacarle fotos individuales.
Una vez terminó la sesión de fotos, padre e hijo salieron del auditorio.
—¿Y ahora qué sigue? —preguntó Socorro.
—Va a haber una fiesta en la noche —respondió Yuri sin darle importancia.
—¿Y vas a ir? —preguntó Socorro en burla, pues ya sabía la respuesta.
—No —respondió Yuri de forma tajante. Socorro rio y dijo:
—Bueno, al menos deja llevarte a comer para celebrar.
Pasaron a la pizzería favorita de Yuri, donde pidieron una pizza romana que padre e hijo comenzaron a comer en silencio.
—Y bueno… ¿no puedes adelantarme lo de la preparatoria? —dijo Yuri mientras tomaba su segunda rebanada de pizza.
—No —respondió Socorro mientras se terminaba su tercera rebanada, aunque sí sintió que su padre se puso un poco tenso—. Todo se aclarará mañana, ya verás.
Yuri prefirió no insistir.
Padre e hijo regresaron a casa. Luego de un rato Socorro tuvo que irse a cubrir un turno al hospital y Yuri se quedó solo en la casa. Miró un poco de televisión y luego continuó con la lectura de la novela que estaba leyendo.
Sin embargo, una vez que cayó la noche comenzó a sentirse muy adormilado. Le costaba trabajo mantener los ojos abiertos y concentrarse, lo cual le pareció muy raro pues apenas eran las ocho de la noche y él por lo general se quedaba despierto hasta media noche y aunque había sido un día muy ajetreado, no lo consideraba tanto como para que le diera esa cantidad de sueño.
No pudiendo resistirlo más, resolvió irse a dormir. Se puso la pijama y se tumbó en la cama, donde nada más tocar el colchón cayó profundamente dormido.
***
23 de junio
Yuri sintió el golpe del sol en la cara, lo que indicaba que ya había amanecido.
Se sentía desorientado. Había dormido como piedra y no recordaba nada después de haberse tumbado en la cama. Se movió un poco y sintió raro su cuerpo: le dolía el pecho y la cadera y además, sintió que algo le faltaba. Llevó su mano a su entrepierna y…
Sintió que su corazón se detenía de golpe, no podía creer lo que estaba sintiendo, o mejor dicho, lo que no estaba sintiendo.
Saltó de la cama y como pudo se deshizo del pantalón del pijama y su bóxer, se plantó frente al espejo y levantó la camisa y lo que vio solo hizo aumentar su shock: su pene había desaparecido y había sido reemplazado por labios vaginales.
Gritó de terror tratando de despertar de esa horrible pesadilla que él muy en el fondo, sabía que era verdad.
En ese momento se abrió la puerta de su habitación y por ella entró Socorro, quien se veía bastante tranquilo.
—¿Yuri? —le llamó.
Yuri miró con terror en su rostro a su padre y con una delgada voz preguntó:
—¿Qué… qué pasó…?
Antes de desmayarse.
Yuri abrió los ojos. Estaba acostado en su cama.—¿Un sueño…? —se preguntó.—Me temo que no —respondió su padre a su lado.Yuri primero vio a su padre y lo vio tranquilo, para después llevarse las manos al pecho y sentir un par de senos, apretó sus piernas y como ya lo había constatado momentos antes, no había nada entre ellas.Ya habiendo superado el shock inicial y viendo lo tranquilo que estaba su papá ante la situación, Yuri se pudo tomar las cosas con “calma”.—Tú sabes qué es esto, ¿verdad? —preguntó bastante molesto.Socorro sonrió con culpa y eso le bastó a Yuri para confirmar sus sospechas.—Lo primero que debo hacer, es disculparme contigo —dijo Socorro sin animarse a mirar a Yuri—, por no habértelo dicho antes.—&ie
Ya había pasado todo un día desde la transformación de Yuri y el muchacho todavía no salía de su habitación. Socorro no intentó siquiera convencerlo de salir a comer algo, pues estaba consciente de que su hijo tenía mucho en qué pensar.Socorro se encontraba en la cocina preparándose un desayuno. Justo acababa de colocar los huevos con tocino en un plato cuando escuchó que la puerta de al lado se abría y de ella emergía Yuri, todavía convertido en chica.—Buenos días —dijo el hombre con una gran sonrisa—. ¿Ya listo para enfrentar al mundo?Yuri gruñó mientras se sentaba en la mesa.—Salí porque apenas me di cuenta de que no he comido nada desde antier.Socorro rio, le pasó el plato ya servido, fue a prepararse más huevo y cuando volvió Yuri ya casi había limpiado su
Los siguientes días pasaron sin novedades para Yuri hasta que a finales de julio apareció un paquete en su puerta. En este además de venir un conjunto de uniformes escolares femeninos, venía también una carta pidiéndole a Yuri que se reportara el día veintiséis de agosto en el jardín de Netzahualcóyotl para su asignación de dormitorio y comenzar con una semana de inducción a la que sería su casa por el siguiente año.26 de agostoEl tiempo pasó y al fin había llegado el momento de que Yuri partiera a su escuela, así que esa mañana desde temprano padre e hijo echaron todas las cosas del joven en el Cutlass y se pusieron en marcha.El jardín de Netzahualcóyotl se encontraba ubicado algo cerca de la ciudad de México, lo bastante cerca para quedar a un viaje de autobús, pero lo
Yuri continuó avanzando por el estacionamiento hasta que llegó al gran edificio amarillo. La reja en el arco estaba cerrada, pero justo cuando se comenzaba a preguntar cómo haría para entrar, casi como salido de la nada un corpulento guardia se acercó a él.—¿Qué se le ofrece? —dijo el guardia con una voz que denotaba que era un hombre de malas pulgas. Pasando un poco de saliva, Yuri contestó:—Mi nombre es Yuri Flanagan, voy a estudiar aquí, sé que debería haber llegado más temprano, pero mi papá se perdió en el camino y…—¿Trae su carta? —preguntó el guardia interrumpiendo a Yuri.Yuri asintió y sacó de su bolsillo la carta que había llegado junto a sus uniformes. El guardia la leyó, se la regresó y abrió la puerta.—Espere en esa banca, llamar&e
Yuri se encontraba sentado en una de las camas de la habitación, con su maleta al lado y sus codos sobre sus rodillas, mirando a las dos chicas frente a él.«Maldita sea», pensó Yuri hastiado. No solo había que soportar un año siendo una mujer, también tendría que soportar vivir con dos chicas.Mientras tanto, las dos chicas conversaban. La pelirroja sacaba de la bolsa que traía unos panes y se los daba a la castaña.—¿Por qué comen? —preguntó Yuri un poco ceñudo— La cena va a ser servida en un rato.La pelirroja miró a Yuri mientras que la castaña empezaba a comerse su pan y dijo:—Dalia no quiere bajar a cenar con las demás alumnas, como no quise dejarla sola fui por algo de cenar para nosotras, ¿quieres uno? Traje bastantes— y le ofreció un pan.La pelirroja tenía un
Pese a ya haberse despertado, Yuri mantuvo los ojos cerrados pues se sentía muy a gusto y quería mantener la sensación lo más que pudiera. El colchón de su cama era bastante suave y cómodo, nada que ver con la piedra que tenía por colchón en casa. Ya tenía una idea de qué sería lo primero que extrañaría cuando regresara a su vida normal.Se giró y abrazó una de sus almohadas. Se sentía bastante suavecita, cálida y su cabello olía bien… ¡¿Cabello?!Abrió los ojos de golpe y frente a él encontró una mata de alborotado cabello rojizo, se separó un poco más y vio a Rosa durmiendo junto a él. En ese momento solo pudo hacer algo: gritó y se arrojó fuera de la cama.El escándalo que hizo fue lo bastante grande como para despertar a sus compañeras de habitac
Unos minutos después llegó Valery y todas las chicas comenzaron a reunirse en torno a ella. Valery inició presentándose de nuevo y luego explicó que ese día lo pasarían conociendo las instalaciones y el resto de la semana asistirían a cursos en su salón de clases para conocer cómo era la rutina en los días de clase y ya el siguiente lunes, comenzarían las clases formalmente.Tras hacer una pequeña dinámica para conocerse mejor, donde Yuri supo que el nombre de la rubia era Catalina González (aunque informó que prefería que le dijeran Kate) y que sus perritas falderas eran Anna y Hannah Servitje, todo el grupo de chicas regresó al sector administrativo, donde se encontraron con el grupo de los chicos de nuevo ingreso, el cual era liderado por un tipo que más que intendente, parecía militar: alto, musculoso, de cabello corto y bien peinado
Los días que siguieron después de ese primer lunes fueron básicamente ir a la escuela. Aunque le tocó en el mismo grupo que a Dalia y a Rosa, la buena noticia era que a Tony le había tocado en otro grupo, así que no había que soportarlo. La mala noticia, Kate y sus segundonas también eran sus compañeras de clase y la rubia no había perdido tiempo en tratar de hacer la vida de Yuri miserable. Por suerte, el muchacho estaba demasiado ocupado en otro asunto como para siquiera poner atención en los intentos de su nueva enemiga por molestarle.Y luego de esa primera semana, había llegado el sábado y con él, el momento de enfrentarse a ese otro asunto.Yuri se encontraba esa mañana sentado en una banca bajo un enorme árbol que con su sombra ayudaba a mitigar el calor veraniego, pensando en todo lo que había ocurrido.—¿Cómo llegu&e