Yuri abrió los ojos. Estaba acostado en su cama.
—¿Un sueño…? —se preguntó.
—Me temo que no —respondió su padre a su lado.
Yuri primero vio a su padre y lo vio tranquilo, para después llevarse las manos al pecho y sentir un par de senos, apretó sus piernas y como ya lo había constatado momentos antes, no había nada entre ellas.
Ya habiendo superado el shock inicial y viendo lo tranquilo que estaba su papá ante la situación, Yuri se pudo tomar las cosas con “calma”.
—Tú sabes qué es esto, ¿verdad? —preguntó bastante molesto.
Socorro sonrió con culpa y eso le bastó a Yuri para confirmar sus sospechas.
—Lo primero que debo hacer, es disculparme contigo —dijo Socorro sin animarse a mirar a Yuri—, por no habértelo dicho antes.
—¡¿Cómo no decirme algo como esto?! —gritó Yuri furioso levantándose un poco de la cama.
Sin cambiar su expresión culpable, Socorro respondió:
—Bueno, luego de cómo la tomaste contra las mujeres después de que tu madre nos abandonó, me aterraba pensar cómo ibas a tomar esto. Perdóname por eso.
Yuri abrió los ojos, se tranquilizó un poco y se recostó en la cama mirando al techo. Una vez más, la estúpida de su madre le había arruinado la vida.
—¿Qué es esto? —preguntó Yuri con amargura.
Socorro se relajó al ver que Yuri le estaba poniendo las cosas un poco más fáciles, se reacomodó en la silla en la que estaba sentado y sin darle más vueltas respondió:
—Una maldición que aqueja a nuestra familia desde mi tátara abuelo, José María Ramos.
Yuri abrió grandes los ojos, miró a su padre y dijo:
—José María… ¡¿Pues qué hizo ese idiota?!
Socorro miró por la ventana antes de comenzar a narrar la historia.
A finales del siglo XIX, nuestra familia era… más pudiente de lo que es ahora. José María era el hijo de un importante hacendado y como tal, era bastante malcriado para su edad. Lastimó a mucha gente… e imagino que se metió con la persona equivocada.
Una noche, para su cumpleaños número quince, se fue a emborrachar a la cantina del pueblo con algunos capataces de la hacienda. Envalentonado por el alcohol regresó solo a casa y fue ahí cuando se encontró con alguien en las oscuras calles del pueblo: una bruja, una bruja que según le dijo ella había sido contratada por una de las tantas personas que José María había lastimado para darle una lección, así que le lanzó una maldición.
Al día siguiente, José María despertó convertido en mujer. Y lo peor de todo: la maldición fue heredada, por lo que al cumplir quince años, todos los varones descendientes de José María se convertían en mujeres.
Si bien era injusto que por las estupideces de un tipo que ni había conocido ahora estuviera pasando por eso, algo en el relato animó a Yuri.
—Dices que la maldición se transmitió a los descendientes de José María, pero aquí estás tú como hombre, supongo que debe haber alguna forma de regresar todo a la normalidad.
Socorro sonrió, miró a su hijo y contestó:
—La hay.
El pecho de Yuri se llenó de esperanza.
—¡Dímela! —exigió saber el muchacho.
—Muy simple en realidad —respondió Socorro—. La maldición no es eterna, dura solo un año. Así que para tu siguiente cumpleaños, estarás como antes.
Yuri suspiró aliviado. La cosa ya no era tan grave, solo tenía que soportar un año con ese estúpido cuerpo y las cosas se corregirían solas, pero entonces reparó en un pequeño detalle.
—¡¿Pero cómo vamos a ocultarlo?! Sé que antes pa… yo parecía mujer pero… ahora será más evidente.
Socorro rio un poco y respondió.
—Tú tranquilo. No habríamos llegado hasta el siglo XXI si no hubiéramos aprendido a lidiar con esto. Aunque no parezca, nuestra familia todavía tiene buenos contactos que quedaron de cuando teníamos influencia. ¿Has escuchado acerca de el jardín de Netzahualcóyotl?
El nombre le sonó un poco a Yuri.
—Creo que sí —dijo Yuri bajando la mirada—. Si mal no recuerdo, es un internado para niños presumidos, ¿no?
Socorro rio y dijo con una amplia sonrisa:
—Pues haz tus maletas porque ahora tú también eres un niño presumido.
Los ojos de Yuri se abrieron grandes por la sorpresa.
—¡¿Qué?! —exclamó Yuri incrédulo.
—¡Feliz cumpleaños hijo! —exclamó juguetón Socorro— Durante todo el próximo año, vas a ser parte de los estudiantes de la escuela más sobresaliente de todo México.
—¡¿Pe-pe-pero cómo?! —preguntó Yuri con la cabeza dándole vueltas.
—El jardín de Netzahualcóyotl ha sido dirigido por la misma familia desde su fundación —explicó Socorro—. Esa familia es amiga de la nuestra y nos han apoyado con este asunto desde entonces. Vas a estar todo el año ahí bajo la fachada de ser una estudiante becada, así que ya tienes donde pasar el año de tu maldición.
La cabeza de Yuri daba vueltas aún más rápido, todo estaba pasando a tal velocidad que él apenas era capaz de procesar en su cabeza. Socorro se dio cuenta de que su hijo estaba abrumado por tanta información, que sonrió y dijo:
—Veo que necesitas tiempo para procesar todo esto —se levantó y fue a la puerta—. Te dejaré a solas para que lo analices, si necesitas algo, me tomé este fin de semana libre para ayudarte, pero no tardes mucho en pensarlo, porque tenemos bastante por hacer para prepararte para tu siguiente año escolar.
Y salió de la habitación, dejando a Yuri a solas con sus pensamientos. Sin embargo, nada más salir de la habitación y cerrar la puerta tras de sí, se recargó en esta al tiempo que su sonrisa se borraba.
«Y así… todo comienza de nuevo. Soy un ser horrible», pensó el gran hombre mientras se enjuagaba unas lágrimas que escapaban de sus ojos.
Ya había pasado todo un día desde la transformación de Yuri y el muchacho todavía no salía de su habitación. Socorro no intentó siquiera convencerlo de salir a comer algo, pues estaba consciente de que su hijo tenía mucho en qué pensar.Socorro se encontraba en la cocina preparándose un desayuno. Justo acababa de colocar los huevos con tocino en un plato cuando escuchó que la puerta de al lado se abría y de ella emergía Yuri, todavía convertido en chica.—Buenos días —dijo el hombre con una gran sonrisa—. ¿Ya listo para enfrentar al mundo?Yuri gruñó mientras se sentaba en la mesa.—Salí porque apenas me di cuenta de que no he comido nada desde antier.Socorro rio, le pasó el plato ya servido, fue a prepararse más huevo y cuando volvió Yuri ya casi había limpiado su
Los siguientes días pasaron sin novedades para Yuri hasta que a finales de julio apareció un paquete en su puerta. En este además de venir un conjunto de uniformes escolares femeninos, venía también una carta pidiéndole a Yuri que se reportara el día veintiséis de agosto en el jardín de Netzahualcóyotl para su asignación de dormitorio y comenzar con una semana de inducción a la que sería su casa por el siguiente año.26 de agostoEl tiempo pasó y al fin había llegado el momento de que Yuri partiera a su escuela, así que esa mañana desde temprano padre e hijo echaron todas las cosas del joven en el Cutlass y se pusieron en marcha.El jardín de Netzahualcóyotl se encontraba ubicado algo cerca de la ciudad de México, lo bastante cerca para quedar a un viaje de autobús, pero lo
Yuri continuó avanzando por el estacionamiento hasta que llegó al gran edificio amarillo. La reja en el arco estaba cerrada, pero justo cuando se comenzaba a preguntar cómo haría para entrar, casi como salido de la nada un corpulento guardia se acercó a él.—¿Qué se le ofrece? —dijo el guardia con una voz que denotaba que era un hombre de malas pulgas. Pasando un poco de saliva, Yuri contestó:—Mi nombre es Yuri Flanagan, voy a estudiar aquí, sé que debería haber llegado más temprano, pero mi papá se perdió en el camino y…—¿Trae su carta? —preguntó el guardia interrumpiendo a Yuri.Yuri asintió y sacó de su bolsillo la carta que había llegado junto a sus uniformes. El guardia la leyó, se la regresó y abrió la puerta.—Espere en esa banca, llamar&e
Yuri se encontraba sentado en una de las camas de la habitación, con su maleta al lado y sus codos sobre sus rodillas, mirando a las dos chicas frente a él.«Maldita sea», pensó Yuri hastiado. No solo había que soportar un año siendo una mujer, también tendría que soportar vivir con dos chicas.Mientras tanto, las dos chicas conversaban. La pelirroja sacaba de la bolsa que traía unos panes y se los daba a la castaña.—¿Por qué comen? —preguntó Yuri un poco ceñudo— La cena va a ser servida en un rato.La pelirroja miró a Yuri mientras que la castaña empezaba a comerse su pan y dijo:—Dalia no quiere bajar a cenar con las demás alumnas, como no quise dejarla sola fui por algo de cenar para nosotras, ¿quieres uno? Traje bastantes— y le ofreció un pan.La pelirroja tenía un
Pese a ya haberse despertado, Yuri mantuvo los ojos cerrados pues se sentía muy a gusto y quería mantener la sensación lo más que pudiera. El colchón de su cama era bastante suave y cómodo, nada que ver con la piedra que tenía por colchón en casa. Ya tenía una idea de qué sería lo primero que extrañaría cuando regresara a su vida normal.Se giró y abrazó una de sus almohadas. Se sentía bastante suavecita, cálida y su cabello olía bien… ¡¿Cabello?!Abrió los ojos de golpe y frente a él encontró una mata de alborotado cabello rojizo, se separó un poco más y vio a Rosa durmiendo junto a él. En ese momento solo pudo hacer algo: gritó y se arrojó fuera de la cama.El escándalo que hizo fue lo bastante grande como para despertar a sus compañeras de habitac
Unos minutos después llegó Valery y todas las chicas comenzaron a reunirse en torno a ella. Valery inició presentándose de nuevo y luego explicó que ese día lo pasarían conociendo las instalaciones y el resto de la semana asistirían a cursos en su salón de clases para conocer cómo era la rutina en los días de clase y ya el siguiente lunes, comenzarían las clases formalmente.Tras hacer una pequeña dinámica para conocerse mejor, donde Yuri supo que el nombre de la rubia era Catalina González (aunque informó que prefería que le dijeran Kate) y que sus perritas falderas eran Anna y Hannah Servitje, todo el grupo de chicas regresó al sector administrativo, donde se encontraron con el grupo de los chicos de nuevo ingreso, el cual era liderado por un tipo que más que intendente, parecía militar: alto, musculoso, de cabello corto y bien peinado
Los días que siguieron después de ese primer lunes fueron básicamente ir a la escuela. Aunque le tocó en el mismo grupo que a Dalia y a Rosa, la buena noticia era que a Tony le había tocado en otro grupo, así que no había que soportarlo. La mala noticia, Kate y sus segundonas también eran sus compañeras de clase y la rubia no había perdido tiempo en tratar de hacer la vida de Yuri miserable. Por suerte, el muchacho estaba demasiado ocupado en otro asunto como para siquiera poner atención en los intentos de su nueva enemiga por molestarle.Y luego de esa primera semana, había llegado el sábado y con él, el momento de enfrentarse a ese otro asunto.Yuri se encontraba esa mañana sentado en una banca bajo un enorme árbol que con su sombra ayudaba a mitigar el calor veraniego, pensando en todo lo que había ocurrido.—¿Cómo llegu&e
Aunque el volante que Rosa había elegido no le convencía en lo más mínimo, Yuri terminó aceptando ir a ese lugar. Caminaron por el sector comercial siguiendo las instrucciones del papel y se detuvieron frente a una casa curiosa, era bastante grande, pero circular, rodeada por un jardín muy bien cuidado y a su vez rodeado por una reja en la que se podían leer las palabras…—Sweet Valerian… —leyó Yuri en voz alta.—He oído sobre este lugar —dijo Rosa—, dicen que es una cafetería bastante buena y que sus postres son deliciosos.Yuri miró a Rosa de forma perspicaz.—Supongo que quieres trabajar aquí a ver si consigues pastel gratis.Rosa rio sin intentar ocultar sus oscuras intenciones.Yuri y sus compañeras entraron a la propiedad, pasaron por el jardín y llegaron hasta la puerta principal.