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06: El jardín de Netzahualcóyotl

Los siguientes días pasaron sin novedades para Yuri hasta que a finales de julio apareció un paquete en su puerta. En este además de venir un conjunto de uniformes escolares femeninos, venía también una carta pidiéndole a Yuri que se reportara el día veintiséis de agosto en el jardín de Netzahualcóyotl para su asignación de dormitorio y comenzar con una semana de inducción a la que sería su casa por el siguiente año.

26 de agosto

El tiempo pasó y al fin había llegado el momento de que Yuri partiera a su escuela, así que esa mañana desde temprano padre e hijo echaron todas las cosas del joven en el Cutlass y se pusieron en marcha.

El jardín de Netzahualcóyotl se encontraba ubicado algo cerca de la ciudad de México, lo bastante cerca para quedar a un viaje de autobús, pero lo bastante lejos como para todavía no haber sido alcanzado por la mano devoradora de la capital mexicana.

Por lo que Yuri había investigado, el jardín era básicamente un pequeño pueblo en medio del bosque, con una sección comercial en la que se les daba servicios a los estudiantes y personal en general. Pero aparte de eso, la escuela se enorgullecía de su alto nivel educativo, pues muchos grandes investigadores, académicos y deportistas a nivel mundial salían de sus filas y esto hizo que le pasara por la cabeza preguntarse si estaría a la altura de tal institución aunque fuera a estar ahí solo por un año.

El viaje al jardín fue largo y tedioso, no tanto porque el jardín estuviera lejos de Xomalitlán, sino porque durante el trayecto Socorro se perdió y se les fue gran cantidad de tiempo tratando de retomar el camino, por lo que para cuando al fin vieron un indicador vial que anunciaba que ya estaban cerca del jardín, el atardecer ya estaba cayendo.

Continuaron avanzando por aquella carretera rodeada de arboles, hasta que vieron un señalamiento al jardín apuntando a una desviación adentrándose al cerro. Socorro dio la vuelta a la izquierda y se introdujo por ese camino hasta que llegaron a un amplio estacionamiento que aunque en ese momento se encontraba algo vacío, Yuri no pudo evitar compararlo con el de un parque de diversiones.

Una vez que Socorro estacionó el auto, Yuri bajó de este. A lo lejos pudo ver un enorme edificio amarillo de dos plantas y un arco a modo de puerta principal, con varias ventanas con cortinas blancas y un letrero en letras verdes en el que se leía.

Jardín de Netzahualcóyotl

El edificio parecía de tal nivel, que Yuri no pudo evitar compararlo con un hotel de lujo, pero estaba algo equivocado.

—Ese es el sector administrativo —presentó Socorro mientras sacaba las cosas de Yuri de la cajuela—. Ahí están las oficinas de los directivos y también es donde viven.

Una vez que la gran maleta que habían comprado para llevar todas las cosas de Yuri había sido bajada del auto, padre e hijo se miraron.

—Bueno Yuri, es lo más que puedo llegar —dijo Socorro abrazando a su hijo—. A partir de aquí, ya corre por tu cuenta pero si necesitas algo, no dudes en contactarme.

—Lo haré, muchas gracias —dijo Yuri regresando el abrazo.

—Y recuerda no llamar mucho la atención, no olvides porqué estás aquí —le recordó su padre.

—Tranquilo, estaré bien —dijo Yuri suspirando un tanto hastiado por ese recordatorio.

Socorro se separó de él y lo miró. Yuri pudo ver preocupación en el rostro de su padre.

—Una última cosa —dijo su padre con seriedad—. Te conozco y tal vez por eso mismo no necesite decirte esto, pero una advertencia nunca está demás. Yuri, no importa lo que pase… no te enamores, no importa si es hombre o mujer.

Esa petición sorprendió a Yuri, lo suficiente como para hacerle retroceder un poco.

—Eh… no tienes que preocuparte por eso —dijo adoptando un tono serio—. Pese a que ahora soy mujer, no me atraen los hombres y las mujeres… sabes bien que desde lo de mamá, las odio.

Pese a lo que Yuri acababa de decir era algo muy cruel, Socorro sonrió y dijo:

—Solo lo decía porque… no olvides que este tú es un tú falso que desaparecerá al cabo de un año. Así que es mejor que no hagas lazos que hagan que la desaparición de este “tú” sea algo muy doloroso.

—Lo intentaré —fue todo lo que respondió Yuri. No había nada de qué preocuparse: después de todo, él no tenía planeado crear ninguna clase de lazo afectivo con alguien en ese lugar.

Un poco más tranquilo, Socorro sonrió y le dio una palmada en el hombro a su hijo.

—Vale pues, ahora me voy más tranquilo —dijo sonriendo—. Ya vete, que no quiero que te vayan a regañar todavía más por este retraso.

Padre e hijo se abrazaron una vez más para despedirse, Yuri tomó sus cosas y comenzó a marchar hacia el sector administrativo para continuar desde ahí con su aventura.

Socorro se quedó mirando como su hijo se alejaba. Una vez que Yuri estuvo a cierta distancia, la sonrisa del hombre desapareció y fue reemplazada por una mueca de tristeza.

Sé que su forma de ver el mundo está mal, pero lo dejé tenerla porque le hará más fácil la vida aquí. De verdad espero que nada cambie y pase lo que pase no se enamore, porque si lo hace… su vida va a volverse muy miserable.

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