Yuri continuó avanzando por el estacionamiento hasta que llegó al gran edificio amarillo. La reja en el arco estaba cerrada, pero justo cuando se comenzaba a preguntar cómo haría para entrar, casi como salido de la nada un corpulento guardia se acercó a él.
—¿Qué se le ofrece? —dijo el guardia con una voz que denotaba que era un hombre de malas pulgas. Pasando un poco de saliva, Yuri contestó:
—Mi nombre es Yuri Flanagan, voy a estudiar aquí, sé que debería haber llegado más temprano, pero mi papá se perdió en el camino y…
—¿Trae su carta? —preguntó el guardia interrumpiendo a Yuri.
Yuri asintió y sacó de su bolsillo la carta que había llegado junto a sus uniformes. El guardia la leyó, se la regresó y abrió la puerta.
—Espere en esa banca, llamar&e
Yuri se encontraba sentado en una de las camas de la habitación, con su maleta al lado y sus codos sobre sus rodillas, mirando a las dos chicas frente a él.«Maldita sea», pensó Yuri hastiado. No solo había que soportar un año siendo una mujer, también tendría que soportar vivir con dos chicas.Mientras tanto, las dos chicas conversaban. La pelirroja sacaba de la bolsa que traía unos panes y se los daba a la castaña.—¿Por qué comen? —preguntó Yuri un poco ceñudo— La cena va a ser servida en un rato.La pelirroja miró a Yuri mientras que la castaña empezaba a comerse su pan y dijo:—Dalia no quiere bajar a cenar con las demás alumnas, como no quise dejarla sola fui por algo de cenar para nosotras, ¿quieres uno? Traje bastantes— y le ofreció un pan.La pelirroja tenía un
Pese a ya haberse despertado, Yuri mantuvo los ojos cerrados pues se sentía muy a gusto y quería mantener la sensación lo más que pudiera. El colchón de su cama era bastante suave y cómodo, nada que ver con la piedra que tenía por colchón en casa. Ya tenía una idea de qué sería lo primero que extrañaría cuando regresara a su vida normal.Se giró y abrazó una de sus almohadas. Se sentía bastante suavecita, cálida y su cabello olía bien… ¡¿Cabello?!Abrió los ojos de golpe y frente a él encontró una mata de alborotado cabello rojizo, se separó un poco más y vio a Rosa durmiendo junto a él. En ese momento solo pudo hacer algo: gritó y se arrojó fuera de la cama.El escándalo que hizo fue lo bastante grande como para despertar a sus compañeras de habitac
Unos minutos después llegó Valery y todas las chicas comenzaron a reunirse en torno a ella. Valery inició presentándose de nuevo y luego explicó que ese día lo pasarían conociendo las instalaciones y el resto de la semana asistirían a cursos en su salón de clases para conocer cómo era la rutina en los días de clase y ya el siguiente lunes, comenzarían las clases formalmente.Tras hacer una pequeña dinámica para conocerse mejor, donde Yuri supo que el nombre de la rubia era Catalina González (aunque informó que prefería que le dijeran Kate) y que sus perritas falderas eran Anna y Hannah Servitje, todo el grupo de chicas regresó al sector administrativo, donde se encontraron con el grupo de los chicos de nuevo ingreso, el cual era liderado por un tipo que más que intendente, parecía militar: alto, musculoso, de cabello corto y bien peinado
Los días que siguieron después de ese primer lunes fueron básicamente ir a la escuela. Aunque le tocó en el mismo grupo que a Dalia y a Rosa, la buena noticia era que a Tony le había tocado en otro grupo, así que no había que soportarlo. La mala noticia, Kate y sus segundonas también eran sus compañeras de clase y la rubia no había perdido tiempo en tratar de hacer la vida de Yuri miserable. Por suerte, el muchacho estaba demasiado ocupado en otro asunto como para siquiera poner atención en los intentos de su nueva enemiga por molestarle.Y luego de esa primera semana, había llegado el sábado y con él, el momento de enfrentarse a ese otro asunto.Yuri se encontraba esa mañana sentado en una banca bajo un enorme árbol que con su sombra ayudaba a mitigar el calor veraniego, pensando en todo lo que había ocurrido.—¿Cómo llegu&e
Aunque el volante que Rosa había elegido no le convencía en lo más mínimo, Yuri terminó aceptando ir a ese lugar. Caminaron por el sector comercial siguiendo las instrucciones del papel y se detuvieron frente a una casa curiosa, era bastante grande, pero circular, rodeada por un jardín muy bien cuidado y a su vez rodeado por una reja en la que se podían leer las palabras…—Sweet Valerian… —leyó Yuri en voz alta.—He oído sobre este lugar —dijo Rosa—, dicen que es una cafetería bastante buena y que sus postres son deliciosos.Yuri miró a Rosa de forma perspicaz.—Supongo que quieres trabajar aquí a ver si consigues pastel gratis.Rosa rio sin intentar ocultar sus oscuras intenciones.Yuri y sus compañeras entraron a la propiedad, pasaron por el jardín y llegaron hasta la puerta principal.
El domingo, Yuri y sus compañeras de habitación se levantaron nada más comenzar a entrar la luz del sol por la ventana de su cuarto. Sabiendo el duro día que tenían por delante, se apuraron a prepararse y desayunar para después partir a Sweet Valerian.Al llegar al local, vieron a Daniel quien ya estaba sacando y acomodando mesas y sillas en el jardín. En cuanto les vio, sonrió y saludó con la mano.—¡Chicas! Buenos días, llegaron temprano.—Buenos días —saludó Rosa llena de energía.—Queríamos empezar lo más pronto posible con esto —dijo Yuri sin darle más importancia.Daniel por su parte sonrió y dijo:—Gracias, vamos a comenzar.Las siguientes horas se les fueron en acomodar las mesas y las sillas, preparar algunos postres para los clientes y hacer limpieza en general, todo
Lo que estuviera haciendo Rosa, funcionaba la mar de bien, porque luego de un rato comenzaron a entrar varios clientes deseosos de tomar un buen postre y/o ver más maids.Yuri se acercó a los primeros clientes que le tocaron y aunque se estaba muriendo por dentro al notar la forma libidinosa en la que le veían, se las arregló para sonreír y decir.—Bi-bienvenidos a Sweet Valerian, amos —dijo mientras les pasaba una carta—, ¿qué les podemos ofrecer?—A mí tráeme una rebanada de pastel de chocolate y un té verde —dijo uno.—Yo quiero pay de fresas y té negro —dijo el otro.—¡A-a la orden amos! —respondió Yuri y se dio la vuelta rumbo a la cocina a dejar la orden antes de que se le cayera el acto, lo cual casi ocurrió cuando alcanzó escuchar que uno decía:—¡Su acto de <
Nada más empezar bien las clases, de inmediato Yuri comprendió porqué el nivel del jardín estaba tan alto: la mayoría de los temas que los distintos profesores estaban tratando se encontraban bastante alejados de lo que Yuri había visto en su humilde secundaria, aunado a que los profesores les dejaban una cantidad inmisericorde de tareas para después de clase.Por suerte para él y contrario a lo que había dicho cuando se conocieron, Rosa había demostrado ser una genio, pues entendía sin problemas todos los temas que los profesores les dejaban y tenía tal facilidad para explicarle a Yuri, que aunque todavía con algunos problemas, el muchacho pudo ponerse a la par de sus compañeros y arreglárselas para sobrevivir sus primeras semanas académicas en el jardín.Para finales de septiembre, Yuri se encontraba en clases haciendo un trabajo por equipos. Para su