Capítulo Cuarenta e seis

Los ojos furiosos de Barth ardieron ante lo que había dicho Amelia. Su mano libre agarró con fuerza el cuello de Amelia, apretando allí los dedos mientras le robaba el aire.

- Es mentira. - le gruñó.

Amelia movió la cabeza negativamente.

- El bebé es tuyo. Haz cuentas. - Susurró sin aliento, luchando por tomar aire. - Estoy de cuatro meses.

Barth la miró confundido, como si en realidad estuviera calculando mentalmente mientras algunas personas pasaban rápidamente junto a ellos.

Sin embargo, mantuvo la pistola contra el vientre de Amelia, ocultándola con la chaqueta.

- Vámonos de aquí. - Soltó el cuello de Amelia y la agarró del brazo, empezando a caminar con ella fuera del restaurante.

Caminaron hacia la parte trasera del local, pasaron por delante de la cocina y salieron por la puerta de atrás.

Amelia intentó no llorar, pero todo su cuerpo temblaba de miedo. No tenía ni idea de adónde la llevaba Barth y, lo que era peor, de lo que le iba a hacer.

Cuando llegaron al aparcamiento, Bar
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