Capítulo 911
María se limpió las lágrimas de los ojos con expresión algo indiferente. El delineador ya se le había terminado de correr, dejando su maquillaje hecho un desastre.

—En una hora, el dinero llegará a tu cuenta —le dijo al hombre.

—De acuerdo, señora.

María tomó la memoria USB que le ofrecían y se marchó de la oficina.

En la planta baja, Shirley miraba con gran adulación el auto de Andrés alejarse, gritando en voz muy alta:

—Presidente, ¡buen traje!

Álvaro la miró de reojo con desprecio, mientras ella también le mostraba una sonrisa muy brillante:

—Jefe, esto es exactamente lo que usted me enseñó, ¿no es así? No solo hay que observar con los ojos, sino que también hay mirarlo con el corazón. Solo estoy haciendo esto para ganar reconocimiento frente a nuestro superior, ¿verdad? Quizás algún día pueda ascender y hasta mantener a un grupito de aduladores. Jejeje...

Sin embargo, las siguientes palabras de Álvaro la devolvieron en ese momento a la realidad:

—¿Acaso planeas reemplazar mi puesto
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