Capítulo 822
—Simón… Yo... yo te amo, mi corazón no está sucio en lo absoluto —rogó Ada en tono suplicante.

Los ojos de Simón reflejaron una pizca de dolor, giró la cabeza para mirar hacia al techo y habló con frialdad:

—¡Si estás sucia, sucia estás! Si aún tienes un ápice de dignidad, deberías firmar el acuerdo de divorcio cuanto antes. Ada de verdad me das asco.

—Simón... no estoy sucia... Nunca más volveré a hacerlo, ¿me darías una última oportunidad, por favor? Simón... —le suplicó ella muy desconsolada llorando.

Simón le arrojó una bolsa de plástico sellada frente a ella, mientras la interrogaba con rabia:

—¿Ahora qué más puedes alegar? Yo nunca me he acostado contigo, ¿de quién es el bebé en tu vientre?

Gracias a exhaustivos procedimientos médicos, las quemaduras en el rostro de Simón se habían mejorado muchísimo, y su apariencia había regresado a la gentileza de antes. Siempre fue muy apuesto, incluso cuando aún estaban en la universidad, era el estudiante modelo de la facultad de finanzas
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