Capítulo 825
Ada se cayó y de inmediato sintió un dolor muy punzante en el abdomen, con un flujo de calor debajo de ella. Leonardo se acercó de inmediato para ayudarla a levantarse.

—Ada, ¿cómo estás? —le preguntó bastante preocupado.

Ada lo empujó con gran disgusto, con una expresión aturdida, pareciendo algo fuera de sí.

—Yo... yo tengo que ir a buscar en este momento a Simón, tengo que ir con él —murmuró muy aturdida.

Leonardo la vio irse como una loca a perseguir a Simón. Sin importarle la mancha de sangre debajo de ella, tambaleándose, ella ya no era incapaz en lo absoluto de mantenerse en pie, pero aun así corrió tras el auto que ya había desaparecido.

—No quiero el divorcio, no quiero separarme de él... Simón, no me dejes… Sin ti... ¿de qué voy a vivir? ¿Qué quieres que haga…?

Leonardo la miró con calma, en ese momento sin saber siquiera qué estaba pensando, sin saber si todo lo que le había hecho en ese momento era correcto o incorrecto...

Leonardo se acercó con cautela y noqueó a la mujer
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