Capítulo 827
Andrés se acabó todos los tamales que le trajo Emma. Antes, su comida favorita eran precisamente los tamales de Doña Liora. El sabor era exactamente igual.

Afuera dejó de nevar por un momento y de repente volvió a caer una gran nevada. Del cielo caían grandes copos de nieve que cubrieron por completo el suelo de una gruesa capa blanca y brillante como las perlas.

—Leonardo y yo estamos invirtiendo en un instituto de investigación contra el cáncer. Pronto se acabará tu enfermedad y, dentro de medio mes, Asterio podrá hablar y llamar a su madre... ¿Es que no quieres ver cómo nuestro hijo se hace mayor? Luna, no me hagas esperar más tiempo...

La herida de la cirugía de Luna ya se había curado, pero ella aún no se despertaba. Acostado detrás de ella y vestido muy cómodo con ropa de invierno, Andrés cerró los ojos y olió el aroma de Luna. Esta era, quizás, su única forma de encontrar algo de paz. Andrés nunca había sentido una angustia semejante. Él estuvo esperando muy ansioso los cuatro
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