Era medianoche.Luna fue despertada por una horrible pesadilla, se sentó en la cama, con sudor en la frente.Al instante, sintió el familiar, y penetrante olor a desinfectante, olor que odiaba profundamente.Se quedó atónita por medio segundo, ¿Dónde se encontraba acaso?¿Cómo era que aún estaba en el mismo hospital?Entonces, “plap”, la habitación oscura, se iluminó de repente, una luz deslumbrante que la hacía incapaz de abrir los ojos.Una voz fría dijo:—¿Teniendo pesadillas de nuevo?Luego, pasos largos se acercaron a la cama, su figura alta bloqueó la luz, envolviendo completamente su pequeño cuerpo.—An...Andrés? —Luna levantó la vista, al ver claramente el rostro del hombre a su lado, un rostro que solo le causaba repulsión y hastió, sus ojos se abrieron ampliamente, llenos de asombro:—¡No te acerques ni un solo centímetro más!¿Pero que rayos es esto? ¿Por qué este infeliz está aquí?Ella instintivamente retrocedió.La mente de Luna estaba confusa. Al ver a Andrés, un gran te
Luna respiró suavemente, dejando ver una leve sonrisa hacia Andrés y dijo con calma:—Andrés, lo siento. Antes fui demasiado caprichosa. No debí haberte presionado tanto. De ahora en adelante, recordaré que eres mi hermano.No discutió, parecía tranquila como una muñequita en armario. Andrés estaba un poco sorprendido. ¿Era este acaso su nuevo truco?Andrés habló con tranquilidad:—Está bien que lo entiendas. Acuéstate temprano y no trasnoches. Vendré a buscarte mañana.Luego extendió la mano y acarició su cabeza.Luna reprimió el impulso de apartarse de su contacto, y obedeció.Cuando Andrés se dio la vuelta, la ternura en sus ojos desapareció instantáneamente, siendo reemplazada por un frío indiferente.Saliendo de la habitación del hospital, Andrés sacó un pañuelo blanco del bolsillo y se limpió la mano que había tocado a Luna. Luego, arrojó el pañuelo en un bote de basura cercano, junto al ascensor.En el momento que se abrieron las puertas del ascensor, Andrés entró y presionó el
Después de una hora de viaje en taxi, este se detuvo frente a la hacienda de los García.Luna ingresó a la casa, en la entrada se cambió de zapatos, doña Liora la vio, y se acercó rápidamente a ella.—Señorita, ¿cómo es que vienes sola? ¿El Señor García no regreso contigo?Liora aún reflejaba la lozanía de la juventud.Luna abrazó a Liora, después de la muerte de su padre, solo Liora la había tratado como a su propia hija, ella era la única persona que se había esforzado por ella y su bienestar.Luego, fue obligada por Andrés a quedarse en la mansión García para cuidar de él y de María.—Doña Liora, la neta que te extrañé mucho.—Ah...cuéntame... señorita, ¿qué te pasa? ¿Todavía no te has recuperado de la enfermedad? —Doña Liora apartó a Luna y tocó su frente con preocupación.No te preocupes, ¿está todo bien aquí?Liora tenía la sensación, de que Luna estaba actuando de manera extraña hoy.—No es nada, solo quería darte un buen abrazo.—¿Tienes hambre? Acabo de terminar de cocinar una
Luego de la cena, Luna se retiró a descansar temprano. Antes de acostarse, solía siempre de disfrutar de una taza de leche bien caliente, un hábito que no había cambiado en muchos años.A través de las finas cortinas, la oscuridad de la noche era intensa, y un haz de luz de los faros brillaba desde afuera de la ventana. El chirrido de los neumáticos contra el pavimento generaba un sonido estridente.El Audi A6, en el que viajaba Andrés era el nuevo coche que Miguel le había regalado, como recompensa por su desempeño en la compañía.Andrés bajó del coche, entró a la sala y dejó las llaves en la entrada. Sus ojos agudos escanearon la sala, pero no encontraron ninguna figura familiar. Solía haber una figura delgada sentada en el sofá, viendo aburridas telenovelas. Ahora, la sala estaba vacía, la mesa de café estaba limpia y no había bocadillos como solía haber. El brillo en los ojos de Andrés se atenuó un poco.Liora salió de la cocina.—Señor Martínez, ¿ya cenó?—¿Dónde está Luna?—Luna
La razón por la que Andrés eligió a María en cambio, era porque ella tenía un gran parecido en los rasgos de su rostro a Isabel. Andrés la mantuvo a su lado como si de su sustituta se tratara.Sin embargo, desde su infancia hasta su adultez, Luna nunca pudo igualar a Isabel en términos de logros académicos, ni apariencia, excepto por su linaje familiar.El sentimiento entre Isabel y Andrés era como un muro solido e impenetrable, que nadie podía derribar. Su amor por Isabel estaba arraigado en lo más profundo de su ser. En cambio, Luna, era simplemente la hija de un enemigo para Andrés, sin ningún rastro de sentimiento por ella.Los golpes en la puerta se hicieron más fuertes. Luna mordió su labio, sabiendo que Andrés no tenía mucha paciencia con ella. Si no le abría pronto, Andrés podría incluso derribar la puerta de un puntapié.Luna encendió la luz de la habitación, se puso los zapatos y salió corriendo, abrió la puerta y frotándose los ojos, fingió estar recién levantada.—Andrés, ¿
Después de la fiesta, Luna se quedó tranquilamente dormida.Quizás, al volver de nuevo a sus años de juventud, ella sabía que Isabel seguía viva y ya no cargaba mas con la carga de tener pesadillas horribles debido a ella.Al día siguiente, Luna fue despertada por pasos en el piso de arriba. Se dio la vuelta en la cama, abrió los ojos y ya no sentía sueño.Durante los últimos meses de quimioterapia antes de su muerte, nunca había tenido una buena noche de sueño.Todas las noches eran atormentadas por un dolor penetrante que le impedía dormir, y también se le caía mucho el pelo. Nunca supo que la quimioterapia la dejara calva.En su vida anterior, le encantaba dormir y tenía mal humor si la despertaban de su sueño. Pero ahora, al despertar por el ruido, Luna extrañamente no sentía nada.Miró su teléfono móvil y vio que eran poco después de las ocho.Liora sabía que Luna tenía la costumbre de quedarse dormida tarde, así que generalmente no subía a molestarla temprano.Luna dejó el teléfo
Luna se encontraba frente al escritorio sin abrir el regalo que le había enviado Isabel.Ya sabía lo que había dentro. Era un hermoso Swarovski pasador de cristal.En la época de recién comienzos del milenio, cuando el salario promedio era aún muy bajo, esto era algo bastante inusual.A ella no le agradaba utilizar joyas. Cuando se las colocaba, sentía, que su cuello oprimía cuando las utilizaba. Quizás era solo una percepción, pero le resultaba muy incómodo.Luna guardó el regalo en el cajón del escritorio.Sacó el libro de matemáticas. Para ella, esos problemas no eran difíciles en absoluto. El libro era nuevo, por lo tanto, no había sido abierto aún. En la vida anterior, Luna tenía un bajo rendimiento académico en su clase. Luego, con el fin de ingresar a la universidad, le pidió a Andrés que fuera su tutor privado. Le pedía que la ayudara, explicándole temas confusos para ella.Aunque Andrés solo tuviera un diploma de educación secundaria, era bueno para las matemáticas y en espec
En una habitación llena de desorden, un joven yacía sentado en su silla de ruedas. Su cabello despeinado cubría sus ojos y su mirada sombría se posaba sobre el suelo, en donde una impasible cuchilla yacía también junto a varios fragmentos de vidrio. En su mente, una voz le repetía incesantemente:—¿Por qué rayos estás dudando? Un solo corte y todo nuestro dolor desaparecerá. Tus padres se divorciaron, volvieron a casarse y ya no te necesitan. ¡Muérete pronto! ¡La muerte te liberará de esta vida de pesares! Si no se amaban, ¿por qué se casaron entonces? ¿Por qué me trajeron al mundo entonces? Ya tienen sus propias familias, me han dejado a mi propia suerte solo para sufrir. La mirada de Gabriel se volvió cada vez más dura y decidida. Se apoyaba en la silla de ruedas y se levantó. Como perdió apoyo para sus piernas, cayó al suelo, cortándose las palmas de las manos con los fragmentos de vidrio, dejando rastros de sangre sobre la madera. Entre los escombros, extendió la mano y tomo de