Luna se encontraba frente al escritorio sin abrir el regalo que le había enviado Isabel.Ya sabía lo que había dentro. Era un hermoso Swarovski pasador de cristal.En la época de recién comienzos del milenio, cuando el salario promedio era aún muy bajo, esto era algo bastante inusual.A ella no le agradaba utilizar joyas. Cuando se las colocaba, sentía, que su cuello oprimía cuando las utilizaba. Quizás era solo una percepción, pero le resultaba muy incómodo.Luna guardó el regalo en el cajón del escritorio.Sacó el libro de matemáticas. Para ella, esos problemas no eran difíciles en absoluto. El libro era nuevo, por lo tanto, no había sido abierto aún. En la vida anterior, Luna tenía un bajo rendimiento académico en su clase. Luego, con el fin de ingresar a la universidad, le pidió a Andrés que fuera su tutor privado. Le pedía que la ayudara, explicándole temas confusos para ella.Aunque Andrés solo tuviera un diploma de educación secundaria, era bueno para las matemáticas y en espec
En una habitación llena de desorden, un joven yacía sentado en su silla de ruedas. Su cabello despeinado cubría sus ojos y su mirada sombría se posaba sobre el suelo, en donde una impasible cuchilla yacía también junto a varios fragmentos de vidrio. En su mente, una voz le repetía incesantemente:—¿Por qué rayos estás dudando? Un solo corte y todo nuestro dolor desaparecerá. Tus padres se divorciaron, volvieron a casarse y ya no te necesitan. ¡Muérete pronto! ¡La muerte te liberará de esta vida de pesares! Si no se amaban, ¿por qué se casaron entonces? ¿Por qué me trajeron al mundo entonces? Ya tienen sus propias familias, me han dejado a mi propia suerte solo para sufrir. La mirada de Gabriel se volvió cada vez más dura y decidida. Se apoyaba en la silla de ruedas y se levantó. Como perdió apoyo para sus piernas, cayó al suelo, cortándose las palmas de las manos con los fragmentos de vidrio, dejando rastros de sangre sobre la madera. Entre los escombros, extendió la mano y tomo de
Luna sacó todas las datiles de su bolsillo, los lavo y encendió el televisor, disponiéndose a darse su pequeño festín. Liora estaba arreglando la cocina, y salió a ver a Luna y la encontró sucia y tirada en el sofá, haciendo nada. Levantó la mano como si fuera a darle su reprimenda y dijo:—Deja de ser tan traviesa muchachita. Acabo de cambiar la funda del sofá hoy y ya la has ensuciado. Ve a tu habitación y cámbiate de ropa primero.Luna estaba descalza y evitó el golpe. Se escondió detrás del sofá y dijo sonriendo:—¡Doña Liora, me cambiaré más tarde! Estoy tan cansada ahora. Solamente quiero recostarme un rato.—Estás bromeando. Si el señor García se entera de eso, te castigará cuando regrese. Luna, vete ya a la habitación y cámbiate la ropa. —dijo Liora.—¿Puedo ver el resto del episodio primero? Sólo quedan unos minutos. —Luna le dijo quejándose a Liora.—No. Debes tomarte en serio los exámenes. Apaga la televisión y sube al estudio a revisar tus lecciones. —dijo Liora.En ese mo
Luna regresó a la habitación, se quitó la ropa sucia que llevaba puesta, y se paró frente al armario para elegir un vestido nuevo.Justo en ese momento, se oyó la voz de Andrés desde afuera de la pared:—Tengo algo urgente que hacer en la empresa. Si alcanzo a terminar temprano, regresare lo antes posible para estar contigo.Isabel respondió consideradamente:—No pasa nada. Ve y ocúpate de tus asuntos. Que yo andaré esperándote aquí.—Bien, si te sientes cansada, puedes dormir en mi habitación. Las sábanas están nuevas y limpias.—Eso es lo que menos debes que preocuparte.Luna escuchó los pasos que se alejaban, y creyó que Andrés se había ido. Justo cuando quería respirar de alivio, la puerta se abrió de repente.Al mismo tiempo, Luna se quedó completamente rígida con la ropa en su mano. Su rostro se enrojeció al instante, al darse cuenta de lo que había pasado. Se apresuró nerviosa y avergonzadamente a cubrirse con la ropa.La mirada de Andrés se estrelló con la figura desnuda de la
Una suave brisa nocturna entró ligeramente por la ventana. Los pasos apresurados en el pasillo despertaron a Luna.Luna parpadeó, abrió lentamente los ojos, y miró por la ventana. Se dio cuenta de que ya había amanecido y no deseaba dormir más. Era la voz de Isabel. Luna no sabía qué había sucedido, solo escuchó las constantes disculpas de la muchacha. Con los ojos somnolientos, pisó descalza el suelo y se acercó a abrir la puerta.Al abrir la puerta, se sorprendió al ver la figura que apareció allí y preguntó:—Andrés, ¿has terminado el trabajo de la empresa?En realidad, Andrés había regresado a casa una hora antes de que Luna se durmiera, había acompañado a Isabel al centro comercial. Sin embargo, al entrar en su habitación, Andrés se dio cuenta de que algo faltaba. Era la osita de peluche que Luna le había regalado en su cumpleaños.Al escuchar la voz de Luna, Andrés se acercó un poco a Isabel, como si estuviera a punto de “protegerla”, luego le explicó a Luna con un destello frío
Luna llevaba bien puestecito el uniforme de la prepa, traje negro al estilo británico con zapatos y mochila de cuero, definitivamente era bastante sofisticado.Al otro lado de la calle, había otra preparatoria pública llamada preparatoria pública Astra Luna. También era una preparatoria con excelentes resultados educativos. Todos los estudiantes que ingresaban a esa preparatoria eran aquellos con alta capacidad intelectual y con el sueño de convertirse en élites sociales en el futuro.Los estudiantes de la preparatoria Aurora tenían condiciones financieras incomparables debido a sus familias, pero los de la Preparatoria Astra Luna solían venir de familias humildes, por lo que solo podían avanzar con sus propios esfuerzos.Debido a las diferentes clases sociales, había constantes conflictos de opiniones entre los dos grupos de estudiantes.Justo cuando Luna estaba a punto de ingresar a la escuela, entre varios vehículos negros, divisó un Audi negro similar al de Andrés que se detuvo fre
El salón de la clase número uno se ubicaba en el sexto piso. El edificio contaba con elevadores divididos para estudiantes y profesores.En la preparatoria Aurora, no se establecían clases antes de las nueve, permitiendo así que los estudiantes llegaran a la escuela un poco más tarde.Cuando Luna llegó a su respectivo salón, dentro de los compañeros de clase se encontraban unos conocidos, al igual que otros extraños. Solo conocía los nombres de unos pocos.Cuando sonó el timbre para el inicio de las clases, Luna se apresuró a tomar asiento de acuerdo con su memoria. Sin embargo, antes de que pudiera acomodar bien su mochila, percibió varias miradas de sorpresa y escuchó murmullos.—¡Ese el asiento de Sergio! ¿Cómo carajos se atreve a sentarse ahí?—¿Acaso perdió la memoria?¿Qué? ¿Sergio Sánchez?Luna examinó un poco el escritorio, tan impecable que no había ni un libro sobre él. Se levantó, inmediatamente con sorpresa. ¿Cómo era posible que este fuera el asiento de Sergio? ¡Recordaba
Cuarenta y cinco minutos después, terminó la clase. Después de la clase, Luna se acercó hacia el escritorio y lo levantó, luego recogió todos los libros y los colocó en el cajón.Al ver la acción de Luna, muchos compañeros se sorprendieron y empezaron a discutir en voz baja:—¡No puede ser! ¿Luna está agachándose para recoger los libros de Sergio? ¿Está loca?—¡Una persona como ella que ni siquiera sabe cómo contradecir a las personas ofreciéndose a hacer algo así! ¡Pero que locura!Uno de ellos sacó su móvil, tomó una foto de la escena y la publicó de manera anónima en el foro de la escuela.Luna también escuchó los comentarios, pero simplemente los ignoró. Después de ordenarlo todo, regresó a su propio asiento. No pudo evitar pensar: ¡era tan amable que incluso podía soportar a un tipo como Sergio!Al mismo tiempo, en un callejón cerca de la preparatoria, Luis le preguntaba a Bruno dónde irían a beber esa noche. Bruno estaba jugando al móvil a un lado. De repente, recibió un nuevo me