Las sombras de la noche oscura eran su única compañía, el aire gélido hizo que su cuerpo temblara y se erizara, la calle estaba completamente sola, ni una alma vagaba por esa avenida, los comercios ya había cerrado sus puertas al público, con el corazón martillando con fuerza en su pecho camino lo más rápido posible, sabía que no debía andar por esa calle a esa horas, sin poder evitarlo miró detrás de ella sintiendo esa mirada penetrante, no era la primera vez que la sentía, y tal vez tampoco la última; desde que recibió aquella amenaza su vida peligraba. ¿Quién la quería ver muerta? Y ¿Por qué? No había sido suficiente con matarla en vida aquel día que le arrebataron al hombre que rescató su corazón, que ahora también querían su vida. Aún tenía muy presente aquella noche, la que debió ser la más feliz de su vida. Todos por fuera de la iglesia los felicitaban, los periodistas de la columna de sociales no dejaban de tomar las mejores fotografías del evento que habían calificado como
Nunca en su vida pensó que volvería a verlo, y mucho menos que ahora le debía estar respirando. Lo vio detenidamente, no había cambiado nada, tenía el mismo cuerpo atlético, su cabello de color castaño claro y liso del cuál caía pequeñas gotas de agua, sus ojos de color azul intenso eran igualmente de penetrantes de cómo los recordaba, y sus labios, esos que tanto disfruto besar eran una línea plana; al igual que ella su ropa estaba empapada, pero tenía un oscuro deseó de abrazarlo y sentirse segura de nuevo en sus brazos.—No fue nada con permiso — la esquivo como si ni fuera más que una mujer en apuros, era frío y distante con ella y eso le dolió.—Espera que haces aquí Leonardo — lo persiguió hasta de nuevo detenerlo poniendo su mano sobre su pecho— ¿me has estado siguiendo?—No, ¿Por qué tendría que seguirte? — sin ser brusco quitó la delicada mano de Arantxa de su pecho, si lo volvía a tocar tal vez perdería la poca fuerza para no tomarla en sus brazos y llenarla de besos como ta
Al escucharla, de sus labios brotó una sonrisa de lado, ahí tenía la respuesta a su pregunta, pero con la pena se tenía que negar, sin embargo, pensándolo un segundo eso podría facilitar algunas cosas para una nueva misión que el secretario de seguridad le había encomendado.Escuchó que hablaba a lo que volvió a ponerle atención dejando de lado sus pensamientos.—Anoche después de vernos, te busqué y descubrí que eres el mejor guardaespaldas del país— eso no era una mentira, como siempre le gustaba estar en lo más alto, ser el mejor en todo como su padre le había enseñado.—Lamento que viniera a perder el tiempo señora, pero voy a tener que rechazar ser su guardaespaldas, siempre escojo con quien trabajo y con usted no volveré a estar cerca— tomó las carpetas— si me permite tengo mucho trabajo— la volvió a mirar, en la noche no había notado su rostro que estaba un poco pálido, y sus ojos no tenían ese brillo tan especial que la caracterizaba y su rostro tenía una expresión de tristeza
Arantxa al salir de la oficina de Leonardo y recibir su negativa a firmar el contrato matrimonial volvió a sentir aquel dolor y rabia el mismo que sufrió aquella noche que regresó al departamento y no encontró ninguna pertenencia de él, fue como si nunca hubieran compartido ese lugar. Al llegar al hospital no pudo concentrase en las consultas por lo que las canceló y mandó a reagendarlas para la siguiente semana.Creía que aun en su corazón existía el odio que debía sentir por él, pero para su desconcierto había otro sentimiento, uno que pensó que estaba muerto gracias a Steven, al amor que él siempre le dio y por el que pudo sanar su corazón roto.Mira la solitaria calle, por Dios quien podría ahora ayudarla, si Leonardo se negó a firmar el contrato matrimonial. Sabía que era una locura esa propuesta, más cuando apenas iban unas cuantas semanas de la muerte de Steven, pero también sería muy extraño que ella como doctora tuviera un guardaespaldas.La única manera que había encontrado
Sabía que era la peor decisión que había tomado, pero verla de nuevo en peligro hizo que surgiera un sentimiento muy fuerte de protección por ella, su corazón no quería, ni podría permitir que ella muriera, a pesar del dolor que le causó, la quería ver feliz, aunque fuera con otra persona.—¿Escuché bien? — era notorio su desconcierto, y como no si en la mañana antes que saliera de su oficina había dicho que nunca aceptaría casarse con ella.—Si, seré tu esposo al frente de todos, tu guardaespaldas en secreto— un brillo de alegría apareció en sus preciosos ojos color ámbar.—Gracias, no sabes cuanto me alegra escuchar eso— sintió sus delgados pero fuertes brazos rodeándole el cuello, su cuerpo era tan cálido y su perfume lo inundaba por completo que estaba sintiendo un indómito deseo de tenerla así siempre.—Mañana puedes llevar el contrato a mi oficina…—No, vamos a mi departamento, ahí lo podrás firmar— no le gustaba la idea, estar en su departamento donde compartió tantos momentos
Desde la noche anterior había sabido que su padre reaccionaría de esa forma, pues no quería verla sufrir de nueva cuenta cuando Leonardo la volviera a dejar sin ninguna explicación, lo que no sabía que ese matrimonio sería solo por un tiempo y quien se iría sin decir nada sería ella.Podía notar que no le gustaba la idea, pero eso no le importaba, lo único que quería era salvar su vida de la persona que la quería ver junto a Steven.—¿Ya te olvidaste que ese hombre te destrozó el corazón? — claro que no lo había olvidado, fue la primera vez que sintió ese dolor tan grande, como si su corazón hubiera muerto para siempre.—No, solo que hemos hablado y nos dimos cuenta que todo fue un mal entendido— sus padres se vieron con cierto temor.—¿Qué te dijo? ¿Por qué se fue sin decirte nada? — Arantxa se sorprendió por la pregunta, pero permaneció serena, era una mentira que habían hablado, pero de alguna forma tenía que justificar ese matrimonio, además no quería tomar importancia, ni quería
Leonardo ni en sus locos sueños pensó volver a pisar la gran casa de los Olivares, la primera vez que la vio le pareció imponente, se sintió intimidado al entrar a ese lugar, pero el padre de Arantxa le hizo sentirse en casa, como si fuera parte de la familia; en ese momento le era conveniente aparentar algo que no sentía, solo para mantener a su hija contenta y junto a ellos.El padre de Arantxa pensó que él iba en busca de su dinero, algo que estaba completamente equivocado, no todos los hombres de otro nivel social eran arribistas como él llegó a decirle. Él se había enamorado de Arantxa por su forma de ser, por el maravilloso ser humano que era y por todas esas cualidades que descubrió cada día que vivió con ella.Antes de tocar el timbre se ajusta el saco de su mejor traje, el que Edward Taylor le mandó hacer con su sastre, era el único que tenía a su medida y que era para este tipo de ocasiones, sonrió de lado, ya quería ver la cara de Devon cuando lo viera en su casa de nueva c
Leonardo no dejó de verlo en ningún momento hasta que lo tuvo de frente a él, sus ojos negros lo miraban fijamente con aquella misma prepotencia y soberbia que lo caracterizaban, solo que esta vez pudo notar un tinte de nerviosismo en su rostro, como si temiera ser descubierto delante de todos.—Pero ya vez Ara me busco porque me si…—Señor ya llegó el juez— entro Frederic interrumpiendo su conversación— señor Santamaria por favor tome su lugar— escucho un bufido por parte de Devon, sin embargo, no le presto importancia.Caminó hasta donde le indicó Frederic, al regresar la vista y esperar que ingresara Arantxa por la puerta, percibió la incomodidad de Devon que ya se había reunido con su esposa, los dos lo miraban analizando cada movimiento y gesto de su rostro, era notorio lo nerviosos que estaban, como si estuviera sentados sobre una bomba de tiempo, algo inusual en ellos que siempre se mantenían con una postura fría, sin mostrar sus verdaderos sentimientos.No le tomó importancia,