Leonardo ni en sus locos sueños pensó volver a pisar la gran casa de los Olivares, la primera vez que la vio le pareció imponente, se sintió intimidado al entrar a ese lugar, pero el padre de Arantxa le hizo sentirse en casa, como si fuera parte de la familia; en ese momento le era conveniente aparentar algo que no sentía, solo para mantener a su hija contenta y junto a ellos.El padre de Arantxa pensó que él iba en busca de su dinero, algo que estaba completamente equivocado, no todos los hombres de otro nivel social eran arribistas como él llegó a decirle. Él se había enamorado de Arantxa por su forma de ser, por el maravilloso ser humano que era y por todas esas cualidades que descubrió cada día que vivió con ella.Antes de tocar el timbre se ajusta el saco de su mejor traje, el que Edward Taylor le mandó hacer con su sastre, era el único que tenía a su medida y que era para este tipo de ocasiones, sonrió de lado, ya quería ver la cara de Devon cuando lo viera en su casa de nueva c
Leonardo no dejó de verlo en ningún momento hasta que lo tuvo de frente a él, sus ojos negros lo miraban fijamente con aquella misma prepotencia y soberbia que lo caracterizaban, solo que esta vez pudo notar un tinte de nerviosismo en su rostro, como si temiera ser descubierto delante de todos.—Pero ya vez Ara me busco porque me si…—Señor ya llegó el juez— entro Frederic interrumpiendo su conversación— señor Santamaria por favor tome su lugar— escucho un bufido por parte de Devon, sin embargo, no le presto importancia.Caminó hasta donde le indicó Frederic, al regresar la vista y esperar que ingresara Arantxa por la puerta, percibió la incomodidad de Devon que ya se había reunido con su esposa, los dos lo miraban analizando cada movimiento y gesto de su rostro, era notorio lo nerviosos que estaban, como si estuviera sentados sobre una bomba de tiempo, algo inusual en ellos que siempre se mantenían con una postura fría, sin mostrar sus verdaderos sentimientos.No le tomó importancia,
Arantxa no esperaba que Leonardo pusiera su mano sobre su mejilla, al sentirlo se tensó un poco, y más cuando lo vio acercarse a ella muy despacio sin dejar de verla a los ojos, sé quedo a centímetros de su rostro.—Esposa mía, hay que complacer a los invitados— le susurró y sin más él, la tomo de la cintura y la acerca a su cuerpo, notando lo nerviosa que se encuentra Arantxa, pero con cada movimiento de sus labios logra que ella se deje llevar. Para Arantxa fue sorpresivo el beso, pero cada caricia de sus labios logra que recordara su sabor que era único, por desgracia Steven nunca la había besado como el, pues los besos de Leonardo eran los mejor que había probado en su vida. Por inercia rodeo su cuello con sus brazos.Ya no quería separarse de esos labios tan suaves como el terciopelo, aunque comenzó con un beso dulce, poco a poco fue subiendo en sensaciones que recorrieron todo su cuerpo, un deseo de no separarse de él nunca. Poco a poco se separan y abren los ojos, sus mirad
“Hasta que lleguemos” esas últimas palabras retumbaron en su cabeza, como era posible que Leonardo pensara en llevar a su novia o lo que fuera a su departamento. El contrato solo lo incluía a él, a nadie más, estaba loco si pensaba que iba a permitir que ella pusiera un pie en su departamento, sobre su cadáver.Tenía tantos sentimientos mezclados, pero el que resaltaba más era un coraje, no permitiría que Leonardo pisoteara su dignidad, que le restregara en su cara lo feliz que era con esa mujer, por la que lo dejo con el corazón rotoEn cuanto pusiera un pie ella misma la cogería de las greñas para lanzarla a la calle, no le importaba ser protagonista de un escándalo así, pero esa mujer no pondría ni un pie en su departamento. Ella fue la causante de tanto sufrimiento, cuando el cobarde de Leonardo la dejo por ella, si alguna vez había tenido curiosidad de conocerla, ahora no quería verla. Respiró, debía calmar, no le daría el gusto de ver que le afectaba tenerla de frente, ella era
Leonardo miraba el techo, no podía creer desde que aceptó ser el guardaespaldas de Arantxa, supo que era un grave error y esa noche lo había comprobado, no había podido pegar el ojo, primero porque debía estar atentó a cualquier ruido y segundo por el deseo que sentía por ella, no sabía cómo fue que logro controlar el impulso que sentía de salir de esa habitación e ir a la de a lado y tomar entres sus brazos a su esposa. Si, porque eso era Arantxa, era su esposa de papel. Mira la hora en su reloj, ya casi amanecía por lo que ya no tenía caso quedarse más tiempo en la cama. Se levantó debía cumplir con su rutina de ejercicio por lo que comenzó a hacer calentamiento, se quitó la camiseta quedando solo en sus pantaloncillos de algodón. Mientras hacía ejercicio, piensa que debería de pedirle a Arantxa una relación de sus actividades, lo que le hace recordar que no tiene idea que va hacer ese día. Cuando esta por terminar su rutina de ejercicio la puerta se abre de golpe y se encuentra c
Valentina duró toda la noche recorriendo todos los hospitales y estaciones de policía que había en la ciudad buscando a Leonardo, sin embargo, en ningún momento dejó de insistir en el teléfono el cual la mandaba directamente al buzón, eso le indicaba que algo grave le había pasado, pues Leonardo siempre le contestaba de inmediato y nunca tenía apagado su teléfono.Cada minuto que pasada sin saber de él, temía que pudiera estar en algún lugar sin nadie que pudiera tomar su mano. Ese miedo que le helaba la sangre se apoderó de ella, sería posible que Leonardo hubiera vuelto a intentar hacer que le hicieran daño, para dejar de sentir ese dolor que mantenía sus ojos. Negó con la cabeza, en el último día, ese dolor había desaparecido, y se había instalado un brillo nunca antes visto, tenía que quitar esa idea de su cabeza, Leonardo no había buscado la muerte como aquella noche, debió ser otra la causa por la que no llegó al restaurante. De pronto comenzó a sonar su teléfono, al ver la pa
Arantxa no sabía porque había soltado esas palabras sabiendo que tenía a su alrededor a algunas enfermeras y médicos que estaban presenciando la escena, esto iba en contra de su trato con Leonardo, se suponía que nadie debía enterarse de lo que los unía, pero ya no había vuelta atrás lo había soltado sin pensar. Sin apartar la vista de la mujer que interrumpió, fue consiente de las murmuraciones de los que los rodeaban, sabía que no tardaría nada en que todo el hospital supiera la nueva novedad, que la doctora se había casado a pocas semanas de quedar viuda. Se recrimino por decirlo, y se preguntaba porque lo había hecho, y de nuevo sintió un dolor en su pecho, al pensar que entre ellos hubiera algo más, que ella fuera la dueña de sus besos, de sus caricias y de los momentos íntimos que ella había deseado durante la noche. No podía estar celosa, debía controlar ese nudo y seguir como nada pasara, repetirse una y otra vez que Leonardo estaba ahí solo como su guarda espaldas, que estab
Leonardo no podía creer que Arantxa nunca se dio cuenta de la persona que era su difunto esposo, y cómo fue que la engañó por años haciéndole creer que era un hombre bueno, que siempre buscaba la justicia, cuando mantenía negocios con el hombre más poderoso de los bajos mundos de la ciudad, el hombre del que se sabía que era el más cruel a lo que se refería a sus enemigos, el jefe de la mafia Aquiles Camp. Si él era quien quería ver muerta a Arantxa no se detendría hasta conseguirlo, así que era su vida o la de ella, y era mejor tomar la de él antes que le quitara a Arantxa la ilusión de una vida con su hijo. Durante la tarde no había podido olvidar las palabras de Diego que le contaba que había descubierto; —El hombre tenía tratos con el jefe de la mafia, Aquiles Camp, encontré evidencia que le había ayudado en algunos casos penales — movió la cabeza, si Steven ya estaba muerto, ¿no bastaba con eso? Se preguntó así mismo — ¿me estas escuchando? — por estar pensado no había presta