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Capítulo 5 ¡No Puedes Casarte Con Él!

Sabía que era la peor decisión que había tomado, pero verla de nuevo en peligro hizo que surgiera un sentimiento muy fuerte de protección por ella, su corazón no quería, ni podría permitir que ella muriera, a pesar del dolor que le causó, la quería ver feliz, aunque fuera con otra persona.

—¿Escuché bien? — era notorio su desconcierto, y como no si en la mañana antes que saliera de su oficina había dicho que nunca aceptaría casarse con ella.

—Si, seré tu esposo al frente de todos, tu guardaespaldas en secreto— un brillo de alegría apareció en sus preciosos ojos color ámbar.

—Gracias, no sabes cuanto me alegra escuchar eso— sintió sus delgados pero fuertes brazos rodeándole el cuello, su cuerpo era tan cálido y su perfume lo inundaba por completo que estaba sintiendo un indómito deseo de tenerla así siempre.

—Mañana puedes llevar el contrato a mi oficina…

—No, vamos a mi departamento, ahí lo podrás firmar— no le gustaba la idea, estar en su departamento donde compartió tantos momentos con su difunto esposo, le hacía clavar un dolor en el pecho.

—Mañana, así firmas el contrato de mi agencia— pero ella comenzó a mover la cabeza de un lado a otro.

—No has entendido, hoy vas a firmar el contrato y mañana nos casaremos en una ceremonia discreta— abrió los ojos, nunca se esperó que fuera todo muy apresurado, pero era lógico, ya había sufrido dos atentados— ahora que has aceptado tu trabajo comienza desde estos minutos…

—Está bien, pero hoy no voy a dormir en tu departamento, deja arregló unas cosas— ella afirmo con la cabeza.

—Vamos a mi departamento, que está en…

—No tienes que decírmelo, lo sé perfectamente— dijo sin esperar que ella replicara, pues abrió la puerta de su auto y la hizo entrar. Condujo hasta el departamento de Arantxa en total silencio, aun su lado racional le estaba recriminado el gran error que estaba cometiendo, pero su lado sentimental, sobre todo su corazón estaba lleno de júbilo por tener la oportunidad de estar de nuevo con su otra mitad.

Subieron al departamento que estaba en el tercer piso, en cuanto entraron se encontró con algo que le partió el corazón una fotografía de ella con Steven, en ella se veía muy felices y enamorados.

—Aquí está — escuchó su dulce voz, disimulo su descontento— la ceremonia por el civil será en la casa de mis padres, es el lugar más discreto— la volteo a ver, nunca se imaginó que volvería estar tan pronto al frente de Devon Olivares, el hombre que lo menospreció cuando llevo el mensaje de Arantxa.

—¿Tu familia sabe lo del contrato? — ella movió la cabeza de un lado a otro, a Devon no le iba a gustar que su princesa de nueva cuenta estuviera junto a él, había sido claro aquella tarde que siempre lo vio muy poca cosa para ella.

—Ellos no saben nada sobre las amenazas, y así debe ser, no quiero preocuparlos…— se estaba dando cuenta que no había cambiado en nada, siempre enfrentando las cosas por ella sola, nunca le gustaba que las personas que estuvieran cerca sufrieran por su culpa— no te preocupes, yo hablare con ellos, antes de la ceremonia…

No tenía necesidad de leerlo, ella había dejado muy claro las condiciones de ese contrato, plasmo su firma sin demora, pues ya quería salir lo más rápido posible.

—Aquí está, mañana antes que firmemos el acta tu firmaras el contrato de mi agencia — ella acepto sin ningún problema.

—Te esperó en casa de mis padres a medio día…— sintió como su corazón brinco de alegría, a él no le importaba la manera como se darían las cosas, él estaba jubiloso al saber que estaría casado con ella.

—Hasta mañana Arantxa— sin esperar a que le abriera la puerta salió rápidamente.

Al salir respiro el aire, debía controlar su deseo de tomarla en sus brazos y hacerla su mujer, el contrato había sido muy claro no podía haber ninguna clase de intimidad. Respiró profundamente, tenía que hacerse a la idea que cuando todo terminara, él simplemente firmaría los papeles de divorcio y se iría lejos para volver a enterrar los sentimientos que sentía por ella, no podía ni quería darle a saber que aún la seguía amando como la primera vez que la vio en aquel autobús donde sus corazones se encontraron.

Aquella tarde de primavera había sido la mejor, cuando la vio subir pensó que un ángel había bajado a la tierra, ella toda vestida de blanco, con su bata de médico, que no resistió y comenzó a dibujarla, se había convertido en su musa; cada detalle era perfecto, nunca había conocido a ninguna mujer como ella en su vida, estaba tan concentrado que nunca se percató cuando se acercó a él.

Mi nariz no es así— al escucharla levantó la vista, mirando directamente sus ojos ámbar

—Lo siento, es que tu rostro es perfecto…— ella le sonrió, acomodo su cabello detrás de su oído parecía complacida con su cumplido— y en cuanto te vi no pude evitar no dibujarte…

—¿Lo haces con todas las chicas que te parecen bellas? — bajo la vista, era una locura nunca le había interesado como esa tarde dibujar el rostro de una mujer, pero nunca en su vida había visto a una mujer como ella…

—No, tú eres la primera, lo siento si te incomode…— sintió su suave mano…

—No, me sentí alagada— escucharla lo lleno de emoción, le pena se esfumó y se quedó la música de su corazón que estaba latiendo como un loco por ella, por tenerla tan cerca… de pronto el autobús donde iban freno bruscamente, él instintivamente la tomó de la cintura evitando que callera en el pasillo, quedando sentada sobre su regazo— lo siento, no quería que calleras…

—Muchas gracias, ahora de mi admirador eres mi héroe, ¿Cómo te llamas? — amplió una sonrisa, parecía que esa tarde daría inicio algo grande…

—Leonardo Santamaría…

—Mucho gusto Leonardo, yo me llamo Arantxa Olivares— desde aquella tarde comenzó una amistad que pronto se volvió en una relación llena de profundo amor, uno que pensó que sería para siempre.

Pero no fue así, el amor eterno no existía, y gracias a ella lo había aprendido.

************

Por la mañana muy temprano había ido a ver a sus padres y darles la noticia de su próxima boda, tardo mucho en saber como les daría la noticia, pero al ver que no las encontraba las soltó sin ninguna preparación.

—Me voy a casar con Leonardo Santamaria — los dos se quedaron viéndola con los ojos muy abiertos hasta que su padre reacciono

—¡No puedo aceptar que te cases con él!...

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