Sabía que era la peor decisión que había tomado, pero verla de nuevo en peligro hizo que surgiera un sentimiento muy fuerte de protección por ella, su corazón no quería, ni podría permitir que ella muriera, a pesar del dolor que le causó, la quería ver feliz, aunque fuera con otra persona.
—¿Escuché bien? — era notorio su desconcierto, y como no si en la mañana antes que saliera de su oficina había dicho que nunca aceptaría casarse con ella.
—Si, seré tu esposo al frente de todos, tu guardaespaldas en secreto— un brillo de alegría apareció en sus preciosos ojos color ámbar.
—Gracias, no sabes cuanto me alegra escuchar eso— sintió sus delgados pero fuertes brazos rodeándole el cuello, su cuerpo era tan cálido y su perfume lo inundaba por completo que estaba sintiendo un indómito deseo de tenerla así siempre.
—Mañana puedes llevar el contrato a mi oficina…
—No, vamos a mi departamento, ahí lo podrás firmar— no le gustaba la idea, estar en su departamento donde compartió tantos momentos con su difunto esposo, le hacía clavar un dolor en el pecho.
—Mañana, así firmas el contrato de mi agencia— pero ella comenzó a mover la cabeza de un lado a otro.
—No has entendido, hoy vas a firmar el contrato y mañana nos casaremos en una ceremonia discreta— abrió los ojos, nunca se esperó que fuera todo muy apresurado, pero era lógico, ya había sufrido dos atentados— ahora que has aceptado tu trabajo comienza desde estos minutos…
—Está bien, pero hoy no voy a dormir en tu departamento, deja arregló unas cosas— ella afirmo con la cabeza.
—Vamos a mi departamento, que está en…
—No tienes que decírmelo, lo sé perfectamente— dijo sin esperar que ella replicara, pues abrió la puerta de su auto y la hizo entrar. Condujo hasta el departamento de Arantxa en total silencio, aun su lado racional le estaba recriminado el gran error que estaba cometiendo, pero su lado sentimental, sobre todo su corazón estaba lleno de júbilo por tener la oportunidad de estar de nuevo con su otra mitad.
Subieron al departamento que estaba en el tercer piso, en cuanto entraron se encontró con algo que le partió el corazón una fotografía de ella con Steven, en ella se veía muy felices y enamorados.
—Aquí está — escuchó su dulce voz, disimulo su descontento— la ceremonia por el civil será en la casa de mis padres, es el lugar más discreto— la volteo a ver, nunca se imaginó que volvería estar tan pronto al frente de Devon Olivares, el hombre que lo menospreció cuando llevo el mensaje de Arantxa.
—¿Tu familia sabe lo del contrato? — ella movió la cabeza de un lado a otro, a Devon no le iba a gustar que su princesa de nueva cuenta estuviera junto a él, había sido claro aquella tarde que siempre lo vio muy poca cosa para ella.
—Ellos no saben nada sobre las amenazas, y así debe ser, no quiero preocuparlos…— se estaba dando cuenta que no había cambiado en nada, siempre enfrentando las cosas por ella sola, nunca le gustaba que las personas que estuvieran cerca sufrieran por su culpa— no te preocupes, yo hablare con ellos, antes de la ceremonia…
No tenía necesidad de leerlo, ella había dejado muy claro las condiciones de ese contrato, plasmo su firma sin demora, pues ya quería salir lo más rápido posible.
—Aquí está, mañana antes que firmemos el acta tu firmaras el contrato de mi agencia — ella acepto sin ningún problema.
—Te esperó en casa de mis padres a medio día…— sintió como su corazón brinco de alegría, a él no le importaba la manera como se darían las cosas, él estaba jubiloso al saber que estaría casado con ella.
—Hasta mañana Arantxa— sin esperar a que le abriera la puerta salió rápidamente.
Al salir respiro el aire, debía controlar su deseo de tomarla en sus brazos y hacerla su mujer, el contrato había sido muy claro no podía haber ninguna clase de intimidad. Respiró profundamente, tenía que hacerse a la idea que cuando todo terminara, él simplemente firmaría los papeles de divorcio y se iría lejos para volver a enterrar los sentimientos que sentía por ella, no podía ni quería darle a saber que aún la seguía amando como la primera vez que la vio en aquel autobús donde sus corazones se encontraron.
Aquella tarde de primavera había sido la mejor, cuando la vio subir pensó que un ángel había bajado a la tierra, ella toda vestida de blanco, con su bata de médico, que no resistió y comenzó a dibujarla, se había convertido en su musa; cada detalle era perfecto, nunca había conocido a ninguna mujer como ella en su vida, estaba tan concentrado que nunca se percató cuando se acercó a él.
“Mi nariz no es así— al escucharla levantó la vista, mirando directamente sus ojos ámbar
—Lo siento, es que tu rostro es perfecto…— ella le sonrió, acomodo su cabello detrás de su oído parecía complacida con su cumplido— y en cuanto te vi no pude evitar no dibujarte…
—¿Lo haces con todas las chicas que te parecen bellas? — bajo la vista, era una locura nunca le había interesado como esa tarde dibujar el rostro de una mujer, pero nunca en su vida había visto a una mujer como ella…
—No, tú eres la primera, lo siento si te incomode…— sintió su suave mano…
—No, me sentí alagada— escucharla lo lleno de emoción, le pena se esfumó y se quedó la música de su corazón que estaba latiendo como un loco por ella, por tenerla tan cerca… de pronto el autobús donde iban freno bruscamente, él instintivamente la tomó de la cintura evitando que callera en el pasillo, quedando sentada sobre su regazo— lo siento, no quería que calleras…
—Muchas gracias, ahora de mi admirador eres mi héroe, ¿Cómo te llamas? — amplió una sonrisa, parecía que esa tarde daría inicio algo grande…
—Leonardo Santamaría…
—Mucho gusto Leonardo, yo me llamo Arantxa Olivares— desde aquella tarde comenzó una amistad que pronto se volvió en una relación llena de profundo amor, uno que pensó que sería para siempre.
Pero no fue así, el amor eterno no existía, y gracias a ella lo había aprendido.
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Por la mañana muy temprano había ido a ver a sus padres y darles la noticia de su próxima boda, tardo mucho en saber como les daría la noticia, pero al ver que no las encontraba las soltó sin ninguna preparación.
—Me voy a casar con Leonardo Santamaria — los dos se quedaron viéndola con los ojos muy abiertos hasta que su padre reacciono
—¡No puedo aceptar que te cases con él!...
Desde la noche anterior había sabido que su padre reaccionaría de esa forma, pues no quería verla sufrir de nueva cuenta cuando Leonardo la volviera a dejar sin ninguna explicación, lo que no sabía que ese matrimonio sería solo por un tiempo y quien se iría sin decir nada sería ella.Podía notar que no le gustaba la idea, pero eso no le importaba, lo único que quería era salvar su vida de la persona que la quería ver junto a Steven.—¿Ya te olvidaste que ese hombre te destrozó el corazón? — claro que no lo había olvidado, fue la primera vez que sintió ese dolor tan grande, como si su corazón hubiera muerto para siempre.—No, solo que hemos hablado y nos dimos cuenta que todo fue un mal entendido— sus padres se vieron con cierto temor.—¿Qué te dijo? ¿Por qué se fue sin decirte nada? — Arantxa se sorprendió por la pregunta, pero permaneció serena, era una mentira que habían hablado, pero de alguna forma tenía que justificar ese matrimonio, además no quería tomar importancia, ni quería
Leonardo ni en sus locos sueños pensó volver a pisar la gran casa de los Olivares, la primera vez que la vio le pareció imponente, se sintió intimidado al entrar a ese lugar, pero el padre de Arantxa le hizo sentirse en casa, como si fuera parte de la familia; en ese momento le era conveniente aparentar algo que no sentía, solo para mantener a su hija contenta y junto a ellos.El padre de Arantxa pensó que él iba en busca de su dinero, algo que estaba completamente equivocado, no todos los hombres de otro nivel social eran arribistas como él llegó a decirle. Él se había enamorado de Arantxa por su forma de ser, por el maravilloso ser humano que era y por todas esas cualidades que descubrió cada día que vivió con ella.Antes de tocar el timbre se ajusta el saco de su mejor traje, el que Edward Taylor le mandó hacer con su sastre, era el único que tenía a su medida y que era para este tipo de ocasiones, sonrió de lado, ya quería ver la cara de Devon cuando lo viera en su casa de nueva c
Leonardo no dejó de verlo en ningún momento hasta que lo tuvo de frente a él, sus ojos negros lo miraban fijamente con aquella misma prepotencia y soberbia que lo caracterizaban, solo que esta vez pudo notar un tinte de nerviosismo en su rostro, como si temiera ser descubierto delante de todos.—Pero ya vez Ara me busco porque me si…—Señor ya llegó el juez— entro Frederic interrumpiendo su conversación— señor Santamaria por favor tome su lugar— escucho un bufido por parte de Devon, sin embargo, no le presto importancia.Caminó hasta donde le indicó Frederic, al regresar la vista y esperar que ingresara Arantxa por la puerta, percibió la incomodidad de Devon que ya se había reunido con su esposa, los dos lo miraban analizando cada movimiento y gesto de su rostro, era notorio lo nerviosos que estaban, como si estuviera sentados sobre una bomba de tiempo, algo inusual en ellos que siempre se mantenían con una postura fría, sin mostrar sus verdaderos sentimientos.No le tomó importancia,
Arantxa no esperaba que Leonardo pusiera su mano sobre su mejilla, al sentirlo se tensó un poco, y más cuando lo vio acercarse a ella muy despacio sin dejar de verla a los ojos, sé quedo a centímetros de su rostro.—Esposa mía, hay que complacer a los invitados— le susurró y sin más él, la tomo de la cintura y la acerca a su cuerpo, notando lo nerviosa que se encuentra Arantxa, pero con cada movimiento de sus labios logra que ella se deje llevar. Para Arantxa fue sorpresivo el beso, pero cada caricia de sus labios logra que recordara su sabor que era único, por desgracia Steven nunca la había besado como el, pues los besos de Leonardo eran los mejor que había probado en su vida. Por inercia rodeo su cuello con sus brazos.Ya no quería separarse de esos labios tan suaves como el terciopelo, aunque comenzó con un beso dulce, poco a poco fue subiendo en sensaciones que recorrieron todo su cuerpo, un deseo de no separarse de él nunca. Poco a poco se separan y abren los ojos, sus mirad
“Hasta que lleguemos” esas últimas palabras retumbaron en su cabeza, como era posible que Leonardo pensara en llevar a su novia o lo que fuera a su departamento. El contrato solo lo incluía a él, a nadie más, estaba loco si pensaba que iba a permitir que ella pusiera un pie en su departamento, sobre su cadáver.Tenía tantos sentimientos mezclados, pero el que resaltaba más era un coraje, no permitiría que Leonardo pisoteara su dignidad, que le restregara en su cara lo feliz que era con esa mujer, por la que lo dejo con el corazón rotoEn cuanto pusiera un pie ella misma la cogería de las greñas para lanzarla a la calle, no le importaba ser protagonista de un escándalo así, pero esa mujer no pondría ni un pie en su departamento. Ella fue la causante de tanto sufrimiento, cuando el cobarde de Leonardo la dejo por ella, si alguna vez había tenido curiosidad de conocerla, ahora no quería verla. Respiró, debía calmar, no le daría el gusto de ver que le afectaba tenerla de frente, ella era
Leonardo miraba el techo, no podía creer desde que aceptó ser el guardaespaldas de Arantxa, supo que era un grave error y esa noche lo había comprobado, no había podido pegar el ojo, primero porque debía estar atentó a cualquier ruido y segundo por el deseo que sentía por ella, no sabía cómo fue que logro controlar el impulso que sentía de salir de esa habitación e ir a la de a lado y tomar entres sus brazos a su esposa. Si, porque eso era Arantxa, era su esposa de papel. Mira la hora en su reloj, ya casi amanecía por lo que ya no tenía caso quedarse más tiempo en la cama. Se levantó debía cumplir con su rutina de ejercicio por lo que comenzó a hacer calentamiento, se quitó la camiseta quedando solo en sus pantaloncillos de algodón. Mientras hacía ejercicio, piensa que debería de pedirle a Arantxa una relación de sus actividades, lo que le hace recordar que no tiene idea que va hacer ese día. Cuando esta por terminar su rutina de ejercicio la puerta se abre de golpe y se encuentra c
Valentina duró toda la noche recorriendo todos los hospitales y estaciones de policía que había en la ciudad buscando a Leonardo, sin embargo, en ningún momento dejó de insistir en el teléfono el cual la mandaba directamente al buzón, eso le indicaba que algo grave le había pasado, pues Leonardo siempre le contestaba de inmediato y nunca tenía apagado su teléfono.Cada minuto que pasada sin saber de él, temía que pudiera estar en algún lugar sin nadie que pudiera tomar su mano. Ese miedo que le helaba la sangre se apoderó de ella, sería posible que Leonardo hubiera vuelto a intentar hacer que le hicieran daño, para dejar de sentir ese dolor que mantenía sus ojos. Negó con la cabeza, en el último día, ese dolor había desaparecido, y se había instalado un brillo nunca antes visto, tenía que quitar esa idea de su cabeza, Leonardo no había buscado la muerte como aquella noche, debió ser otra la causa por la que no llegó al restaurante. De pronto comenzó a sonar su teléfono, al ver la pa
Arantxa no sabía porque había soltado esas palabras sabiendo que tenía a su alrededor a algunas enfermeras y médicos que estaban presenciando la escena, esto iba en contra de su trato con Leonardo, se suponía que nadie debía enterarse de lo que los unía, pero ya no había vuelta atrás lo había soltado sin pensar. Sin apartar la vista de la mujer que interrumpió, fue consiente de las murmuraciones de los que los rodeaban, sabía que no tardaría nada en que todo el hospital supiera la nueva novedad, que la doctora se había casado a pocas semanas de quedar viuda. Se recrimino por decirlo, y se preguntaba porque lo había hecho, y de nuevo sintió un dolor en su pecho, al pensar que entre ellos hubiera algo más, que ella fuera la dueña de sus besos, de sus caricias y de los momentos íntimos que ella había deseado durante la noche. No podía estar celosa, debía controlar ese nudo y seguir como nada pasara, repetirse una y otra vez que Leonardo estaba ahí solo como su guarda espaldas, que estab