Al escucharla, de sus labios brotó una sonrisa de lado, ahí tenía la respuesta a su pregunta, pero con la pena se tenía que negar, sin embargo, pensándolo un segundo eso podría facilitar algunas cosas para una nueva misión que el secretario de seguridad le había encomendado.
Escuchó que hablaba a lo que volvió a ponerle atención dejando de lado sus pensamientos.
—Anoche después de vernos, te busqué y descubrí que eres el mejor guardaespaldas del país— eso no era una mentira, como siempre le gustaba estar en lo más alto, ser el mejor en todo como su padre le había enseñado.
—Lamento que viniera a perder el tiempo señora, pero voy a tener que rechazar ser su guardaespaldas, siempre escojo con quien trabajo y con usted no volveré a estar cerca— tomó las carpetas— si me permite tengo mucho trabajo— la volvió a mirar, en la noche no había notado su rostro que estaba un poco pálido, y sus ojos no tenían ese brillo tan especial que la caracterizaba y su rostro tenía una expresión de tristeza, una que no iba con ella.
—Por favor Leonardo— por dios cuanto extrañaba escuchar su nombre de sus labios, era tan… su neurona le dijo que no podía dejar que su corazón nublara su razón— hay alguien que me quiere matar, me ha mandado una amenaza, después del día que perdí a Steven— no era una novedad, la noticia de la muerte del dueño del bufet de abogados más prestigioso del país al salir de su boda, fue la más sonada durante días — te necesito, necesito un guardaespaldas, tú mismo fuiste testigo anoche de que casi cumplen…— sí, y había sentido un gran miedo, pero él no podía ser lo que ella pedía.
—Porque no le dices a tu padre que te contrate un guardaespaldas— replicó sin mirarla a los ojos.
—¡Porque no!, porque te quiero a ti— sus palabras hicieron que su corazón se llenara de jubiló, pero pronto hizo que se calmara, porque no era la forma que ese tonto órgano pensaba.
—Lo siento, no puedo, yo no puedo ser tu guardaespaldas— se levantó de su asiento para alejarse de su perfume, que lo estaba envolviendo y volviendo loco, pues sentía las ganas enormes de correr detrás de ese escritorio y abrazarla, decirle que todo estaría bien que él encontraría a esa persona que le quería hacer daño, llenarla de besos y…— olvídate de esa locura, si quieres un guardaespaldas puedo ofrecerte a cualquiera de los hombres que trabajan aquí o si no busca alguien más…
—Pensé que no rechazabas ningún caso, ¿Qué te da miedo fallar? — al igual que él se había levantado de su silla, se cruzó de brazos mirándolo de una forma retadora— si es así pues me tendré que ir, le diré a todos, que el dueño y el mejor guardaespaldas de esta agencia, tuvo miedo de tomar el trabajo de proteger a esta pobre doctora…— escuchó un gruñido, estaba consiguiendo lo que ella quería, aun lo conocía. Tomo su bolsa, dio solamente dos pasos cuando escuchó su voz;
—Espera, seré tu guardaespaldas, y te ayudare a dar con los responsables de las amenazas— sabía que era la peor decisión, pero no podía permitir que ella dijera un mal comentario sobre su agencia de guardaespaldas.
Arantxa sonrió con triunfo, no había cambiado, siempre su orgullo era él que gobernaba sus acciones, disimuló la sonrisa al dar media vuelta y de nuevo estar al frente de él.
—Solo que tengo una condición para que tu seas mi guardaespaldas— replicó con dulzura mientras de su bolsa sacaba una carpeta negra— necesito que firmes este documento— el frunció el ceño al tomar la carpeta que le ofrecía Arantxa, antes de abrirlo pensó que era algún tipo de contrato de confidencialidad, pero cuando vio lo que decía al pie de la hoja, lo cerró de inmediato.
—Es una broma ¿verdad? — aventó la carpeta al escritorio, mirando como ella negaba con la cabeza.
—Aparte del contrato que voy a firmar para tener tus servicios, yo necesito que firmes ese contracto de matrimonio, en el que queda claro que no habrá demostraciones de cariño a menos que sea en algún evento donde vallamos juntos, no habrá intimidad durante el tiempo que dure tu contrato y vivas en mi casa y recibirás una gran gratificación económica cuando termines con el trabajo y por supuesto el divorcio.
No podía creer lo que estaba escuchando, tenerse que casar con ella para ser su guardaespaldas, tal parecía que se había vuelto loca— será un matrimonio de apariencia, no quiero dar a saber que te he contratado como mi guardaespaldas…
—No, no voy a firmar este contrato, no pienso casarme contigo, además te aseguro que a tu padre no le gustará en nada este dichoso matrimonio— aquella tarde había sido muy claro al verse feliz sabiendo que ya no formaría parte de la vida de su hija, para Devon Olivares, siempre había sido muy poca cosa para ser la pareja de Arantxa.
—Ya soy mayor de edad y yo decido a quien contrato para mantener mi seguridad— abrió la carpeta— firma para terminar esto cuanto antes, tengo una consulta dentro de poco, así que me tengo que ir…
—No, no puedo casarme contigo…— esas palabras, no supo porque le calaron en su corazón, como si un bisturí se clavara muy hondo en su pecho, tal vez era porque ya tenía alguien, se dio un golpe mental, ya le quedaba claro, debía ser la mujer por la que la dejó, despedazando su corazón— puedo ser discreto al momento de cuidar de ti, pero no voy aceptar esta absurda condición.
—Tu ya me disté tu palabra, firma este contrato— guardo un momento de silencio— ¿a menos que tengas esposa? — soltó, m*****a curiosidad, algo dentro de ella quería saber si estaba casado con ella, la mujer que le arrebato su amor.
—No, y nunca pienso casarme— soltó omitiendo que ella era la responsable de esa decisión, pues después de dejarlo con su corazón casi muerto, nunca más había podido confiar su corazón a nadie más, por su culpa ya no podía confiar en las mujeres. Arantxa extrañamente sintió alivio— solo firma el contrato de mi empresa, y todo quedará claro…
—No, no entiendes que sería extraño que una doctora como yo tenga un guardaespaldas— si tenía razón, pero no podía firmar ese contracto— por favor Leo, te juró que cuando todo esto acabe, nadie sabrá de esto y tú serás un hombre libre para hacer tu vida con la mujer que quieras…
Arantxa al salir de la oficina de Leonardo y recibir su negativa a firmar el contrato matrimonial volvió a sentir aquel dolor y rabia el mismo que sufrió aquella noche que regresó al departamento y no encontró ninguna pertenencia de él, fue como si nunca hubieran compartido ese lugar. Al llegar al hospital no pudo concentrase en las consultas por lo que las canceló y mandó a reagendarlas para la siguiente semana.Creía que aun en su corazón existía el odio que debía sentir por él, pero para su desconcierto había otro sentimiento, uno que pensó que estaba muerto gracias a Steven, al amor que él siempre le dio y por el que pudo sanar su corazón roto.Mira la solitaria calle, por Dios quien podría ahora ayudarla, si Leonardo se negó a firmar el contrato matrimonial. Sabía que era una locura esa propuesta, más cuando apenas iban unas cuantas semanas de la muerte de Steven, pero también sería muy extraño que ella como doctora tuviera un guardaespaldas.La única manera que había encontrado
Sabía que era la peor decisión que había tomado, pero verla de nuevo en peligro hizo que surgiera un sentimiento muy fuerte de protección por ella, su corazón no quería, ni podría permitir que ella muriera, a pesar del dolor que le causó, la quería ver feliz, aunque fuera con otra persona.—¿Escuché bien? — era notorio su desconcierto, y como no si en la mañana antes que saliera de su oficina había dicho que nunca aceptaría casarse con ella.—Si, seré tu esposo al frente de todos, tu guardaespaldas en secreto— un brillo de alegría apareció en sus preciosos ojos color ámbar.—Gracias, no sabes cuanto me alegra escuchar eso— sintió sus delgados pero fuertes brazos rodeándole el cuello, su cuerpo era tan cálido y su perfume lo inundaba por completo que estaba sintiendo un indómito deseo de tenerla así siempre.—Mañana puedes llevar el contrato a mi oficina…—No, vamos a mi departamento, ahí lo podrás firmar— no le gustaba la idea, estar en su departamento donde compartió tantos momentos
Desde la noche anterior había sabido que su padre reaccionaría de esa forma, pues no quería verla sufrir de nueva cuenta cuando Leonardo la volviera a dejar sin ninguna explicación, lo que no sabía que ese matrimonio sería solo por un tiempo y quien se iría sin decir nada sería ella.Podía notar que no le gustaba la idea, pero eso no le importaba, lo único que quería era salvar su vida de la persona que la quería ver junto a Steven.—¿Ya te olvidaste que ese hombre te destrozó el corazón? — claro que no lo había olvidado, fue la primera vez que sintió ese dolor tan grande, como si su corazón hubiera muerto para siempre.—No, solo que hemos hablado y nos dimos cuenta que todo fue un mal entendido— sus padres se vieron con cierto temor.—¿Qué te dijo? ¿Por qué se fue sin decirte nada? — Arantxa se sorprendió por la pregunta, pero permaneció serena, era una mentira que habían hablado, pero de alguna forma tenía que justificar ese matrimonio, además no quería tomar importancia, ni quería
Leonardo ni en sus locos sueños pensó volver a pisar la gran casa de los Olivares, la primera vez que la vio le pareció imponente, se sintió intimidado al entrar a ese lugar, pero el padre de Arantxa le hizo sentirse en casa, como si fuera parte de la familia; en ese momento le era conveniente aparentar algo que no sentía, solo para mantener a su hija contenta y junto a ellos.El padre de Arantxa pensó que él iba en busca de su dinero, algo que estaba completamente equivocado, no todos los hombres de otro nivel social eran arribistas como él llegó a decirle. Él se había enamorado de Arantxa por su forma de ser, por el maravilloso ser humano que era y por todas esas cualidades que descubrió cada día que vivió con ella.Antes de tocar el timbre se ajusta el saco de su mejor traje, el que Edward Taylor le mandó hacer con su sastre, era el único que tenía a su medida y que era para este tipo de ocasiones, sonrió de lado, ya quería ver la cara de Devon cuando lo viera en su casa de nueva c
Leonardo no dejó de verlo en ningún momento hasta que lo tuvo de frente a él, sus ojos negros lo miraban fijamente con aquella misma prepotencia y soberbia que lo caracterizaban, solo que esta vez pudo notar un tinte de nerviosismo en su rostro, como si temiera ser descubierto delante de todos.—Pero ya vez Ara me busco porque me si…—Señor ya llegó el juez— entro Frederic interrumpiendo su conversación— señor Santamaria por favor tome su lugar— escucho un bufido por parte de Devon, sin embargo, no le presto importancia.Caminó hasta donde le indicó Frederic, al regresar la vista y esperar que ingresara Arantxa por la puerta, percibió la incomodidad de Devon que ya se había reunido con su esposa, los dos lo miraban analizando cada movimiento y gesto de su rostro, era notorio lo nerviosos que estaban, como si estuviera sentados sobre una bomba de tiempo, algo inusual en ellos que siempre se mantenían con una postura fría, sin mostrar sus verdaderos sentimientos.No le tomó importancia,
Arantxa no esperaba que Leonardo pusiera su mano sobre su mejilla, al sentirlo se tensó un poco, y más cuando lo vio acercarse a ella muy despacio sin dejar de verla a los ojos, sé quedo a centímetros de su rostro.—Esposa mía, hay que complacer a los invitados— le susurró y sin más él, la tomo de la cintura y la acerca a su cuerpo, notando lo nerviosa que se encuentra Arantxa, pero con cada movimiento de sus labios logra que ella se deje llevar. Para Arantxa fue sorpresivo el beso, pero cada caricia de sus labios logra que recordara su sabor que era único, por desgracia Steven nunca la había besado como el, pues los besos de Leonardo eran los mejor que había probado en su vida. Por inercia rodeo su cuello con sus brazos.Ya no quería separarse de esos labios tan suaves como el terciopelo, aunque comenzó con un beso dulce, poco a poco fue subiendo en sensaciones que recorrieron todo su cuerpo, un deseo de no separarse de él nunca. Poco a poco se separan y abren los ojos, sus mirad
“Hasta que lleguemos” esas últimas palabras retumbaron en su cabeza, como era posible que Leonardo pensara en llevar a su novia o lo que fuera a su departamento. El contrato solo lo incluía a él, a nadie más, estaba loco si pensaba que iba a permitir que ella pusiera un pie en su departamento, sobre su cadáver.Tenía tantos sentimientos mezclados, pero el que resaltaba más era un coraje, no permitiría que Leonardo pisoteara su dignidad, que le restregara en su cara lo feliz que era con esa mujer, por la que lo dejo con el corazón rotoEn cuanto pusiera un pie ella misma la cogería de las greñas para lanzarla a la calle, no le importaba ser protagonista de un escándalo así, pero esa mujer no pondría ni un pie en su departamento. Ella fue la causante de tanto sufrimiento, cuando el cobarde de Leonardo la dejo por ella, si alguna vez había tenido curiosidad de conocerla, ahora no quería verla. Respiró, debía calmar, no le daría el gusto de ver que le afectaba tenerla de frente, ella era
Leonardo miraba el techo, no podía creer desde que aceptó ser el guardaespaldas de Arantxa, supo que era un grave error y esa noche lo había comprobado, no había podido pegar el ojo, primero porque debía estar atentó a cualquier ruido y segundo por el deseo que sentía por ella, no sabía cómo fue que logro controlar el impulso que sentía de salir de esa habitación e ir a la de a lado y tomar entres sus brazos a su esposa. Si, porque eso era Arantxa, era su esposa de papel. Mira la hora en su reloj, ya casi amanecía por lo que ya no tenía caso quedarse más tiempo en la cama. Se levantó debía cumplir con su rutina de ejercicio por lo que comenzó a hacer calentamiento, se quitó la camiseta quedando solo en sus pantaloncillos de algodón. Mientras hacía ejercicio, piensa que debería de pedirle a Arantxa una relación de sus actividades, lo que le hace recordar que no tiene idea que va hacer ese día. Cuando esta por terminar su rutina de ejercicio la puerta se abre de golpe y se encuentra c