Nunca en su vida pensó que volvería a verlo, y mucho menos que ahora le debía estar respirando. Lo vio detenidamente, no había cambiado nada, tenía el mismo cuerpo atlético, su cabello de color castaño claro y liso del cuál caía pequeñas gotas de agua, sus ojos de color azul intenso eran igualmente de penetrantes de cómo los recordaba, y sus labios, esos que tanto disfruto besar eran una línea plana; al igual que ella su ropa estaba empapada, pero tenía un oscuro deseó de abrazarlo y sentirse segura de nuevo en sus brazos.
—No fue nada con permiso — la esquivo como si ni fuera más que una mujer en apuros, era frío y distante con ella y eso le dolió.
—Espera que haces aquí Leonardo — lo persiguió hasta de nuevo detenerlo poniendo su mano sobre su pecho— ¿me has estado siguiendo?
—No, ¿Por qué tendría que seguirte? — sin ser brusco quitó la delicada mano de Arantxa de su pecho, si lo volvía a tocar tal vez perdería la poca fuerza para no tomarla en sus brazos y llenarla de besos como tanto deseaba— solo iba pasando y vi que ese hombre te tenía amenazada, ni siquiera sabía que eras tú…
Vio el dolor reflejado en sus bellos ojos color ámbar, pero no importaba, ella había sido la primera en herirlo a él.
—Con permiso Arantxa — dio un paso a un lado, quería huir de ahí antes que su cuerpo hiciera lo que no debía abrazarla, vio el temblor en su cuerpo, no sabía si era por miedo o por frío.
—Leonardo espera ¿Dónde aprendiste a pelear así? — el tiempo que habían estado juntos, nunca lo había visto pelear de esa manera, más porque era un simple estudiante de dibujo graficó.
—Es mi nuevo trabajo, soy guardaespaldas — abrió los ojos eso era lo que necesitaba para mantener su vida a salvo y descubrir quien la quería muerta y por con siguiente dar con los responsables de la muerte de su esposo.
Pero de inmediato negó con la cabeza, debería estar loca para pensar eso, ¿Cómo podría confiar su vida al hombre que le destruyó el corazón?
Su lado racional le recordaba que minutos antes había estado a nada de morir desangrada, si no fuera por él ahora ella estaría muerta y no llevaría ante la justicia a las personas que mataron a Steven.
Levantó la vista para hablar con Leonardo, pero este ya se había ido.
Al llegar a su casa se dio un baño, en cuanto salió tomo su computadora y comenzó a buscar a Leonardo, debía ofrecer sus servicios de guardaespaldas personal en alguna página. Y solo poner su nombre dio con él, tal parecía que era muy famoso en su nuevo trabajo.
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Leonardo llegó a su casa y de inmediato fue recibido por su mejor amigo Luke, un perro pastor alemán que había rescatado de ser sacrificado luego de haber terminado su servicio en el ejército.
Era su única compañía, después de salir del ejército. Se dejó caer en el sofá teniendo la imagen de ella muy fresca
Al verla de nuevo en esa calle solitaria y siendo atacada por ese sujeto no dudó en ir a salvarla, aunque lo hirió de muerte años atrás, él no podía permitir que le pasara nada.
Aunque fue un error, pues al tenerla cerca, se percató que aquellos sentimientos que pensó que estaban muertos, resurgieron con una fuerza que ni el mismo se podía explicar, aunque se mantuvo frío y distante, su corazón no dejó en ningún momento de latir muy rápido, que temió que en cualquier momento hubiera salido mientras ella estaba ahí delante de él, más cuando ella puso su mano sobre su pecho.
Antes que sintiera su corazón retiró su mano, y eso hizo que su mano se quemara, el deseo de ser tocado por ella de nuevo despertó como un ave fénix. Pero se controló no podía olvidar que ella fue la primera en terminar con todo y no darle ni una m*****a explicación, solo mandó a su padre como el mensajero para botarlo de su vida, como sí lo vivido entre ellos no hubiera tenido ningún valor para ella.
—Amigo debo mantenerme alejado de ella — acarició la cabeza de su compañero que solo se le quedó mirando— solo que no puedo, no puedo.
Se levantó del sofá y fue a la cocina a buscar algo de la comida congelada y algo de comida para Luke y compartir con él la cena como cada noche.
Muy temprano como de costumbre se levantó, salió a correr al regresar se dio un baño, desde la noche no había dejado de pensar en Arantxa y en el peligro que había estado si él no hubiera estado cerca. Al salir de su casa, fue a su oficina tenía que firmar algunos papeles, y ver las nuevas solicitudes de más personas que querían trabajar para él.
—Vicky buenos días, ¿estos son los papeles que tengo que firmar? — preguntó tomando la pila de carpetas que estaban sobre el escritorio de su secretaria.
—Buenos días señor, sí…— vio el nerviosismo en sus ojos, que solo levantar la ceja ella respondió a su pregunta mental, lo conocía tan bien— señor hay una mujer que lo está esperando en su oficina— frunció el ceño quien era esa mujer.
—¿Por qué la dejó pasar? — dijo mientras daba dos grandes zancadas a su oficina, pero al entrar se quedó helado al ver de quien se trataba.
—Porque yo insistí en esperarte aquí— la mujer que no había abandonado sus pensamientos durante la noche estaba recargada en su escritorio mirándolo con esos preciosos ojos color ámbar, un sueño que había tenido muchos días desde que creo esa agencia.
—Lo siento señor Santamaria, no pude evitar que la señorita irrumpiera— se disculpó su secretaria, pero él la conocía muy bien, era la misma de siempre, imponiendo su voluntad a todos.
—No te preocupes Vicky, yo atenderé a la señora Olivares— le contestó con una amable sonrisa a la secretaria que cerraba la puerta dejándolos totalmente solos, él fijó su mirada en ella— ¿a qué debo su visita señora Olivares? — su voz tenía una tonalidad totalmente gélida, como la noche anterior, pero a ella no le importaba, ella era la que debía estar molesta con él por la forma que se fue de su vida, sin darle una explicación de porque la engaño.
—Deseo contratar tus servicios de guardaespaldas…— dijo con firmeza, y mirándolo a los ojos, notando la sorpresa en su mirada.
Al escucharla, de sus labios brotó una sonrisa de lado, ahí tenía la respuesta a su pregunta, pero con la pena se tenía que negar, sin embargo, pensándolo un segundo eso podría facilitar algunas cosas para una nueva misión que el secretario de seguridad le había encomendado.Escuchó que hablaba a lo que volvió a ponerle atención dejando de lado sus pensamientos.—Anoche después de vernos, te busqué y descubrí que eres el mejor guardaespaldas del país— eso no era una mentira, como siempre le gustaba estar en lo más alto, ser el mejor en todo como su padre le había enseñado.—Lamento que viniera a perder el tiempo señora, pero voy a tener que rechazar ser su guardaespaldas, siempre escojo con quien trabajo y con usted no volveré a estar cerca— tomó las carpetas— si me permite tengo mucho trabajo— la volvió a mirar, en la noche no había notado su rostro que estaba un poco pálido, y sus ojos no tenían ese brillo tan especial que la caracterizaba y su rostro tenía una expresión de tristeza
Arantxa al salir de la oficina de Leonardo y recibir su negativa a firmar el contrato matrimonial volvió a sentir aquel dolor y rabia el mismo que sufrió aquella noche que regresó al departamento y no encontró ninguna pertenencia de él, fue como si nunca hubieran compartido ese lugar. Al llegar al hospital no pudo concentrase en las consultas por lo que las canceló y mandó a reagendarlas para la siguiente semana.Creía que aun en su corazón existía el odio que debía sentir por él, pero para su desconcierto había otro sentimiento, uno que pensó que estaba muerto gracias a Steven, al amor que él siempre le dio y por el que pudo sanar su corazón roto.Mira la solitaria calle, por Dios quien podría ahora ayudarla, si Leonardo se negó a firmar el contrato matrimonial. Sabía que era una locura esa propuesta, más cuando apenas iban unas cuantas semanas de la muerte de Steven, pero también sería muy extraño que ella como doctora tuviera un guardaespaldas.La única manera que había encontrado
Sabía que era la peor decisión que había tomado, pero verla de nuevo en peligro hizo que surgiera un sentimiento muy fuerte de protección por ella, su corazón no quería, ni podría permitir que ella muriera, a pesar del dolor que le causó, la quería ver feliz, aunque fuera con otra persona.—¿Escuché bien? — era notorio su desconcierto, y como no si en la mañana antes que saliera de su oficina había dicho que nunca aceptaría casarse con ella.—Si, seré tu esposo al frente de todos, tu guardaespaldas en secreto— un brillo de alegría apareció en sus preciosos ojos color ámbar.—Gracias, no sabes cuanto me alegra escuchar eso— sintió sus delgados pero fuertes brazos rodeándole el cuello, su cuerpo era tan cálido y su perfume lo inundaba por completo que estaba sintiendo un indómito deseo de tenerla así siempre.—Mañana puedes llevar el contrato a mi oficina…—No, vamos a mi departamento, ahí lo podrás firmar— no le gustaba la idea, estar en su departamento donde compartió tantos momentos
Desde la noche anterior había sabido que su padre reaccionaría de esa forma, pues no quería verla sufrir de nueva cuenta cuando Leonardo la volviera a dejar sin ninguna explicación, lo que no sabía que ese matrimonio sería solo por un tiempo y quien se iría sin decir nada sería ella.Podía notar que no le gustaba la idea, pero eso no le importaba, lo único que quería era salvar su vida de la persona que la quería ver junto a Steven.—¿Ya te olvidaste que ese hombre te destrozó el corazón? — claro que no lo había olvidado, fue la primera vez que sintió ese dolor tan grande, como si su corazón hubiera muerto para siempre.—No, solo que hemos hablado y nos dimos cuenta que todo fue un mal entendido— sus padres se vieron con cierto temor.—¿Qué te dijo? ¿Por qué se fue sin decirte nada? — Arantxa se sorprendió por la pregunta, pero permaneció serena, era una mentira que habían hablado, pero de alguna forma tenía que justificar ese matrimonio, además no quería tomar importancia, ni quería
Leonardo ni en sus locos sueños pensó volver a pisar la gran casa de los Olivares, la primera vez que la vio le pareció imponente, se sintió intimidado al entrar a ese lugar, pero el padre de Arantxa le hizo sentirse en casa, como si fuera parte de la familia; en ese momento le era conveniente aparentar algo que no sentía, solo para mantener a su hija contenta y junto a ellos.El padre de Arantxa pensó que él iba en busca de su dinero, algo que estaba completamente equivocado, no todos los hombres de otro nivel social eran arribistas como él llegó a decirle. Él se había enamorado de Arantxa por su forma de ser, por el maravilloso ser humano que era y por todas esas cualidades que descubrió cada día que vivió con ella.Antes de tocar el timbre se ajusta el saco de su mejor traje, el que Edward Taylor le mandó hacer con su sastre, era el único que tenía a su medida y que era para este tipo de ocasiones, sonrió de lado, ya quería ver la cara de Devon cuando lo viera en su casa de nueva c
Leonardo no dejó de verlo en ningún momento hasta que lo tuvo de frente a él, sus ojos negros lo miraban fijamente con aquella misma prepotencia y soberbia que lo caracterizaban, solo que esta vez pudo notar un tinte de nerviosismo en su rostro, como si temiera ser descubierto delante de todos.—Pero ya vez Ara me busco porque me si…—Señor ya llegó el juez— entro Frederic interrumpiendo su conversación— señor Santamaria por favor tome su lugar— escucho un bufido por parte de Devon, sin embargo, no le presto importancia.Caminó hasta donde le indicó Frederic, al regresar la vista y esperar que ingresara Arantxa por la puerta, percibió la incomodidad de Devon que ya se había reunido con su esposa, los dos lo miraban analizando cada movimiento y gesto de su rostro, era notorio lo nerviosos que estaban, como si estuviera sentados sobre una bomba de tiempo, algo inusual en ellos que siempre se mantenían con una postura fría, sin mostrar sus verdaderos sentimientos.No le tomó importancia,
Arantxa no esperaba que Leonardo pusiera su mano sobre su mejilla, al sentirlo se tensó un poco, y más cuando lo vio acercarse a ella muy despacio sin dejar de verla a los ojos, sé quedo a centímetros de su rostro.—Esposa mía, hay que complacer a los invitados— le susurró y sin más él, la tomo de la cintura y la acerca a su cuerpo, notando lo nerviosa que se encuentra Arantxa, pero con cada movimiento de sus labios logra que ella se deje llevar. Para Arantxa fue sorpresivo el beso, pero cada caricia de sus labios logra que recordara su sabor que era único, por desgracia Steven nunca la había besado como el, pues los besos de Leonardo eran los mejor que había probado en su vida. Por inercia rodeo su cuello con sus brazos.Ya no quería separarse de esos labios tan suaves como el terciopelo, aunque comenzó con un beso dulce, poco a poco fue subiendo en sensaciones que recorrieron todo su cuerpo, un deseo de no separarse de él nunca. Poco a poco se separan y abren los ojos, sus mirad
“Hasta que lleguemos” esas últimas palabras retumbaron en su cabeza, como era posible que Leonardo pensara en llevar a su novia o lo que fuera a su departamento. El contrato solo lo incluía a él, a nadie más, estaba loco si pensaba que iba a permitir que ella pusiera un pie en su departamento, sobre su cadáver.Tenía tantos sentimientos mezclados, pero el que resaltaba más era un coraje, no permitiría que Leonardo pisoteara su dignidad, que le restregara en su cara lo feliz que era con esa mujer, por la que lo dejo con el corazón rotoEn cuanto pusiera un pie ella misma la cogería de las greñas para lanzarla a la calle, no le importaba ser protagonista de un escándalo así, pero esa mujer no pondría ni un pie en su departamento. Ella fue la causante de tanto sufrimiento, cuando el cobarde de Leonardo la dejo por ella, si alguna vez había tenido curiosidad de conocerla, ahora no quería verla. Respiró, debía calmar, no le daría el gusto de ver que le afectaba tenerla de frente, ella era