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Capítulo 2 Deseo contratar tus servicios de guardaespaldas

Nunca en su vida pensó que volvería a verlo, y mucho menos que ahora le debía estar respirando. Lo vio detenidamente, no había cambiado nada, tenía el mismo cuerpo atlético, su cabello de color castaño claro y liso del cuál caía pequeñas gotas de agua, sus ojos de color azul intenso eran igualmente de penetrantes de cómo los recordaba, y sus labios, esos que tanto disfruto besar eran una línea plana; al igual que ella su ropa estaba empapada, pero tenía un oscuro deseó de abrazarlo y sentirse segura de nuevo en sus brazos.

—No fue nada con permiso — la esquivo como si ni fuera más que una mujer en apuros, era frío y distante con ella y eso le dolió.

—Espera que haces aquí Leonardo — lo persiguió hasta de nuevo detenerlo poniendo su mano sobre su pecho— ¿me has estado siguiendo?

—No, ¿Por qué tendría que seguirte? — sin ser brusco quitó la delicada mano de Arantxa de su pecho, si lo volvía a tocar tal vez perdería la poca fuerza para no tomarla en sus brazos y llenarla de besos como tanto deseaba— solo iba pasando y vi que ese hombre te tenía amenazada, ni siquiera sabía que eras tú…

Vio el dolor reflejado en sus bellos ojos color ámbar, pero no importaba, ella había sido la primera en herirlo a él.

—Con permiso Arantxa — dio un paso a un lado, quería huir de ahí antes que su cuerpo hiciera lo que no debía abrazarla, vio el temblor en su cuerpo, no sabía si era por miedo o por frío.

—Leonardo espera ¿Dónde aprendiste a pelear así? — el tiempo que habían estado juntos, nunca lo había visto pelear de esa manera, más porque era un simple estudiante de dibujo graficó.

—Es mi nuevo trabajo, soy guardaespaldas — abrió los ojos eso era lo que necesitaba para mantener su vida a salvo y descubrir quien la quería muerta y por con siguiente dar con los responsables de la muerte de su esposo.

Pero de inmediato negó con la cabeza, debería estar loca para pensar eso, ¿Cómo podría confiar su vida al hombre que le destruyó el corazón?

Su lado racional le recordaba que minutos antes había estado a nada de morir desangrada, si no fuera por él ahora ella estaría muerta y no llevaría ante la justicia a las personas que mataron a Steven.

Levantó la vista para hablar con Leonardo, pero este ya se había ido.

Al llegar a su casa se dio un baño, en cuanto salió tomo su computadora y comenzó a buscar a Leonardo, debía ofrecer sus servicios de guardaespaldas personal en alguna página. Y solo poner su nombre dio con él, tal parecía que era muy famoso en su nuevo trabajo.

*******************

Leonardo llegó a su casa y de inmediato fue recibido por su mejor amigo Luke, un perro pastor alemán que había rescatado de ser sacrificado luego de haber terminado su servicio en el ejército.

Era su única compañía, después de salir del ejército. Se dejó caer en el sofá teniendo la imagen de ella muy fresca   

Al verla de nuevo en esa calle solitaria y siendo atacada por ese sujeto no dudó en ir a salvarla, aunque lo hirió de muerte años atrás, él no podía permitir que le pasara nada.

Aunque fue un error, pues al tenerla cerca, se percató que aquellos sentimientos que pensó que estaban muertos, resurgieron con una fuerza que ni el mismo se podía explicar, aunque se mantuvo frío y distante, su corazón no dejó en ningún momento de latir muy rápido, que temió que en cualquier momento hubiera salido mientras ella estaba ahí delante de él, más cuando ella puso su mano sobre su pecho.

Antes que sintiera su corazón retiró su mano, y eso hizo que su mano se quemara, el deseo de ser tocado por ella de nuevo despertó como un ave fénix. Pero se controló no podía olvidar que ella fue la primera en terminar con todo y no darle ni una m*****a explicación, solo mandó a su padre como el mensajero para botarlo de su vida, como sí lo vivido entre ellos no hubiera tenido ningún valor para ella.

—Amigo debo mantenerme alejado de ella — acarició la cabeza de su compañero que solo se le quedó mirando— solo que no puedo, no puedo.

Se levantó del sofá y fue a la cocina a buscar algo de la comida congelada y algo de comida para Luke y compartir con él la cena como cada noche.

Muy temprano como de costumbre se levantó, salió a correr al regresar se dio un baño, desde la noche no había dejado de pensar en Arantxa y en el peligro que había estado si él no hubiera estado cerca. Al salir de su casa, fue a su oficina tenía que firmar algunos papeles, y ver las nuevas solicitudes de más personas que querían trabajar para él.

—Vicky buenos días, ¿estos son los papeles que tengo que firmar? — preguntó tomando la pila de carpetas que estaban sobre el escritorio de su secretaria.

—Buenos días señor, sí…— vio el nerviosismo en sus ojos, que solo levantar la ceja ella respondió a su pregunta mental, lo conocía tan bien— señor hay una mujer que lo está esperando en su oficina— frunció el ceño quien era esa mujer.

—¿Por qué la dejó pasar? — dijo mientras daba dos grandes zancadas a su oficina, pero al entrar se quedó helado al ver de quien se trataba.

—Porque yo insistí en esperarte aquí— la mujer que no había abandonado sus pensamientos durante la noche estaba recargada en su escritorio mirándolo con esos preciosos ojos color ámbar, un sueño que había tenido muchos días desde que creo esa agencia.

—Lo siento señor Santamaria, no pude evitar que la señorita irrumpiera— se disculpó su secretaria, pero él la conocía muy bien, era la misma de siempre, imponiendo su voluntad a todos.

—No te preocupes Vicky, yo atenderé a la señora Olivares— le contestó con una amable sonrisa a la secretaria que cerraba la puerta dejándolos totalmente solos, él fijó su mirada en ella— ¿a qué debo su visita señora Olivares? — su voz tenía una tonalidad totalmente gélida, como la noche anterior, pero a ella no le importaba, ella era la que debía estar molesta con él por la forma que se fue de su vida, sin darle una explicación de porque la engaño.

—Deseo contratar tus servicios de guardaespaldas…— dijo con firmeza, y mirándolo a los ojos, notando la sorpresa en su mirada.

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