Alessia Conti y Lysander Simeone estaban comprometidos desde que eran niños, los Conti y los Simeone eran las dos familias más importantes de la mafia italiana y como tal se relacionaban desde hacía mucho tiempo.
La última vez que la unión entre ambas familias se produjo, fue más de un siglo atrás, así que la sangre de los Conti y los Simeone debía mezclarse de nuevo para seguir asegurando su alianza más allá de los negocios, porque si hay algo que un italiano respeta más que la palabra dada, es la sangre y la familia.Era por esa razón que el patriarca Simeone preparaba una fiesta de bienvenida para la bella Alessia, su futura nuera, una fiesta que no solo serviría para darle la bienvenida a la joven, sino también para oficializar un compromiso que no era ningún secreto para nadie, ya que estaba claro que un día los dos herederos se casarían.— Olivia, ya tienes preparado el anillo de mi madre — Dijo Lució Simeone a su mujer durante el desayuno.Ella asintió, en realidad ese anillo había pasado de generación en generación desde tiempos remotos, era una enorme rosa de brillantes, una joya única y de valor incalculable, que tenían el placer de lucir las prometidas y luego esposas de cada heredero Simeone hasta que llegaba el momento de dárselo a la siguiente afortunada.— Pasaré tras el desayuno a buscarlo a la joyería, lo llevé hace unos días para que lo limpien y lo dejen como nuevo.— Perfecto querida — dijo el hombre mientras se llevaba la taza de café a los labios y bebía un poco.Era el momento de terminar con las habladurías, las malas lenguas que decían que su hijo Lysander prefería la compañía de hombres en lugar que la de las jovencitas que habitualmente lo acompañaban e incluso insinuaban, a pesar de saber que estaba comprometido.Lucio sabía que no era cierto, simplemente su hijo era un hombre íntegro y enamorado de la joven Alessia desde su más tierna adolescencia, por eso siempre prefería pasar el tiempo con sus amigos que verse tentado a serle infiel a su prometidaCiertamente y, aunque estuviera mal decirlo por ser su futura nuera, Alessia era posiblemente la heredera más hermosa de todas las que serían aceptables para él y, sin duda, era una Conti así que también era la mejor candidata por eso.Lysander terminó de desayunar y se levantó de la mesa, casarse con Alessia no estaba tan mal, ella era su mejor amiga y la única que conocía su secreto e incluso lo apoyaba, tenían la vida planeada desde que fueron muy jóvenes, serían la pareja perfecta de cara a la galería, tendrían un hijo para cumplir con el legado de ambas familias y luego cada uno haría su vida discretamente.Lo único cierto en ese momento eran las ganas que Lysander tenía de volver a ver a su mejor amiga, desde las últimas navidades no la había visto, así que estaba ansioso porque pasara el día y por fin llegara la noche.Lo único con lo que el chico no estaba de acuerdo era con que los Conti y los Simeone hubieran convertido el regreso de su prometida en un evento social, estarían posiblemente todas las familias importantes de la mafia italiana, además de los socios de los negocios legales de ambas familias, así que sería un acto nada discreto.Las horas pasaron rápido y Olivia Simeone entraba en la habitación con lágrimas en los ojos, su hijo y la joven Alessia se comprometerían al fin, el tiempo había pasado demasiado rápido.— ¿Creo que no podrías verte más guapo?— dijo la mujer entrando para observar a su hijo.Era un joven guapo y atlético, rubio, de ojos verdes, con el cabello algo largo, aunque esta vez, y por petición de su padre, había accedido a engominarlo hacia atrás y atarlo en una elegante y pequeña coleta.— ¿Todas las madres ven guapos a sus hijos?— dijo Lysander con una sonrisa sincera en los labios mientras observaba a su madre acercarse a él.— Pero no todas tienen razón, tú sí eres muy guapo— aseguró Olivia orgullosa mientras le ponía bien la pajarita en su camisa impoluta, ciertamente, los trajes de corte italiano le quedaban a su hijo como un guante, estaba hecho para vestirlos.— Mamá…— Lysander llevó los dedos a los ojos de su madre secándole un par de lágrimas que le resbalaban por las mejillas y amenazaban con estropearle el maquillaje — si estás así el día del compromiso, no quiero ni imaginar el de la boda.— Bueno, no tenéis por qué tener prisa para eso, aún sois muy jóvenes — dijo Olivia, quién se negaba a dejar salir a su hijo todavía de casa.— Alessia apenas tiene veintitrés años y tú, veinticinco, no tengáis prisa.— Madre, la mayoría de gente en nuestras familias ya tiene hijos a esta edad.— Le recordó Lysander.— Bueno, sabes que tu padre y yo te tuvimos tarde, así que no pasa nada si esperáis un par de años para la boda todavía.Era cierto, Lysander sabía que él era el milagro de sus padres, después de intentarlo durante casi una década, Olivia salió embarazada ya pasados los 30, algo considerado bastante tardío en la época y sobre todo en familias como la Simeone, si no hubiera concebido no habría sido extraño que su matrimonio terminara rompiéndose en pro de conseguir otro heredero legítimo para los Simeone.Ella negó sonriendo y sacó una cajita de terciopelo morado para dársela a su hijo, le costaba hacerlo, y no porque no pudiera desprenderse de lo que había dentro, sino porque algo le decía que aquel compromiso no debía llevarse a cabo, que su hijo no sería feliz con Alessia.— Ahí tienes el anillo para tu futura esposa.Después de dárselo, Olivia ya no habló más y salió rápidamente de la habitación.La música se empezaba a escuchar en la parte de abajo de la mansión Simeone. Sin duda los invitados empezaban a llegar y ella debía estar allí, junto a su esposo, para recibirlos.Stéfano Da Rossa, se encontraba reacio a asistir a esa fiesta que su socio Lucio Simeone lo había invitado, sin embargo, lo estaba haciendo a causa de las palabras de Aurora y los motivos para asistir a dicha fiesta.—Debes ir, que nuestro alfa tenga muy buenas relaciones con los humanos, es importante no solo para ti, sino para toda la manada.—Puedo hacer lo que quiera, por eso soy el alfa.—Como alfa puedes hacer lo que quieras, siempre y cuanto no afecte a la manada, a no ser que quieras convertirte en tu padre — le recordó Aurora, su beta favorita y la de mayor rango en la jerarquía de la manada. Stéfano era el nuevo alfa de la manada de Italia, después de una gran pelea por el poder contra su padre era su deber ver por todos ellos.Todos en la manada le agradecían, ya que Horacio Da Rossa, no era ni la mitad del alfa que lo era su hijo Stéfano. Durante su mandato, la manada de los Da Rossa, había sufrido no solo por la crueldad de su alfa, también por ser temidos y cazados por
— Creí que te gustaban más delicados … — dijo Alessia en un susurro, cada vez que le había conocido un amante a su prometido, esos chicos solían ser bastante delicados y se veían algo más jóvenes que él, por eso siempre asumió que su futuro esposo era el que llevaba el rol activo, pero aquel hombre al que no le sacaba el ojo de encima, además de parecer heterosexual por la mujer que llevaba al lado, se veía bastante masculino.— No es eso… No me gusta, es otra cosa — Lysander era incapaz de explicar del todo lo que sucedía.— ¿Qué otra cosa?— dijo ella tras agradecer al camarero que le sirvió su copa de vino.— Se nota que has estado fuera mucho tiempo, que no sabes los cotilleos del tal Da Rossa — Lysander sonrió, estaba seguro de que a su futura esposa le fascinaría la historia, como siempre se divertían bastante contándose los cotilleos de los que se enteraban.— Pero espero que tú me los cuentes.Lysander también agarró su copa y se alejó un poco de la mesa de bebidas para estar e
—Realmente no creo que alguien de esta sala sepa lo que es estar enamorado. Mucho menos usted. Lo único que hacen es engañarse, para no estar solos.Lysander no sabía cómo reaccionar ante la cercanía de ese hombre, apenas lo escuchó hasta que habló de lo frágil y superficial que era el amor, Lysander no podía defenderlo, no sabía lo que era, nunca había estado enamorado, para él no estaba permitido enamorarse porque era obvio que no lo haría de una mujer y no podía permitirse hacerlo de un hombre o tendría graves problemas.— Supongo que el amor es algo incomprensible, en realidad ¿Cómo podría medirse?La mirada del hombre se endureció tras decir eso, volteando al ver al joven.—Ha sido un placer hablar con usted, será mejor que siga su camino y no se vuelva a cruzar conmigo— le amenazó, aunque era una advertencia para él mismo.La mirada de Lysander se oscureció ¿Lo había amenazado? Ciertamente, no entendía muy bien a ese hombre, lo que si le hubiera gustado preguntarle era que colon
Enrico era consciente de cuál era la manada que se había trasladado a las tierras vecinas.No obstante, esperaba no tener que coincidir con ellos, se encontraba feliz estando fuera de las leyes de los clanes. Esa era una de las razones por la que había decidido convertirse en un alfa solitario.El único problema era que pese a que era un alfa errante, conservaba un amor muy profundo por las tierras que lo vieron nacer, por lo que siempre se encontraba cerca, así tuviera que alejarse de todas las manadas que se encontrarán cerca de esas tierras.El aroma del nuevo alfa de la manada que había regresado al territorio se dejó sentir, indicándole que se encontraba demasiado cerca, tanto que su instinto territorial lo hizo acercarse a la casa grande en el instante mismo en el que lo vio aproximarse a esta.Sin embargo, Enrico negó y controló su instinto protector, escondiendo su olor y presencia entre las sombras. Sabía que de no hacerlo pondría en evidencia su presencia al alfa de esa mana
Enrico sonrió al escuchar que el alfa se había molestado con él. Era normal ya que conocía a ese alfa y sabía lo orgulloso que era y jamás que aceptaría que le gustaba un ser inferior, como consideraba a los humanos.Aunque si supiera que realmente Lysander no era humano. ¿Se comportaría con él de esa manera?El guardabosques estaba sumido en sus propias divagaciones mientras escuchaba al chico cuando sintió el incremento del aroma de un Omega a punto de entrar en su celo.Lo que lo hizo ponerse en guardia y sobre todo levantarse rápidamente.—Creo que necesitas marcharte— mencionó de pronto. No quería asustar al joven, pero no era seguro que se encontrará con él en ese momento a solas. Tampoco podía darle más de la esencia de acólito sin ponerlo en peligro y por supuesto no podría controlar a su alfa si se veía afectado por el aroma del omega en el hijo de sus patrones, eso sería algo que Enrico jamás se perdonaría.—Necesito que te vayas ¡Ahora!Lysander se comió su tercer bollo mi
Esa noche había luna roja, no era la primera, pero tampoco era la última. Sin embargo, esta era especial, Stefano podía sentir una extraña fragancia embriagante que lo estaba haciendo perder el control de su lobo, algo que lo mantenía ansioso y expectante porque la Luna roja siempre traía sorpresas para sus hijos predilectos.Su luna, por fin, su luna se encontraba cerca. Tenía que ser ella su luna, su hermosa ámbar que perdió siglos atrás, porque de no ser ella no había explicación lógica para que un alfa como él, perdiera el control de su lobo, solo su pareja predestinada podía causar aquello que estaba experimentando.No era un alfa joven, sus más de seiscientos años lo hacían un alfa en completo control, no solo de su parte humana, sino también de su lado salvaje y animal.La fragancia en el aire se intensificó llamándolo del mismo modo que su transformación se iba haciendo cada vez más imposible de contener.El sonido de las campanas de cristal se hicieron presente, haciendo que
«¡No huyas! ¡No te permitiré huir! Ámbar»Exclamaba Ónix en cada gruñido que daba, en cada nuevo paso que daba hacia el Omega.En ese momento eran el depredador y su presa. El gran lobo negro no dudó en cerrarle el paso al Omega. En hacerlo retroceder justo en el momento en que iba a salir corriendo, haciendo que chocara contra su cuerpo y se cayera hacia atrás.El cuerpo gran Ónix, más grande por un par de pulgadas, atrapó el cuerpo del Omega, de su luna bajo su cuerpo, su gran hocico lo tomó de su cuello, enterrando sus colmillos en su piel, sometiéndolo.«¡Mío! Será mejor que no te muevas, no quiero hacerte más daño del necesario»Le gruñó aplastándolo frotándose contra él y así empezar a quitar de su cuerpo el olor de esos otros alfas, ese olor que hacía que deseara herirlo y lastimarlo por haber dejado que otro olor se impregnara en él.Lysander había intentado huir, pero algo en esa voz lo hizo detenerse, parecía un sueño, pero se sentía muy real, desde dentro le decía a aquella
Un nuevo gimoteo se escuchó salir del omega cuando el miembro del alfa impactó en su próstata, como si exigiera sin palabras que le entregara su placer.Un aullido se hizo audible en medio de aquel bosque y el omega se corrió copiosamente sobre el musgo que les servía de lecho, Lysander pareció experimentar el orgasmo más intenso de su vida.Lysander cada vez se dejaba embriagar más por el placer, perdiendo la conciencia humana que pareció desaparecer por completo y la parte animal se entregó sin reparos a su alfa, a su pareja, al alma que se había mantenido unido desde hacía milenios.Exigiendo que lo reconociera, exigiendo que lo marcara como lo que era, la luna del alfa que había vuelto a él para ser de nuevo suyo.Ónix marcó a su luna, ella lo llamó y el alfa la reconoció. No había duda de quiénes eran ellos dos. Ambos se conocían, se reconocían en medio de gruñidos, de aullidos y de gimoteos que se escuchaban a varios metros a su alrededor.La luna en el cielo era testigo del enc