Capítulo seis 6

Al día siguiente, Dante se levantó a las cinco de la mañana. Estaba furioso porque no había podido conciliar el sueño; el sofá, para él, era demasiado incómodo. Entró a la habitación en silencio y observó a la mujer dormida plácidamente y eso lo enojo aún más. Caminó hacia el clóset, sacó ropa de trabajo y salió rumbo al baño. Se desnudó y, al sentir el agua helada sobre su cuerpo, recordó a su madre y soltó un largo gruñido.

—¿Por qué me metiste en este lío?

Se aseó rápidamente; no quería pasar más tiempo en esa casa. Al salir, se encontró con Ava recostada en el marco de la puerta de la habitación, bostezando mientras se frotaba los ojos con una mano.

—Buenos días. ¿Te vas tan temprano?

—Sí, tengo dos horas para llegar al trabajo. Voy a coger el primer autobús que sale a la ciudad.

—Déjame prepararte el desayuno rápido —expresó ella mientras caminaba hacia la cocina.

—Gracias, pero no tengo tiempo para esperarlo —respondió secamente. Tomó del estante cerca de la puerta su billetera
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