Los enfermeros, al verlo cargar a la mujer inconsciente, corrieron hacia él con una camilla. Alan la depositó con cuidado sobre ella, su mirada fija en su rostro pálido. En ese instante, Olivia abrió lentamente los ojos. Lo primero que encontró fue la mirada triste y preocupada de Alan.—Me salvaste... —susurró con voz débil.—Mi niña... Perdóname. No llegué a tiempo para evitar que Rogelio te hiciera daño. —Alan sintió un nudo en la garganta.Los recuerdos golpearon la mente de Olivia como una avalancha.—¿Dónde está Rogelio? —preguntó, su voz temblorosa—. Él... él quería abusar de mí. Huí, pero me atrapó en el bosque. Recuerdo que me defendí, que me golpeó en la cara... pero después... no recuerdo nada más.Alan la miró con dulzura, aunque su rabia seguía ardiendo por dentro.—No pienses en eso ahora, mi amor. No te muevas, podrías lastimarte más —susurró, tomando su rostro con delicadeza. Depositó un beso suave en su frente—. Rogelio no te hará daño nunca más. Está muerto.Olivia s
Greta abrió los ojos poco a poco, aturdida. Trató de balbucear unas palabras, pero su voz apenas salía.—No te desesperes, voy por un médico —dijo su hijo apresuradamente.Con la bebé en brazos, salió corriendo en busca de ayuda. Segundos después, varios especialistas entraron a la habitación. Mientras tanto, Dante se dirigió a la sala de espera para dar la noticia del nacimiento de los bebés y de la reacción de Greta a quienes esperaban con ansias.Un año después...—¡Pues yo sí voy a ir a la despedida de soltera de Sofía, y no tienes derecho a prohibírmelo! —exclamó Ava, con los brazos cruzados, mirando con desafío a su esposo.—Ava, los niños son pequeños. Además, esas despedidas son solo una excusa para ver a otros hombres, y tú eres una mujer casada. El único en quien deberías poner los ojos es en mí —vociferó Dante, molesto.—Amor, te estás comportando como un celópata sin razón —soltó Ava, molesta—. ¿Sabes qué? Le diré a Greta que se quede con los niños, ya que tú no quieres ha
De repente, unos gritos fuertes rompieron la atmósfera del lugar. La música se apagó de golpe y las luces se encendieron, dejando a la vista una escena caótica. Las chicas se miraron entre sí, con el estómago encogido. Sus miradas se dirigieron hacia la entrada, donde un grupo de hombres avanzaba con paso firme hacia ellas.—Chicas, se los dije… estamos en serios problemas —susurró Sofía, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.Ava tragó saliva al encontrar la mirada oscura y asesina de su esposo. En ese momento, deseó que la tierra se la tragara.—Ay, Dios… estamos condenadas al encierro —murmuró, mientras ella, Sofía y Dafne giraban la cabeza lentamente hacia Olivia.Dante dio una orden seca a sus hombres, quienes comenzaron a sacar del lugar a los meseros semidesnudos. Luego, avanzó con paso firme hacia su objetivo.—No puedo creer que una mujer casada y con hijos se exponga de esta manera —espetó Dante, fulminando a Ava con la mirada.Ella abrió la boca, pero no logró artic
Dante la miró por unos segundos antes de vociferar.—Sabes que mereces un castigo, Ava —Dante se quitó el cinturón—. Como tu esposo solo debes mirarme a mí, por tu osadía vas a pagar con tu cuerpo.—¿Qué vas a hacer? —preguntó temblorosa.—Algo que te va a gustar mucho, pero que también te recordará que soy el único hombre en tu vida —susurró con voz ronca y cargada de deseo.Se acercó a ella con firmeza y tomó sus manos, guiándola al centro de la cama. Con una mirada intensa, las levantó sobre su cabeza y le ato las muñecas a la cabecera de la cama con el cinturón.—Eres solo mía, Ava —murmuró contra sus labios antes de besarlos con hambre.—Dan, por favor, suéltame. —balbuceó ella separándose de su boca.—No sabes lo furioso que estaba cuando tu primo me contó dónde estaban. Me molestó que me hayas tomado por tonto y que pensaras que no nos íbamos a enterar —su voz era grave, cargada de tensión. —Se quitó la ropa delante de ella, quedándose completamente desnudo. Su mirada ardía con
Un mes después, Ava se encontraba en su mansión junto a su hermana, la tensión en el aire era palpable. Ambas esperaban la llegada de su padre. Sergio había salido de la cárcel gracias a Ava, quien retiró los cargos en su contra. Con el tiempo, comprendió que guardar rencor no era el ejemplo que quería dar a sus hijos. Al final, lo único que realmente importaba era que su padre no había sido el culpable de la muerte de su madre.—No puedo creer que estes haciendo esto —dijo Olivia, rompiendo el silencio mientras se pasaba nerviosamente una mano por el cabello.—Yo tampoco —respondió Ava, mirando por la ventana con los brazos cruzados—. Pero creo que es lo correcto. Mis hijos merecen conocer a su abuelo, y yo necesito darle un cierre al pasado y que mi corazón se mantenga en paz.Olivia asintió, aunque su corazón no lo perdona.—Yo solo estoy aquí para ver que tiene que decirme. ¿Y si él no ha cambiado? ¿Qué pasará si vuelve a ser el mismo de antes? ¿Qué harías si te vuelve a utilizar?
Ava se volvió a sentar y suspiró varias veces, tratando de encontrar las palabras adecuadas para liberarse del peso que había cargado durante años.— Sé la historia de cómo llegaste a la vida de mi madre, pero solo fuiste un pobre hombre que quería ser mantenido. Lástima que mi madre era una ilusa y débil mujer que se enamoró de quien no debía —Hizo una pausa. Reflexionó. Ahora que era madre, entendía más de lo que antes podía —. Te perdono, porque no tuviste nada que ver en la muerte de mi madre. Pero mi confianza, esa tendrás que ganártela.Sergio se limpió las lágrimas con torpeza, su mirada mostraba una cargada de gratitud y resignación. Con voz quebrada murmuró.—Olivia tiene razón, no merezco ser su padre. Nunca lo fui. Y a ti, Ava…—pronuncio soltando un largo suspiro—. Gracias por retirar la denuncia. Eres un alma noble, demasiado para alguien como yo. Me has perdonado sin que lo merezca. —Sus ojos vidriosos recorrieron el rostro de su hija—. —Mi corazón está orgulloso de cada u
—Hola, Ángela —contestó Ava perezosa, recostada en su cama, estaba a punto de conciliar el sueño cuando escuchó su teléfono móvil.—Hija, perdóname por ser tan débil. Si algo me llegará a pasar, cuida de tu hermana. Tú eres fuerte y encontrarás la felicidad al lado de alguien que realmente te demuestre amor.—¡Mamá! ¿Qué dices? ¿Sabes que no creo en el amor? ¿Dónde estás? ¿Dime ahora mismo que voy por ti? —se levantó asustada, escuchando la voz quebrada de su madre como si estuviera llorando.—¡Soy masoquista! Como continuamente me lo recriminas. Dejé mi comodidad y abandoné a mi familia por Sergio —hizo una pausa para tomar aire—-. Siempre creyendo en el amor de tu padre, he aguantado engaños y malos tratos. Pero él siempre me convence de que va a cambiar y como una ilusa vuelvo a caer. No me justifico, pero tu papá fue el único hombre al que he amado y amaré hasta la muerte.—¡Mamá! ¿Por qué dices eso ahora? ¿Viste a papá con otra mujer? —expresó con el teléfono en la oreja mientras
Un día después, fue el funeral. En el cementerio, había pocas personas acompañándolos debido a que, por su padre, su madre había perdido muchas amistades. Olivia estaba llorando amargamente aferrada con fuerza a los brazos de su hermana. Ava se hacía la fuerte para no desmoronarse delante de ella.Los llantos de Olivia eran desgarradores, y Ava solo podía abrazarla para que no se cayera.Su mirada se oscureció al ver a un hombre mayor, no muy lejos de ellas. Se preguntaba por qué no se acercaba. Aunque lo odiaba por haber abandonado a su hija y haber cortado todo lazo con ella, no entendía por qué, en ese momento, no mostraba un mínimo de humanidad y se despedía de Ángela.Desvió la mirada hacia el frente, donde su padre caminaba con paso lento hacia el ataúd de su madre, interpretando el papel de viudo dolido. Lo fulminó con la mirada mientras, en silencio, le pedía a Dios fortaleza para no perder el control, Murmuró para sí misma «Como quisiera acercarme y empujarte con todas mis fu