Capítulo 21: Su único dueño

KATIA VEGA

—Hace años, cuando era una niña, le pregunté a mi abuela: ¿por qué somos pobres?, pensando que la verdadera felicidad la tenían personas como tú. Entonces me dijo algo que jamás olvidaré: ¿No tienes un techo y una cama? ¿No tienes comida caliente en el plato? ¿No tienes salud? ¿No tienes amor? 

»Entonces lo comprendí. Tener todo lo que necesitas y un poco más, es suficiente y puedes considerarte afortunado. 

Mi anécdota solo lo hizo sonreír y negar con la cabeza, tal vez considerándola como la clase de cosas que diría alguien pobre para justificar su mediocridad. No sabía si eso era cierto, pero lo que sí sabía era que las palabras de mi abuelita eran ve

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