Capítulo 26: Las marcas en su piel

MARCOS SAAVEDRA

—¡Papi! ¡Mami está mal! —exclamó Emilia alterada, tomándome de la mano y tirando de mí con desesperación. 

¿Sería otra mentira de Katia? 

Cuando llegué hasta ella noté que no lo era. Se mantenía de pie con una mano sobre la pared mientras que con la otra se aferraba a la escoba. Respirando apesadumbrada, quiso continuar con la limpieza, mientras Silvia intentaba quitarle la escoba de la mano pidiéndole que mejor se fuera a descansar. 

Rechiné los dientes y torcí los ojos. En otras circunstancias hubiera ignorado esto, simplemente me hubiera ido a mi despacho a trabajar, pero no podía mover los pies, parecían anclados al piso, mientras

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