La expresión de su rostro hizo que se me helara la sangre... Se me acercó y extendió su brazo hacía mi, para entregarme la hoja doblada que sostenía. Desconcertada, tome la hoja y la abrí, quedándome perpleja con los que estaban leyendo mis ojos. -Dime ahora mismo quien es el padre-Exigió con un tono brusco y demandante-Y espero que pienses muy bien tu respuesta. Me apresuré a negar con la cabeza. No creía en lo absoluto lo que decía aquél papel, no podía estar embarazada. Y en el caso de estarlo, no me explicaba como él podía estar haciendo esa clase de pregunta. Él, que había sido el primero y el único, eso en verdad me dolía, me quemaba. -Dilo Stella, ¿Quién es el padre?-Insistió de nuevo, cerrando sus párpados y apretando los puños. Mis lágrimas escaparon sin previo aviso, como resultado de su cruel desconfianza. Abrió de nuevo sus ojos y volvió a mirarme... lo hizo con tanto resentimiento que se me escapó un sollozo. -¡Habla!-Exclamó él, ahora alzando la voz. -Tu...-Mis labios se movieron por si solos y las comisuras de los suyos se fruncieron por una amarga y desfigurada sonrisa. -¿Acaso me ves cara de estúpido? -Tu haz sido el único hombre en mi vida. -Mientes... -Lo juro Salvatore. -¡Mientes!-Repitió con brusquedad-Sabes perfectamente que no puedo tener hijos. -Yo... -¡Ya basta!,-Rugió-No quiero escucharte. -Por favor...-Mi voz se quebró. -Quiero que te vayas de mi casa. Sentí mi rostro palidecer cuando terminó de pronunciar esa frase. -Salvatore, no me hagas esto-Me salió un hilo de voz-Por favor. Las piernas me temblaron y estuve a punto de caer delante de él, pero me sostuvo antes de que mis rodillas tocaran el suelo. -Tienes hasta mañana para recoger tus cosas y lárgate de aquí.
Leer más*Meses después* SALVATORE. -¿Sabes lo terrible que es despertar y no ver a mi hermosa esposa junto a mi?-Le pregunto a Stella, luego de encontrarla en el despacho. -Me levanté temprano amor, y estabas durmiendo tan plácidamente que no quise despertarte. -¿No podías dormir?-Rodie el escritorio y la besé en los labios-Debiste levantarme. Despiértame, cuando sea y a la hora que sea... -No es eso, dormí muy bien, pero me levanté temprano y bajé para revisar algunos documentos de la fundación-Señaló la laptop y la miré con orgullo. Al final encontró un propósito. Ha creado una fundación que ampara a los más necesitados, a niños que están en situación de calle, incluso dicta charlas para parejas que quieran realizar una adopción, con el fin de que tomen en consideración a los niños de edad avanzada, y así ellos no se sientan desplazados, como sucedió con ella. Ayuda a personas como Julia, que han pasado por situaciones fuertes, las orienta a buscar Justicia en lugar de sentir vergüen
*Dos años después*-¿Dónde se habrán metido esos tres?-Me pregunté a mí misma.Me asomé en mi habitación y no estaban, ni en la de los gemelos, ni en la cocina, tampoco en la sala, y menos en la piscina, el único sitio que me faltaba por revisar era el despacho.Abrí las puertas y allí estaban, pude escuchar sus risas cuando notaron mi presencia -¿Se puede saber que hacen ahí metidos?-Pregunté, asomando la cabeza dentro de una cobija que estaba puesta como una especie de tienda de campaña-Salgan de ahí o van a arrugar su ropa. Ya es hora de irnos.-Ellos no saben de responsabilidades mi cielo-Comenta Salvatore, siendo el primero en salir.-Para eso estamos los adultos-Me llevé las manos a la cintura.Me observa detenidamente, y sonríe.-Estas hermosa, como siempre.-Gracias, me esmeré. Deberíamos haber salido hace diez minutos.-Minutos más, minutos menos, que importa-Se encoge de hombros.-Ojalá el Salvatore de hace cuatro años, pudiese escuchar lo que acabas de decir.-Probablement
-"Respira Stella, respira"-Tuve que recordarme yo misma, ya que estaba a punto de desmayarme por no llenar mis pulmones de aire...En solo un minuto deberé caminar hacia el altar y yo sigo aquí, intentando recordar cómo es que se inhala y se exhala el bendito oxígeno.-¿Preparada?-Pregunta Sebastián, detrás de mí, y me sobresalté cuándo escuché su voz-Veo que no, ¿Estás muy nerviosa?-Ni te imaginas cuánto...-Resople.Me observa detenidamente, y sonríe.-Estas muy bonita, pareces una princesa. Espero que no me lo tomes a mal.-Oh, no, no. Te lo agradezco, eres como mi hermano mayor y escuchar esas palabras me generan mucha confianza... Sinceramente no pensé que este momento fuese tan difícil, quizás hubiese sido más sencillo si uno de mis padres estuviese conmigo, pero, contar contigo es bastante reconfortante-Sonreí ampliamente-Y, por cierto, tú también estas muy guapo.-Gracias. Y, no es que yo sea exactamente una figura paterna para ti, pero ya que me ves como un hermano mayor, me
-Papá, ¿Quieres pedirle perdón a Stella?-Pregunta mi cuñada, y el hombre pestaña dos veces para afirmar.-No me pida perdón a mi señor Massimo, mejor pídaselo a Dios para que pueda permitirle descansar en paz-Me acerco un poco más, intentando que mis ojos no muestren lástima, sino compasión, y le digo en voz baja-Le voy a confesar algo que tal vez le traiga un poco de alegría en estos momentos de agonía que ha vivido.Hice una pausa momentánea y sentí como mi italiano me sostuvo por la cintura, busque su rostro para ver si lo que quería era que callara, pero no, la expresión que mostró fue de apoyo, así que continúe.-Señor Massimo, al final mis hijos si llevan su apellido.Abrió los parpados más de la cuenta, y suspiró cómo si sintiera calma, y tuve que aclarar.-No lo hice por usted, lo hice por su hijo, por mi Salvatore... Él, es un hombre maravilloso y lo merecía, aunque sé que, de igual forma a usted, eso le genera alivio-Pestaña dos veces para confirmar y yo asiento con la cabez
-¡Dios mío!, ¡Esto es un castillo!-Exclama una voz femenina bastante conocida, era mi amiga.Aun teniéndolos a los dos al frente, no podíamos creer que hubiesen venido.-No me vean así, estoy aquí porque ella me convenció-Dice Sebastián, señalando a la pelirroja que trae al lado-Esta casa solo me trae malos recuerdos.Debí imaginar que mi amiga estaba detrás de todo esto, y él, está demostrando que literalmente, hace lo que sea por ella.Antonella no se aguanta y corre a darle un fuerte abrazo a su hermano, y en respuesta, recibe un sonado beso en la mejilla.-Es bueno verte hermano-Dice Salvatore, acercándose a la emotiva escena, y la chica aprovecha para abrazarlos a los dos al mismo tiempo.Julia, camina en mi dirección y después de saludarla, le dije en voz baja:-Gracias por convencer a Sebastián de que viniera, para sus hermanos era importante volver a reunirse.-Lo hice porque no sé si el viejo está tan mal como pensamos, en realidad vine por ti, no podía dejarte sola.Extendí
Siempre he sentido ilusiones de viajar...Volar en avión me pareció divertido y aterrorizante al mismo tiempo. Los gemelos se portaron bastante bien durante el vuelo y cuando aterrizamos, sentí algo de emoción. Me entusiasma conocer la tierra donde nació mi amado Salvatore, aunque las circunstancias no resulten del todo agradables...Un chofer nos recogió en el aeropuerto, y pude ver parte de la ciudad cuando íbamos en camino, no hay duda de que Italia es preciosa.Cuando llegamos a casa del señor Massimo, mi mandíbula casi toca el piso. Es como un enorme palacio, hace que la mansión parezca una simple casa de campo.-Bienvenida-Dice mi pelinegro sin mostrar el mínimo rastro de alegría, y yo sonrió por amabilidad.Sé que, aunque no lo platique, la situación con su padre lo tiene preocupado...Salimos del auto y de inmediato unas personas se nos acercaron para saludar y ayudarnos a bajar nuestro equipaje.Yo cargue a Alessandro, y él, a Isabel, y entramos tomados de la mano.-Es demasi
*3 Meses después*-Date prisa-Le digo a Salvatore.-Si me apuras no me puedo concentrar.-Es que ya están por despertar…-Lo sé, lo sé, dame solo un minuto.Acelera sus movimientos con algo de desesperación y yo, por más que intenté contenerme, no pude evitar comenzar a reírme.-Así mucho menos voy a terminar-Se queja, bajándoseme de encima y mi risa se vuelve un poco más escandalosa-¿En serio te vas a burlar de mí?-Mi vida…-Lo beso en los labios-No me estoy riendo de ti, me rio de nosotros, y de nuestra nueva forma de hacer el amor-Vuelvo a reír.-Bueno, por lo menos te doy risa, ya que no te doy placer-Hace una mueca de decepción.-No seas tonto, claro que me das placer… anoche la pasé muy bien-Me muerdo el labio inferior-Si quieres podemos repetir lo mismo, solo que más tarde-Le guiño un ojo y el me mira entrecerrando los suyos.-¿Me lo prometes?Levanto una mano con la palma señalando en su dirección.-Tienes mi palabra.En su rostro se empieza expandir una sonrisa y me envuelve
-¡Mira esas preciosuras!-Dijo una muy emocionada Julia cuando entramos a la mansión, refiriéndose a los gemelos y quizás utilizando un tono más alto del necesario.-Dios Santo, son tan lindos-Comentó Violeta con algo de nostalgia-Me siento como una abuela.-Eres su abuela-Le aseguré, besándola en la mejilla y entregándole a la bebé-Ella es Isabel.-Y él, Alessandro-Anuncia Salvatore, mostrando a nuestro hijo que traía en brazos.Se escucharon varios jadeos de sorpresa, seguidos de suspiros de emoción, estaban absortos.-Benvenuti piccoli(Bienvenidos pequeños)-Pronuncia Vittorio con júbilo.-Los retoños de la florecita-Dijo el señor Luis.Y Violeta estaba tan emocionada que no le salía palabra alguna.Pasamos casi dos semanas en el hospital, durante las cuales no pudimos recibir visitas porque los bebés, al ser prematuros, necesitaron de cuidados especiales, y el mantenerlos aislados fue una de esas precauciones, por eso nuestro recibimiento en la mansión fue todo un revuelo, estaban m
STELLA.Fue difícil ubicar la realidad cuando estaba anestesiada...No comprendía bien que sucedía, de pronto me encontraba sentada en una silla mecedora, dentro de una habitación parecida a la de mis hijos, y me alarmé al notar que mi enorme barriga no estaba.Quise levantarme y una punzada en la parte baja del vientre me lo impidió. El dolor se sintió tan real que me hizo cuestionarme si en verdad estaba soñando, o solo había estado divagando durante días.-¡¿Hay alguien aquí?!, ¡¿Dónde están mis hijos?!.De repente, la puerta fue abierta y vi entrar a mi italiano, con una expresión alegre y me alivié al ver que traía a un recién nacido en brazos.-Salvatore... ¿Es mi bebé?Asintió para afirmar y se acercó para entregármelo con mucha cautela. Era la cosita más divina que he visto en el mundo, pero no hice mención al respecto, pues tenía una pregunta muy importante que hacer primero-¿Dónde está mi otro bebé?Su sonrisa se borró de inmediato, lo hizo con la misma rapidez con la que mi