Descripción. Todo puede cambiar de un momento a otro yo soy prueba de ello, mi historia quizás no es creíble pero pues no es fácil de creer, que una chica se haya quedado, embarazada siendo virgen ¿no? Pues ese fue mi caso, a mis diecisiete años vivo con Isabel mi madre y mis abuelos, Alonso y Rebeca, junto a mi hija Emily la cual llamamos Mily de cariño. No me explico aún como fue que quedé embarazada, pero veo la carita de mi pequeña y la verdad, si pudiese volver el tiempo atrás no cambiaría en absolutamente nada; daría lo mejor de mi por Mily, mi pequeño milagro inesperado. Mis abuelos y mi madre se molestaron Mucho con semejante noticia, en especial el abuelo Alonso pues no sé cansaba de decir que la historia se repetía, pero obvio la historia de mi madre, está muy lejos de ser igual a mi historia, ella si tuvo una relación, un amor de adolescentes, de dónde el resultado fui yo otra decepción para la familia Mendoza.
Leer másLa brisa marina mecía a su antojo mi cabello, el lugar era perfecto al igual que la compañía. —No estoy listo mi angel. Reí ante los celos de sobreprotección de mi Artemis, el día de mañana tendríamos que partir a Italia nuestra Emily se casaría y de solo recordar eso sentía mi corazón estrujarse en un compendio de emociones que aún no sabía describir estaba feliz y emocionada por mi princesa, imaginarla ir al altar del brazo de su padre era un cuadro que nunca olvidaría aunque Emily ya era una mujer para mí siempre sería mi niña pequeña. —Ángela —llamó Artemis sacando a la rubia de sus cavilaciones—, ha pasado tanto tiempo y tú no cambias mi ángel siempre distraída —Dijo con ternura entrelazando sus dedos con los de su esposa—. ¿En qué pensabas Angie?—Artemis nuestra Mily ya no es una niña y deja de negarte a lo que pasará y vete preparando porque algún día nuestra pequeña Lara...Tomó a su esposa de la cintura para llevarla al mar, ambos se sumergieron, ya para Artemis era difíci
Fue por algo de comida, pero vale ver que literalmente su rostro estaba en todas partes volvió a su escondite. —Maldición —espeto frustrada estrujando su rubio cabello descuidado—, piensa Tabita, todas las carreteras deben estar llenas de policías, tu rostro y el de esa mocosa está en todo el país. El celular en su bolsillo siguió timbrando. Al ver el nombre en la pantalla decidió contestar. —Hola Zackary ¿Qué quieres hermanito? —preguntó la antigua modelo con ironía. —¿Dónde está la niña? —¿Qué niña? —cuestionó con fingida inocencia. —Sabes que ya no tienes salida, solo entrega a la niña y ya deja de hacer tantas estupideces Tabita. —Zack ¿Para esto llamaste? —Tabita es una niña...—Me da lo mismo que sea una niña, o una anciana —dijo la rubia con una hilarante risa—, entiende no me importa, ahora sí no tienes más que decir bye. Colgó la llamada burlesca dejo las compras
Cerró la puerta tras de si esperaba que Isabel lograra calmar a su hija. Agradeció que apareció el pelinegro y se ahorró buscarlo. —A ti te estaba buscando Artemis, mi hija despertó, está alterada. —No le ha dicho nada ¿Verdad? El rubio negó —no pero está preocupada. —Comprendo —sabia que ya no podía seguir ocultando la verdad—, yo hablaré con ella no se preocupe. El momento llegó entró a la habitación, Ángela estaba peleando con su madre porque no quería dormirse. En cuanto lo vió dejó de reñir con su madre, le miró determinada era el momento debía hablar.—Artemis. Levantó su mirada celeste, en cuanto la rubia le llamó por su nombre. —¿Cómo estás mi ángel...? —Estare mejor en casa, ya estoy bien. —Respondi desvíando vla mirada. —Eso no depende de mi Ángela, sabés lo que te hicieron...—Si lo sé y te repito que ya estoy bien, además no puedo estar tranquila sabiendo que esa loca está nuevamente haciendo de las suyas. Era cierto como estar tranquila en un hospital, mientra
Apenas su madre le llamó fue al hospital, se sintió tonto como no se dió cuenta antes que estaba pasando. Vió a su madre y hermano en la sala de espera.—¿Cómo está? —preguntó apenas estuvo frente a ellos. —En este momento están haciéndole un lavado estomacal. —Dijo Helios recostado a la pared. —Fue envenenada con veneno para ratas, el médico dijo que de no haber vomitado las cosas serían más complicadas. Las palabras de su madre y su hermano le dejaron petrificado, no creía en lo que decían, algo así era inconsevible. —Artemis —llamó Helios sacando a su hermano mayor de su telaraña de pensamientos—, ¿Qué es lo que pasa? —cuestionó el rubio serio. —¿Pasan? —cuestionó el pelinegro arqueando una ceja. —Si pasan —repitió Helios—, mi madre ya me contó que algo pasa, que acaso no piensas decirme. —habló el menor de los hermanos cruzando sus brazos en jarra. Suspiró derrotado pero no tenía más opción que hablar con su hermano y contarle lo que estaba pasando. Se llevó al rubio hala
Tembló al ver de nuevo ese rostro, aquella mujer había protagonizado sus pesadillas por mucho tiempo. —Pensé que ya estabas grandecita para seguir haciéndote pipí. La voz de esa mujer la hizo llorar, creyó que esa sensación de peligro desaparecería, pero no fue así ahí estaba de nuevo y está vez no era como las brujas de los cuentos de hadas, esta vez era real. —¿Asombrada? —cuestionó la rubia acercarcabdose a la jovencita—, ¿Por qué no dices nada? El gato te comió la lengua, o se te fue la voz. Al no recibir respuesta de la chica Tabita apretó a la jovencita del mentón con fuerza clavando ligeramente las uñas en la delicada piel de la adolescente. De sus temblorosos labios no salieron palabras, solo quejidos de dolor ocasionadas por el fuerte agarre, parecía un halcón cazando una presa. —Habla maldita mocosa —dijo arrastrando las palabras, endureciendo su mandíbula—, ¡Habla niña maldita sea! —gritó Tabita hecha una furia. —¿Por qué me hace esto? —preguntó Emily en un susurro
Abrió sus ojos por los rayos de sol que entraban libres por la ventana. —Mily —llamó la pequeña Lara estrujando sus ojitos—, volviste a dejar la ventana abierta y...La niña calló al ver que estaba sola en la cama —Emily, hermana ¿Estás en el baño? Al no recibir respuesta la pequeña se levantó de la cama dirigiéndose al baño, pensó que su hermana estaba dándose un baño y como usualmente tomaba sus baños oyendo música no escuba cuando le hablaban. Entró al baño y no había nada, se puso sus pantuflas de conejo y salió de la habitación. —Hola pequeña —habló el ama de llaves tras Lara, traía en sus manos un jarrón lleno de recien cortadas —, ¿Qué haces despierta tan temprano pequeña? —Hola Cecil —saludó la niña sin dejar de mirar a los lados—, has visto a mi hermana. —No preciosa, ¿No está en su habitación? —empero la mujer dejando las flores en un jarrón. —Anoche me quedé en la habitación de mi hermana, Cecil por eso te digo que no está conmigo. —Ya veo pequeña pero desperté tempr
Tomó una bocanada de aire terminó aceptando la petición de su abuela y fue a su casa a cenar con su esposo e hijos, fue recibida por una mujer delgada y alta, de una alta coleta y vestimenta negra. —Buenas noches —saludó Gabrielle a la mujer que les recibió —, ¿Está Alexa? —preguntó la pelinegra. —Si señora, su abuela la espera. —respondió la mujer recalcando el parentesco familiar de la pelinegra y su señora—, adelante pasen. Helios tomó de la mano a Gabrielle la situación le ponía algo nerviosa, eso por no decir incómoda. —¡Mira mami un piano! —señaló la pequeña Serena un piano de cola en color café.La pequeña pelirroja corrió al instrumento animada, sentandose en el banco de este, el pequeño y su hermana mayor Selene fueron con la pequeña en el piano. —Niños bajen de ese lugar. —Ordenó Gabrielle a los tres traviesos. —Dejalos jugar querida —habló Alexandra bajando los últimos escalones—, buenas noches, me alegra que vinieras Gabrielle y aún más que trajeras a tu familia. —B
Ya está historia está en su recta final ¿qué creen que pasará? me tomé unos días pues no me sentía bien. Se podían apreciar los últimos rayos de sol del día, el naranja el rojo y el violeta predominaban en el cielo parecía una enorme acuarela. —Llegamos señorita Lombardi. Ignoró el llamado del chófer notificando que ya habían llegado a casa. —Señorita. —Llamó nuevamente el muchacho con más fuerza en su voz.Parpadeó repetidas veces ya había escuchado al chófer. —¿Qué ocurre? —Ya llegamos señorita. —Repitió el amable chófer abriendo la puerta de la jovencita. —Si disculpe tomas. —No tiene nada de que disculparse señorita Lombardi, solamente su día no fue fácil. —Exactamente Tom, mi día fue una porquería. —Se quejó la adolescente con intención de abrir la puerta del auto.Al ver a la muchacha dirigiéndose a la salida decidió actuar —espere un momento señorita yo abro la puerta. —El chófer bajó rápidamente del lugar del conductor, abrió la puerta del auto. En cuanto Emily puso u
Se alegró al ver un rostro conocido. —Ami me alegra verte. —A mi igual. —Respondió la sonriente doctora Parker. —Y dime Ami ¿Por qué el cambio? —Inquirió el pelinegro. —Bueno la verdad era esto o California y no quería estar lejos de mis seres queridos, además desde que cambiamos a Alana de escuela es más extrovertida y un cambio así sería retroceder y obviamente Abel no quería irse. —Te entiendo. —Bueno esto hay que celebrarlo cardiología ha ganado una doctora excelente. —Halagó el pelinegro a una de las mejores amigas de su esposa. —Artemis —llamó Helios llegando a la cafetería. —Hola Helios ¿Estás libre? —Si y por eso te busco tú y yo tenemos un tema de conversación. —Si lo sé es verdad, tú y yo tenemos un asunto que no puede tratar. —Secundó Artemis de acuerdo con su hermano menor. Ami entendió que el tema era importante y su presencia estaba demás, se levantó de su sil