Llevo aproximadamente unos quince minutos metida en uno de los baños del bar, escondiéndome de un imbécil que tiene rato tratando de que me siente en sus piernas para poder manosearme.
Cada noche suceden cosas similares, y las otras meseras dicen que en algún momento tendré que ceder, pero yo sigo negándome.
-¿Stella?, ¿Stella estás aquí?-Preguntó Julia, al otro lado de la puerta.
Julia es otra de las trabajadoras, y es la única que me a tratado amablemente durante los pocos meses que llevo aquí. Me enseñó como ser una mesera eficiente, y de vez en cuando me ayuda a sacudirme a los cliente intensos. Ella es lo más parecido a una amiga que he tenido en mi vida.
-Aquí estoy-Abrí un poco la puerta del cubículo en el que me encontraba y asomé mi cabeza para que pudiese verme.
-¡Stella!, ¿Qué haces ahí?, El jefe está enojado porque no te encuentra por ninguna parte y el lugar está abarrotado de gente hoy.
Nuestro jefe se llama Daniel, y es tan desagradable como los hombres que frecuentan su negocio, siempre me recalca que si me porto "amable y coqueta" con los clientes, me dejaran mejor propina, lo mismo que dicen las otras chicas.
-Julia no quiero salir, hay un tarado que me anda siguiendo-Puse cara de desagrado.
-Ay Stella, definitivamente este trabajo no es para ti-Me miro con cierto nivel de lastima repuntando en sus ojos.
-Pero necesito el empleo más que nada.
-Lo se cariño, y no imaginas lo mucho que lamento eso, como me gustaría ayudarte para que no tuvieses que volver aquí-Extendió su mano para que la tomara y así sacarme de mi escondite-Aunque, espera un momento, creo que acaba de ocurrírseme una idea pero no se si te guste.
-Sea lo que sea, te escucho.
-Tengo una tía que trabaja como ama de llaves en la casa de una familia muy adinerada, de ésas que tienen empresas por varias partes del mundo. Creo que son italianos, o algo así, no recuerdo bien...
-Podrías ir al grano por favor, no creo que tengamos mucho tiempo.
-La cuestión es, que mi tía me llamo ayer para pedirme que me vaya a trabajar con ella, y me ofreció un puesto como sirvienta en la casa, ya que al parecer la que tenían renunció y ahora están necesitando una con urgencia.
-¿Y tu quieres que yo vaya y tome el puesto por ti?
Asintió con su cabeza.
-Mi tía dice que la paga es buena, aunque no me dio un monto en específico.
-No podría quitarte esa oportunidad Julia.
-No no, para nada... Yo no quiero irme de aquí, ya estoy acostumbrada a éste lugar y aparte, eso de andar haciendo oficios no es lo mío.
La miré indecisa y mordiéndome el labio.
-Piénsalo antes de que venga el jefe y nos saque por las greñas del baño.
-No lo se...
-Por Dios niña, déjate ayudar-Me apretó por la mejillas-Quieres dejar de venir a éste lugar que te resulta tan desagradable, ¿si o no?
-Por supuesto que sí.
-Entonces acepta el empleo por mí... No lo pienses demasiado o perderás la oportunidad.
-Esta bien, tienes mucha razón.
Julia tomó su libreta y un lapicero del bolsillo de su pequeño delantal y empezó escribir una cosas, luego arrancó el papel y me lo entregó.
-Ahí está el número de mi tía, también te anoté su nombre, se llama Violeta, márcale mañana temprano y dile que yo te estoy recomendando.
-¡Juliiiaaa!
El grito de Daniel proveniente de afuera nos hizo sobresaltar a las dos de un susto.
-Vete de una vez, no creo que sea necesario que renuncies... Yo debo seguir trabajando, nos vemos luego.
Estuvo a punto de darse la vuelta pero la aguanté del brazo.
-Algún día te devolveré esto que estas haciendo por mí-La abrace-Gracias...
-No es nada cariño-Me besó en la coronilla-si tu ayudas a mi tía, es como que me estuvieses ayudando a mi, así que no pienses que me debes algo... y ahora vete antes de que Daniel te descubra.
La abracé una vez más y después salí como un torbellino de aquel bar, para irme directo a mi departamento.
Al otro día en la mañana llamé a la tía de Julia y le dije las cosas tal cual su sobrina me había indicado.
La señora se portó muy amable conmigo, no se puede negar que ella y Julia son familia. Me envió la dirección a la cuál debía asistir, pidiéndome que estuviese ahí en treinta minutos, pero no tarde ni diez en salir para el lugar.
Tome el primer taxi que pasó y cuando llegue al sitio indicado me quede boquiabierta mirando hacía todas partes.El lugar era enorme y hermoso, una mansión como esas que solo se ven en las películas, con grandes jardines repletos de flores.Le pagué al taxista y me baje del auto para acercarme hasta un enorme portón negro que era custodiado por dos hombres, los cuales sostenían en sus manos enormes armas de fuego, como una especie de rifle, creo, sinceramente es la primera vez que veo una cosa así en persona y me sentí algo nerviosa."Acaso está gente es famosa, mafiosa o que carajos"-Pensé para mi adentros.Y algo vacilante, me acerque a los tipos para presentarme.-Hola...De inmediato clavaron su mirada en mi y colocaron sus diestras en un extremo de sus armas en completa sincronía, detallándome de arriba abajo... Admito que en ese instante si sentí pánico.-Yo, yo, soy Stella, y vine porque... porque me ofrecieron un empleo como sirvienta.No respondieron, pero uno de ellos se col
Al siguiente día me levanté de madrugada y me dio tiempo de ir al departamento por mis cosas, y regresar antes de la hora del desayuno.Luego de dejar todo bien ordenado en el closet, me coloque mi uniforme y mire mi reflejo en el espejo que está colgado en una de las paredes de la habitación.El uniforme, es un vestido rosa claro que me llega unos centímetros por encima de la rodilla, no me queda grande pero tampoco apretado y me hace sentir bastante cómoda. El que utilizaba en el bar era todo lo contrario, de color rojo, demasiado ajustado y apenas llegaba a cubrirme los glúteos...Violeta me informo, que por el largo de mi cabello lo mejor es mantenerlo recogido, por eso me hice una cola alta.También mencionó que no puedo utilizar maquillaje cuando esté trabajando, pero casi no lo hago, me gusta estar al natural así que eso no será problema.Cuando estuve lista, mire la hora en mi pequeño reloj digital.-Justo a tiempo-Dije en voz alta, y me fui directo al comedor de empleados, qu
Las veces que sueño con mis padres, me cuenta un poco poder despertar en las mañanas...Pero como en mi actual empleo me encuentro en periodo de prueba, lo peor que me podía haber pasado, era quedarme dormida.-¡No puede ser!-Exclamé, levantándome de la cama de un solo brinco-¿Porque no escuché el despertador?Ya eran las seis y media de la mañana, y apenas éste era mi tercer día en la mansión así que por mi bien lo mejor era darme prisa.No tengo la menor idea de cómo logré estar lista en quince minutos, pero lo hice.Me fui directo a el comedor y ya todos estaban desayunando.-Buenos días, buenos días, buenos días-Repetí rápidamente.Ni siquiera me senté, solo serví un jugo de naranja y me lo tomé de un trago.Todos se me quedaron viendo extrañados.-¿No piensas desayunar?-Pregunto Violeta.Me alejé a paso apresurado.-No me da chance...-Pero sí aun tienes veinte minutos.-¡No son suficientes!-Respondí saliendo del comedor.Fui a buscar la ropa del señor que ya se encontraba tal com
Después de mi poco motivadora conversación con Violeta, empecé a realizar mis tareas.Primero sacudí con mucho cuidado los costosos cuadros que habían en varias paredes de la casa, limpié los cristales de las ventanas y como ya Vittorio había terminado de preparar el desayuno de los señores, me fuí con él a la cocina para ayudarlo en lo que sea que necesitara.-Ya la señorina tiene mucho queasere, no e necesario que me ayude aquí-Comento, con su divertido acento italiano.-Ya le dije que ayudarlo también forma parte de mis labores.Tomé los trastes sucios y los metí al fregadero para lavarlos.-No señorina, aquí no lo hacemos de ese modo, para eso tenemos el lavavajillas-Señalo el aparato.-Pero yo no se utilizar esa cosa, así que lo haré a la manera antigua.Enjabone un plato de porcelana y cuando le estaba sacando el detergente, casi se me resbala de las manos.-¡Mamma mia!-Se llevo una mano al pecho-tenga cuidado, esos platos son importados...-Tendré mas cuidado, no se preocupe.-
La alarma de las seis empezó a sonar y dejé escapar un pequeño gruñido de mi garganta en forma de protesta, en serio no quería levantarme de la cama ésta mañana.Mi cuerpo me exigía con fervor que durmiera un poco más, pero con el jefe que tengo, esa idea no estaba en discusión.Llevo poco mas de una semana con el empleo y el cansancio me hace sentir como que llevará un año entero, aunque me he acoplado bastante rápido a las exigencias de Salvatore, pero aun no comprendo lo estricto y específico que es con respecto al tiempo.Además de eso, todas las otras tareas me dejan bastante agotada, hasta en mis sueños me veo trapeando, sacudiendo o puliendo cualquier cosa, ni durmiendo logró descansar. Solo espero que Violeta no haya mentido cuando dijo que al recibir mi paga, todo habrá valido la pena...Después de darme una ducha caliente y de ponerme mi uniforme, me fuí a desayunar con los demás empleados.-Buenos días-Dije acercándome a la mesa y soltando un enorme bostezo.-Niña, "Cuanta
Un mes entero había pasado desde que comencé a trabajar en la mansión...Y ya es notorio el cambio en mi, me encuentro más activa, me despierto con más ánimo y siento que me he acoplado bastante bien a todas las tareas que tengo que cumplir, sin mencionar que me llevo mejor con Salvatore, me atrevo a decir que hasta nos caemos bien.Yo digo que me he acostumbrado a todo, o no, miento, a lo que no me acostumbro es a los malos tratos que me da Elena cuando tengo que atenderla, pero para mi suerte casi no se la pasa aquí en casa, así que eso no sucede muy seguido...Ya mi reloj marcaba las cuatro de la tarde y me encontraba muy agusto en el jardín recogiendo algunas flores con el señor Luis, para colocarlas en jarrones por algunos sitios de la casa y así poder darle un poco más de alegría, pero no pude terminar con mi tarea porque Violeta me avisó que el señor estaba solicitando mi presencia.-¿Me mandó llamar señor Salvatore?-Pregunté asomando la cabeza por las puertas del despacho-Y di
Los días pasaron sin mayores incidentes, excepto por la llegada de la dichosa cita de Elena con el doctor...Esa mañana los señores salieron juntos de la casa y no regresaron hasta medio día.Violeta y yo estabamos platicando a gusto en la sala mientras espojabamos los cojines de los sofás y escuchamos la puerta principal ser abierta de golpe.Salvatore y Elena entraron a la casa discutiendo muy fuerte, llamando por completo nuestra atención, pero estaban hablando en italiano, por lo que no podíamos entender nada de lo que estaban diciendo.Nosotras dos nos quedamos como una estatuas humanas con la escena que estaba sucediendo frente a nuestros ojos.La mujer parecía estarle reclamando algo a su esposo, por los movimientos tan exagerado que hacía con sus manos y el se mostraba bastante frustrado con la situación, y de vez en cuando se pasaba las manos por el cabello para peinarlo hacía atrás con algo de inquietud, o preocupación, no estoy segura.Después de casi dos minutos de gritos
Mi noche se estaba volviendo eterna porque no lograba conciliar el sueño...Mi plática con Violeta me había dejado con tantas preguntas que no pude hacer que mi cerebro dejará de pensar un solo instante.Tome mi reloj de la mesita de noche y pude ver que marcaba casi las dos de la mañana.-No puede ser Stella...ya duérmete o mañana parecerás un zombie-Me regañé a mi misma en tercera persona.Y como si el refrigerador fuese a darme la respuesta a alguna de mis incógnitas, decidí que lo mejor seria ir por un vaso de leche.Salí de la habitación dando pasos cautelosamente lentos para no hacer ningún ruido. No tenía intenciones de despertar a nadie y que me vieran en esa vergonzosa pijama que traía puesta, que ni siquiera se trataba de una verdadera "pijama", era un simple vestido de algodón que me queda algo corto pero a su ves es demasiado cómodo y por eso lo utilizo para dormir.Solo alcance a dar cinco pasos cuándo un sonido captó mi atención y desde luego, porque yo no lo había provo