Mantenía la vista gacha. Protegido por cinco guerreros y a lomos de un caballo, Daylhan iba al encuentro del que sería su futuro esposo.
Aún no lograba entender cómo podía casarse con otro hombre. ¿No se suponía que el matrimonio era para aumentar la estirpe? ¿Cómo diablos harían para eso?
De oídas había escuchado que Los Ulfhednar, pueblo y clan al que se dirigía, no miraban el género. Que, incluso, entre ellos mismos, existía tal variedad de matrimonios y que, extrañamente, tenían hijos.
Pero entonces ¿Por qué lo habían elegido a él?Según las habladurías de los suyos, Los Ulfhednar no eran humanos comunes.
Los de su pueblo contaban historias terribles acerca de ellos como que cuando había luna llena se convertían en terroríficas bestias cubiertas de pelo, con colmillos afilados como cuchillos y garras filosas como guadañas.
Daylhan ni siquiera conocía eso del placer carnal. Iba puro, impoluto. Exigencia requerida por el consejero del futuro esposo y líder del clan. Como buen celta y al cumplir sus dieciocho años hubiera debido pasar por el rito de masculinidad para así complementar su desarrollo de niño a hombre. Pero en contra de eso, su rito fue totalmente diferente.
Al igual que las chicas, Daylhan fue vestido de blanco, rociado por sangre de la víctima del sacrificio y apartado de su familia.Bueno, tampoco es que ésta fuera muy extensa.
Solo tenía un hermano, quien ahora era el líder de los suyos.Como eran un pueblo pequeño y con pocos recursos, Iordan, su hermano, se encargó de pactar con el resto de pueblos vecinos para formar alianzas…y entonces tuvo su encuentro con Los Ulfhednar.
Al saber de su fuerza e inteligencia a la hora de la batalla, amén de poseer un gran número de guerreros y guerreras (cosa inaudita que las féminas lucharan), Iordan aceptó cualquier tipo de acuerdo con ellos.
Y el consejero expidió un consorte para su líder.Exactamente un varón. Cuando Iordan preguntó que porqué un varón, el consejero solo le respondió
“Empezamos a estar escasos de jóvenes ulfhednianos y ulfhednianas con instintos de familia y nuestra sangre no se puede mezclar más entre ella. Además, ya va siendo hora de hibridarnos con otras…sangres”
¿Hibridarnos?
Hasta donde Daylhan llegaba ese término se usaba para los animales.
¿Acaso sería verdad lo que se rumoreaba de ellos?El silbido de uno de sus protectores le hizo alzar la cabeza.
A pocos metros pudo ver la razón del silbido.Cuatro figuras, dos hombres y dos mujeres, formaban una barrera humana.A Daylhan casi le da un paro cardíaco. Aquellos cuatro personajes parecían sacados de las odas que el bardo de su aldea solía cantar en los banquetes. Los cuatro eran altos, de brillantes cabellos oscuros y piel tostada.Apenas si vestían ropas, tan solo llevaban lo justo para cubrirse.
Parecían descendientes de los mismos dioses y tanto en sus brazos como piernas y resto del cuerpo los adornaban con dibujos.Uno de los hombres hasta llevaba pintada la cara, pero solo hasta la mitad.
Daylhan se asustó.
-Creo que…hasta aquí te acompañamos-anunció uno de sus protectores, intimidado por aquellos Ulfhednar.
-Pero ¿Quién es…-
Sin darle tiempo a terminar la pregunta, los cuatro se abrieron hacia los lados y dejaron aparecer a un quinto.
Ese sí que le puso los pelos de punta al chico.Su solo rostro era frío como el hielo.De los cuatro anteriores, era el más alto.También tenía el cabello negro como el ébano. Su pecho desnudo iba adornado con más de los mismos dibujos que los otros pero solo por zonas claves. Al contrario que sus iguales, las piernas no tenían ni un solo dibujo y de todos, era el único que tenía barba. Con un fuerte “Ia”, los cuatro protectores de Daylhan huyeron, dejando solo y aterrado al chico. Una de las féminas caminó hacia él. Sonriéndole, la mujer agarró por las bridas al equino y le arreó para que caminara.
-En cuanto lleguemos ante él bajarás del caballo-le dijo a modo de orden.
-¿Y-y cómo llegaremos hasta…-
El relincho de cinco caballos salvajes llegó a sus oídos. Cuatro eran moteados mientras que el último poseía un brillante color negro azabache, a juego con el cabello del tercer hombre.
-Nuestros caballos son más fuertes que los vuestros- alegó ella.
Llegando ante los otros, Daylhan no esperó a que volviera a decírselo cuando saltó al suelo.De pie frente al moreno aquel pudo comprobar que le sacaba cabeza y media y que estaba muy bien trabajado.
-Ho-hola, me...me llamo Day…¡Aaaaaa!-
Lanzó un grito al verse elevado del suelo por los poderosos brazos del azabache, quien lo depositó a lomos del caballo negro. Ágilmente también él se subió sobre el equino y detrás del chico. Rodeándole con los brazos, agarró las bridas, espoleo al caballo y se alejó, al galope, rumbo a su pueblo.
Los otros cuatro, imitándole, fueron tras él.
Notaba la proximidad del cuerpo del azabache con el suyo. Sentía muchísima calor provenir de éste.Un calor excesivamente elevado y poco común. Evitando moverse demasiado, Daylhan se atrevió a girar la cabeza para mirar al hombre. Su rostro no mostraba ningún signo de expresión facial. Parecía enfadado o molesto, no sabría deducirlo exactamente. Tragando saliva, Daylhan preguntó:-¿Tú...ti-tienes nombre?-El moreno le miró frunciendo el ceño. No contestó pero sí dio un gruñido. Un gruñido seco, hosco y de pocos amigos.-Y-yo...me…me lla-llamo Day-Daylhan--Bfff- bufó el pelinegro como dando a entender que no le interesaba. Los cascos de más caballos se oyeron acercarse para súbitamente aparecer los dos hombres y las dos mujeres a ambos lados de ellos.-Keerd es de pocas palabras-dijo una de las mujeres-Tendrás que ser paciente con él cuando…os caséis-Daylhan miró, perplejo, al azabache.  
Poco a poco, Daylhan iba volviendo en sí. Abriendo los ojos muy lentamente comprobó que se encontraba en un lugar cerrado y con toda la pinta de tratarse de una casa.Con rapidez se incorporó topándose con un hombre de tez morena y que le miraba con una sonrisa amable. -¿Cómo te encuentras?-le preguntó.Daylhan titubeó y respondió:-Bi-bien, ¿Qui-quién es…us-usted?--Mi nombre es Seth y soy el consejero y druida del clan--¿Cla-clan? Que-querrá decir del pueblo-El moreno de piel unió las manos y miró fijamente al chico.-Los Ulfhednar no viven en pueblos, sino en clanes o, mejor dicho, en manadas--¿Ma-manadas? ¿Eso…eso no es para…designar grupos de…animales?-El druida sonrió ampliamente.-Si traducimos la raíz ulfh nos da el nombre lobo-
Esa noche, Daylhan oía el ruido procedente del exterior.Asomándose por la ventana vio a hombres y mujeres desnudos y danzando al ritmo de música de gaitas y tambores de cuero.En su pueblo habían dejado de lado aquellos rituales paganos para adorar a un tal Dios Todopoderoso y Padre De Todos. En pocas palabras, habían abrazado el cristianismo.De ahí que el idioma celta fuera algo desconocido para Daylhan.Desde pequeño había oído el latín y otro dialecto entre los suyos pero su madre, antes de morir, le enseñó algunas palabras como Athair, padre, o Daidí, papá en sentido coloquial. Por eso entendió a aquellos niños cuando dijeron “Atha” diminutivo de padre en celta.Atraído por dicho rito pagano, Daylhan caminó hacia la puerta y la abrió.-Wouf-Un ladrido poco amable le hizo quedarse inmóvil. Delante de él vio a un cánido más grande de lo habitual.Fijándose mejor la sangre de sus venas se congeló.N
-Le doy miedo- masculló el azabache al druida. Éste preparaba lo necesario para el enlace entre ellos.-No le das miedo pero sí que le infundes temor- dijo riendo. Keerd le dio un gruñido.-Grrrr--Deberías cambiar los gruñidos por palabras-le aconsejó Seth -Al menos con él- le miró fijamente.El moreno no volvió a abrir la boca sino que acercándose hasta el ventanal observó cómo terminaban de preparar el altar para la boda.-Ya le he explicado lo que tiene que hacer ésta noche, una vez os quedéis solos- respondió Seth.Otro gruñido, aunque más tenue, brotó de los labios del pelinegro.-Procura que se sienta tranquilo y que no crea que va a perder su pureza forzado- apuntó el druida.  
Como no, tras la ceremonia, vino el banquete de celebración.Más relajado y presenciando las danzas que ejecutaban los hombres y las mujeres, Daylhan se acomodaba junto a su esposo.Keerd, sin hablar, se encargaba de que al chico no le faltara ni bebida ni comida.-No, no, ya no puedo más- detuvo Daylhan a éste al ver que le volvía a llenar el vaso. Enarcando una ceja, el moreno le miró seriamente.-Es-estoy bien, de verdad- se excusó Daylhan con su mano sobre la del otro.-Grrrphfmm--No…no quiero pasarme con la…bebida- se explicó el castaño.-¿Por qué?--Pu-pues por-porque…será mi…primera vez con alguien y…no quiero parecer aún más…torpe de lo seré-Las mejillas de Daylhan se tornaron rojas como las amapolas al mismo tiempo que agachaba la mirada.Rápidamente, Keerd se puso en pie y sin decir nada obligó al chico a levantarse.Acto seguido y con una agilidad increíble lo agarró por la cintura y alzándolo del suelo se lo echó al hombro como si
Oyó el canto de los pájaros procedente del exterior y poco a poco comenzó a abrir los ojos. Se vio solo en el amplio lecho y desnudo. Lentamente se fue incorporando cuando un gruñido le hizo que todo sus vellos se erizaran.-Grrrrr, grrrraugg-Temeroso y cubriéndose con la manta, Daylhan levantó la vista hacia donde provenía el gruñido. Descubrió al moreno de pie y vestido. Lo miraba fijamente y con su típico rictus serio.El chico se estremeció al verle aproximarse hacia la cama para seguidamente sentarse a su lado. Elevando una mano dirección al rostro del joven observó que éste cerró los ojos.Suavemente le acarició la mejilla.-¿Cómo estás?- susurró.-Y-yo...es-estoy...bi-bien- titubeó el castaño.-Ésta noche será distinto- musitó Keerd que paseó el pulgar por los labios de su joven esposo -Haré que te resulte más placentero que anoche--No-no es ne-necesario…¡Mmm!-Daylhan notó cómo el azabache acalló su boca con la suya…y le besó.
Llegando ante la puerta de la casa, Kayra llamó un par de veces.Seth, abrió topandose con los tres.-Sé ha puesto de parto- dijo la morena sin esperar pregunta alguna por su parte.-Entrad- mandó el moreno de piel y cerró la puerta.-Tumbadlo en la mesa de ahí y enseguida lo asisto- repuso yendo a lavarse las manos.Una vez lo tendieron en la mesa, Seth se plantó junto al rubio.Bajando su calzón palpó la zona inferior del vientre ganándose un gritito de Neilan.Luego, el druida llevó una mano hacia el perineo de éste…Y lo tanteó.-El canal de parto está completamente dilatado- anunció y hundió un poco más los dedos, provocando que Neilan diera otro quejido a la vez que se doblaba hacia arriba.-Éstos tienen prisa- intentó bromear Seth. Mirando a la morena, mandó -Hay que llamar a Gydeon--Voy ahora mismo-Kayra se dio media vuelta y saliendo de la cabaña fue en busca del susodicho.-Daylhan, tú me vas a echar una mano- señaló
La celebración era un total descontrol. Daylhan, anonadado, veía cómo todos y todas perdían la vergüenza. Llegó incluso a presenciar el inicio de una orgía pero antes de que pudiera presenciar más una mano le cubrió los ojos mientras que una voz grave le susurró muy cerca del oído:-Eso no tienes que verlo-Después oyó un gruñido.La mano del moreno se apartó de sus ojos y pudo darse la vuelta, enfrentando a su esposo.-Yo-yo lo-lo siento, no…no…-La boca del azabache acalló la suya para, lentamente, ir retirándose. Dándose media vuelta, Keerd le dijo:-Vete a casa, luego iré yo-Daylhan se tensó. Otra vez repetirían lo mismo de la noche de bodas y lo ocurrido después de que nacieran los hijos de Neilan y Gydeon.No supo el porqué de que Keerd lo arrinconara nada más traspasar la puerta de casa. Tampoco ese ardor que hizo al moreno tomarlo contra la pared de un modo salvaje. Brusco.