Helena Hallman.
En cuanto veo que la puerta se abre y Samuel entra, enciendo la luz de la lámpara que se encuentra sobre la mesita de noche. Casi río cuando lo veo sobresaltarse y llevarse la mano al pecho en señal de haberse asustado. Casi.
De no ser por el hecho de que siento que hemos estado un poco distanciados últimamente, y que, este distanciamiento es por culpa mía, me hubiese reído o burlado de él.
—Cariño, te adoro, pero no vuelvas a hacer eso.
El administra y lleva todas las cuentas de la empresa de su propio padre, quien se niega a soltar el poder por muy viejo que esté, y la verdad es que Samuel está más que bien con eso, dice que será mucha responsabilidad, y que, aunque sabe que deberá tomar el mando en algún momento, no se siente preparado todavía para ello.
—Lo siento. Sé que me avisaste que hoy llegarías tarde, pero quise esperarte despierta porque…
—Sé que me extrañas. Yo también te extraño a ti, pero papá insiste en que me haga cargo de este otro departamento que te comenté, debido a la renuncia de otro trabajador, y es un desastre, he tenido mucho trabajo, y a duras penas me da tiempo de venir y dormir. Prometo que te lo recompensaré ¿sí?
—Emm…
¿Eso significa que no ha notado que yo también he buscado mantenerme un poco alejada de él? Pues, está perfecto…
No. Un momento, Helena, tú no eres así.
La sinceridad es algo que me caracteriza y que siempre lo hará. Debo ser sincera desde el principio antes de que haya futuros mal entendidos.
—En realidad, estaba esperando a que llegaras porque hay algo de lo que tengo que conversarte…
—¿Es importante? ¿Algo grave? ¿Tu familia está bien?
—Sí. No tiene que ver con ellos. Aunque sí que nos han invitado a almorzar este sábado y creo que deberíamos ir porque…
—Es imposible, nena. Lo siento mucho —se acerca, pone todas las cosas en el mueble a un costado de la habitación y se acerca a dejar un pequeño beso en mis labios —. Viajaré este viernes en la noche. Justo estaba planeado poner la alarma para levantarme antes de que te fueses al trabajo, ya que sales antes que yo, para así poder comentarte esto. Hay una reunión súper importante en chile y solo yo puedo ir.
Bueno, ya no me siento tan culpable por estar inmersa en mi trabajo…
Aunque mi culpa no se debe al hecho de tampoco tener tiempo para nosotros, sino por las personas con las que estaré trabajando por prácticamente dos meses. Si solo ver a Xavier me hizo sentir así, no imagino cómo será pasar muchas horas con él, trabajando, hablándonos, invadiendo el espacio del otro. Dios, ya estoy enloqueciendo.
Veo como Samuel toma su toalla y se voltea hacia mí.
—¿Puedo ducharme antes? Es que, en serio, estoy muy cansado.
—Vale…
Me guiña un ojo y se adentra al pequeño cuarto de baño dentro de la habitación. Suspiro.
No entiendo por qué me siento tan asustada. Samuel es una persona comprensiva, buena, no se deja llevar por los celos y trata de ser objetiva. Creo que, en realidad, más que tener miedo de cómo vaya a reaccionar él, temo con cómo voy a estar reaccionando yo y el hecho de tener que convivir con mi ex todos estos meses.
Tomo una gran bocanada de aire y me pongo a revisar mi celular.
Voy al chat grupal familiar y les comento que sí que iré al almuerzo familiar, pero iré sola, puesto que mi prometido tiene que viajar por negocios. La primera en responder es Ivy, ella tan solo pone una carita de esas que están bocabajo, de manera irónica. La segunda en responder es mi madre, quien me dice que no hay problema alguno, que ya quiere verme porque me extraña, que espera que me esté hidratando y comiendo bien, y sobretodo, que me esté cuidando, porque no quiere nietos aún. Se siente joven. Jeimar, mi hermana menor, coloca caritas riéndose, burlándose de las cosas que mamá me pone. Y, por último, escribe mi padre, pidiéndome que igual venga bien vestida y nos pide también, en general, que nos comportemos ese día, porque hubo un cambio de planes e invitó a algunos socios y amigos al almuerzo.
Ya sé por dónde va eso.
Así fue que me presentó a quien hoy en día es mi prometido. Ya sé por dónde vienen los tiros. Pobre de Ivy, de quien, por cierto, Jeimar se comienza a burlar diciéndole que comience a buscar su traje de novia, y yo, por defender a mi otra hermana, le respondo a Jeimar recordándole que ella está a nada de cumplir la mayoría de edad, así que debería dejar la burla porque dentro de poco le va a tocar. No respondió.
—Parece que no somos los únicos despiertos tan tarde ¿eh? —Me dice Samuel, adentrándose a la habitación, estando ya duchado y vestido, y con la toalla moviéndose en su cabeza de lado a lado mientras seca su pelo. Enseguida el ambiente comienza a oler a jabón de afeitar y canela.
—Pues mi padre planea emparejar a una de mis hermanas en el almuerzo de este fin de semana… —le comento —, estamos hablando de eso.
—Supongo que a Ivy. Jeimar todavía es menor de edad…
—Supones bien —bloqueo mi celular y lo coloco sobre la mesita de noche mientras lo veo dejar la toalla en una esquina y acercarse a la cama. Trepa sobre el colchón y llega donde estoy yo. Se tira casi sobre mí con un suspiro de cansancio y me abraza el cuerpo, en lo que cierra sus ojos y me habla, sin dejar de acariciar mi abdomen —. Dime de qué querías hablarme antes de que me duerma. Esa ducha me ha dejado noqueado.
—Bueno, es que… —suspiro con fuerza. Aquí vamos —, he tomado un nuevo proyecto, mi jefe no me ordenó hacerlo, él me puso a escoger, a elegir si quería hacerlo y la verdad es que, se trata de eso que siempre te he hablado… ¿recuerdas?
—Ujumm… ¿lo de querer ir al lugar más vulnerable que haya en el mundo y ayudar lo más que puedas? Sí. Imposible olvidarlo. Entonces, es un hecho ¿te han asignado eso?
—Sí, y todo este mes estaré gestionando y organizando el viaje a ese país… pero luego tendré que irme todo el mes que viene… sé que nos hemos separado por tanto tiempo, pero…
—Cariño, estamos hablando de tus sueños. Yo quiero apoyarte en todo lo que te propongas, en todas las metas que tengas, y no seré una traba para eso, todo lo contrario, te impulsaré y querré que logres eso y más. Estoy aquí para apoyarte, no para trabar tu camino ¿estamos? Si tienes que viajar, hazlo. Un mes pasa rápido. No te hagas lío por eso…
—Y te adoro por eso —porque sí, lo hago. Siempre agradeceré al hecho de que, mi padre, siendo el hombre ambicioso que es, consiguió un heredero muy bien posicionado en la sociedad, para mí, tal cual como él quería, pero a su vez, este es muy bueno. Es una buena persona: comprensiva, caritativa, soñadora, que te apoya, te cuida y te da un amor muy lindo —. En serio, valoro mucho que me apoyes en todo.
—¿Eso era todo? Juro que ya estoy por quedarme dormido. No puedo mantenerme cuerdo un segundo más.
—No es todo. Viene lo que quizás no te guste, pero quiero decírtelo para que estés al tanto. No lo considero nada grave, ya que está en el pasado, pero no quiero malentendidos —le explico.
—Bien. Dime.
Se aferra más a mí.
—La principal empresa que está financiando este proyecto es una de las que pertenece a los Lombardi. Hoy tuvimos nuestra primera reunión y me he encontrado con Xoan y Xavier…
Siento su cuerpo tensarse y su agarre aflojarse. Mi corazón comienza a latir muy fuerte de un momento a otro.
—Xavier Lombardi… tu ex…
—El mismo…
—Mmmm…
—Sé que…
Me corta antes de que pueda seguir hablando.
—Te voy a ser sincero, cariño —Samuel se sienta en la cama, a mi lado. Ambos miramos al frente. Yo con el ceño fruncido, preocupada, y él con mucha seriedad. Su rostro está impasible, parece calmado, pero sé que no le gusta la idea de que trabaje con mi ex —. Jamás te pediría que dejes este proyecto, sabiendo que es lo que siempre has querido y lo importante que es para ti, más ahora que finalmente se te ha dado. Y no me molesta en lo absoluto que trabajes con tu ex, porque somos personas adultas y yo confío en ti. El tema está en que, yo te vi sufrir por él… Y no me aceptaste hasta muchos años después porque fue muy difícil para ti superarlo. No tengo problema en que quieras hacer tus sueños realidad, yo te apoyo, pero ¿y tú? ¿Crees que estás lo suficientemente preparada para trabajar a su lado, hombro a hombro, luego de todo el daño que te causó? ¿Está todo superado?
Cuando termina de hablar, ambos volteamos nuestros rostros y nos miramos con fijeza. Sus ojos marrones, tirando a un verde, me observan con vehemencia. Trago saliva con fuerza y me acerco, juntando nuestras frentes.
No aparo mi mirada mientras respondo a su pregunta.
—Está todo más que superado —le aseguro —. Tú mismo lo dijiste: somos adultos. Todo estará bien. Es tan solo un proyecto donde ayudaré a personas y deberé convivir con ellos para que todo salga bien. ¿Vale? —Acaricio su mejilla y él deja un pequeño beso en mis labios —. Descansa, cariño.
Nos acostamos y dormimos abrazados…
O, al menos, siento cuando su respiración se tranquiliza y él sí que logra quedarse dormido, porque lo que soy yo, no dejo de evocar la mirada gris de ese hombre sobre mí en toda la reunión que tuvimos esta mañana.
Sacudo mi cabeza y me digo a mí misma que yo puedo. Que todo estará y saldrá bien.
Porque lo estará…. ¿no?
—No entiendo lo que siento, Helena. Perdón, pero estoy confundido. No puedo…—Está bien, entiendo.A pesar de todo, aquel hombre no era malo. Tenía un serio problema para controlar su manera de vivir, pero sabía que, si quería seguir con su vida de promiscuo, debía alejarse de la mujer que comenzaba a gustarle. No quería, ni iba a perdonarse a sí mismo el llegar a lastimarla.Él dio media vuelta, dispuesto a marcharse, pero la voz de la chica que comenzaba a hacerle sentir miles de emociones, lo hizo detenerse.—Solo voy a aconsejarte una cosa: no dejes que tu inseguridad te haga perderte de los mejores años de tu vida. De vivir al máximo y disfrutar cada una de las cosas maravillosas que este mundo tiene para ofrecerte, porque las oportunidades no se presentan dos veces, y la cosa más maravillosa de todas ellas, es, sin duda alguna, enamorarse.El matrimonio de Helena y Xavier fue algo planeado por ellos, cuando, en una fría noche de abril, se dieron cuenta de lo mucho que se necesit
Helena Hallman:Hubo un momento en el que llegué a pensar que la vida era un desperdicio. Mis reflexiones se basaban en preguntas estúpidas, que, aunque sabía que lo eran, no podía parar de hacérmelas.¿Por qué nacemos? ¿Para qué lo hacemos, si luego moriremos, se olvidarán de nosotros y será como si no hubiésemos existido? ¿Cuál es el sentido de pasar por la tierra, donde el sentimiento que más prevalece es la tristeza y su mayor causa casi siempre suele ser el desamor?Hoy en día, me parece tan estúpido haber pensado de esa forma. Hay tantos problemas, guerras, niños muriéndose de hambre, maldad en las calles, terrorismo, y yo pensando en el romance. Yo pensando en cómo no obtuve ese amor, que una vez tuve entre mis manos, y que, por ilusa y creer que podía cambiar, me dejó marcada.Ahora sé que hay cosas más importantes que el romance. Eso no lo es todo en la vida, pero sí que es bonito vivirlo y experimentarlo, mientras pasamos por ello.Desde que pasé por esa decepción amorosa, h
Xavier Lombardi:Un peso sobre mi cuerpo junto con ese sonido insistente son las dos cosas que me hacen parpadear varias veces antes de abrir mis ojos por completo.Al principio me cuesta entender dónde estoy. En el fondo lo sé, siempre lo sé.Veintinueve benditos años y no agarro escarmiento. Es como si adorara hacer rabiar a mi padre. No hay otra explicación.Mi mirada baja con más lentitud de la que desea y se topa con una maraña de pelos negros. Siempre son castañas, pelirrojas o tal y como la chica que descansa sobre mi pecho: pelinegras. Pero nunca rubia. Solo hubo una rubia en mi vida y me marcó lo suficiente como para no poder olvidarla fácilmente. Pero no voy a desviarme del tema.De hecho, cada vez que mis pensamientos quieren irse hacia el recuerdo de ella, enseguida busco la manera de distraerme porque ese es un pozo al que no quiero entrar. Ya lo hice una vez y lo lamenté mucho. No hay vuelta atrás. Yo puse mis intereses camisticos, como los llama mi padre, por sobre algo
Xavier Lombardi:Esa noche, y aunque suene extraño, no estuve metido entre las piernas de ninguna mujer.La conversación con mi padre me había dejado con un mal sabor, un mal augurio, o presentimiento. Como quieran llamarlo, la cuestión es que era algo malo. Muy malo. Podía sentirlo. Y a eso debía sumarle el hecho de la manera que me hizo sentir el escucharlo decir que sería libre al fin.Fue extraño.De repente, todo lo que había deseado desde el comienzo y que estoy a nada de lograr —porque sé que no me voy a quedar a controlar el capital destinado a esa aburrida ONG—, ya no me apetecía.A ver, les explico: no me interesa la empresa, no me interesa el dinero, no me interesan los lujos, pero, lamentablemente, el legado de mi madre es eso, y saber que al fin puedo dejar de responsabilizarme por eso, me hace sentir tristeza, porque sé que no es lo que ella hubiese querido. También me hace sentir un irrespetuoso, mal hijo, imbécil, desdichado, una total mierda de persona, para ser más e
Hace siete años…Helena Hallman:El alboroto proveniente de la entrada me hace rodar los ojos. Acaba de llegar el típico grupito de machos alfas que se sientan en un rincón, haciendo un circulo, mientras beben Martini o Chupitos, y no paran de alardear sobre cuántas conquista tuvieron en la semana.Diría que es una buena motivación para irme, ya que no soporto a ese tipo de persona: la que tiene que hablar cobre su vida a los cuatro vientos para poder llamar la atención, así de miserables son.Pero tengo un motivo mucho más grande para quedarme: mi maldito padre.No importa cuánto intente hacer para alegrarlo o querer que se sienta orgulloso de mí. Él siempre quiere más. Quiere estar en lo más alto de la sociedad. Lo único que le importa es que yo sea su heredera, que traspase los límites de la sociedad, que imponga mi presencia en las grandes causas y mi nombre resuene donde sea que vaya. Él quiere que sea una Hallman en todo su esplendor, que siga estudiando Diseño y que sea la líde
Helena Hallman:Es cierto que me puse nerviosa. También que lo primero que hice fue buscar mi anillo de compromiso para poder tocarlo y recordar que estoy felizmente comprometida con un hombre maravilloso. Todo va bien en mi vida. Tengo lo que siempre he querido…Aun así, cuando su mirada y la mía se cruzan, no puedo evitar aflojar la tensión en mi cuerpo. La sonrisa sale en automático, y mis ojos reflejan aquella calidez y probablemente el brillo que solían tener cada vez que me encontraba con él.Me estremezco de solo saber que sigo teniendo ese tipo de reacción ante él. Pero es algo normal… ¿no? Es decir, fue una persona importante en mi vida, es por eso que no le soy indiferente. Claro. Solo es eso. Y es por ello que debo olvidar todo lo malo que ocurrió en el pasado.En primer lugar, porque, como la misma palabra lo dice, es algo que ya pasó.Y, en segundo lugar, porque no tengo nada que recriminarle. Él terminó conmigo. Rompió nuestro matrimonio y destrozó mi vida con ello, pero
Xavier Lombardi:Ha sido un golpe bajo.Lo que mi padre acaba de hacer es imperdonable…Pero también ha sido asombroso.Volver a verla fue…Los recuerdos me siguen golpeando uno tras otro.No lo he podido evitar. Y ni siquiera hice el intento. Simplemente, no podía dejar de mirarla.Va a suceder de nuevo.No. Ya está sucediendo. Y podría huir nuevamente. De hecho, ahora es el momento perfecto para hacerlo porque recién la veo. Si me marcho ahora y me olvido de la empresa, de mi familia, de ella… mi corazón estará a salvo. Pero el solo sopesar irme una vez más no se siente correcto.¿Para qué proteger un corazón que permanece en la oscuridad desde el día en que ella se marchó? O, mejor dicho, desde el día en que yo, como el mísero imbécil que siempre he sido, no la supe valorar y le dije que acabaría con lo nuestro.No. Esta vez no será igual.Me costó entenderlo, pero esa mujer es la única que realmente me ha hecho sentir algo alguna vez. No pienso alejarme, no esta vez.Solo hay un p