Santos
Llegamos al gran patio de la casa de los Abdala. La reunión se llevaría a cabo de manera familiar, pero la gran familia de Maju y César daba para que en total fueran más de cien personas. Ya había saludado a todos los invitados, quien no me agradó mucho fue la actual novia de Julián.
¿Qué habrá pasado entre él y Adara? Juraría que iban a casarse, esa jovencita si era una buena mujer. En fin, cada uno se labra su propio camino. Los padres que me otorgó la vida me abrazaron con fuerza, tenía diez años por fuera. —aunque ellos me han visitado cada vez que podían desde hace mucho, no lo hacían en familia.
—Sin falta mañana almuerzo en mi casa. —dijo Vladímir, ni modo de decirle, no—. Ya todos están invitados. Queremos darte la bienvenida.
—Ni que no nos hubiéramos visto.
—No es lo mismo las videollamadas Santos, ¿qué parte de esta es tu familia, no comprendes?
—Nos vimos hace tres años en México. —Me excusé, ante Vladímir.
Tenía muchos años de no estar en Colombia y a falta de unos padres ahora tenía más de la cuenta.
—No fue lo mismo. Mañana temprano, para hablar como en los viejos tiempos.
—Si señor.
Mis hermanas estaban sentadas con mis cuñados en la mesa con Aurelio y Camila. Pero no me iba a quedar ahí para que Adriana me dé el sermón de siempre, menos para que Edith o Liliana la segundaran. Les di el beso correspondiente en la frente, las amo, pero eran muy cantaletosas.
Ya suficiente tenía con nuestras reuniones cada año en Canadá, porque se turnaban cada cuatro meses para visitarme por quince días, los cuales disfruto no lo iba a negar. Me alejé de esa mesa y me senté en donde se encontraba Guille con su familia y Alejo.
—David, después de la parafernalia del vals y todo eso, subimos a la tarima a cantarle en vallenato tu cumpleaños a Constantinopla, sabes que ella ama el vallenato. —volví a reírme, al igual que Guille y Blanca, Alejandro era único.
—Deja de llamarla de esa manera, te llega a escuchar César...
—Ni bolas le paro al omnipotente.
—¡Salvador! —llamó la madre—. ¡Deja de correr!
—Pero mami, todos mis amigos nos estamos divirtiendo. Mira a Egan. —miramos en dirección a donde se encontraban los adolescentes de la familia, la única que faltaba era la quinceañera—. ¿A él por qué no le dices que no tome? Yo solo estoy jugando y él ingiriendo licor. —alcé una ceja y David tenía ganas de reírse, mientras Alejo sí soltó una carcajada.
—Esos carajitos salieron buenos para el trago.
—Para el trago, para las peleas, para los bochinches, para desbaratar lo que encuentren. —comentó Blanca.
He estado tan alejados en los últimos diez años que no sé cómo se comportaban. Al parecer dejé de ser oveja negra de esta gran familia de amigos. Volví a mirarlos y Egan, Emmanuel, Ernesto, hasta el pequeño Alexey y el cabecilla mayor me atrevía a asegurar era Samuel. Los chicos estaban entre los rangos de veinte y dieciséis.
—Samuel el líder y el griego su segundo al mando. —volvimos a reírnos cuando Alejandro habló—. Menos mal que de ese bonche ninguno ha mirado a mi ángel, de lo contrario los había retado al resto a duelo, saco a Ernesto por ser su hermano. —Blanca le dio un manotazo.
—Pero en eso sí tienes razón, pueden ser muy chicos malos, nuestros dolores de cabeza, pero defienden a las niñas de la familia a capa y espada, a todas. —comentó David —. El tema es que témenos dos camadas más en camino.
—¿El otro grupo son hijos de quién?, no los recuerdos tío. —preguntó Guillermo.
Lo veía algo nervioso, miraba a los invitados. David lo miró y luego le señaló la mesa de al lado, donde estaban los chicos de quince y once años más o menos, —volví a sonreír, esos eran los hijos de mis padres de la vida.
—Esos son los tributos a David. —Todos miramos a Alejandro, quien tenía una sonrisa en la cara—. Aunque en esa mesa falta Alexey David Kozlov, ese es el nuevo recluta de Samuel, ya lo vieron con ellos. —soltamos la carcajada—. Luego Jairo David Samudio y Juan David Samudio y Luis David Leal ¿Qué tienen en común? El nombre del dichoso salvador. —nos reímos aún más.
Recordé la vez que todos dijeron que harían eso. Un mesero nos ofreció un vaso de whisky y al momento de brindar Guillermo se puso pálido. Los Guzmán y yo miramos hacia donde él enfocaba la mirada y carajos…
Nunca entendí lo ocurrido entre ellos, para mí era una relación como las de los adultos, me alegraba tanto por mi amigo que tenía, a una mujer que amaba, sin embargo, ellos llegaron a la famosa monotonía.
……***……
Guillermo Temía que esto pasara, cuando mi madre me dijo que la habían invitado, dado que hace dos años trabaja en la clínica de reposo de Maju y Danilo, me hice a la idea que muy seguro vería a Natalia, después de cuatro años de haber terminado nuestro noviazgo en mutuo acuerdo, luego de casi cinco años juntos.Ya no había amor, solo teníamos una bonita amistad, el sexo había bajado, la emoción para vernos había muerto y lo hablamos, luego intentamos avivar la relación, pero a pesar de la oportunidad y su esfuerzo, la relación ya se sentía forzada y el noviazgo en ese trance duró ocho meses más. En últimas comprendimos de manera amigable que ya no había amor, —aunque debo de reconocer que fui yo quien tomó la iniciativa y le dije que no la amaba, que solo tenía una fraternidad.
Todos en la mesa se dieron cuenta de mi cambio y si era honesto no debería afectarme, ella se casó y… No me afectó en ese entonces… —«Siegue mintiéndote, ya estoy agotado de mostrarte que la sigues amando»—. ¿Por qué ahora si se me altera el pulso? Yo he tenido nuevas relaciones, «y te hago largos comparativos de la mujer actual con la preciosa Naty» —Otra vez la bendita voz de la conciencia.
Me he acostado con varias mujeres, no era como Santos de juerguista, pero tampoco era un santo. Respeto mucho a la mujer, algo que mi mejor amigo no hace ni sabe. Pero mi tío, quien es mi ejemplo por seguir, me ha inculcado que se debe respetar uno mismo.
—¿Todo bien hijo?
Mi madre me regaló una mirada compasiva, desde que se casaron no tardé mucho en llamarla de esa manera, era una dulzura de mujer, le sonreí para que no se preocupara. A pesar de que me refiero a mi tío como padre en mi mente, no me atrevía a decirlo en voz alta. Ahora la pregunta era: ¿por qué me encontraba nervioso si yo había olvidado a Natalia?
—Si mamá todo muy bien. —mantuve la sonrisa.
Ella se sentó en la mesa de su colega Danilo Duarte. Estaba preciosa en ese vestido azul, resaltaba con su cabello abundante y de un negro precioso, debía de reconocerlo, siempre lo fue; una estilizada con todo bien puesto en un armonioso cuerpo, el cual no era voluptuoso, sino delicado. «Perfecto, precioso y delicioso». Además, era una increíble mujer para ser honesto, pero no era para mí, supongo… Ya no era para mí, estaba casada.
—¿Todo bien?, parece que hubieras visto un fantasma. —bebí un poco de whisky—. Es solo Natalia. —No miré a Santo.
Volví a mirar la mesa donde se encontraba Natalia, ella ya me miraba y desde la distancia me sonrió, moviendo su mano y algo en mi alma se removió. Cuatro años sin verla… muchos recuerdos invadieron mi mente y de inmediato alejé ese extraño sentimiento de culpa.
GuillermoSu esposo le puso su mano en los hombros, acaparó su atención, le dio un beso en los labios… Bebí otro trago de licor. ¿Qué carajos me pasaba? La gente aplaudió, nos levantamos, la quinceañera ingresaba de la mano de su padre y comenzó a sonar el vals.—Hagan la fila. —llegó Fernanda—. En orden, primero los integrantes de la familia directa, luego los tíos. Tu Santos ve a hacer la fila como uno más de sus hermanos.—¿Yo? —sonreí, Santos detestaba toda esta parafernalia.—Sí, tú. —Lo encaró Fernanda, Alejo y David se reían—. A ti te criaron como un hijo, César y Maju te ven como tal. —alzó la ceja, se encaminó dónde se encontraba Julián y Samuel esperando para bailar, a ese primer grupo se unieron los abuelos. Los dos hermanos le cedieron el turno a él como si fuera el hermano mayor.—¿Y en qué puesto quedo yo? —dije.—Con el resto de los primos, tú inicias por ser el mayor.Ni modo de refutarle a la quien apodaban Chuky. Santos se acercó a la cumplimentada y solo pude notar
María ConstanzaSeguía al pie de las escaleras, debatiéndome en sí, armar un escándalo en mi propia fiesta. Una vez se terminó el vals le dije a mamá que necesitaba ir al baño, vine corriendo y al subir las escaleras vi lo que no tenía que ver, luego se encerraron en su habitación y corrí a mi recámara a pasar el enojo con la arpía de novia que ahora tenía Julián.Pero como… ¿Santos como hizo eso? Tan lindo que me pareció ese hombre… Jamás me imaginé verlo y menos con la asquerosa esa, pero en que momento se le ocurrió a Julián terminar con Adara. A mi madre tampoco le agradaba la novia de hace unos cuatro meses. Lo cierto era lo que vi, ¿estarán aún en su habitación?Me da tanta rabia que Julián sea tan terco y… tampoco sé lo que ocurrió entre ellos. Pero meterse con sabandijas interesadas. Si supiera lo mucho que Adara lo amaba. No puedo permitirlo. —al asomarme por la puerta de mi habitación salió Guille, Eros y Julián… ¡Carajos! Me perdí el chisme y tengo que ir al baño.No demoré
SantosEl celular me despertó con la alarma, la puse a las cuatro de la mañana antes de acostarme, para levantarme a las nueve, no podía olvidar el almuerzo en casa de Vladímir. Amaba dormir, pero este fin de semana no podré hacerlo como era de mi agrado, y en el avión no era cómodo descansar. Me levanté cuál sonámbulo con la erección matutina.Después de hacer mis necesidades humanas y regresar a la vida por medio del baño y verme al espejo despierto, ya preparado para un nuevo día. Arreglé la habitación, recogí mis pertenencias y salí con la maleta, ya no regresaba por el resto del día, en la noche me regresaba a Canadá y quién sabe hasta cuando vuelva a la casa de Maju. Espero despedirme de todos.La casa estaba siendo arreglada por varias personas, el evento se prolongó hasta las cuatro, la parranda vallenata a la que nos tienen acostumbrado Alejandro es infaltable. Ahora eran las diez. La señora Carmen supervisaba el trabajo.—Buenos días, joven, ¿ya quiere desayunar?—Se lo agra
NataliaSeguía mirando a la nada a través de la ventana del apartamento, Pablo dormía, habíamos llegado a las dos de la mañana de los quince de Maco, quiso intimar, pero yo no quise. ¿Por qué me afectó tanto volver a ver a Guillermo?, trabajo con una de las mejores amigas de su madre y ya no sentía nada.Él intentó por todos los medios salvar la relación, yo lo amaba, pero no podía retener a alguien que ya no sentía lo mismo porque en alguna parte de nuestra preciosa relación nos perdimos. No tenía remordimiento al respecto, se intentó, y aunque me dolió en el alma, lo dejé libré, mentí esa tarde, le dije lo que él deseaba decirme… que a los dos se nos había acabado el amor.Volví a beber el chocolate que tenía en mi taza, ahora se veía diferente, aunque su esencia seguía igual; siempre tan caballero, tan respetuoso, una copia exacta de su tío en temperamento. Recuerdo lo mucho que me decía que el ser que más admiraba era a su tío, su padre, su amigo y mentor.En fin, no debería de te
Tres años después.SantosSalí del baño después de hacer ejercicio, si algo le agradecía a David era que nos inculcó el estado físico, y la ira que a los veinte desarrollé generándome tantos problemas, hasta el punto de que todos ellos me obligaron a practicar el Boxeo y Taekwondo. El primero fue como castigo por parte de César después de sacarme de la cárcel por haber formado un tropel.Pude haber salido en veinticuatro horas, pero para darme una lección llamaron a mis hermanas y ellas los apoyaron, por eso pasé una semana tras las rejas de esa comisaria.Todas mis hermanas me visitaron en esos días, llevaban comida, Maju y Regina también me visitaron a diario; mientras una daba consejos la otra solo regañaba.Pero ninguna movió un dedo, y aunque no entendí en los primeros tres días, al cuarto cuando el padre Castro fue a visitarme, comprendí cuanto me amaban. Yo era el desadaptado, yo era quien debía de poner un alto a mis desenfrenos o terminaría mal y haciéndole daños a seres que
GuillermoLlegué al aeropuerto, quería llegar a la casa, saludar a mi familia, pero con el retraso que tuvimos no tenía tiempo más que para llegar al hotel donde hice la reservación por la multinacional. Más bien llamo a mamá más tarde, y en la noche o más bien mañana los visito antes de tomar el vuelo de regreso a Canadá, para terminar el empalme con el nuevo gerente de ingenieros.Llegué al hotel, me registré, subí a la habitación, me bañé de rapidez y vestí. Mientras bajaba al salón de la conferencia llamé a mamá.—Hola, cariño.—Hola, mamá. ¿Cómo están todos?—Bien, nada diferente de ayer a hoy.—Estoy en Colombia, no te dije ayer que hablamos, porque quería darles la sorpresa, pero el vuelo tuvo un retraso de cuatro horas. Voy a ingresar a la capacitación de la compañía y no sé a qué horas termina, mañana los visito desde temprano.—¡Qué alegría verte, hijo! Mañana te espero con un delicioso desayuno.—¿Y me haces el almuerzo también?No suelo pensar en que la mujer sea quien coc
NataliaMe tomaron la declaración después de curar mis heridas, según lo que dijeron los paramédicos, Pablo parece tener costillas rotas y varios traumas y contusiones en el rostro. Dicen que no se podía desear el mal a nadie, pero yo sí se lo deseaba a Pablo.Ahora Guillermo estará detenido, quién sabe hasta cuando, por mi culpa. Mi hermano me iba a regañar, no debía reunirme con él. Tapé mi rostro con las manos, ya no aguantaba más.—Naty, —Santos ingresó a la habitación donde me tenían en la jefatura—. Ya llegó David y Carlos. ¿Quieres hablar? —negué y luego afirmé.Él podía ser una mierda con las chicas, pero jamás les mentía, en nuestra juventud, siempre le decía que no entregaba cariño, solo placer por un par de horas. Jamás en toda la universidad tuvo una novia. Solo eran mujeres para tener sexo. Sin embargo, cuando pasas a ser alguien importante en él, cuando él te considera especial, era un ser humano excepcional.Conmigo siempre fue un gran amigo y jamás, jamás me insinuó o
María ConstanzaNo había dejado de pensar en la razón por la cual le dije a mi padre que esta vez deseaba quedarme un año en Brasil. Mi madre volvió a mirarme de esa manera en la que decía: «no me trago ese cuento.» Ya se le había pasado su preocupación por mi interés descomunal por Santos. A tal punto que le averigüé toda la vida con mi mamá y Regina tres años atrás.Mientras pasaba el tiempo y llegaban mis padres me puse a mirar en internet escuelas para inscribirme y aprender sus platos típicos, también para justificar mi tiempo miré información en repostería. No era que me gustaran mucho hacer postres o tortas, pero esto era para un caso extremo.—Entonces pulguita, ¿te vas para Brasil y te quedarás donde Santos?Samuel se lanzó sobre mi cama, él trabajaba en una empresa petrolera en Barrancabermeja, el año pasado se graduó y hace unos seis meses consiguió trabajo; lo hacía de lunes a jueves, el fin de semana lo pasa aquí.—El chisme como corre. Salta aquí sapito.—No jodas, pulga