María ConstanzaNo quise llegar al hotel que me había dado mi madre, me fui directo a la casa de Adriana Domínguez, eran las siete y media, ya no veía la hora de verlo, aún no aclarábamos, no le habíamos dado nombre a los que teníamos. Eso ya me tenía hasta la coronilla. Pero si era cierto que hablamos todo el día.De hecho, todos daban por hecho de que era su novia de nuevo. El edificio donde vivía su hermana mayor era muy elegante, toqué el timbre, un señor abrió la puerta. Un hombre mayor que había visto en algunas ocasiones en mi casa era el esposo de mi cuñada.—María Constanza, —me alegró mucho que supiera mi nombre—, Ya me conoces, pero fue hace mucho y tú eras una chiquilla. Soy Ciro Gómez, un placer verte como la novia de mi cuñado. —estreché la mano del amable señor.» Pasa, él salió con Edith, aún no regresan, Adriana se encuentra terminando la cena, está con la hija de una amiga. —El gesto de su parte, me dio a entender que no le tenía agrado a la compañera de su esposa. L
SantosLlegamos al hotel, donde estaríamos hasta el lunes en la madrugada, porque a esa hora salimos para Villavicencio, donde nos esperarían los Benavides, Aurelio ya arregló la habitación principal antes de viajar, mañana espero verlos. El resto de lo que le falta comprar a la hacienda lo haremos poco a poco.—¿Sabías que vendría?Cerré la puerta de nuestro cuarto, era grande la habitación, con una pequeña sala y un comedor para dos personas, encendí el aire acondicionado. Todo el hotel está reservado y mañana en la cena le pondré el anillo.—Yo sigo esperando una respuesta.—Santos ya sabes cuál es la respuesta. Te besé cuando me lo propusiste.—Quiero escucharlo.Se alejó y comenzó a desnudarse, automáticamente mi verga se fue endureciendo, esa chiquita sí que sabía engarrotarme. Comencé a imitarla. Sin dejar de mirarnos fuimos desprendiéndonos de las ropas, lamí mis labios, se me hizo agua la boca al verle los senos.—Sí, si quiero casarme contigo, quiero ser tu esposa. Y desde y
María ConstanzaAmanecí una vez más entre los brazos de mi futuro esposo. Anoche no nos detuvimos, y por causa de ese deseo insaciable me dolía el vientre y mis piernas. Acaricié los vellos de su antebrazo, me encantaba lo varonil que se le veían los brazos.—¿Ya dejaste de repararme? ¿Cómo amaneciste?—Peor que cuando hicimos el amor por primera vez. —Su sonrisa era hermosa.—A mi favor solo cumplía órdenes, tú pedías que te diera duro. —soltamos la carcajada, hablaba con su cabeza entre mi cuello—. Tenemos un par de diligencias importantes.—¿Cómo cuáles?—Bañarnos juntos, extraño pasarte el jabón por tu cuerpo, desayunar, e ir al cementerio, —me alejé para mirarlo—. Quiero mirar si contigo tengo la fuerza para hablar con ellos y luego debemos ir a la boutique. —alcé mi ceja—. Pequeña, la reunión de mañana es porque nos casaremos y toda la familia después del mediodía comenzará a llegar. Toda la familia viene para nuestra boda civil, menos Guille y Naty.—Es entendible su situación.
SantosDespués del desayuno y de la parranda improvisada que se formó en el salón alquilado, donde Alejandro fue el promotor después de la cena. Sin lugar a duda fue una noche increíble, luego nuestra celebración personal, una vez cerramos la puerta de nuestra habitación fue lo mejor del día. Nos llegó la madrugada amándonos.Sin embargo, no puede disfrutar de un rico mañanero, mis hermanas y sus tías me la robaron desde las siete de la mañana y era la hora no la había visto, cuando ya sé cuál era el vestido que iba a utilizar porque lo compramos juntos. —Me parecía mentira, jamás me vi en un futuro casado, y solo hasta hoy comprendo el daño emocional que me hizo Rocío.Me sentía tranquilo, y el insomnio día a día iba desapareciendo… Desde que llegó mi pulga dormía muy bien. —sonreí—. Acabo de confirmar que en la vida existen personas con un fin determinado, eso que tanto dice el padre Castro lo estaba viviendo con mi mujer. Ella nació para mí.En fin, tenía que arreglarme para mi bod
SantosNos habíamos quedado en la hacienda en Villavicencio. Había pasado tres meses, de hecho, María Constanza estaba contemplando la idea de regresar a Bogotá solo cuando nos entreguen la casa que actualmente estamos construyendo. Eso sí, cada ocho días viajamos a la capital, para ver los avances y para estar con nuestros suegros. Esta rutina la comenzamos a hacer desde hace un mes.Desde aquí estaba dirigiendo las empresas de la familia y mis hermanas abusaron al entregarme todo de una vez. Una para ella quedar jubiladas y la otra, que creo es la principal, era para que no me arrepintiera, por eso me entregaron todas las obligaciones. Y ya estaba tomando el ritmo. El restaurante de mi esposa también estaba en proyecto y andando.Los chicos en un par de meses tenían el juicio, los demandantes cada vez ponían más trabas y habían dilatado las audiencias, pero ya el juez decretó el juicio para dentro de dos meses. En total ya tenían casi cuatro de estar encerrados. Por lo menos nos enc
NataliaNo fue nada fácil parir, y ahora verlo en mis brazos acepté la propuesta de Guille de tener dos hijos más. Era increíble ser madre. Puede que no sea el objetivo de algunas mujeres, sin embargo, les puedo asegurar que era el amor más incondicional existente. No te explicas cómo es que nace un amor a primera vista.Me habían parecido un sueño estos meses de matrimonio, de un verdadero matrimonio. Me parece un sueño, pero uno hecho realidad. Después de todo eso, de que tanto deseas si se cumple. Y aquí estaba cargando a Emiliano, el hijo del hombre que siempre he amado. No podía creer que este ser tan pequeño, fuera tan perfecto y me fue entregado para cuidarlo, amarlo y guiarlo.Las lágrimas se me salieron de felicidad, al acariciar su suave mejilla. Sentía felicidad absoluta. No importa lo que desees en tu vida, mientras no le hagas daño a nadie, se debe de luchar por ser feliz, para mi existencia ser madre, esposa y profesional eran mis logros personales y ahora los tenía. Eso
SantosEstaban acribillando el puto timbre del apartamento, y ese debía de ser Guillermo, que solo venía a joder, ¡hoy sábado y eran las cuatro de la mañana!, pero ¿este se la fumó verde? Además, él tenía llaves. Con mi cara de puño le abrí la puerta.—Sabía que no te habías arreglado. Tenemos que estar en el aeropuerto a las ocho.—¿Y cómo para qué? ¡Se te perdieron mis putas llaves!—Te dije que no tomaras tanto anoche.—Guille, tengo un par de horas de haber llegado y quiero dormir.—¡No podemos! ¿Se te olvidó? —Me le quedé mirando…¿De qué carajo debía acordar? Si vino con un bolso de viaje y arreglado para salir era porque algo pasé por alto, peor no recuerdo si tenía un compromiso. Él siempre me ayuda con los recordatorios, parecía el secretario, en ocasiones dejando a un lado su puesto de jefe de ingeniero en la multinacional en donde trabajamos.—¿Qué compromiso tenemos?—Y eso que dices amar a Maju con tu alma. —me puse serio.Ante el nombre de una de las mujeres que más quie
SantosLlegamos al gran patio de la casa de los Abdala. La reunión se llevaría a cabo de manera familiar, pero la gran familia de Maju y César daba para que en total fueran más de cien personas. Ya había saludado a todos los invitados, quien no me agradó mucho fue la actual novia de Julián.¿Qué habrá pasado entre él y Adara? Juraría que iban a casarse, esa jovencita si era una buena mujer. En fin, cada uno se labra su propio camino. Los padres que me otorgó la vida me abrazaron con fuerza, tenía diez años por fuera. —aunque ellos me han visitado cada vez que podían desde hace mucho, no lo hacían en familia.—Sin falta mañana almuerzo en mi casa. —dijo Vladímir, ni modo de decirle, no—. Ya todos están invitados. Queremos darte la bienvenida.—Ni que no nos hubiéramos visto.—No es lo mismo las videollamadas Santos, ¿qué parte de esta es tu familia, no comprendes?—Nos vimos hace tres años en México. —Me excusé, ante Vladímir.Tenía muchos años de no estar en Colombia y a falta de unos