Pasó por una tienda de comestibles antes de llegar a su apartamento para hacer la compra de la casa, no tenía suficiente tiempo durante el día.
Estacionó su auto en el lugar habitual y junto con las bolsas de compra tomó el ascensor y subió a su planta. Daban las veintidós y quince cuando entró en su apartamento, se sentía cansada, pero estaba ya acostumbrada a pasar poco tiempo en su casa. Depositó las bolsas en la encimera de su pequeña cocina, ya las ordenaría más tarde, primero quería darse una ducha relajante.
Entró en el dormitorio, se quitó la ropa y se metió en la ducha. La prendió y dejó que el agua fluyera por todo su cuerpo. Pensó en el día que había tenido, pensó en Noha, ya no tenía que seguir evitándolo, volvían a ser los mismos amigos de siempre. Pensó en sus otros amigos, eran lo peor, la habían abandonado a su suerte para que se enfrentara sola a su jefe, no se habían preocupado por ella. Cada uno de ellos se la iban a pagan. Pero también pensó en Christian, se preguntaba si era su verdadero nombre o solo se lo habían puesto en el hospital por darle algún nombre. Era raro que nadie se hubiera acercado a reconocerlo, en alguna parte debía haber alguien que lo conociera, no había caído del cielo. A pesar de todo le había agradado estar con él, hablarle y contarle sus problemas, sentía que era el mejor lugar donde desahogarse.
Llamaron a la puerta.
Karen cerró la ducha, era tarde como para recibir visitas. Tomó la toalla y se la ató a la cabeza. Se puso el albornoz y caminó hacia el salón donde llamaban insistentemente. Abrió la puerta y rodó los ojos al ver a sus amigos allí frente a ella.
—Venimos para que nos cuentes cómo te fue con Noha —dijo Víctor mientras entraban al apartamento.
—¿Al final te pidió salir? — preguntó Anna. Karen solo podía quedarse junto a la puerta aguantando la paciencia mientras sus amigos entraban en su apartamento.
—Una vecina tuya nos ha entregado esto — le dijo Xavier mostrándole un táper que contenía las galletas, —dice que es para ti —ella asomó por el rellano y pudo ver a Sonia, la nieta de su vecina Delia alejarse.
Ivonne la tomó de la mano y la introdujo en la casa mientras cerraba la puerta. Dentro se dio cuenta de que la estaban invadiendo. Víctor y Anna habían rebuscado entre su compra y habían cogido algunos refrescos y sus patatas, Xavier estaba sentado en el sofá probándose las galletas que había recibido de Sonia.
—Chicos, tenéis que probarlas, están deliciosas — Víctor, Anna e Ivonne se acercaron a tomar una cada uno.
—¿Es que no leísteis mi último mensaje? —les habló Karen —dije en palabras mayúsculas que os odiaba — les recordó mientras recogía sus chuches de sus manos, no pudo con el táper de galletas, Xavier las alejó.
—Venga Karen, ¿qué esperabas que hiciéramos? Noha te confesó su amor y tenías que darle una respuesta. — habló Anna tragándose las galletas.
—Nuestra presencia allí lo habría estropeado todo y lo sabes — continuó Ivonne.
—Ahora la pregunta, —intervino Víctor que estaba prendiendo el televisor —¿qué te dijo Noha y qué fue lo que le contestaste?
—Eso, desembucha — Anna se estaba acabando su bolsa de patatas, no perdía tiempo.
—Me estáis acabando la comida —se quejó Karen. Xavier miró la bolsa de patatas de Anna.
—¿A eso le llamas comida?
—Todo lo que pueda saciarme el hambre lo considero comida — se defendió.
—Es que tenemos hambre —dijo Anna y Karen no pudo hacer nada más que resoplar. — tú mejor que nadie debes entenderlo.
Ivonne la hizo sentarse en medio de los demás mientras le pedía que les contara cómo le había ido con Noha.
—Lamento deciros que no pasó nada, Solo se disculpó y todo normal.
—¿Así que seguís siendo amigos? — preguntó Víctor con una mueca de desaprobación —ese tío es un cobarde.
—Mejor que ser rechazado, ¿no crees? — habló Xavier. —Creo que se dio cuenta de que Karen no iba a aceptarlo como algo más que amigo y optó por seguir siendo su amigo, ¿o me equivoco? —miró a Karen. Tenía que admitirlo, él tenía toda la razón.
—Agradezco que no me pidiera salir — confesó. Tomó una de las galletas de Delia y se la llevó a la boca, estaban ricas como siempre.
Mientras sus amigos conversaban en la sala de estar, Karen aprovechó la oportunidad para entrar en su cuarto y cambiarse. Se puso su pijama y regresó a encontrarles de nuevo.
—¿De verdad que no vamos a hablar del misterioso chico en coma? — recordó Víctor a todos, a él nunca se le escapaba nada, no cuando no tenía sus dudas aclaradas.
—¿Qué más quieres saber? — se quejó Karen —ya os di mis motivos.
—Sí, pero ¿qué pasará cuando se recupere y esté consciente? ¿irás tras él? ¿querrás conocerlo?
—Pues claro que no, solo lo necesito para no sentirme sola.
—Lo está utilizando —afirmó Xavier — cuando se haya aprovechado de él lo echará como si fuera basura.
—Y eso que muchos de esos pacientes pueden acordarse de todo lo que le sucede alrededor — aclaró Ivonne.
Karen lo miró desconcertada. Los demás negaron con la cabeza apoyándolo. A Karen le sorprendía la capacidad que tenían sus amigos de hacerla sentirse mal por cada una de las decisiones que tomaba.
—Eso no está bien —susurró Víctor sin despejar la mirada de la tele.
—No lo estoy utilizando —intentó explicarse, pero parecía que sus amigos ya lo tenían claro. —¿Es que no veis que está solo?
—Y si sigue solo cuando se recupere seguirás pensando en abandonarlo. — dijo Anna.
—De acuerdo, hagamos esto, si sigue solo cuando se haya recuperado, yo le compensaré por todas mis molestias, pero si resulta que tiene alguien que le haga olvidar todas mis molestias, pues me quedo libre. ¿Os parece bien? — todos la prestaron atención.
—¿Alguien que apueste a favor de que en cuanto ese tío cobre la memoria no se irá sin tomar partida en lo que acaba de comenzar nuestra querida Karen? — dijo Víctor con una amplia sonrisa. Casi todos apostaron a favor.
—Os odio a todos — Karen tuvo que expresar lo que creía sentir en ese preciso momento. Ivonne la estrechó contra ella.
— No puedes odiarnos, solo nos tienes a nosotros— dijo Xavier sonriéndole.
—No te preocupes,— la tranquilizó Ivonne— yo apuesto a que ese tipo no se acordará de nada y seguirá su camino y si por casualidad se acerca a ti será para agradecerte por estar a su lado en su momento de soledad.
Se tuvo que despertar y no porque se lo indicara su despertador ni mucho menos porque fuera madrugadora, sino por la sencilla razón de que estaban golpeando a la puerta de su cuarto. A regañadientes tuvo que levantarse y enfrentarse a Xavier que estaba en la puerta, recién salía del baño, al menos llevaba puesto los pantalones.—¿Qué quieres? Todavía es temprano—se quejó apoyando su cabeza en el umbral de la puerta mientras bostezaba.—El baño está libre, tienes que arreglarte —le dijo Xavier.—Todavía tengo quince minutos para las siete, hora en que me preparo—le recordó y se giró para regresar a la cama, pero él la tomó por los hombros y la condujo hacia el cuarto de baño, la poca resistencia que presentaba ella como las quejas no fueron ningún impedimento para encerrarla en el cuarto de baño.—A quien madruga Dios le ayuda, —le recitó —el desayuno estará listo cuando hayas terminado.Después de la visita de sus amigos anoche, todos se habían marchado a sus casas, pero Xavier se hab
Había pasado una semana y la habitación de Christian estaba siendo el mejor lugar donde podía quedarse a expresar todo lo que sentía o lo que le pasaba por la cabeza, se divertía, aunque no obtuviera respuesta de la otra parte. Procuraba llegar puntual para estar con él y el hecho de que hasta entonces no tuviera paciente era lo mejor, por primera vez se alegraba por ello.—…Capítulo ocho. En mi opinión ella es un reclamo, un cebo, que atrae hacia algo que está escondido más allá de sus confusas y engañosas palabras. — continuó con la lectura del libro que había empezado a leerle desde el día anterior —Su lenguaje sensible y estético, su emotividad ante el micrófono, el clima nebuloso del programa, todo está orientado a una finalidad perversa, a producir un efecto de oscu… Tuvo que detenerse bruscamente porque de pronto se abrió la puerta de la habitación. Noha estaba entrando con otras tres personas a quienes nunca había visto antes, aunque por su atuendo dos de ellos eran médicos y
Mientras salía por la puerta se preguntaba qué estaría pasando en el cuarto de Christian, si fuera una urgencia médica le habrían avisado a Noha, pero ese obviamente no era el caso.Subió las escaleras a la otra planta. Caminó por el pasillo y miró por todos lados, esperó que unos médicos se alejaran y abrió la puerta del cuarto de Christian. La cerró y cuando se dio la vuelta se sorprendió al ver a sus amigos dentro hablando sobre la cama de Christian. Ivonne la miró y se acercó a ella.—¿Qué demonios hacéis aquí? —se acercó a ellos asombrada.Anna abría con cuidado cada uno de sus ojos mientras le analizaba sin darle mucha importancia a su amiga.—Vaya, ojos grises, interesante—comentó.—Así que este es el tío al que siempre vienes a ver —comentó Víctor leyendo su información, sentado sobre la camilla.—¿No me habéis escuchado? He preguntado que qué es lo que estáis haciendo aquí —insistió Karen, pero sus amigos parecían estar estudiando un caso especial y ni caso la hacían a ella.
La noche anterior había ido al apartamento de su vecina Delia quien la había mandado una invitación con su nieta. Hacía tiempo que no la veía porque estaba constantemente trabajando o con sus amigos.—El hombre que estuvo la última vez en tu apartamento ¿Cuándo vuelve? —le había preguntado Sonia. Como sospechaba, a ella le gustaba Xavier.—Niña ¿qué haces preguntando por los conocidos de la chica? —le regañó su abuela. Miró a Karen—Hija ¿ya tienes novio? —ella le sonrió con amabilidad.—No, Delia. Por ahora solo tengo amigos.—Con lo hermosa que eres ya deberías tener a un hombre que te cuide.—Las albóndigas están ricas ¿las ha preparado usted? —Desvió el tema. No quería hablar de temas iguales con ella.—Me ha ayudado mi nieta.Aquella se había levantado muy temprano, era el último día que trataba a su paciente y después la despediría, pero antes tenía que llegar al cuarto de Christian y verle antes de que llegara Noha y controlara el lugar, ya no se fiaba de ella después de lo suce
Noha le había prohibido la entrada al personal no autorizado. Karen y sus amigos se quedaron a un lado a observar cómo entraba una pareja mayor muy elegante a la habitación, iban acompañados de un hombre con traje y maletín.—Al parecer el tipo procede de una familia importante—comentó Anna. —Debes de alegrarte, tiene familia y ya no tendrás que cumplir tu promesa.—¿Se acordará de mí? —murmuró Karen y sus amigos se voltearon a mirarla.—Ayy, la muchacha se nos ha enamorado. —se burló Víctor.—Deja ya de decir estupideces, me preocupa que recuerde todas las cosas que le dije, eran personales.—¿No debiste preocuparte por eso antes de decidir contarle tu vida? —preguntó Xavier.—Bueno, yo…no solo le hablé de mí—se mordió los labios y sus amigos la miraron absortos.—Karen, dinos que no le has hablado de nosotros a ese desconocido—le exigió Xavier, ella forzó una sonrisa.—No importa, él no tiene por qué acordarse de nada de eso.—Más te vale, o lo haré dormir yo para siempre. —amenazó
Xavier estaba ocupado coqueteando con una de las tutoras, era joven, madre soltera y se ruborizaba por cada cosa que le decía el hombre apuesto que tenía delante. Víctor y Marcus estaban con Karina, Víctor la enseñaba a utilizar la varita de su nuevo vestido de hada. Las tres mujeres estaban juntas atendiendo a los niños en lo que necesitaban. Noha llegó más tarde, las seis y treinta y cinco. Ivone le agradeció su llegada y aceptó la caja de regalo que había traído. Miró a Karen y ésta le sonrió. Era la hora del pastel. Se acercaron todos junto a la mesa y a animaron a los niños a cantar el cumpleaños feliz. Karina apagó las velas y todos aplaudieron alegres. —Por cierto —habló Noha entre tantos aplausos, —me imagino que tenéis curiosidad por saber qué pasa con el paciente en coma. Se ha despertado, sabe perfectamente quién es, y sus padres han pedido el traslado a otro hospital fuera de aquí, o sea, Suecia, que es de donde son. Se lo llevaran mañana a primera hora. Karen lo miró
Daban las cinco de la madrugada, y como era costumbre, sonó el despertador en la cabecera de Noha. Éste abrió los ojos, se incorporó y se sentó al borde de la cama mientras silenciaba la alarma y se frotaba los ojos. Cinco minutos después, se puso sus chanclas y se levantó de la cama. Se quitó la camisa que llevaba y se subió y la cinta caminadora. Comenzó a caminar y segundos después estaba corriendo, éste era su ejercicio de cada mañana. Estuvo así durante aproximadamente quince minutos. Se bajó de la cinta, estaba respirando agitado, tomó la toalla y se secó el sudor. Salió de la habitación y se acercó a su cocina americana, era elegante y muy espaciosa con todos los mobiliarios modernos, podía permitírselo. Tomó el jarrón de agua y se sirvió en un vaso. Tomó el mando y prendió el plasma del salón, mientras seguía la información, caminó hacia el cuarto de baño que tenía en su cuarto. Se desprendió de lo que le quedaba de ropa y se metió en la ducha. Se cambió y se arregló el pelo
La soltó con cuidado y se subió a su auto, ella seguía paralizada. Él puso el auto en marcha y la echó un último vistazo mientras le sonreía. Pisó el acelerador y abandonó el aparcamiento. —Esto no puede estar pasando, debo de estar soñando—se dijo a sí misma. Había tanta sorpresa a la vez que no sabía cómo sobrellevarlo. Se subió a su Mini Cooper, se puso el cinturón y se tomó unos segundos en reflexionar sobre lo que le había sucedido. Tomó su celular y les escribió a sus amigos: “Chicos, acaba de ocurrir una desgracia. Ahora voy para el hospital”. Puso en marcha el motor y condujo hacia el Northem Nevada Medical Center. Una vez allí, se bajó del auto y corrió hacia el edificio, tenía que ver a sus amigos antes de marcharse. Cuando entró en el edificio, Xavier estaba bajando a toda prisa los escalones para encontrarla. Tomó su frente y se puso a revisarla. —¿Estás bien? ¿Has tenido algún accidente? —¡Xavier…! —¡Karen! —Anna y Víctor corrieron a su encuentro y la observaron. —C