CAPÍTULO TRES

Pasó por una tienda de comestibles antes de llegar a su apartamento para hacer la compra de la casa, no tenía suficiente tiempo durante el día.
Estacionó su auto en el lugar habitual y junto con las bolsas de compra tomó el ascensor y subió a su planta. Daban las veintidós y quince cuando entró en su apartamento, se sentía cansada, pero estaba ya acostumbrada a pasar poco tiempo en su casa. Depositó las bolsas en la encimera de su pequeña cocina, ya las ordenaría más tarde, primero quería darse una ducha relajante.

Entró en el dormitorio, se quitó la ropa y se metió en la ducha. La prendió y dejó que el agua fluyera por todo su cuerpo. Pensó en el día que había tenido, pensó en Noha, ya no tenía que seguir evitándolo, volvían a ser los mismos amigos de siempre. Pensó en sus otros amigos, eran lo peor, la habían abandonado a su suerte para que se enfrentara sola a su jefe, no se habían preocupado por ella. Cada uno de ellos se la iban a pagan. Pero también pensó en Christian, se preguntaba si era su verdadero nombre o solo se lo habían puesto en el hospital por darle algún nombre. Era raro que nadie se hubiera acercado a reconocerlo, en alguna parte debía haber alguien que lo conociera, no había caído del cielo. A pesar de todo le había agradado estar con él, hablarle y contarle sus problemas, sentía que era el mejor lugar donde desahogarse.

Llamaron a la puerta.

Karen cerró la ducha, era tarde como para recibir visitas. Tomó la toalla y se la ató a la cabeza. Se puso el albornoz y caminó hacia el salón donde llamaban insistentemente. Abrió la puerta y rodó los ojos al ver a sus amigos allí frente a ella.
—Venimos para que nos cuentes cómo te fue con Noha —dijo Víctor mientras entraban al apartamento.
—¿Al final te pidió salir? — preguntó Anna. Karen solo podía quedarse junto a la puerta aguantando la paciencia mientras sus amigos entraban en su apartamento.
—Una vecina tuya nos ha entregado esto — le dijo Xavier mostrándole un táper que contenía las galletas, —dice que es para ti —ella asomó por el rellano y pudo ver a Sonia, la nieta de su vecina Delia alejarse.
Ivonne la tomó de la mano y la introdujo en la casa mientras cerraba la puerta. Dentro se dio cuenta de que la estaban invadiendo. Víctor y Anna habían rebuscado entre su compra y habían cogido algunos refrescos y sus patatas, Xavier estaba sentado en el sofá probándose las galletas que había recibido de Sonia.

—Chicos, tenéis que probarlas, están deliciosas — Víctor, Anna e Ivonne se acercaron a tomar una cada uno.
—¿Es que no leísteis mi último mensaje? —les habló Karen —dije en palabras mayúsculas que os odiaba — les recordó mientras recogía sus chuches de sus manos, no pudo con el táper de galletas, Xavier las alejó.
—Venga Karen, ¿qué esperabas que hiciéramos? Noha te confesó su amor y tenías que darle una respuesta. — habló Anna tragándose las galletas.
—Nuestra presencia allí lo habría estropeado todo y lo sabes — continuó Ivonne.
—Ahora la pregunta, —intervino Víctor que estaba prendiendo el televisor —¿qué te dijo Noha y qué fue lo que le contestaste?
—Eso, desembucha — Anna se estaba acabando su bolsa de patatas, no perdía tiempo.
—Me estáis acabando la comida —se quejó Karen. Xavier miró la bolsa de patatas de Anna.
—¿A eso le llamas comida?
—Todo lo que pueda saciarme el hambre lo considero comida — se defendió.
—Es que tenemos hambre —dijo Anna y Karen no pudo hacer nada más que resoplar. — tú mejor que nadie debes entenderlo.

Ivonne la hizo sentarse en medio de los demás mientras le pedía que les contara cómo le había ido con Noha.
—Lamento deciros que no pasó nada, Solo se disculpó y todo normal.
—¿Así que seguís siendo amigos? — preguntó Víctor con una mueca de desaprobación —ese tío es un cobarde.
—Mejor que ser rechazado, ¿no crees? — habló Xavier. —Creo que se dio cuenta de que Karen no iba a aceptarlo como algo más que amigo y optó por seguir siendo su amigo, ¿o me equivoco? —miró a Karen. Tenía que admitirlo, él tenía toda la razón.
—Agradezco que no me pidiera salir — confesó. Tomó una de las galletas de Delia y se la llevó a la boca, estaban ricas como siempre.

Mientras sus amigos conversaban en la sala de estar, Karen aprovechó la oportunidad para entrar en su cuarto y cambiarse. Se puso su pijama y regresó a encontrarles de nuevo.
—¿De verdad que no vamos a hablar del misterioso chico en coma? — recordó Víctor a todos, a él nunca se le escapaba nada, no cuando no tenía sus dudas aclaradas.
—¿Qué más quieres saber? — se quejó Karen —ya os di mis motivos.
—Sí, pero ¿qué pasará cuando se recupere y esté consciente? ¿irás tras él? ¿querrás conocerlo?
—Pues claro que no, solo lo necesito para no sentirme sola.
—Lo está utilizando —afirmó Xavier — cuando se haya aprovechado de él lo echará como si fuera basura.
—Y eso que muchos de esos pacientes pueden acordarse de todo lo que le sucede alrededor — aclaró Ivonne.

Karen lo miró desconcertada. Los demás negaron con la cabeza apoyándolo. A Karen le sorprendía la capacidad que tenían sus amigos de hacerla sentirse mal por cada una de las decisiones que tomaba.
—Eso no está bien —susurró Víctor sin despejar la mirada de la tele.
—No lo estoy utilizando —intentó explicarse, pero parecía que sus amigos ya lo tenían claro. —¿Es que no veis que está solo?
—Y si sigue solo cuando se recupere seguirás pensando en abandonarlo. — dijo Anna.
—De acuerdo, hagamos esto, si sigue solo cuando se haya recuperado, yo le compensaré por todas mis molestias, pero si resulta que tiene alguien que le haga olvidar todas mis molestias, pues me quedo libre. ¿Os parece bien? — todos la prestaron atención.
—¿Alguien que apueste a favor de que en cuanto ese tío cobre la memoria no se irá sin tomar partida en lo que acaba de comenzar nuestra querida Karen? — dijo Víctor con una amplia sonrisa. Casi todos apostaron a favor.
—Os odio a todos — Karen tuvo que expresar lo que creía sentir en ese preciso momento. Ivonne la estrechó contra ella.
— No puedes odiarnos, solo nos tienes a nosotros— dijo Xavier sonriéndole.
—No te preocupes,— la tranquilizó Ivonne— yo apuesto a que ese tipo no se acordará de nada y seguirá su camino y si por casualidad se acerca a ti será para agradecerte por estar a su lado en su momento de soledad.

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