Marianne estaba de pie junto a la cama donde estaba Karen inconsciente, tenía un pañuelo en la mano, de vez en cuando se secaba las lágrimas cuando esas se escapaban de sus ojos.—Perdóname por favor—le estaba hablando a alguien que no podía contestarla. —No fue mi intención que las cosas acabaran de esta manera…Si hubiera sabido que saldrías lastimada, nunca habría hecho igual. Espero que me entiendas, yo solo quiero lo mejor para mi hijo. Debí confiar en ti desde el principio, lo sé. Me demostraste que eres una buena persona, pero eso no me garantizaba que quisieras a mi hijo, tenía que estar segura. —estrechó su mano sobre la de la chica—Lamento…que estés así, toda la culpa es solo mía. Ojalá pudiera retroceder el tiempo, pero es tarde…y ahora—sollozó—sé que por esto…mi hijo no me perdonará, lo he perdido esta vez. —apartó la mano de la cama y se secó las lágrimas al tiempo que se sonaba la nariz.Después de que Christian la llamara el día anterior, y por la forma en que habían con
Christian se había quedado otra vez dormido en la silla con su móvil pegado al pecho. Después de desayunar con los amigos de Karen, habían pasado el rato en el cuarto de ésta contando historias sobre ella y riéndose un poco, bueno, ellos tenían más recuerdos con ella, pero le alegró saber más cosas sobre ella. En la tarde, Ivonne le había llevado algo de comer ya que no quería dejar ningún segundo sola a Karen por si se despertaba, o por si volvía a acercarse cualquier persona como había sucedido con su madre.Aquella noche había tomado su móvil y se había dedicado a buscar información sobre la paternidad, estaba interesado en saber qué era lo que le esperaba. También quería saber qué cosas tenía que hacer o no una mujer embarazada, quería asegurarse de tratarles como era debido. Sin embargo, encontró demasiada información, no estaba seguro de poder recordar todo aquello, aparte de eso, encontraba algunas contradicciones, leyó que una embarazada presentaba cambios de humor y se pregun
Karen se removió cómodamente entre los brazos de Christian, se estaba despertando, sin embargo, lo que le hizo abrir los ojos fueron las voces que estaban llegando a sus oídos, entonces las vio, junto a la puerta estaban algunas enfermeras cuchicheando en voz baja entre sonrisitas mientras les sacaban fotos con sus celulares.―¿Qué…qué hacéis? ―preguntó levantando la cabeza, miró a Christian para asegurarse de que seguía dormido y luego volvió a mirarlas. ―¿Os parece profesional lo que estáis haciendo? ―las interrogó en voz baja.―Lo sentimos, señorita Karen. ―se disculparon sintiéndose avergonzadas regresando sus móviles.―Es que se veían tan lindos que se nos ocurrió tomarles fotos―dijo otra con una sonrisa inofensiva. ―Hacen muy buena pareja.Se abrió de pronto la puerta y las chicas se voltearon asustadas, era Ivonne, las miraba con el ceño fruncido.―¿Qué hacen aquí? ―las regañó, pero antes de esperar por una respuesta se giró a ver a Karen despierta sobre la camilla―¡Karen! ―dij
―Lo siento mucho―murmuró Karen apoyada contra el pecho de Christian mientras éste le acariciaba el brazo.―¿Por qué te estás disculpando?―Es por culpa mía que esté pasando todo esto. Tus padres nunca me aceptaron, y porque decidí estar contigo es por lo que tu familia está destrozada.Christian la separó incrédulo por lo que estaba escuchando, la miró, estaba llorando.―Creo que ya te dije que debías dejar ya de disculparte. Nada de lo que ha sucedido hasta ahora es culpa tuya, mis padres y yo nunca hemos tenido mejor relación antes de ti, y si alguien tiene culpa alguna en esta situación son mis padres…y yo. ―ella lo miró.―Tú no has hecho nada malo.―Tal vez no, pero son mis padres y ellos te han hecho esto por mí.―¿Te arrepientes…de salir conmigo? ―preguntó con un nudo en la garganta agachando la cabeza. Él posó su mano por su cuello y la obligó a mirarlo.―No me arrepiento de nada, si tuviera que escoger de nuevo volvería a elegir estar contigo. ―acarició su mejilla con su pulga
Cuando las chicas entraron en la cafetería, todos los allí presentes se pusieron a aplaudir sorprendiendo completamente a Karen. ―¿Y eso? ―preguntó a sus amigas. ―¿Tú qué crees? Ellos también están felices de que te hayas recuperado. ―explicó Anna. Entonces era eso, no se esperaba que se preocuparan tanto por ella, hasta la encargada la estaba diciendo lo contenta que se sintió cuando le dijeron que se había recuperado y del susto que se llevó al enterarse de lo que le había sucedido. ―Gracias. ―les agradeció a todos. Ivonne les dijo que era suficiente, que podían regresar a lo que estaban haciendo para que la paciente pudiera tomar tranquilamente el desayuno. Cuando todo volvió a la normalidad, buscaron a los chicos con la mirada, estaban allí de pie, observándolas de pie en la mesa donde habían pedido ya el desayuno. Christian le mantenía intensamente la mirada logrando que ella se ruborizara, ¿será que le parecía bonita por cómo se había arreglado? Llevaba el pelo suelto, y sab
Marianne entró más que algo apurada, nerviosa. Observación de pastel por toda la cafetería. Se le alumbró el rostro al ver en una mesa al fondo una mano alzada invitándola, sonrió y avanzó cuidadosamente hacia la mesa, mientras lo hacía, su mirada se quedó atrapada en el hermoso niño que Karen llevaba en brazos. La mujer se llevó la mano al pecho llena de orgullo, era su nieto. Cuando por fin los alcanzados, sus ojos estaban llenos de lágrimas. ―Hola Marianne―Karen se había puesto de pie para saludarla. ―Oh, hija― la sorprendió con un beso en la mejilla mientras se secaba las lágrimas de las mejillas y observaba de nuevo al niño de aproximadamente un año. ―Él es mi nieto ¿verdad? ―Así es― respondió la chica. Marianne se llevó las manos a la boca, tenía un nieto, hijo de su hijo. Miró a la madre, no sabía cómo pedirle que quería tomarlo en brazos, tenía miedo de que se lo impidiera. Pero al parecer Karen intuyó sus intenciones. ―Puede cogerlo si quiere. ―¡Por supuesto! ―dijo de in
La rutina de Karen había sido la misma las dos últimas semanas, levantarse, prepararse e irse derecha a la casa de su paciente a ayudarle a recuperar la movilidad de su brazo por un accidente, pero hoy era especial, había logrado conseguir que su paciente se recuperara por completo y ya no tenía que seguir asistiéndole personalmente. En su agenda no había nuevos pacientes a los que atender lo que significaba que por ahora estaba libre hasta que volvieran a asignarla a uno nuevo.Se dio una ducha bien tranquila y sin prisas, se arregló y se puso unos pantalones blancos ajustados y una camiseta, cogió su bata y se la puso encima de su ropa, ya casi lo tenía de costumbre, le encantaba llevarlo puesto y tenía un conjunto de diversos colores, pero hoy llevaría el de color blanco, le traía buena suerte. Se puso sus zapatillas, se recogió el pelo en una cola como siempre para estar más cómoda y cogió su bolso.Salió de su apartamento y corrió a subirse al ascensor antes de que éste se cerrar
Se sentaron a almorzar todos juntos como de costumbre, Karen, Ivonne, Xavier y la pareja Anna y Víctor. Todos eran amigos, aunque cada uno trabajara en un área distinta.Charlaban animados mientras comían lo que cada uno había elegido. Anna y Víctor no hacían más que mostrar lo enamorados y muy apegados que estaban el uno del otro, lo compartían casi todo que daba envidia. Eran rubios y guapos, todos allí lo sabían, eran la pareja perfecta que daba envidia.—¿Karen os ha contado ya que ha hecho nuevo amigo? —todos se concentraron en Ivonne cuando dijo aquello. — Se llama Christian y se encuentra en una camilla, en estado de coma.Ahora todas las miradas estaban puestas en Karen que llevó las manos a la cara, Ivonne no podía evitar contar aquello.—Quedamos en que era un secreto, — la regañó en voz baja, no quería que se lo contara — ¿Por qué sacas el tema? — Ivonne se encogió de hombros.—Somos todos amigos, al final se acabarían enterando.—Cariño — le habló Víctor — ¿no te hemos dad