CAPÍTULO CINCO

Había pasado una semana y la habitación de Christian estaba siendo el mejor lugar donde podía quedarse a expresar todo lo que sentía o lo que le pasaba por la cabeza, se divertía, aunque no obtuviera respuesta de la otra parte. Procuraba llegar puntual para estar con él y el hecho de que hasta entonces no tuviera paciente era lo mejor, por primera vez se alegraba por ello.

—…Capítulo ocho. En mi opinión ella es un reclamo, un cebo, que atrae hacia algo que está escondido más allá de sus confusas y engañosas palabras. — continuó con la lectura del libro que había empezado a leerle desde el día anterior —Su lenguaje sensible y estético, su emotividad ante el micrófono, el clima nebuloso del programa, todo está orientado a una finalidad perversa, a producir un efecto de oscu…

Tuvo que detenerse bruscamente porque de pronto se abrió la puerta de la habitación. Noha estaba entrando con otras tres personas a quienes nunca había visto antes, aunque por su atuendo dos de ellos eran médicos y el otro llevaba traje. Karen se puso en pie a toda prisa y cerró el libro disimuladamente. Evitó mantenerle la mirada a Noha, la estaba mirando confuso, no entendía qué hacía ella allí. Los otros médicos que venían con él tampoco entendían nada. Por suerte Noha les presentó a Karen y ella se despidió educadamente saliendo de la habitación. Noha estaba presentando a los otros médicos el caso de Christian que hasta ahora seguía en coma y no había llegado nadie a reconocerlo.

—¿Por qué no me avisaste? —le regañó Karen a Ivonne en el pasillo.

—¿Qué no te avisé? Te escribí unos cuantos mensajes porque no podía alcanzarte a tiempo, ¿por qué no los abriste?

Karen sacó su celular del bolsillo de su bata para confirmar que su amiga tenía razón, pero no había podido enterarse porque tenía el móvil en silencio, siempre que entraba en ese cuarto tendía a ponerlo en silencio para que no la interrumpieran y ahora había ido en su contra. Soltó un suspiro de derrota.

—¿Sabes por qué está esa gente aquí? —preguntó señalando la puerta del cuarto de Christian.

—Más opciones para trata su caso, de hecho, el hombre con traje es un detective que se encargará de encontrar a su familia o alguien conocido.

—Ah, genial —intentó convencerse de que era lo mejor, y sí que lo era, pero no quería pensar en que llegara el momento en que ya no pudiera hacerle compañía a Christian. —¿Qué crees que pasará ahora?  Noha me ha visto allí dentro. —Ivonne se encogió de hombros.

—No va a despedirte si lo preguntas por eso.

—No lo pregunto por eso y lo sabes. Querrá saber qué es lo que hacía allí dentro.

—Tú dile que hacías visitas a pacientes en coma y ya, seguro se lo cree.

Después de unos minutos Noha estaba saliendo de la habitación con su compañía.

—A mi despacho, en cinco minutos —le susurró a Karen y se alejó con sus visitantes. Karen se llevó la mano a la cara.

—Lo que faltaba.

Caminó hacia el despacho de Noha, estaba un piso más debajo de la planta en la que se encontraba. Él no había llegado todavía, lo esperó junto a la puerta mientras manoseaba su móvil, sus amigos no estaban en línea, debían de estar trabajando. Ella era la única que casi no tenía nada que hacer. Su decisión de trabajar en un hospital en lugar de esperar a abrir su propio lugar de trabajo había sido la acertada, gracias a ello tenía amigos en los que podía confiar a ciegas, pero eso no significaba que no fuera a abrir su propio lugar de fisioterapia, desde que salió de la universidad estaba ahorrando para ello, quería que fuera algo excelente, de las grandes, tenía ambición e iba a conseguir dirigir una de las mejores clínicas de la ciudad, eso lo tenía muy claro.

Se acercó Noha y abrió la puerta de su oficina, entró y ella lo siguió. Él cerró la puerta de vuelta.

—¿Puedo saber por qué estabas en aquella habitación? —preguntó mientras tomaba asiento detrás del escritorio, ella también se sentó en la silla.

—Lo siento, solo estaba curioseando.

—Pero llevabas un libro, ¿es que le estabas leyendo? —preguntó incrédulo como si fuera algo anormal—además ¿cuánto tiempo llevas entrando en ese cuarto?

—¿Cuánto tiempo? —se puso a pensar, calculaba mentalmente, no le había dado antes importancia al tiempo que le llevaba visitando, había sido lo de menos. Noha la miró sorpresivo.

—¡Karen! —la hizo regresar a la oficina, mentalmente hablando.

—No mucho tiempo, a penas acabo de enterarme de su situación. ¿Qué mal crees que puedo hacerle?

—Ese no es tu trabajo, tienes que dejar de entrar en ese cuarto. —¿dejar de verlo? Noha la estaba mirando esperando que le diera una respuesta. Debía contestar pronto y hacerle creer lo poco que le importaba entrar allí. Llamaron a la puerta. —Sí.

Alexa entró por la puerta con una carpeta la cual entregó a Noha.

—Aquí le traigo lo que me pidió.

—Gracias Alexa —tomó la carpeta. Alexa le echó un vistazo a Karen y se marchó.

Noha abrió la carpeta en la mesa, Karen solo podía quedarse observándole sin poder ver qué tanto había en esa carpeta.

—No volveré a entrar en ese cuarto, no tienes que preocuparte por eso —ni ella misma se lo creía. Noha alzó la mirada para verla.

—Oh, por supuesto que no, porque ahora tienes un nuevo paciente—le tendió la carpeta y ella frunció el ceño confusa. —Te aburrías porque no tenías nada que hacer, lo entiendo. Pero ahora tienes qué hacer y comenzarás mañana.

Karen leyó lo que ponía la ficha que tenía delante. Su nuevo paciente era una joven de quince años que tenía un esguince de muñeca de segundo grado y necesitada terapia. Hacía unas semanas habría estado feliz de tener un nuevo paciente, pero ahora no podía decir lo mismo, no entendía por qué acudir a Christian estaba siendo importante para ella. Fingió una sonrisa y cerró la carpeta.

—De acuerdo, ya no me aburriré. —se puso de pie, pero antes de avanzar hacia la puerta le miró a Noha que todavía tenía la mirada sobre ella —¿A qué han venido esos señores? —quiso saber.

—Están intentando encontrar a su familia y ver si hay posibilidad de que se recupere del coma… —sonó el Móvil de Karen en su bolsillo.

—Disculpe —lo tomó y leyó el mensaje que le enviaba Ivonne:

“Tienes que venir pronto a tu rincón” y eso era todo. Miró a Noa mientras regresaba el móvil a su bolsillo. Procuró sonar normal para que él no sospechara nada.

—Gracias por todo. Ahora voy a dejarte.

—No estarás yendo al cuarto de ese paciente ¿verdad? —ella bufó restándole importancia.

—¿Por quién me tomas? Claro que no.

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