Había pasado una semana y la habitación de Christian estaba siendo el mejor lugar donde podía quedarse a expresar todo lo que sentía o lo que le pasaba por la cabeza, se divertía, aunque no obtuviera respuesta de la otra parte. Procuraba llegar puntual para estar con él y el hecho de que hasta entonces no tuviera paciente era lo mejor, por primera vez se alegraba por ello.
—…Capítulo ocho. En mi opinión ella es un reclamo, un cebo, que atrae hacia algo que está escondido más allá de sus confusas y engañosas palabras. — continuó con la lectura del libro que había empezado a leerle desde el día anterior —Su lenguaje sensible y estético, su emotividad ante el micrófono, el clima nebuloso del programa, todo está orientado a una finalidad perversa, a producir un efecto de oscu…
Tuvo que detenerse bruscamente porque de pronto se abrió la puerta de la habitación. Noha estaba entrando con otras tres personas a quienes nunca había visto antes, aunque por su atuendo dos de ellos eran médicos y el otro llevaba traje. Karen se puso en pie a toda prisa y cerró el libro disimuladamente. Evitó mantenerle la mirada a Noha, la estaba mirando confuso, no entendía qué hacía ella allí. Los otros médicos que venían con él tampoco entendían nada. Por suerte Noha les presentó a Karen y ella se despidió educadamente saliendo de la habitación. Noha estaba presentando a los otros médicos el caso de Christian que hasta ahora seguía en coma y no había llegado nadie a reconocerlo.
—¿Por qué no me avisaste? —le regañó Karen a Ivonne en el pasillo.
—¿Qué no te avisé? Te escribí unos cuantos mensajes porque no podía alcanzarte a tiempo, ¿por qué no los abriste?
Karen sacó su celular del bolsillo de su bata para confirmar que su amiga tenía razón, pero no había podido enterarse porque tenía el móvil en silencio, siempre que entraba en ese cuarto tendía a ponerlo en silencio para que no la interrumpieran y ahora había ido en su contra. Soltó un suspiro de derrota.
—¿Sabes por qué está esa gente aquí? —preguntó señalando la puerta del cuarto de Christian.
—Más opciones para trata su caso, de hecho, el hombre con traje es un detective que se encargará de encontrar a su familia o alguien conocido.
—Ah, genial —intentó convencerse de que era lo mejor, y sí que lo era, pero no quería pensar en que llegara el momento en que ya no pudiera hacerle compañía a Christian. —¿Qué crees que pasará ahora? Noha me ha visto allí dentro. —Ivonne se encogió de hombros.
—No va a despedirte si lo preguntas por eso.
—No lo pregunto por eso y lo sabes. Querrá saber qué es lo que hacía allí dentro.
—Tú dile que hacías visitas a pacientes en coma y ya, seguro se lo cree.
Después de unos minutos Noha estaba saliendo de la habitación con su compañía.
—A mi despacho, en cinco minutos —le susurró a Karen y se alejó con sus visitantes. Karen se llevó la mano a la cara.
—Lo que faltaba.
Caminó hacia el despacho de Noha, estaba un piso más debajo de la planta en la que se encontraba. Él no había llegado todavía, lo esperó junto a la puerta mientras manoseaba su móvil, sus amigos no estaban en línea, debían de estar trabajando. Ella era la única que casi no tenía nada que hacer. Su decisión de trabajar en un hospital en lugar de esperar a abrir su propio lugar de trabajo había sido la acertada, gracias a ello tenía amigos en los que podía confiar a ciegas, pero eso no significaba que no fuera a abrir su propio lugar de fisioterapia, desde que salió de la universidad estaba ahorrando para ello, quería que fuera algo excelente, de las grandes, tenía ambición e iba a conseguir dirigir una de las mejores clínicas de la ciudad, eso lo tenía muy claro.
Se acercó Noha y abrió la puerta de su oficina, entró y ella lo siguió. Él cerró la puerta de vuelta.
—¿Puedo saber por qué estabas en aquella habitación? —preguntó mientras tomaba asiento detrás del escritorio, ella también se sentó en la silla.
—Lo siento, solo estaba curioseando.
—Pero llevabas un libro, ¿es que le estabas leyendo? —preguntó incrédulo como si fuera algo anormal—además ¿cuánto tiempo llevas entrando en ese cuarto?
—¿Cuánto tiempo? —se puso a pensar, calculaba mentalmente, no le había dado antes importancia al tiempo que le llevaba visitando, había sido lo de menos. Noha la miró sorpresivo.
—¡Karen! —la hizo regresar a la oficina, mentalmente hablando.
—No mucho tiempo, a penas acabo de enterarme de su situación. ¿Qué mal crees que puedo hacerle?
—Ese no es tu trabajo, tienes que dejar de entrar en ese cuarto. —¿dejar de verlo? Noha la estaba mirando esperando que le diera una respuesta. Debía contestar pronto y hacerle creer lo poco que le importaba entrar allí. Llamaron a la puerta. —Sí.
Alexa entró por la puerta con una carpeta la cual entregó a Noha.
—Aquí le traigo lo que me pidió.
—Gracias Alexa —tomó la carpeta. Alexa le echó un vistazo a Karen y se marchó.
Noha abrió la carpeta en la mesa, Karen solo podía quedarse observándole sin poder ver qué tanto había en esa carpeta.
—No volveré a entrar en ese cuarto, no tienes que preocuparte por eso —ni ella misma se lo creía. Noha alzó la mirada para verla.
—Oh, por supuesto que no, porque ahora tienes un nuevo paciente—le tendió la carpeta y ella frunció el ceño confusa. —Te aburrías porque no tenías nada que hacer, lo entiendo. Pero ahora tienes qué hacer y comenzarás mañana.
Karen leyó lo que ponía la ficha que tenía delante. Su nuevo paciente era una joven de quince años que tenía un esguince de muñeca de segundo grado y necesitada terapia. Hacía unas semanas habría estado feliz de tener un nuevo paciente, pero ahora no podía decir lo mismo, no entendía por qué acudir a Christian estaba siendo importante para ella. Fingió una sonrisa y cerró la carpeta.
—De acuerdo, ya no me aburriré. —se puso de pie, pero antes de avanzar hacia la puerta le miró a Noha que todavía tenía la mirada sobre ella —¿A qué han venido esos señores? —quiso saber.
—Están intentando encontrar a su familia y ver si hay posibilidad de que se recupere del coma… —sonó el Móvil de Karen en su bolsillo.
—Disculpe —lo tomó y leyó el mensaje que le enviaba Ivonne:
“Tienes que venir pronto a tu rincón” y eso era todo. Miró a Noa mientras regresaba el móvil a su bolsillo. Procuró sonar normal para que él no sospechara nada.
—Gracias por todo. Ahora voy a dejarte.
—No estarás yendo al cuarto de ese paciente ¿verdad? —ella bufó restándole importancia.
—¿Por quién me tomas? Claro que no.
Mientras salía por la puerta se preguntaba qué estaría pasando en el cuarto de Christian, si fuera una urgencia médica le habrían avisado a Noha, pero ese obviamente no era el caso.Subió las escaleras a la otra planta. Caminó por el pasillo y miró por todos lados, esperó que unos médicos se alejaran y abrió la puerta del cuarto de Christian. La cerró y cuando se dio la vuelta se sorprendió al ver a sus amigos dentro hablando sobre la cama de Christian. Ivonne la miró y se acercó a ella.—¿Qué demonios hacéis aquí? —se acercó a ellos asombrada.Anna abría con cuidado cada uno de sus ojos mientras le analizaba sin darle mucha importancia a su amiga.—Vaya, ojos grises, interesante—comentó.—Así que este es el tío al que siempre vienes a ver —comentó Víctor leyendo su información, sentado sobre la camilla.—¿No me habéis escuchado? He preguntado que qué es lo que estáis haciendo aquí —insistió Karen, pero sus amigos parecían estar estudiando un caso especial y ni caso la hacían a ella.
La noche anterior había ido al apartamento de su vecina Delia quien la había mandado una invitación con su nieta. Hacía tiempo que no la veía porque estaba constantemente trabajando o con sus amigos.—El hombre que estuvo la última vez en tu apartamento ¿Cuándo vuelve? —le había preguntado Sonia. Como sospechaba, a ella le gustaba Xavier.—Niña ¿qué haces preguntando por los conocidos de la chica? —le regañó su abuela. Miró a Karen—Hija ¿ya tienes novio? —ella le sonrió con amabilidad.—No, Delia. Por ahora solo tengo amigos.—Con lo hermosa que eres ya deberías tener a un hombre que te cuide.—Las albóndigas están ricas ¿las ha preparado usted? —Desvió el tema. No quería hablar de temas iguales con ella.—Me ha ayudado mi nieta.Aquella se había levantado muy temprano, era el último día que trataba a su paciente y después la despediría, pero antes tenía que llegar al cuarto de Christian y verle antes de que llegara Noha y controlara el lugar, ya no se fiaba de ella después de lo suce
Noha le había prohibido la entrada al personal no autorizado. Karen y sus amigos se quedaron a un lado a observar cómo entraba una pareja mayor muy elegante a la habitación, iban acompañados de un hombre con traje y maletín.—Al parecer el tipo procede de una familia importante—comentó Anna. —Debes de alegrarte, tiene familia y ya no tendrás que cumplir tu promesa.—¿Se acordará de mí? —murmuró Karen y sus amigos se voltearon a mirarla.—Ayy, la muchacha se nos ha enamorado. —se burló Víctor.—Deja ya de decir estupideces, me preocupa que recuerde todas las cosas que le dije, eran personales.—¿No debiste preocuparte por eso antes de decidir contarle tu vida? —preguntó Xavier.—Bueno, yo…no solo le hablé de mí—se mordió los labios y sus amigos la miraron absortos.—Karen, dinos que no le has hablado de nosotros a ese desconocido—le exigió Xavier, ella forzó una sonrisa.—No importa, él no tiene por qué acordarse de nada de eso.—Más te vale, o lo haré dormir yo para siempre. —amenazó
Xavier estaba ocupado coqueteando con una de las tutoras, era joven, madre soltera y se ruborizaba por cada cosa que le decía el hombre apuesto que tenía delante. Víctor y Marcus estaban con Karina, Víctor la enseñaba a utilizar la varita de su nuevo vestido de hada. Las tres mujeres estaban juntas atendiendo a los niños en lo que necesitaban. Noha llegó más tarde, las seis y treinta y cinco. Ivone le agradeció su llegada y aceptó la caja de regalo que había traído. Miró a Karen y ésta le sonrió. Era la hora del pastel. Se acercaron todos junto a la mesa y a animaron a los niños a cantar el cumpleaños feliz. Karina apagó las velas y todos aplaudieron alegres. —Por cierto —habló Noha entre tantos aplausos, —me imagino que tenéis curiosidad por saber qué pasa con el paciente en coma. Se ha despertado, sabe perfectamente quién es, y sus padres han pedido el traslado a otro hospital fuera de aquí, o sea, Suecia, que es de donde son. Se lo llevaran mañana a primera hora. Karen lo miró
Daban las cinco de la madrugada, y como era costumbre, sonó el despertador en la cabecera de Noha. Éste abrió los ojos, se incorporó y se sentó al borde de la cama mientras silenciaba la alarma y se frotaba los ojos. Cinco minutos después, se puso sus chanclas y se levantó de la cama. Se quitó la camisa que llevaba y se subió y la cinta caminadora. Comenzó a caminar y segundos después estaba corriendo, éste era su ejercicio de cada mañana. Estuvo así durante aproximadamente quince minutos. Se bajó de la cinta, estaba respirando agitado, tomó la toalla y se secó el sudor. Salió de la habitación y se acercó a su cocina americana, era elegante y muy espaciosa con todos los mobiliarios modernos, podía permitírselo. Tomó el jarrón de agua y se sirvió en un vaso. Tomó el mando y prendió el plasma del salón, mientras seguía la información, caminó hacia el cuarto de baño que tenía en su cuarto. Se desprendió de lo que le quedaba de ropa y se metió en la ducha. Se cambió y se arregló el pelo
La soltó con cuidado y se subió a su auto, ella seguía paralizada. Él puso el auto en marcha y la echó un último vistazo mientras le sonreía. Pisó el acelerador y abandonó el aparcamiento. —Esto no puede estar pasando, debo de estar soñando—se dijo a sí misma. Había tanta sorpresa a la vez que no sabía cómo sobrellevarlo. Se subió a su Mini Cooper, se puso el cinturón y se tomó unos segundos en reflexionar sobre lo que le había sucedido. Tomó su celular y les escribió a sus amigos: “Chicos, acaba de ocurrir una desgracia. Ahora voy para el hospital”. Puso en marcha el motor y condujo hacia el Northem Nevada Medical Center. Una vez allí, se bajó del auto y corrió hacia el edificio, tenía que ver a sus amigos antes de marcharse. Cuando entró en el edificio, Xavier estaba bajando a toda prisa los escalones para encontrarla. Tomó su frente y se puso a revisarla. —¿Estás bien? ¿Has tenido algún accidente? —¡Xavier…! —¡Karen! —Anna y Víctor corrieron a su encuentro y la observaron. —C
Karen había preparado ya su equipaje. Llevaba dos maletas, una contenía su ropa, mientras la otra contenía su material imprescindible de trabajo. Se despidió de su vecina quien le deseó todo lo mejor y que regresara a salvo.Como le había dicho Noha, un auto pasó a recogerla y de inmediato la condujo hacia la pista de aterrizaje donde la estaba esperando la avioneta con la que iba a viajar. Había un hombre mayor de pelo tendiendo a gris de pie observando la hora en el reloj de su muñeca, parecía estar esperando a alguien, a ella seguramente.Un empleado con un chaleco de verde claro intenso se acercó a ella y le saludó educadamente. Le ayudó a retirar las maletas del maletero y acercarla hacia el avión. El hombre seguía allí de pie, mirándola acercarse. Cuando ella lo alcanzó, él la tendió la mano.—Buenas tardes. Usted debe de ser la doctora Karen Pride.—Así es. Buenos días.—La estábamos esperando. ¿Subimos? —preguntó indicando la escalera de la avioneta.Se subieron y la dieron a
Antes de acomodarse decidió llamar a sus amigos para informales que había llegado ya. Realizó una video llamada que los conectara a los cinco. En unos segundos podía verlos a los cuatro, sonrió feliz. —Holas chicos. —¡Karen! —chilló Anna—pensamos que te habías olvidado de nosotros. —¿Tan pronto? —¿Qué tal tu viaje? —preguntó Xavier, parecía estar cocinando. —Muy bien, gracias. ¿Qué haces? —¿Yo? Haciendo arte en la cocina. —¿Qué tal está todo por allí, cariño? —preguntó Ivonne. —Bueno, me han recibido extrañamente bien. Por ahora no he visto al padre de Christian, me han dicho que en cualquier momento llegará. —¿Y el dormilón cómo está? —preguntó Víctor. —Está…—soltó un suspiro—bien, está muy bien. —Ahm, ¿te refieres a físicamente o médicamente hablando? —preguntó Víctor que se había dado cuenta, aunque en realidad no había sido el único. —¿Cuál es la diferencia? Soy fisioterapeuta—se puso a la defensiva. —El hecho de que estés tan tranquila debe significar que él no sabe n