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Capítulo 3 - Pijama rosa de conejo

Julián sintió una especie de opresión en el pecho, una punzada, más que eso, era algo que le carcomía en lo más profundo, era una sensación que jamás había tenido en su vida... No entendía que pasaba pero su instinto cazador se encontraba en modo ataque y buscaba a su presa.

<<¿Qué me pasa?, siento una presencia tan singular y escalofriante, pero ¿Quién es y dónde está?>>

Mirando por todo el lugar, Julián no podía encontrar a la persona responsable de ese sentimiento, por lo que decidió ampliar la búsqueda y abandonar el bar. Salió en el momento exacto que una pequeña y curiosa joven de cabello largo, rizado y enmarañado bajaba de un auto rojo.

Julián no entendía porque esa pequeña cosa le causaba una punzada tan rara, y ¡su olor!… A pesar de la distancia podía percibirlo tan claramente. Era fresco y podía percibir unas pequeñas notas de jazmín y lavanda.

De pronto se le abrió el apetito. Quería acercarse a ella y oler su cabello. Tenía tanta necesidad de recorrer su cuello con sus labios…

Quiso bajar la mirada un poco más, y de pronto... <<Eso es, es...  ¿una pijama rosa de conejo?, ¿qué demonios le pasa a esta chica?>>  La mujer tenía un conjunto de tela polar que consistía en pants y sudadera con unas pantuflas rosas a juego… Todo esto contrastaba con su largo cabello negro y una bolsa que colgaba por su hombro.

Julián se encontraba tan absorto en sus pensamientos imaginando porque una chica vestida de esa forma se encontraría fuera de un bar como este. 

Definitivamente este no era un sitio para algo tan esponjoso y poco sexy.

De pronto pudo identificar en la periferia a 2 vampiros que asechaban a la joven. Entendiendo que su presentimiento anterior era correcto. La chica era la responsable de esa punzada curiosa que lo invadía. Esa chica rara que lo intrigaba al parecer no era consiente que se encontraba en peligro mortal.

Cuando los hombres saltaron sobre ella con cuchillos y unas sogas listos para amarrarla y llevársela. Julián no lo pensó dos veces y corrió hasta donde se encontraba la chica, impidiendo que la tocarán. <<¿Quién se creen que son?, ¿cómo se atreven a querer poner sus sucias garras en ella?, es mía, solo mía y de nadie más. >>

Zoe no podía entender que estaba pasando, al lograr llegar al bar donde se encontraba su amiga, busco un lugar para poder estacionarse, en ese momento se bajó del carro y cuando intentaba cerrar la puerta vio dos sombras que se acercaron, cuando creyó que estaba en peligro estas personas comenzaron a ser azotadas por algo más… Ahora entendía que era una pelea, dos hombres altos y fuertes con trajes oscuros se encontraban luchando contra un hombre grande con playera de tirantes negra y botas de uso rudo. Era una visión tan increíble y tenebrosa… Sus dedos parecían garras, destrozando todo a su paso. Veía pedazos de piel, ropa y sangre desprenderse de los hombres tan fácilmente.

Pronto los hombres se dieron cuenta que no eran competencia para él, por más que se enfrentaban los dos juntos, no lograban hacerle el menor daño…. Entendieron que podía destrozarlos en cuestión de minutos si seguían luchando y decidieron que era mejor huir y dejar a Zoe sola con esa bestia mortal.

Una vez que los hombres desaparecieron de su vista, Julián quiso correr y verificar que la chica se encontraba a salvo… Antes de hacerlo se dio cuenta que sus colmillos y garras estaban expuestos, por lo que decidió regresar a su estado de calma, esperando que sus ojos rojos volvieran a su original negro antes de que pudieran ser percibidos por ella. Si lo veía en ese estado saldría corriendo.

¿Oye tú conejita, te encuentras bien?, ¿Te han hecho daño?. - Julián no podía dejar de pensar en lo que podía haberle ocurrido a la chica si él se demora más tiempo. Tampoco entendía que significaba esa palpitación al estar tan cerca. <<No entiendo que querían esos tipos con esta chica rara>>

Zoe no encontraba las palabras de sus labios, tenía tanto miedo. Ya había visto lo que esta bestia podía hacer y solo se le ocurrió que en su puerta siempre guardaba un b**e pequeño para protección. <<Debí sacarlo cuando pude, si esos tipos no me mataron, seguro que esta bestia si podrá hacerlo. >>

- ¡Te estoy hablando!, ¿acaso estas sorda? ¿qué haces en este lugar, y con esa ropa? ¿Acaso eres una niña chiquita o qué?

- N-no... No estoy herida - De pronto recordando el motivo por el que estaba aquí, comenzó a enfurecer. <<¿Quién se cree este tipo para criticar como voy vestida?, al menos yo estoy limpia y acabada de bañar, él se ve muy sucio y fachoso>> - Estoy bien gracias, y por favor no quiero que te dirijas a mí de esa forma, el cómo me vista es asunto mío, tu no luces mejor que yo. Despeinado, sucio, con ropa de delincuente y ese tatuaje, eres un completo malandro.

- Jajaja, mírate, tienes carácter, me gustan los conejos enojados… ¿no te da miedo que un malandro como yo te castigue por tu actitud y te rompa los huesos?

- No me das miedo, tengo un b**e. <<¡Que está en el carro!, que tonta soy, que miedo…>>

La escena le parecía tan graciosa, no podía entender como una chica tan pequeñita y frágil, a la cual podría matar con un zarpazo podía creer que estaba protegida por traer un ¿Bate?, ¿es en serio?.

Justo en ese momento recordó por qué había salido del bar. Era por ella. La chica que le causaba una extraña punzada en el corazón.

- Dime ¿Quién eres y que haces aquí? - Exigió el

- Eso no te incumbe, malandro.

- Ah pero eres una grosera, responde ahora o no respondo.

- ¿Y tú quién eres?, no quiero que me grites, pídeme una disculpa

- Yo no me voy a disculpar por salvar tu vida, si no fuera por mí esos vampiros te abrían matado.

- ¿Los qué? Los vampiros no existen. <<Este malandro está muy loco, necesito alejarme pronto>>

- ¿Tú qué sabes?, ahora dime, ¿Quién eres?, ¿Cuál es tu linaje?

- No sé de qué diablos hablas, y ya te dije que no me grites, sigo esperando mi disculpa.

Julián se sentía tan impotente por como esta chica le hablaba, ¿que no sentía ningún respeto por él?. Todos le temían, y esta pequeña chica con pijama de conejo le estaba gritando. <<¿Acaso no me tiene miedo?, Quiere que yo le dé una disculpa después de salvarla. ¡Que indignante!>>.

Justo en ese momento él le tomo la mano y una extraña corriente los atravesó tan rápido y fuerte que ella no pudo entender lo que ocurría.

A lo lejos se escuchó una voz familiar.

- Zoe, Zoe estas aquí, viniste por mí. Qué bueno que llegaste, estaba tan espantada. 

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