Macarena se sentía la mujer más afortunada sobre la faz de la tierra, extrañaría a sus padres y su hermano menor Diego, no tenía duda de ello, pero su futuro dependía de ella, miles de veces sus padres se lo habían dicho, los grandes esfuerzos traen grandes recompensas, estudio hasta casi quemar sus ojos, siempre esforzándose por ser la mejor en todo, y lo consiguió, esta hermosa latina de piel bronceada, casi color caramelo, llego a Rusia con una valija y el alma llena de sueños, cuando sus padres supieron que había conseguido ser becada no se sorprendieron, si alguien podía lograr eso era ella, camino segura de sí misma llamando la atención de varias personas, con su metro cincuenta y siete y su cabello chocolate con unas mechas rojas, gritaba adolescente latina por cada poro, destacaba entre tanta gente blanca, alta y de ojos claros, y fue por eso mismo que pronto descubrió que levantaba suspiros y odio por igual, no llevaba ni dos semanas en aquel lugar, pero le pesaba como una e
Cinco años después:Macarena caminaba bajo el manto de la noche, no había estrellas ni luna que guiaran sus pasos, parecía que incluso el cielo se había olvidado de ella, no estaba segura de lo que estaba a punto de hacer, mejor dicho, no quería ni pensarlo, sentía el frio calar sus huesos, pero no era el clima, eran sus nervios.Decir que su jefe era guapo, era un insulto, Mateo Zabet era hermoso, con un aura imponente, mentiría si dijera que nunca lo vio con interés, pero no era solo por ser su jefe, del momento que Macarena consiguió el trabajo de la chica de los recados quedó impresionada, aquel hombre le hacía recordar tanto a Stefano Neizan, el primer hombre que amo, el primero que la lastimo, el padre de su hija, era ridículo que ella encontrara algún parecido entre ellos, su cabello era lacio y el de Stefano ondulado, Mateo tenía una estatura normal para un hombre fornido, mientras Stefano media casi dos metros la última vez que lo vio, pero había algo en el brillo de sus ojos
Meses después— Estaremos bien pequeño, solo dame tiempo a solucionar todo, mamá te cuidara. — Hades jamás había visto a una mujer tan desprotegida como aquella joven, su pecho dolía al ver esa imagen— ¿Sabe del bebé? — la voz de su nuevo amigo la tomó por sorpresa y se giró de inmediato. — El padre… ¿sabe? — aclaro el castaño casi rubio.— No, no me dio tiempo a decirle, él ya tiene a alguien más. — El ángel de la muerte tenía ganas de preguntar quién era y donde estaba, estaba dispuesto a dar sus servicios sin pago alguno. Pero en lugar de eso solo la abrazo, y Macarena se permitió lloran una vez.— Dios, no sé qué me sucede, yo no soy así, soy fuerte, es solo…— Acabas de perder a tus padres y estas embarazada, no es momento de ser fuerte, es tiempo de llorar, sacar todo y seguir adelante. — Hades sabia de eso, si bien sus padres estaban vivos, su hermana menor no lo estaba, Dulce Ángel se había ido dejando un vacío en el corazón de su hermano que creía que jamás llenaría, él me
Cuando Mateo se despojó de su ropa Macarena pudo observar en todo su esplendor a su jefe, y no entendía, porque él hacía algo como eso, estaba segura de que cientos de mujeres morirían y matarían para estar con él, ¿por qué debía aprovecharse de su necesidad? salió de sus cavilaciones cuando Mateo le quito de forma lenta y suave la falda que en ese momento se encontraba toda arrugada en su cadera y le quito los zapatos, ahora si ambos estaban desnudos.— ¿En qué piensas? — dijo de manera ronca mientras volvía a recostarla, como si de una muñeca se tratara.— ¿Por qué yo? — indago de forma agitada ya que Mateo ingreso dos dedos en su vagina.— Con el tiempo lo sabrás. — respondió quitando sus dedos y colocándose entre sus piernas.Tomo sus labios una vez más, pero ya la paciencia y dulzura no estaban, ¿cómo podía ser que ella no se diera cuenta que la amaba? la penetro de una estocada rápida y fuerte y ella reacciono.—¡Espera! — trato de detenerlo llena de miedo.— ¿Qué? — el enfado
Hades había regresado a Nueva York, era su deber estar con su familia en este momento, su padre fue un famoso asesino conocido como el ángel de la muerte y su madre como la susurradora, jamás en la historia existió una pareja tan letal como ellos, y Hades era su único heredero, la primera vez que mato y cuando adopto el apodo de su padre fue para defender a Rosita, este joven apenas tenía 18 años cuando mato por primera vez y aprendió que siempre que el muerto fuera culpable, su conciencia estaba tranquila, pero ahora no se sentía bien, su último trabajo salió mal, acabar con un conocido narcotraficante parecía tarea fácil, sin embargo hubo un daño colateral, dos inocentes en la línea de fuego y Hades Ángel con 28 años al fin supo lo que era sentir culpa, el encontrar a Macarena ese día en el aeropuerto fue lo mismo que encontrar un faro en medio de una tormenta, al principio la vio como lo que era, una joven sola, embarazada y con una gran responsabilidad sobre sus hombros, pero ahor
Macarena ingreso al hospital central, estaba agotada, hacia tres años que no tenía sexo y menos en una situación como la que acaba de tener con su jefe, y fue en ese momento donde sus pies detuvieron la marcha.— Tuve sexo con Mateo Zabet. — susurro, solo para ver si el hecho de escucharse ella misma decirlo en voz alta, le diera más veracidad a lo que acababa de hacer.— Maca. — Diego la llamo desde el otro extremo del pasillo y solo le basto con ver el rostro de su hermano para que sus pies comenzaran a moverse, aún más rápido de lo que había ingresado al hospital y haciendo desaparecer en un segundo cualquier fatiga de su cuerpo.— ¿Qué paso? ¿Por qué tienes esa cara? ¿Algo le sucedió a Alma? — las palabras fueron dichas a una velocidad inigualables, la desesperación recorría su cuerpo y una vez más sentía que caería, ya no sabía de donde sacaba fuerzas, ni ella comprendía como podía seguir de pie, no era solo por el sexo, ni el esfuerzo de ir de un lado para el otro en la enorme e
Valentina Constantini se había convertido en la mejor amiga de Hades, algo raro teniendo en cuenta que el hombre estaba próximo a cumplir 30 años y la joven solo tenía la mitad de su edad, aun así, en esa adolescente el mayor encontró la paz, que necesitaba, o eso creyó.— ¿Qué mierda es eso? — dijo sin poder creer lo que la joven llevaba en su mano.— Mi regalo, directo de China, mi abuelito consiguió que el tigre blanco me regalara una de sus mascotas, ¿no es linda?— Es un maldito tigre Tina.— Lo sé, aunque debes ver la boa constructora que la emperatriz le dio a Donato, aunque nada se compara a mi Alma. — el corazón de Hades sufrió una sacudida al escuchar ese nombre.— ¿Qué? ¿Cómo lo llamaste?— La, es una niña y le puse Alma. — la pequeña sabia jugar bien sus cartas, a lo largo de los años, capa a capa fue descubriendo la mente del asesino y con ella su corazón, sabia por boca de este que Alma era uno de los nombres que su hermana, la difunta Dulce, había escogido para ponerle
Hades estaba en su cuarto, ese mismo que usaba como base de operaciones, dos años sin verla, dos años pensando en ella y en lo que pudo ser y no fue. Como cada noche tomo la foto de la latina que amaba, paso su mano por ella, deseando que se materializara en aquella habitación, a su lado, pero nada sucedió, poco a poco sus ojos se cerraron, su respiración disminuyó, al igual que los latidos de su corazón, piensa en ella, se dijo entre la conciencia y el mundo que Morfeo manejaba, hizo lo que pudo, para recordarla, para sentirla una vez más, para soñarla.— Hades, ¿A dónde iremos? — su voz sonaba agitada y no era para menos, estaba asustada.— Tomaremos un vuelo a Nuevo México, Ciudad Juárez ya no es segura para nosotros.— No podemos irnos de aquí, mis padres están enterrados en este lugar, nuestra vida… — Diego al fin hablo, no lo había hecho desde que vio el cuerpo de Ezequiel tendido en el patio trasero de su hogar.— ¿De qué vida hablas Diego? ¿Qué vida cree que te quede cuand