Valentina acababa de mostrarle su tigre a Stefano, el cual le había suplicado que lo mantuviera lejos de él, si fuera por el rubio hubiera salido corriendo de la habitación, pero aún se estaba recuperando del disparo que una semana atrás le habían dado en aquella pelea clandestina y de lo cual todos sabían solo que Stefano había perdido el control, como hacía años no le sucedía. Ahora la futura reina de Chicago se encontraba en uno de los sofás de la gran mansión de los Zabet- Ángel, formando parte de algo trascendental, Hades al fin hablaría con la verdad, luego de años de orbitar a su alrededor, el afamado asesino, al fin hablaría con claridad. — Me enamore de Macarena, ¿y como no hacerlo? — pregunto el rubio y Tina pudo ver el brillo único de sus ojos, amor, eso trasmitía. — Ella es única, realmente única, es dulce, pero fuerte, es tímida, pero valiente, no le gusta la violencia, pero si te tiene que romper la cara lo hará sin dudarlo. — sonreía, Hades sonreía ante el solo recuerdo
— No estoy de acuerdo contigo. — dijo la joven colocándose de pie y viéndolo desde su altura, ya que Mateo aún estaba sentado debajo del árbol.— Y eso está muy mal, solo si haces lo que te digo, tendrán una oportunidad de ganar. — informo con autosuficiencia, deleitándose con la hermosa vista de las piernas de la joven.— Eres un hijo de puta, egocéntrico y narcisista. — rebatió riendo y Mateo trato de recordar que esa mujer venia de un país donde cada dos palabras insultaban a la madre, cuando se comunicaban con “amigos o personas de mucha confianza” eran como cumplidos, era algo arraigado que Eli tenía y él odiaba.— Cuida tu boca morena. — advirtió mientras se ponía de pie.— ¿Y si no quiero? Dime Teo, ¿Qué harás para que la cierre? — y esa era la segunda cosa que enloquecía al joven Zabet, su compañera y única amiga verdadera siempre encontraba la forma de decir las cosas con doble sentido, aunque esto en lugar de molestarlo, lo calentaba, estaba comenzando a sentir cosas por ell
Macarena se mantuvo en silencio todo el viaje, no era un silencio cómodo, claro que no teniendo a su jefe a un lado, quien solo segundos antes había devorado sus labios, hasta dejarla sin aliento, sin embargo, ahora estaba con la vista fija en la carretera, eso estaba bien, se dijo la latina, aunque debía admitir que ese hombre le daba miedo, y no comprendía porqué, quizás era por sus ojos, tan iguales a los de Hades, pero en ellos no encontraba brillo alguno, los ojos de Mateo a pesar de ser celeste cielo, guardaba una oscuridad que la hacía temblar.— La habitación de siempre. — dijo a la recepcionista del lujoso hotel y a Maca las tripas se le revolvieron, se preguntó a cuantas había llevado allí.— ¿Que te sucede? estas demasiado silenciosa. — no le gustaba eso, aunque debía reconocer que no la había escuchado hablar mucho en los pocos encuentros que tuvieron.— ¿Estas limpio? — pregunto en un susurro y Mateo levanto una ceja en su dirección.— ¿Huelo mal? — pregunto confundido, h
Macarena deseaba quedarse un poco más en esa bella tranquilidad que solo los brazos de su hija le proporcionaba, pero debía hacer algo y de forma urgente, fue por ello que luego de desayunar y dejarle una nota a Diego, marcho rumbo a la farmacia, no sabía cómo sentirse luego de leer aquel contrato, si antes creyó que pasar tiempo con Mateo podía ser llevadero, ahora descubría que eso era imposible, ese hombre era un maldito idiota machista y… lo odiaba, si algún día pudiera matar a alguien y continuar su vida como si nada, ese sería Mateo Zabet.— Buen día. — dijo la empleada y Maca hizo el amago de una sonrisa.— Buenos días, yo… necesito la píldora de emergencia. — susurro como si le estuviera solicitando cocaína a la joven frente a ella.— Claro.Nunca había pasado por una situación como esa, siempre había pensado que el sexo era cosa de dos, dos personas disfrutando, pero también cuidándose, aun se preguntaba cómo fue que el preservativo fallo con Stefano, y con Hades… no podía cu
Para la pequeña mente de Alma, su papi acababa de encontrar el camino a casa, estaba eufórica, y Diego trataba de calmar la situación, no era bueno para su corazón alterarse de esa forma, por lo menos por ahora, pero no importaba cuanto tratara Diego de tranquilizar a la pequeña, esta parecía no escuchar a nadie, hasta que Hades al fin hablo.—Estoy aquí mi Ángel, papá regreso y no se marchará nunca más, pero debes tranquilizarte, aun estas débil por la operación. — susurro conteniendo las lágrimas, aunque más de una salió de sus ojos.— ¿Sabes de mi operación? — indago sorprendida. — ¿La paloma mensajera con la que me enviaste la carta te llevo la que mami escribió para ti?— Claro que sí, fue por eso por lo que pude regresar, me asusté mucho, fui al hospital y el doctor Flores me explico todo. — relato el afamado asesino al tiempo que acariciaba el bello rostro de su hija, no podía creer lo mucho que había crecido y lo melodioso de su voz, era un verdadero ángel, no había duda de el
Mateo estaba en la suite más grande que poseía el hotel de Stefano, hacia poco que aquel edificio había abierto sus puertas, y aunque el lugar era de lo más moderno, cómodo y amplio, el de ojos celestes no pudo evitar sentir pena por su hermano.— ¿Y bien? ¿Qué te parece? — indago Stefano con ojos brillantes y Mateo una vez más sintió el peso de decidir si mentir o decir la verdad.— Es una buena suite… pero no es un hogar. — se maldijo al ver como poco a poco la sonrisa de Stefano se desvanecía.— Pero coloque la foto familiar y… mira. — dijo apuntando unos trozos de papel enmarcado en la pared, que formaban un corazón. — Mande a hacer un cuadro con los dibujos de Horus, Estefanía, Alejandra y Lukyan. — necesitaba la aprobación de una de sus mitades, y Mateo era el que más cerca estaba, o eso creía, claro que trataría de convencerlo.— Eso lo único que provoca es que mis ojos duelan, no se puede considerar ni siquiera como arte abstracto… lo siento, pero sabes como soy. — Stefano sus
Hades había pasado los últimos 3 años agonizando, viviendo por inercia, encerrado en la mansión Zabet y a pesar de que convivía con sus tíos y padres, además de que sus primos frecuentaban la morada, solo interactuaba con Valentina Constantini, la joven que iba a menudo a la mansión con la excusa de jugar con su pequeño sobrino Horus, porque si, no importaba que ante la ley Horus fuera reconocido como un Bach, la verdad era que Horus era lo único que su hermana había dejado en esta vida, un pequeño niño de mirada dulce y alma aventurera, aun así, desde que Hades había dejado a Macarena, nunca más pudo relacionarse con su familia, se sentía ajeno a esa felicidad de la que muchos disfrutaban, tanto así, que a pesar de saber que sus primos tenían diversas compañías, desconocía cuales eran e inclusive sus firmas, esa fue la razón por la que Mateo Zabet viviría un día más, eso, y que solo era una página del contrato de Macarena con Mateo lo que Hades tenía entre sus manos, la página esta
Ámbar mordía su labio inferior con fuerza, el gusto a hierro de la sangre no la detuvo en aquella acción, ¿y como no hacerlo? Si lo que más queria era preguntarle a la morena que estaba frente a ella, como era que conocía a su primo, pero claro que no podía, Valentina les había advertido lo justo y necesario la noche anterior antes de desaparecer.— No me pregunten, no diré nada, soy una Constantini, yo no traiciono y tu mejor que nadie debe saberlo Donato. — declaro con voz grave viendo mal a su mellizo. — Solo… mantengan la distancia de Macarena, o Hades los matara.— No puedes pedirme eso pequeña bruja, él es mi primo, no puede ocultarnos algo como esto, ¡Dios! tiene una hija, mis tíos son abuelos una vez más, y Hades nos debe una buena explicación…— Por eso mismo Ámbar, deja de ser tan tú un segundo, piensa en cómo ha sufrido Hades todos estos años, une puntos reina del drama y deja que sea él quien explique todo a su debido tiempo. — y esa fue su palabra final.Y así fue, Ámbar